Esto fue lo que confesó Don Juan Carlos a las asociaciones de víctimas del 11-M que acudieron a Zarzuela en el sexto aniversario de la matanza.
El pasado 11 de marzo, coincidiendo con el sexto aniversario de la matanza de Madrid, el Rey recibió en el Palacio de la Zarzuela a los representantes de las tres asociaciones que agrupan a víctimas de los atentados de Madrid: la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo y la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
Las víctimas del 11-M aprovecharon la reunión para exponer a don Juan Carlos sus puntos de vista y sus quejas. Los representantes de alguna de las asociaciones expresaron su decepción por la labor de la fiscal del caso, Olga Sánchez; del juez instructor, Juan Del Olmo y, sobre todo, del presidente del tribunal encargado de juzgar los hechos, Javier Gómez Bermúdez.
De este último, comentaron la sorpresa que les supuso su repentina transformación en mitad del juicio: si durante la primera parte del mismo pareció que el juez Gómez Bermúdez estaba verdaderamente interesado en averiguar la verdad de lo sucedido e incluso acorraló con sus preguntas a alguno de los mandos policiales, de repente aquello cambió en la semana anterior a las vacaciones de Semana Santa.
A partir de entonces, y sin que nadie entendiera qué había sucedido, todo se volvió un intento por consolidar a toda costa la versión oficial. El Rey les contestó que alguna explicación tenía que haber para ese cambio de conducta.
Los representantes de las víctimas enumeraron algunas propuestas concretas, como la petición de que se impulsen las gestiones internacionales para que el terrorismo sea considerado crimen contra la humanidad, lo que impediría la prescripción de los delitos terroristas. El Rey se mostró enormemente interesado en aquellas solicitudes.
Fue, en definitiva, un encuentro muy cordial y afectuoso. Además de muy largo: casi una hora permanecieron conversando con el Rey los representantes de las víctimas. Se le notaba al monarca relajado y con ganas de hablar. Comentó a sus interlocutores que toda su familia estaba de viaje y les dejó bien patente que agradecía su compañía en un día como aquel.
El momento más sorprendente se vivió cuando algunos de los presentes manifestaron sus dudas acerca de la posibilidad de que el 11-M hubiera sido un crimen de estado y le dijeron a don Juan Carlos que lo que querían, en definitiva, era conocer toda la verdad acerca de aquellos atentados que continúan sin esclarecerse.
En ese momento, el Rey, ni corto ni perezoso, les contestó: "Pues lo lleváis crudo. ¡A mí todavía me ocultan cosas del 23-F!".
Las víctimas presentes en la reunión no daban crédito a lo que acababan de oír. Finalizada la reunión, y ya después de despedirse del monarca, uno de los ayudantes del Rey se acercó para tomar nota detallada, a petición de don Juan Carlos, de las solicitudes concretas que las víctimas habían expresado de forma verbal a lo largo de la reunión.
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