miércoles, 28 de diciembre de 2011

Blanco olvidó aplicarse todo lo que exigió y prometió por cuenta de Gürtel.


Ahora, con Campeón, la amnesia se ha apoderado de él.
El Supremo abre un proceso penal contra Blanco por su papel en "Campeón".
"Porque la sociedad se lo reclama. No puede pasar ni un minuto más, cada minuto que tarda -en dar explicaciones- es tarde". Esta frase, pronunciada en octubre de 2009 por el entonces ex ministro de Fomento, José Blanco, y dirigida a Mariano Rajoy en referencia al caso Gürtel, bien podría haber sido lanzada en los últimos tiempos al ahora diputado de PSOE por Lugo. Desde que saliese a la luz pública el escándalo de su presunta implicación en la Operación Campeón, por el que ni dimitió, ni dio explicaciones y con el que concurrió en las listas socialistas a las pasadas elecciones del 20N, si por algo ha sido sentenciado, hasta el momento, es por el lastre de sus palabras.
Y es que Blanco, que en primera persona y a través de sus compañeros de partido se ha quejado en varias ocasiones de no respetarse la presunción de inocencia con él, parece haber olvidado que fue el primero en saltarse esta premisa con el PP, concretamente con el ex presidente de le Generalidad Valenciana Francisco Camps, a propósito de la trama Gürtel. A Camps, precisamente, le desacreditaba cada vez que hablaba porque -irónicamente- "lo dice él, que es un ejemplo de honradez, de buena persona y de buena gestión".

Desde 2006, además, se erigió en defensor de la transparencia socialista anunciando a bombo y platillo que el PSOE excluiría de sus candidaturas a cualquier persona "cuya conducta pública plantee alguna duda". Ese mismo año, había pedido a Rajoy que  "empezase a actuar contra los miembros del PP sospechosos de estar relacionados con casos de corrupción".
Este anuncio se repetiría a principios de 2011, concretamente en febrero, cuando aseguró que "todos aquellos que estén imputados por corrupción y enriquecimiento no entrarán en la lista".
Si bien no está aún imputado, algo que sólo podía hacer como aforado que es el Tribunal Supremo que este miércoles ha anunciado que iniciaba la investigación por un presunto delito de tráfico de influencias, no eran pocas las dudas que planeaban sobre él en las semanas previas a las elecciones generales. Aún así, no sólo el PSOE lo mantuvo en las listas -con el único paso atrás por parte de Blanco de abandonar la primera línea política-, sino que defendió como un "caso electoral" las filtraciones sobre las sospechosas gestiones del ministro.

Más recientes fueron otras palabras que le dejarían en evidencia tan sólo tres meses después de pronunciarlas. El pasado mes de julio, a raíz de la dimisión -y comparecencia para anunciarla- de Camps como presidente de la Generalidad valenciana, Blanco tildó de "insólito" que Rajoy, "ante un asunto grave" emitiese sólo "un comunicado". "No quiero pensar que pueda ser presidente del Gobierno y, ante una situación difícil de España, se limite a emitir un comunicado" añadió entonces.

El 4 de octubre de 2011, se conocía la declaración filtrada del empresario gallego Jorge Dorribo, principal imputado en la Operación Campeón sobre una trama corrupta de ayudas, ante la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Lugo, Estela San José. En ella señalaba a Blanco como el receptor de una jugosa cantidad de dinero a cambio de, entre otras cosas, gestionar para una de sus empresas unas subvenciones.
Blanco, avisado de antemano de la información comprometida que se publicaría ese día, envió un comunicado para desmentir "las acusaciones de las que se hace eco el diario El Mundo en su edición de hoy" son "total y absolutamente falsas". Mismo medio utilizaría 24 horas después para anunciar medidas legales -que nunca llegaron- contra Dorribo tras destaparse la famosa reunión en una gasolinera. Tuvieron que transcurrir dos días y dos comunicados para que, sus obligaciones ministeriales, le empujasen a comparecer ante los micrófonos.
Como acuñaría Soraya Sáenz de Santamaría, Blanco se ha convertido en víctima de la "pena del telediario".
La primera reacción de los socialistas este miércoles tras conocerse la decisión del Supremo continuó en la línea adoptada por el partido desde que saltase el escándalo. Para el PSOE, la investigación abierta daba la oportunidad a Blanco de defenderse.
En el mismo sentido, el propio Blanco se manifestaba horas más tarde. El ex ministro de Zapatero mostró su "respeto" al trabajo de la Justicia y señaló que tiene la seguridad de que la investigación judicial va a clarificar "las falsas acusaciones" contra él y se va a esclarecer la verdad.
El Semanal Digital.

Pensando en voz alta


*.- Prometer sin límites solo puede hacerlo quien no piensa cumplir sus promesas.
*.- Creerse las propias mentiras y hacerse trampas en el solitario.
*.- No me digas lo que eres, déjame ver lo que haces.
*.- Es mas difícil defenderse de un tonto que de un listo.
*.- Para advertir que va a salir el sol mañana no hacen falta profetas.
*.- ¿Complejo de inferioridad o inferioridad sin complejos?
*.- Si el pensamiento corrompe el lenguaje, también el lenguaje puede corromper el pensamiento.
*.- Donde no hay normas ni autoridad manda la banda y en la banda suelen mandar los más brutos o los que más gritan. 

lunes, 26 de diciembre de 2011

Zapatero: "En ocho años he aprendido a querer profundamente a España"


Dice que siempre "la defenderá".
El expresidente del Gobierno hace balance de lo aprendido tras "estar ocho años al frente de los destinos de la nación".
El expresidente del Gobierno ha concedido su primera entrevista tras dejar el cargo, y ha sido al Diario de León.
En ella, hace gala de un buenismo muy reseñable, y evita entrar en la guerra abierta en el PSOE con la publicación de manifiestos contrarios.
Zapatero trata de zafarse de la polémica echando mano del ‘talante’ y presenta la situación de su partido de una forma tan idílica como irreal, diciendo que no detecta "deslealtad" en el manifiesto "chaconista", que firmaron quienes habían integrado también el gobierno. "Si hay algo que he tenido como presidente del Gobierno es un apoyo incondicional de mi partido y una lealtad ejemplar de mis compañeros. Y las he tenido en decisiones muy difíciles", asegura.

Por lo tanto, la guerra de manifiestos le parece un paso lógico en las actuales circunstancias: "Ahora tenemos un congreso y es normal que antes haya un debate y lo va a haber durante este mes. Pero siempre los congresos le salen bien al PSOE". El expresidente niega que haya impulsado el ‘Yo estuve allí’ e insiste en que "si tengo algo es un enorme agradecimiento a los compañeros de mi partido".
Además, anticipa que permanecerá "neutral" en el proceso de elección de nuevo líder: "Ni siquiera voy a apuntar lo que pudiera pensar que sería más conveniente. Quiero ser extraordinariamente escrupuloso con el debate de los compañeros y, por supuesto, con lo que vayan a elegir".
Auque el entrevistador le hace notar que antiguos socialistas como Felipe González y Alfonso Guerra sí que se involucraron en anteriores dinámicas congresuales, Zapatero sigue en sus trece. "Mi convicción es que como secretario general y ex presidente del Gobierno debo mantener el máximo respeto, porque del futuro tiene que hablar quien va a escribir el futuro", insiste.
Zapatero utiliza la guerra socialista para marcarse objetivos como expresidente, y dice que su "primera responsabilidad será siempre defender a España, hablar bien de España". Además, hace balance y asegura que "Eso es lo que uno aprende ocho años después de estar al frente de los destinos de la nación, a querer más a tu país, a querer profundamente a España y, por tanto, ayudar humildemente en todo lo que se pueda a este país, gobierne quien gobierne".

ZAPATERO CONCEDE A DIARIO DE LEÓN LA PRIMERA ENTREVISTA TRAS DEJAR EL GOBIERNO
«Voy a ser neutral en el congreso de mi partido»
Llegó a León a pasar la Nochebuena y la Navidad con su familia y lo ha hecho con «normalidad». La misma normalidad con la que el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, vivió su último día en el Congreso de los Diputados y su salida de La Moncloa el pasado martes. En la primera entrevista que concede a un medio de comunicación tras abandonar el Gobierno, Zapatero deja claro que no ha cambiado y asegura que no es él quien debe valorar cuál ha sido su gestión en estos años. Eso sí, insiste en que es necesario dejar que «el paso del tiempo lo evalúe» porque se necesita «perspectiva» para ver lo que se ha hecho.
* «A Rajoy le deseo lo mejor»
p. lago/r. blanco/l. urdiales/ f. ramos | león 26/12/2011


—¿Cómo se vive el tiempo el día después de salir de La Moncloa?
—Lo más notable es la tranquilidad que uno recupera después de una situación en la que te acostumbras a estar siempre alerta. Esa es la primera toma de contacto que he tenido con mi condición de ex presidente desde el martes pasado.

—¿Qué le pasó por la cabeza al abandonar el martes el Congreso de los Diputados después de veinte años?.
—Me lo preguntaron. Normalidad. Lo tenía muy asumido y la democracia es eso. He cumplido una etapa y ahora empezará otra etapa para otras personas, para otros dirigentes del partido, para en este caso un gobierno distinto. Normalidad. Para mí el Congreso está lleno de buenos recuerdos, pero no tuve una sensación de nostalgia especial.

—¿Hay alguna decisión de la que se sienta especialmente orgulloso en estos casi ocho años de gobierno. Aquella que dice la hice y volvería a repetirla?.
—He dicho en estos últimos días que el balance y el análisis de lo que han sido estos siete años y medio necesita perspectiva. Y perspectiva en un doble sentido. Una, en un poco de tiempo y dos, que sean los demás los que evalúen mi etapa de gobierno. Uno mismo siempre es subjetivo al evaluar su acción. Me pide que identifique una decisión. Si tengo en cuenta el grado de reconocimiento y de agradecimiento recibidos, pienso en la Ley de Matrimonio Homosexual. Es difícil que no pase una semana sin que alguien me lo recuerde, me lo agradezca... Sí, es una de las decisiones que parece haber dejado huella. Tambien he recibido muestras de reconocimiento de los ciudadanos por la Ley de Dependencia. Aunque yo ahora tengo muy presente todo lo que hemos hecho en los últimos tiempos para preservar la autonomia y la solvencia de nuestro país. 

—¿Y al lado contrario. De las que ahora mismo señalaría, así a bote pronto, sin reflexión y sin nada, como la peor?.
—Es evidente. Las decisiones de ajuste que tuve que tomar en mayo del 2010 han sido las más difíciles para mí y para que fueran entendidas.

—¿Es cierto que sintió usted la crítica de aquellos que decían que con estas decisiones de recorte renunciaba a los principios que le llevaron a ganar en las urnas?.
—Por supuesto que las escuché y las evaluaba. Pero desde la experiencia de Gobierno uno sabe que afronta situaciones difíciles y tiene que decidir. Y si eres un gobernante responsable decides lo que piensas que es el interés general para tu país.

—La crisis económica mundial y, por tanto, también en España ha sido su etapa más dura. Al hilo de la controversia que se ha montado en su partido, ¿las decisiones se tomaron tarde, no se quiso reconocer? ¿Qué fue lo que ocurrió?.
—No. Dejemos tiempo para que eso se evalúe. Insisto, en una tarea de gobierno que tiene una enorme densidad y en una etapa tan intensa, no sólo difícil, sino tan intensa como la que hemos vivido, la evaluación necesita perspectiva. Por supuesto, en mi partido y ante la sociedad española.

—Pero convendrá que los mensajes del primer momento y el resultado final han sido un tanto contradictorios. Se pasó, por ejemplo, de decir que nuestro sistema financiero era el mejor del mundo a estar inmersos en una reestructuración de toda la banca para que pueda ser solvente. ¿Qué ha cambiado de ese mensaje inicial de somos los mejores al escenario actual?.
—Hay escenarios que a veces cuesta explicarlos y reexplicarlos, pero nuestro sistema financiero en comparación con los sistemas financieros que sufrieron el shock del 2008, con la caída de Lehman Brothers, ha necesitado menos ayudas que la inmensa mayoría de los sistemas financieros de los demás países desarrollados. No ha habido ningún banco, ni mediano ni grande, que haya tenido problemas de solvencia; sí los ha habido en la mayoría de los países europeos y sí los ha habido en la principal potencia del mundo, que es Estados Unidos. Y hasta ahora, y confío que así siga en el futuro, toda la reestructuración del sistema financiero no se está haciendo con cargo a los impuestos de los ciudadanos; no ha costado dinero público. Sé que esto, aunque lo digamos una y otra vez, es difícil de reconocerse y de asumirse, pero es así. Por tanto, nuestro sistema financiero, lo que es la parte de banca ha aguantado muy bien y las cajas de ahorro sufren una reestructuración obligada y necesaria, pero que al conjunto del erario público no le va a costar dinero. Esto es muy importante. Por tanto, digamos que en términos comparativos el proceso ha sido razonable.

—Hay quien ha interpretado que tras el mensaje del grupo que apoyó a Chacón, ‘Mucho PSOE por hacer’, hay un exceso verbal y un exceso de deslealtad por parte de quienes han participado con usted en este gobierno y en estas decisiones.
—No. Si hay algo que he tenido como presidente del Gobierno es un apoyo incondicional de mi partido y una lealtad ejemplar de mis compañeros. Y las he tenido en decisiones muy difíciles. Eso para mí marca el carácter de un partido como el PSOE, que es ante todo un partido de gobierno y de responsabilidad. Ahora tenemos un congreso y es normal que antes haya un debate y lo va a haber durante este mes. Pero siempre los congresos le salen bien al PSOE. Dejemos que fluyan las energías, las posiciones y, por supuesto, la autocrítica.

—Es decir, ¿no le ha molestado el ‘Mucho PSOE por hacer’ ni ha impulsado usted el ‘Yo estuve allí’?.
—No, no. Impulsar nada, desde luego. No, entiendo que es el proceso lógico del debate precongresual, donde hay que elegir una nueva dirección y hay que fijar los contenidos básicos de un proyecto. Insisto, si tengo algo es un enorme agradecimiento a los compañeros de mi partido.

—Habla usted de su partido y dice que le salen bien los congresos, pero Rubalcaba, Chacón o otra nueva vía como fue la suya en el 2000, ¿qué necesita su partido ahora para que el congreso le salga bien?.
—No. Ya he explicado que voy a ser absolutamente neutral y ni siquiera voy a apuntar lo que pudiera pensar que sería más conveniente. Quiero ser extraordinariamente escrupuloso con el debate de los compañeros y, por supuesto, con lo que vayan a elegir.

—Hombre, eso contrasta con la postura que mantienen siempre Felipe González y Alfonso Guerra. Ellos sí que se involucran en el proceso congresual de su partido y son más pasado que usted.
—Bueno, se involucran… Yo viví la posición de Felipe González en el 35 congreso, en el que salí elegido secretario general, y fue neutral. Otra cosa es que todo el mundo quiera hablar con él y que sea referente. Bueno, son cosas distintas. Nuestro partido es un partido de militantes conscientes y libres que van a votar lo que piensen que es mejor para este momento y para el futuro del PSOE. Mi convicción es que como secretario general y ex presidente del Gobierno debo mantener el máximo respeto, porque del futuro tiene que hablar quien va a escribir el futuro. Así es como yo concibo la política. Mi tarea es la de apoyar a quien resulte elegido, igual que como ex presidente del Gobierno mi primera responsabilidad será siempre defender a España, hablar bien de España. Eso es lo que uno aprende ocho años después de estar al frente de los destinos de la nación, a querer más a tu país, a querer profundamente a España y, por tanto, ayudar humildemente en todo lo que se pueda a este país, gobierne quien gobierne.

—El traspaso de poderes ha sido ejemplar, como han reconocido tanto usted como Rajoy, que ha dicho incluso que le gustaría contar con usted y pedirle consejo. ¿Qué le parece el Gobierno que ha formado Rajoy?.
—Le deseo suerte, de verdad. Deseo que todas las cosas salgan bien y no voy a juzgar al Gobierno. Creo que no es tarea del ex presidente del Gobierno, simplemente será la tarea de quien tenga que liderar la oposición. Y voy a ser disciplinadísimo en esta posición. Me parece que eso es bueno para la democracia, bueno para quien le toque la tarea de ser líder de la oposición, bueno para el Gobierno, para las instituciones y, también, porque es lo que me sale de dentro. Después de haber sido ocho años presidente del Gobierno y saber las dificultades que enfrenta esa tarea, lo último que haría es dar publicamente consejos o críticar a quien ahora le toca asumir esa función. Lo único que le deseo es mucha suerte.

—¿Y usted que lo ha entendido tan bien, por qué cree que sus predecesores no lo han entendido así de bien?.
—Yo no evalúo a los demás ex presidentes. Les tengo respeto, porque han sido votados por los ciudadanos y es un grandísimo honor. Yo voy a tratar de ser consecuente con mis convicciones, acerca de la función de presidente del Gobierno y de ex presidente del Gobierno que ahora me toca ejercer. Igual que he intentado hacer un traspaso de poderes que pudiera resultar útil para el Gobierno y creo que ha resultado útil. Hemos puesto a disposición del nuevo Gobierno toda la información, hemos contribuido a que tuviera un arranque con las mejores condiciones posibles, porque eso es bueno para España y porque eso es lo que se aprende en Moncloa: que tienes que hacer todo lo posible para que las cosas sean buenas para España.

—¿Cuál debe ser el papel del Consejo de Estado?.
—Está fijado en la Ley. Como miembro del Consejo de Estado participo en la función ordinaria, que es informar sobre los proyectos de Ley del Gobierno y también podré recibir algún encargo individualizado sobre alguna cuestión concreta. Será una tarea que haré con mucha ilusión, porque me parece un sitio en el que se puede ser útil, con toda la información que has acopiado en tu condición de presidente del Gobierno.

—¿Cuándo cree que se va a empezar a salir de la crisis?.
—Bueno, todas las previsiones, que son previsiones y todas hay que ponerlas siempre con un margen de cautela, apuntan a que 2012 será un año con dificultades todavía serias, pero que en 2013 podríamos empezar a tener síntomas de recuperación y, por tanto, de generar más confianza a la ciudadanía que es un factor fundamental para superar esta durísima crisis.

—¿Centrar toda la política económica en reducir el déficit no está haciendo olvidar las decisiones del día a día, aquellas que afectan más directamente al ciudadano? ¿No se está centrando todo en el déficit público y olvidándose de aquellos que más sufren la crisis?.
—Sabemos que la reducción del déficit afecta al potencial de crecimiento, porque el consumo público se reduce y eso reduce la demanda interna. Pero la reducción del déficit es una condición indispensable, repito, in-dis-pen-sa-ble, porque es el termómetro de nuestra capacidad de financiación y sin ella, sin una mínima confianza de los mercados, no podemos pensar en salir de la crisis. Es verdad que el crecimiento es fundamental y necesita estímulos, que no pueden ser fiscales, que tienen que ser reformas estructurales como las que se han venido haciendo y hay que completar y, sobre todo, un contexto internacional que favorezca el crecimiento. La economía está cada vez más globalizada y estamos viendo que en la medida en que el comercio internacional se frena, se frena el crecimiento de los países desarrollados; en la medida en que las expectativas del comercio mundial se incrementan, se incrementan también las de los países europeos. Hay condicionamientos globales, que tienen mucho que ver con la evolución de los países emergentes y, por supuesto, con cómo vaya la economía estadounidense... pero insisto reducir el déficit es una condición indispensable, necesarísima, aunque no suficiente, porque tiene que haber también un motor para el crecimiento y la confianza en la inversión.

—¿Cree que este mal año que aún queda de crisis va a poner en riesgo las políticas del Estado del Bienestar?.
—Las básicas no. Mi opinión es que las básicas no. Los fundamentos decisivos que tienen que ver con la sanidad universal, la educación pública y gratuita hasta los 16 años, con el sistema de pensiones, ahora con la ley de dependencia, creo que los podremos preservar. Y prueba de ello es que en esta etapa lo hemos preservado y que para el año que viene lo podemos seguir preservando y que toda la reforma que se está haciendo en la economía española en busca de ganar competitividad y restar deuda a la sociedad española, ahora no se aprecia lo suficiente, pero hará que en el horizonte sostengamos los pilares básicos del Estado de Bienestar. Mi opinión es que vamos a tener problemas en el ritmo de crecimiento de inversión en infraestructuras, que ha sido impresionante en los últimos ocho años, el mantenimiento de las infraestructuras, que es un alto coste para las administraciones públicas. Todo el proceso de racionalización de las administraciones públicas planteará debates no fáciles, pero interpreto que es necesario entrar en ese terreno.

—¿Qué le parece la reducción de los ministerios de Rajoy a trece y la separación de Economía y Hacienda?.
—Respeto absoluto. El presidente del Gobierno, que tiene las facultades constitucionales para tomar ese tipo de decisiones, tiene que tener su proyecto y su equipo. Lo mismo que yo conté con los ministerios que entendí convenientes en cada momento. La administración general del Estado, lo que es el Gobierno de la nación, tiene un funcionamiento serio, muy serio, es una administración muy racionalizada, con altos funcionarios de enorme capacidad, como he podido comprobar y quizá no está en la administración general del Estado donde se tengan que producir los cambios más importantes, sino en otras administraciones: comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones.

—¿Le resultó especialmente ingrata la dura derrota de León sobre todo después del esfuerzo inversor de su gobierno y de usted y del empeño especial que puso en el desarrollo de esta ciudad y de esta provincia?.
—No, no. Ya saben que tengo un grandísimo respeto a la voluntad democrática y a la voluntad democrática de los leoneses. Siempre he tenido una sensación muy reconfortante de apoyo de mis paisanos. De hecho, las dos veces que fui candidato ganamos ampliamente las elecciones en León y siempre que me encuentro con alguien de León me traslada una sensación de aprecio. Hoy mismo —por ayer— la gente que me he encontrado por la calle me ha transmitido su cariño y reconocimiento. Unas elecciones son unas elecciones. Pero el esfuerzo que he procurado hacer en León está ahí y cuando tengamos el clima económico más proclive creo que dará todos sus frutos para el despegue y el desarrollo de León. Una provincia que tiene sus dificultades porque los sectores clásicos han ido en declive y no es fácil convertir una tierra como León de la noche a la mañana en una potencia industrial, por los muchos factores geográficos e históricos que lo condicionan, pero tenemos que convertirla en una gran potencia y referencia del turismo cultural y de atracción de congresos científicos y una punta de lanza tambien en energías renovables, todo lo que supone el proyecto de la Ciudad de la Energía en El Bierzo. Esos son los dos grandes polos: el Bierzo, industria moderna y avanzada; y León, una capitalidad natural que aglutine las posibilidades de desarrollo a partir de los activos culturales. El auditorio y el Musac son dos grandes referencias con conocimiento en España y fuera de España. Eso se debe completar con el Palacio de Congresos. Por todo ello, tengo un pensamiento positivo sobre el futuro de León.

—¿También será necesario un poco de perspectiva para que los leoneses sepan la importancia que ha supuesto tener un presidente del Gobierno de León?.
—Yo he hecho lo que he podido. Incluso algunas veces se me ha criticado por traer muchas inversiones para León, como es conocido. Esa es la crítica que mejor llevo. Hoy me decían que bajo nuestro gobierno se han acometido 650 actuaciones en León; mis amigos se han comprometido a regalarme un dossier de las 650 actuaciones. Espero que sea útil. Lo importante es que esté ahí y que coadyuve al desarrollo y al progreso de la provincia de León.

—¿Corre el riesgo León y todas estas inversiones de caer en el olvido?.
—No. Todas las instituciones locales, como la sociedad, como los agentes empresariales... creo que valoran el potencial que ello tiene. El último ejemplo que he estado, digamos apurando al máximo posible, ha sido una inversión en el Palacio de Congresos, que era una reclamación de la ciudad y que me había hecho el alcalde, para que llegara a tiempo antes de que yo saliera de Moncloa.

—¿Ni siquiera correrá riesgo, por ejemplo, la remodelación del Teatro Emperador?.
—No, no creo. No debería.

—Alguna quizás será más lentas.
—Puede que haya alguna ralentización, pero ya he hablado con los diputados del PP estos días, cuando me he despedido de ellos en el Congreso, para que estuvieran atentos a algunas cuestiones que están en marcha, para que no se detuvieran. Y quedaron que sí, que estarían pendientes de ese proceso. Yo desde fuera también estaré pendiente.

—Finalmente se quedará a vivir en Madrid porque sus hijas se lo han pedido...
—Todos los padres entienden lo que me ha pasado; que es que tú propones y tus hijas disponen. Esa es la realidad de la vida y cuando tienen 16 o 18 años mucho más. Su vida está vinculada a Madrid, sus estudios y sus amigos. Trataré de estar aquí y allí, he venido a pesar la Nochebuena y la Navidad con mi familia en León y digo que me he sentido muy a gusto. Me tira mucho esta tierra y trataré de venir lo máximo posible.

—Siempre que le den permiso sus hijas.
—Bueno, cuando pasen algunos años sus vidas no sabemos dónde estarán, pero también quiero fomentarles el amor a León. Es que salieron muy pequeñas de León....

—En lo personal, fundamentalmente, ¿en qué ha cambiado la vida de aquel chico, al que tildaron de bambi, que salió de León para dirigir el PSOE y que acabó siendo, contra todo pronóstico, presidente del Gobierno, más sensatez, desconfianza...?
—He salido sin tener ningún sentimiento negativo hacia nadie ni hacia nada. Si se pregunta a uno, ¿quién piensa que puede haber sido mi mayor adversario político, con el que más he combatido... ? Uno podría pensar que Rajoy, ¿no?. Bueno, pues tengo una buena relación personal con Rajoy. Quien tiene el poder debe de procurar saber encajar las críticas, entender que se disputa lo que tú tienes y hay que entenderlo todo. H

—¿Usted no ha sufrido el síndrome de La Moncloa?.
—Eso también lo deben decir los demás. Pero antes dije, cuando me pregustasteis, la normalidad que sentí cuando ha llegado el momento de dejar el Congreso. Normalidad. El martes, al salir de La Moncloa, interioricé en 24 horas que comenzaba una nueva etapa, en la que tengo puestos también mis mimbres personales y profesionales. La Democracia llama a la normalidad. No he sentido nada cuando voy por la calle sin la seguridad propia del presidente del Gobierno.

—Hubo quien acuñó allá por el 2004, parafraseando a Alfonso Guerra con España, que si Zapatero ganaba las elecciones a León y a los leoneses no los iban a conocer la madre que los parió. ¿Ocho años después, los conocen?.
—No tenga duda de que se ha hablado mucho de León porque yo soy de León. Y yo creo que estamos en mejores condiciones para, insisto, tener una etapa positiva cuando la crisis se recupere. Y, sí, he presumido mucho de León. Quizás sea uno de los leoneses con proyección pública que más haya presumido de León. Y seguiré trabajando por León. Un ex presidente tiene cosas que decir y capacidad para influir. Seguiré apoyando a León. Lo saben bien las instituciones locales, el alcalde o la presidenta de la Diputación; se lo dije, estaría siempre apoyando en todo lo que estuviera en mi mano.

—Usted en su último mitin aquí en León habló de tener la cabeza alta, orgullo en el corazón y humildad en la mirada. ¿A alguno de los cargos de su partido aquí en León le ha faltado cierta humildad en la mirada?.
—¿De León?. No. Son compañeros excelentes. Yo los quiero a todos porque me han dado mucho cariño.

—Y una última reflexión...
Sí, al hilo de esto y de otras cuestiones de la entrevista. Uno de los esfuerzos que hago es intentar que en la política se hable bien del resto de los políticos. Para refutar esa idea de que entre nosotros todo es imposible. Porque, luego, cuando no hay cámaras ni fotos, la relación entre responsables políticos es mucho más fácil de lo que parece. Se dialoga y se llega a acuerdos. Hay que trasladarlo a la vida pública. Creo que al país le vendría muy bien que habláramos bien unos de los otros. Como ex presidente es lo que me he propuesto. Un clima de entendimiento. Esto siempre ayuda mucho.

viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Por qué no hablamos más claro?

La auténtica lealtad se demuestra al disentir en un Consejo de Ministros y no desmarcándose a la carrera el mismo día en que uno se despide del Gobierno
Rafael Simancas
Tras escuchar muchas declaraciones y leer unos cuantos documentos a propósito del próximo Congreso del PSOE, entiendo que los socialistas corremos el riesgo de quedar atrapados demasiado tiempo en un bucle de frases hechas e intenciones contenidas: debatimos sobre la necesidad de debatir, y practicamos democracia mientras decidimos si somos suficientemente demócratas.

Bien, pero la sociedad española espera de nosotros algo más que un ejercicio de esgrima retórica interminable a base de palabras biensonantes y eslóganes más o menos redondos. Hay que debatir, primero las ideas, hagamos autocrítica, cambiemos de rumbo, acerquémonos a los ciudadanos, profundicemos la democracia, giremos a la izquierda… ¿Qué se quiere decir con tanto lugar común y tanta nueva-vieja idea?

Vayamos por orden. Debatir no es un objetivo, sino un instrumento. Se debate para llegar a conclusiones, y cuando se ha alcanzado una conclusión interesante sobre un asunto, se pasa al siguiente. Algunas de las “aportaciones” que se están haciendo al debate, sin embargo, llevan largo tiempo asumidas en el programa y el discurso del PSOE.

Se insiste recurrentemente en que “primero son las ideas, antes que las personas”, cuando todos sabemos que las buenas ideas necesitan de buenas personas para llevarlas a cabo. De hecho, el orden del día del 38 Congreso prevé la decisión sobre el proyecto y la elección de los equipos en el mismo acto. ¿Por qué ocultar las decisiones adoptadas sobre las personas?

Seamos honestos: el quién es importante, porque determina en buena medida el qué, el para qué y el cómo. Yo, por ejemplo, entiendo que Rubalcaba sería un buen secretario general para encabezar un proyecto de cambio inteligente en el PSOE. Y no sé por qué otros simulan su preferencia tras tanta retórica. Nadie duda de que tienen un nombre en la cabeza, igual que yo. Dígase y avancemos.

Nosotros estuvimos allí

Siete años al frente del Gobierno español no se pueden valorar a fondo en unos días.
El tiempo se encargará de dar a José Luis Rodríguez Zapatero el lugar que le corresponde en la historia de España, y en la historia del socialismo español.
Desde una perspectiva más objetiva y sosegada, alejada de intereses personales o partidistas, se valorarán las decisiones del quinto presidente del Gobierno en democracia, situándolas en las categorías de aciertos o errores, según corresponda.
Pero junto a esta valoración debería quedar constancia del inmenso apoyo que ha tenido, como presidente y secretario general del PSOE, por parte de los militantes socialistas. Un apoyo que, para muchos de nosotros, al final de este ciclo se transforma en agradecimiento.

Rodríguez Zapatero empezó su gestión como secretario general dando una lección de democracia. En un partido poco acostumbrado a las elecciones directas entre varios candidatos, Zapatero tendió la mano al que había sido su adversario e impuso un modelo de integración tan ejemplar como, por desgracia, excepcional.

A partir del 2004, ya al frente del Gobierno, defendió el programa electoral con sinceridad y valentía. Ni sus peores críticos pueden negar que lo hubiera seguido haciendo en su segunda legislatura, si no le hubiera tocado gestionar la peor crisis económica que hemos conocido desde el crac del 29. ¿Cometió errores? 
Sin duda. Y con él todos los integrantes de sus equipos de gestión, tanto en el Gobierno como el partido. ¿Había otras alternativas, para dar respuesta a la crisis?
Sin duda. Algunas tan nefastas como las que hemos visto en Grecia o Italia, donde se han elegido nuevos Gobiernos al margen de la voluntad de los ciudadanos.
Zapatero se mantuvo al frente de un Gobierno legítimo y dio la cara hasta el último día de su mandato, para a continuación facilitar un traspaso ejemplar a su sucesor. Se dispone ahora a dar el relevo en la Secretaría General del PSOE, y se merece hacerlo contando con un reconocimiento de la militancia que sea, cuanto menos, proporcional a su compromiso con el partido.

Tras la derrota sufrida en las últimas elecciones, los socialistas tenemos por delante mucho trabajo que hacer. Un trabajo político que nos va a exigir inteligencia y un profundo ejercicio de autocrítica, pero también un profundo ejercicio de responsabilidad. Porque no sería decoroso que quien estuvo allí de manera evidente, y cabe decir entusiasta, aspirase ahora a sugerir lo contrario. Por eso, los abajo firmantes manifestamos que “sí estuvimos allí”. Que formamos parte de los Gobiernos que presidió José Luis Rodríguez Zapatero y estamos orgullosos de ello. Que fue para nosotros un honor participar en los avances históricos en materia de derechos, de libertades, pero también de bienestar social, que se lograron en la primera legislatura. Y que asumimos plenamente el ejercicio de responsabilidad que caracterizó la segunda. Manifestamos nuestra convicción de que gracias a las políticas impulsadas por José Luis Rodríguez Zapatero en estos últimos años, se ha mantenido la cohesión social pese a la dureza de la crisis. Algo que, desgraciadamente, no se puede decir de otros países de nuestro entorno.

Se suele decir que las victorias son hijas de mil padres y las derrotas, huérfanas. Pues bien, muchos militantes del PSOE pensamos que esta derrota es tan amplia como colectiva. A los que hemos tenido responsabilidades en los últimos años, en el Gobierno o en el partido, nos corresponde ahora ejercer la autocrítica en primera persona del singular. Y en cambio creemos que muchos de los logros de los últimos años tienen nombre y apellidos: José Luis Rodríguez Zapatero. Gracias, presidente.

Soraya Rodríguez Ramos, ex secretaria de Estado de Cooperación Internacional. Inmaculada Rodríguez Piñero, ex secretaria general de Fomento. Consuelo Rumí Ibáñez, ex secretaria de Estado para la Función Pública. Diego López Garrido, ex secretario de Estado para la Unión Europea. Justo Zambrano Pineda, ex secretario de Estado de Seguridad. Javier Vallés Liberal, exdirector de la Oficina Económica de la Presidencia. José Enrique Serrano, exdirector del Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Félix Monteira de la Fuente, exsecretario de Estado de Comunicación. Josep Puxeu Rocamora, exsecretario de Estado de Medio Rural y Agua. Anna Terrón i Cusí, exsecretaria de Estado de Inmigración y Emigración.Gaspar Zarrías Arévalo, ex secretario de Estado de Cooperación Territorial. Víctor Morlán Gracia, ex secretario de Estado de Fomento. Beatriz Corredor Sierra, ex secretaria de Estado de Vivienda. Pilar Gallego Berruezo, exsubsecretaria de Interior. Jesús Salvador Miranda, exsubsecretario de Fomento. Fernando Puig de la Bellacasa, ex secretario general de Relaciones Institucionales de Fomento. José Luis Cachafeiro Vila, ex secretario general de Transportes. María Felicidad Montero Pleite, exsubsecretaria de Medio Ambiente, Rural y Marino. Mercedes Gallizo Llamas, ex secretaria general de Instituciones Penitenciarias. Joan Mesquida Ferrando, ex secretario de Estado de Turismo. Felipe Pétriz Calvo, ex secretario de Estado de Investigación

MUCHO PSOE POR HACER. Contribución abierta al debate en el socialismo español

MUCHO PSOE POR HACER
Contribución abierta al debate en el socialismo español

Hemos sufrido la mayor derrota electoral desde la Transición
1. El pasado 20 de noviembre, siete millones de ciudadanos votaron al Partido Socialista. Ese mismo día, miles de militantes socialistas culminaron sus esfuerzos de campaña permaneciendo en los colegios electorales hasta que se computó el último voto. Esos millones de ciudadanos y esos miles de militantes son la base más sólida de que disponemos los socialistas para levantarnos de la mayor derrota electoral de nuestra democracia.


2. La derrota del 20 de noviembre se suma a la del 22 de mayo en las elecciones municipales y autonómicas. En ellas perdimos cientos de municipios y todas las Comunidades Autónomas en las que se celebraron. El 22 de mayo tuvimos un resultado muy adverso, puesto que perdimos 2 de cada 10 votos que habíamos obtenido en 2007.
El 20 de noviembre, la pérdida fue ya de casi 4 de cada 10 votos respecto de las generales de 2008.
 

3. Es verdad que la derecha ha conseguido su victoria en 2011 con menos votos de los que el PSOE recogió en las elecciones de 2008. Pero esa victoria ha supuesto una concentración de poder institucional tan grande, que unida al poder económico y mediático que ya ostenta la derecha, amenaza con convertir su hegemonía política en una hegemonía social y de valores que suponga un verdadero retroceso en los avances alcanzados por la sociedad española a lo largo de las últimas décadas.

Hay importantes logros de las últimas legislaturas que debemos reivindicar.

4. Pese a la severa derrota, los y las socialistas tenemos motivos para reivindicar lo que hemos aportado a nuestro país durante los años de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Los socialistas protagonizamos una auténtica revolución en derechos civiles: conseguimos que las mujeres avanzaran hacia la meta de la plena igualdad de derechos con los hombres; que ninguna persona fuera menos por su orientación sexual. Desvinculamos a España de la ilegal intervención en Irak y dimos paso a la erradicación definitiva del terrorismo etarra. Seríamos injustos con nuestro propio trabajo si no invocáramos los avances democráticos que hemos promovido, comenzando por la eliminación de la sumisión partidista de RTVE. Erraríamos si no
reivindicáramos la extensión de los derechos sociales para las personas dependientes, para los perceptores del salario mínimo, o el aumento del poder adquisitivo de las pensiones, en especial las más modestas.
 

5. No debemos renegar de nuestros logros; ni tampoco minimizar la magnitud de la derrota, ni simplificar o tergiversar sus causas. Lo único que se puede hacer con la derrota es no rendirse y rebelarse contra ella, combatiendo sus causas con inteligencia y voluntad. Por dura que sea, también ofrece una oportunidad para enderezar el rumbo.
Eso es lo que esperan cientos de miles de afiliados y simpatizantes, millones de personas que nos han votado o que se han alejado de nosotros pero no de nuestros valores. Esas personas no esperan que nos resignemos. Aguardan una respuesta sincera y una rectificación clara.

Lo importante para nuestro futuro no es quién, sino en qué y por qué nos equivocamos

6. Por eso, lo importante no es señalar quién haya podido equivocarse; esos errores, en mayor o menor medida, y por acción o por omisión, ya forman parte de nuestra trayectoria colectiva. Igual que los muchos y grandes aciertos que hemos protagonizado en el último tercio de siglo, empezando por los gobiernos de Felipe González y siguiendo por todas las Comunidades Autónomas y tantas y tantas ciudades y pueblos de toda España. Lo capital para el futuro es explicar en qué nos hemos equivocado y también por qué nos hemos equivocado. Sólo con ese ejercicio de honestidad y de transparencia podremos recuperar la credibilidad y la confianza de la mayoría.

7. Es verdad que el adverso entorno económico internacional ha erosionado el crédito de nuestras políticas entre los ciudadanos. Es verdad que son numerosos los gobiernos democráticos que sufren una fuerte pérdida de apoyo social como consecuencia de la crisis. Y también es cierto que la actuación de nuestro gobierno ha estado guiada en todo momento por la preservación del interés general y que se ha visto forzado a adoptar medidas que entrañaban un fuerte coste de popularidad. Y ha debido hacerlo además sin la menor colaboración de una derecha que ha practicado una oposición destructiva e irresponsable y que ha actuado como parásita de la crisis.

Nuestra pérdida de apoyos no se debe solamente a la crisis sino también a nuestros errores

8. Pero no podemos culpar exclusivamente a las circunstancias de nuestra pérdida de apoyos. No ha sido solo la crisis, también la gestión de la crisis ha sido causa de nuestra derrota. Otro importante factor ha sido la pérdida de credibilidad sufrida a lo largo de los últimos años.

9. A lo largo de la última legislatura, los socialistas nos hemos ido dejando parte de nuestra credibilidad en el camino. Cuando tardamos en reconocer y llamar a la situación económica con el mismo nombre que la llamaban los ciudadanos, perdimos ante ellos buena parte de nuestro crédito. Cuando aplicamos, ciertamente obligados, políticas contra la crisis ajenas a nuestra orientación ideológica y a nuestros valores, perdimos otra parte de nuestro crédito. Más aún cuando no fuimos capaces de equilibrar los esfuerzos y sacrificios que dichas políticas imponían a los sectores más débiles de nuestra sociedad con la carga fiscal que debería haberse exigido a los más poderosos. También hemos dejado una parte de nuestro crédito cuando hemos justificado la limitación de nuestras prácticas democráticas internas con el argumento de las dificultades a las que nos enfrentábamos, en lugar de ver en la amplia participación de los militantes una vía de solución a nuestros problemas. Del mismo modo, difícilmente podía ser creíble nuestra voluntad de actuar a escala europea e internacional, cuando hemos asistido al declive de la Internacional Socialista, justamente la primera organización internacional de la historia que fue creada para actuar por encima de las fronteras nacionales.


Es preciso cambiar el rumbo de algunas de nuestras políticas y la vida de nuestra organización
10. Sin duda la crisis es un factor de primer nivel a la hora de entender nuestra derrota, como también lo es la tardanza en reconocer su alcance y diagnosticar su magnitud. Pero también algunas de nuestras políticas, también los equívocos sobre nuestra orientación ideológica y también nuestra forma de organizarnos han contribuido a esa derrota. Es necesario cambiar el rumbo de parte de nuestras políticas y la vida de nuestra organización. Hace falta un nuevo
proyecto que extraiga todas las lecciones de nuestros aciertos y también de nuestros errores.

11. Debemos reconocer, por ejemplo, que para desplegar una política social y civil progresista es precisa una política económica progresista. Una política económica que potencie el trabajo y el capital intelectual como motores de desarrollo y que mantenga a raya la especulación. Debemos aprender que una política progresista de gasto requiere una política progresista de ingresos y eso exige una reforma fiscal integral que erradique las injusticias que soportan las rentas del trabajo por cuenta ajena y que incentive a los emprendedores. Los mayores enemigos de la socialdemocracia son los que minan el Estado Social: el fraude y la injusticia fiscal.

12. El diálogo es esencial para la marcha de una sociedad democrática, pero existen sectores que lo interpretan como seña de debilidad. Por eso el diálogo debe ir acompañado de energía para poner freno a los poderes no democráticos que pretenden imponer sus privilegios o su moral a toda la sociedad. Igualmente, la autonomía de la política, expresión de la voluntad popular, debe ser reafirmada frente a los grandes poderes económicos nacionales e internacionales.

13. Además de reivindicar, con fundamento, la diversidad de España como fuente de riqueza colectiva, debemos reclamar la cooperación que genera eficacia en beneficio de los ciudadanos. Nuestra visión de una España plural y unida merece ser defendida con pasión porque es la visión que comparte la inmensa mayoría de los españoles frente a las tensiones de los separatistas y los separadores.

14. En el contexto de la globalización, cualquier acción política eficaz ha de desarrollarse ya a escala europea. El sueño europeo se desdibuja ante la hegemonía de los poderes financieros y el regreso de egoísmos nacionales, en especial la prepotencia de la derecha alemana. Los ataques al modelo europeo de producción, de democracia y de cohesión social, en gran medida obra de la socialdemocracia, hacen imprescindible la creación de una verdadera fuerza socialdemócrata europea. Una fuerza con líderes europeos y un programa europeo que reivindique un gobierno
económico democrático de Europa capaz de enfrentarse a la especulación financiera, la corrupción, los paraísos fiscales y el fraude.

15. En la crisis, hemos de reforzar el compromiso que los socialistas hemos mostrado siempre con los más débiles, con los trabajadores y las mujeres, y volcar, además, toda nuestra energía en rescatar a los jóvenes de la discriminación laboral y social que sufren.

El alejamiento de la sociedad y las limitaciones en la participación interna explican buena parte de los errores.
16. La democracia se mantiene viva y arraiga cuando se amplía la participación; por eso, debe practicarse al máximo tanto en la vida interna del partido y en las instituciones. La transparencia de la acción política y la rendición de cuentas antes los representados son el oxígeno de la democracia y no hay ningún poder legítimo por encima de los ciudadanos ni en el Partido por encima de los militantes. Los ciudadanos progresistas exigen que el sistema de representación política y la vida interna de los partidos no estén trucados, que se ajusten a reglas democráticas efectivas como la proporcionalidad en la representación; la rendición de cuentas de los elegidos ante los electores; la máxima participación de los ciudadanos, etc.

17. Nuestro reto es ahora recuperar la credibilidad. Y eso no se logra con bruscos giros basados en cálculos tácticos. Tampoco con un mero cambio de caras. Lo que nos hará recuperar la credibilidad será la coherencia de nuestras ideas con nuestros actos.
Somos más creíbles cuando somos más auténticos y menos parecemos asumir las ideas de nuestros adversarios políticos. Debe guiarnos la aspiración a la mayor igualdad posible dentro de la mayor libertad posible adaptada a los nuevos retos de nuestro tiempo. Entre otros: la reducción de las desigualdades sociales en paralelo a la mejora de la competitividad de la economía; la preservación y mejora de un Estado del Bienestar sólido y eficiente que asegure a los ciudadanos contra los riesgos que surgen en un mundo globalizado (en particular a través de la sanidad y educación públicas y el sistema de pensiones); la ampliación de los apoyos de la izquierda a los emprendedores y las clases medias; la salvaguarda de un planeta habitable para las próximas generaciones; o la lucha contra las injusticias globales como la hambruna y la pobreza extrema.

18. A nuestro juicio la pérdida de credibilidad y coherencia ha sido fruto de la erosión de nuestros mecanismos democráticos y del aislamiento social progresivo de nuestro partido. Ese es el por qué de nuestros errores. Antes de que los ciudadanos se alejaran de nosotros, nosotros nos alejamos de los ciudadanos. Un partido gana en eficacia cuando gana en democracia y en participación de todos sus militantes, cuando capta mejor el pulso de los ciudadanos, cuando lo transmite con nitidez y cuando acierta a transformarlo en acción política.

19. La exclusiva concentración en las tareas institucionales y el ensimismamiento orgánico nos han llevado a perder en buena medida el pulso de la calle. Y una lealtad mal entendida ha hecho que se omitieran críticas necesarias y ha evitado que ese pulso se transmitiera hacia la dirección de nuestra organización. También eso debe cambiar.

Necesitamos la máxima participación de todos y un liderazgo democrático y colectivo que integre generaciones
20. Todo eso puede cambiar y debe cambiar. La democracia española necesita un partido socialista fuerte, y la fortaleza de nuestro partido necesita de la máxima participación de todos. Militantes o simpatizantes, jóvenes o veteranos, mujeres y hombres. La protección más efectiva contra los errores y la mejor garantía de nuestra recuperación rápida es la amplia participación regular de militantes y simpatizantes, la máxima transparencia en todos los niveles y una transformación profunda de nuestra organización que convierta al PSOE en modelo de democracia. Para ello deben incentivarse también los comportamientos éticos y responsables, así como la máxima autonomía de nuestros militantes y su estrecha conexión con la realidad social.

21. El PSOE ha perdido mucho poder institucional, pero aún así conserva una nutrida militancia dentro y fuera de nuestras fronteras en las organizaciones del exterior. También dispone de una representación considerable: parlamentarios del Congreso y del Senado, autonómicos, europeos, diputados provinciales y, sobre todo, alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas que siguen dando la cara por nuestras ideas y son el rostro del PSOE ante los ciudadanos. Ellos van a protagonizar buena parte de nuestra acción en esta nueva etapa y precisan del respaldo colectivo. Tras estas elecciones vamos a estar en la oposición y debemos ejercerla con la
responsabilidad.
Aspiramos a gobernar, pero anteponemos el bien común a los intereses de partido, algo que podemos enseñar a los ganadores de los comicios. Nuestra regla es trabajar siempre, en el gobierno o en la oposición, con el mismo objetivo: mejorar la vida de la gente, de inmediato. En el gobierno o en la oposición, no somos aliados de los problemas, sino de la gente que los padece.

Haremos una oposición responsable desde una defensa clara de las políticas socialdemócratas
22. Nuestra oposición será responsable, pero deberá trazar con nitidez una alternativa de gobierno socialdemócrata, progresista. Nuestro proyecto habrá de ser autónomo, pero nuestra autonomía ideológica y programática no significa aislamiento.
El PSOE debe hacer su trabajo en coalición con la sociedad, de la mano de los movimientos ciudadanos y, en especial, de los sindicatos, de CCOO y de la UniónGeneral de Trabajadores, con quien además compartimos origen e historia. Tambiénen colaboración con otras fuerzas políticas progresistas. Debemos abrir nuestraorganización a esos millones de españoles que comparten nuestros idealesprogresistas y a quienes ya se están viendo afectados por las políticas conservadoras de restricción de derechos civiles y desmantelamiento del Estado del Bienestar.

23. En nuestros 132 años de historia hemos conocido situaciones propicias y adversas, algunas también extremas. Muchos hombres y mujeres han dado lo mejor de su vida –y en ocasiones su vida misma‐ en defensa de nuestros ideales. Si el PSOE ha llegado a convertirse en la fuerza política más antigua de nuestro país ha sido gracias a que, aún en las situaciones más penosas, ha habido socialistas que jamás se han resignado, que han acertado a encarnar el futuro.

Debemos debatir con libertad y respeto, pensando en el futuro de nuestro proyecto
24. Con la convocatoria de nuestro XXXVIII Congreso se abre una nueva etapa que deberá estar marcada por el debate profundo y sereno, la revisión de nuestra organización y el restablecimiento de los lazos con la mayoría social de progreso. Este proceso de debate y transformación del socialismo español no concluye con el Congreso Federal sino que debe proseguir después con más energía y debe ser impulsado por un liderazgo democrático y colegiado resultante del Congreso y que habrá de integrar generaciones y sensibilidades.

25. A cada socialista le toca tomar posición más allá de cualquier cálculo personal, pensando solamente en el futuro de nuestra causa. Lo que se espera de cada uno de nosotros es que lo hagamos libremente, en conciencia, con respeto a todos los compañeros, defendiendo democráticamente las ideas y las propuestas que consideremos más adecuadas. Eso es lo que hacemos con este documento. Aportar ideas a un debate que de ningún modo pretendemos agotar sino, simplemente, poner en marcha; porque queda mucho socialismo por hacer, mucho PSOE por hacer.

Este documento ha sido elaborado con las contribuciones de numerosos socialistas, entre otros, y a título estrictamente personal: Francisca Baraza Martínez, Delia Blanco Terán, José Borrell Fontelles, Manuel Bustos Garrido, Federico Buyolo García, Francisco Caamaño Domínguez, Aina Calvo Sastre, Javier Carnero Sierra, Estefanía Castro Chávez, Ana Concejo Vázquez, Antonio Cosculluela Bergua, Carme Chacón Piqueras, Remedios Elías Cordón, Marco Ferrara Ferrero, Eugenia Gómez de Diego, Joaquín Hermoso
Murillo, Patricia Hernández Gutiérrez, Roberto Jiménez Alli, Juan Fernando López
Aguilar, Fernando López Gil, Carlos Martínez Mínguez, Cristina Narbona Ruiz, Rafael
Pacheco Rubio, Ximo Puig Ferrer, Javier Rojo García.

Su difusión en la web MuchoPSOEporhacer.com pretende estimular el debate.
Con la misma finalidad de incentivar el debate, algunos de sus autores difundirán en los
próximos días nuevas aportaciones específicas sobre éstos y otros temas:

1) Municipalismo y socialismo;
2) crisis europea y política socialdemócrata;
3) la organización internacional de los socialistas;
4) la relación entre partido‐sociedad;
5) mejoras en la democracia.


Todas las contribuciones estarán abiertas a la participación en esta misma web.

martes, 20 de diciembre de 2011

Rubalcaba, perdido, sin espacio.


20 Dec 2011.- Carlos Carnicero.
Probablemente la mayor tragedia política sea pasar desapercibido. Ayer las advertencias de Alfredo Rubalcaba a Mariano Rajoy sobre los recortes parecían una broma macabra. Sonaban falsas como lo ha sido la campaña del PSOE. Este partido camina hacia el abismo sin que se atisbe una solución y los actores culminarán el drama.
Nunca un líder de la oposición había ocupado tan poco espacio en los medios de comunicación en un debate de investidura. Han sido más noticia el PNV, CiU y Amaiur.
El disparate se ha consumado. El gran derrotado de las elecciones generales se presenta como portavoz del PSOE sin tener título para ello salvo el de “perdedor”. Habrá que recordar que Rubalcaba no es secretario general y su única condición en este momento es ser miembro de una ejecutiva casi en funciones y ex vicepresidente del Gobierno.
El secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero estaba sentado en su escaño vicario de presidente póstumo del Gobierno.
Y el PSOE, sus diputados, no sabían que hacer por los pasillos del congreso porque tampoco son capaces de encontrar un espacio en el que puedan sentirse cómodos. No es un consuelo que el morbo de la actuación de Rubalcaba estuviera en los escasos aplausos del todavía presidente, José Luis Rodríguez Zapatero le dedicaba a Rubalcaba. Ni en las caras de Carme Chacón que ayer tuvo que acabar con tensión facial de tanto estar pendiente de los fotógrafos.
Por si alguien no se había dado cuenta, ayer fue el primer acto del esperpento que se va a producir en el PSOE en un congreso en el que dos políticos amortizados, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón se disputan los despojos en que han convertido al PSOE.
La consigna leninista del reduccionismo para conseguir que el partido esté controlado se está consumando. Se han perdido por el camino cuatro millones de electores. Las bases están tan desmoralizadas que pueden tirar la toalla. Pero ellos, los causantes de la tragedia no dan un paso atrás porque en el fondo creen que el partido es suyo.
Todavía falta recorrido a esta tragicomedia. Falta la debacle en las andaluzas. Y aún sí, la culpa la tendrá la crisis que es el comodín de los mediocres para no reconocer sus limitaciones. Habrá que esperar a que los hechos, que serán dramáticos, todavía más dramáticos, provoquen la catarsis. Mientras tanto este PSOE carece de interés, pero sobre todo de influencia.

lunes, 19 de diciembre de 2011

sábado, 17 de diciembre de 2011

'Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas'.

Lunes, 21 de enero de 2008
TODAS las instrucciones y consignas a seguir por los socialistas y a neutralizar por el PP.
El texto contiene el núcleo del mensaje de campaña del PSOE y la idea a transmitir por sus defensores; todo “lo que se separe de ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la campaña” del PSOE… y beneficioso para el PP. 'Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas'. (Sun Tzu: “El arte de la guerra”).


PSOE – Partido Socialista Obrero Español.
ELECCIONES GENERALES 2008.
GUÍA DE CAMPAÑA.
Enero de 2008.


ÍNDICE.
I. EL MARCO POLITICO DE LA CAMPAÑA.
1. Las elecciones del 14 de marzo de 2004.
2. La Legislatura 2004-2008.
- El progreso económico, el empleo y la paz social.
- Los avances sociales.
- Las reformas democráticas y los derechos ciudadanos.
- Los cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas.
- La obstrucción desde la oposición. La radicalización del PP.
3. La situación política en el inicio del período electoral.
4. La situación electoral.
II. EL PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL.
III. LOS OBJETIVOS ELECTORALES DEL PSOE.
IV. LA CAMPAÑA DEL PSOE.
1. ¿Qué se decide el 9 de marzo?.
2. Modelo de campaña: La mirada positiva.
3. Los ejes de nuestro proyecto: a) El bienestar social y el pleno empleo b) La modernización. c) La convivencia.
4. Los mensajes políticos.
5. La idea básica de campaña.


I. EL MARCO DE LA CAMPAÑA.
1. Las elecciones del 14 de marzo de 2004.
El 14 de marzo de 2004, los españoles decidieron poner fin al período de Gobierno del Partido Popular y abrir las puertas del cambio con un nuevo Gobierno del Partido Socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero. A lo largo de la Legislatura se habían acumulado un conjunto de circunstancias que justificaban plenamente esa decisión de cambio:
- El Gobierno del PP, interpretando erróneamente la mayoría absoluta que había obtenido en las elecciones anteriores, entró en una deriva derechista con políticas cada vez más reaccionarias y cada vez más alejadas de la sensibilidad mayoritaria de la sociedad española. [Esta orientación ultraderechista del PP se ha mantenido hasta ahora, puesto que quienes la protagonizaron entonces son los mismos que siguen dirigiendo ese partido].
- España entró en una fase de retroceso de los derechos sociales, con decisiones claramente hostiles para los trabajadores (como el decretazo que pretendía consagrar el empleo precario como modelo de nuestro sistema laboral y que provocó una huelga general). Una política antisocial que potenciaba la desigualdad y la exclusión de los más débiles y que despreciaba los mecanismos de cohesión e integración social.
- La soberbia del gobierno del PP le condujo a despreciar sistemáticamente a la opinión pública, tomando decisiones trascendentales para España a sabiendas de que la inmensa mayoría de los ciudadanos no estaban de acuerdo con ellas. La implicación de España en la guerra de Irak fue la más grave, pero no la única de estas decisiones.
- Ello iba acompañado de un estilo de gobierno arrogante, autoritario y provocador de toda clase de conflictos y enfrentamientos con todos los sectores sociales y con todos los partidos políticos. El PP entró en una situación de aislamiento político que también se prolonga hasta hoy: ninguna fuerza política está dispuesta a caminar del brazo del PP, que además tiene por costumbre maltratar y despreciar a sus aliados.
- El gobierno del PP hizo de la manipulación y la mentira su primer instrumento político. Mintieron en los momentos más graves, cuando los ciudadanos más necesitan poder confiar en sus gobernantes. Las mentiras del Prestige y de la guerra de Irak desembocaron en el engaño masivo del 11-M. Y convirtieron a la radio y la televisión pública en una máquina de intoxicación y desinformación incompatible con la democracia.
- Por último, la sucesión de Aznar se resolvió de forma oscura y palaciega mediante la designación a dedo del más oscuro y palaciego de los candidatos: Mariano Rajoy. Un error que se ha convertido en una de las principales hipotecas del PP.

Mientras tanto, el Partido Socialista, renovado y dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo una línea de oposición firme y a la vez constructiva, defendiendo con energía los intereses y los valores mayoritarios de los ciudadanos y a la vez defendiendo el interés de España con acuerdos de apoyo al Gobierno en las cuestiones de Estado.
Por todo ello, la voluntad de cambio fue creciendo hasta hacerse mayoritaria. Pero además, el 11 de marzo se produjo un atentado terrorista que mató a 191 personas; y los dirigentes del PP decidieron esa misma mañana utilizar el atentado para apuntalar su victoria electoral, engañando al país sobre la naturaleza y la autoría del crimen. Los ciudadanos detectaron el engaño y obraron en consecuencia.

Los dirigentes del PP fueron incapaces de digerir la derrota electoral.
Primero, porque la derecha española siempre ha tenido dificultades para aceptar la pérdida del poder; segundo, porque en esta ocasión el voto de los ciudadanos incorporaba también un reproche moral a quienes se habían comportado de forma desleal con la verdad y con los propios ciudadanos, y también una exigencia de rectificación que ni se produjo entonces ni se ha producido después; y tercero, porque sólo estaban preparados para ganar. A Rajoy le habían prometido un camino fácil hasta la Moncloa y se encontró ante el difícil camino de la oposición. No fue capaz de ganar y no supo perder.
La frustración política y personal de los dirigentes del PP tras una derrota que no esperaban ha marcado por completo su actuación durante la Legislatura. Lejos de reflexionar sobre las causas de la derrota, admitir sus errores y plantear una estrategia positiva para recuperar la confianza de los ciudadanos desde una oposición sensata, han convertido la revancha en una obsesión que les ha condicionado. Los dirigentes del PP han pasado estos cuatro años mirando hacia atrás con ira, y con esa misma actitud afrontan esta campaña electoral.

2. La Legislatura 2004-2008.
En estos cuatro años se ha cubierto la primera etapa del cambio que los ciudadanos impulsaron con su voto hace cuatro años.
Ha sido una Legislatura intensa, que puede resumirse en cinco rasgos:
a) El progreso económico, el empleo y la paz social.
Ésta ha sido la Legislatura del progreso económico, del empleo y de la paz social.
Entre 1993 y 1995, bajo la dirección de Pedro Solbes, la economía española superó su última crisis y entró en un período prolongado de crecimiento sostenido.
A partir de 2004, nuevamente con Solbes al frente de la economía, la tendencia positiva se ha intensificado. Durante cuatro años, la economía española ha avanzado más y a más velocidad que las de todos los demás países desarrollados.
Eso nos ha permitido reducir drásticamente las diferencias que nos separaban de las economías más avanzadas de Europa.
España es ya la octava potencia económica del mundo, con una renta per cápita que acaba de superar a la de Italia y se aproxima a la de Francia.
El crecimiento de la riqueza económica de España ha ido acompañado de otros factores que dan solidez y seguridad al progreso de España:
a) La inversión en investigación, desarrollo tecnológico e investigación, que nos está permitiendo eludir el peligro –muy real en 2004- de quedarnos definitivamente descolgados del grupo de cabeza en ese terreno decisivo para el futuro.
b) El gran esfuerzo realizado en el desarrollo de las infraestructuras.
c) El ahorro derivado de una prudente gestión de las cuentas públicas que ha hecho posible finalizar los cuatro años con superávit.
En estos cuatro años, España ha aumentado su riqueza. Ha repartido esa riqueza de modo más justo. Y ha ahorrado.

El resultado de todo ello es que España ha dado un salto cualitativo en su estructura económica. Antes éramos una economía débil, que acusaba enormemente los cambios de tendencia en la coyuntura. Hoy España tiene una economía fuerte, con bases sólidas, que le permite pasar por coyunturas favorables y desfavorables sin que ello impida mantener un buen ritmo de crecimiento y, sobre todo, sin que el bienestar de los ciudadanos se vea deteriorado.
Por ello son tan inadecuados e irresponsables los presagios atemorizadores que difunde el PP: porque siguen interesados en la visión de la economía española como una economía débil y enferma, incapaz de resistir la menor dificultad. En esto como en todo, el PP sigue mirando a España con los ojos del pasado.

Pero la gran transformación de estos cuatro años, la más trascendental y la que más contribuye a asegurar el futuro, ha sido EL EMPLEO.
La sociedad española ha vivido durante décadas marcada y condicionada –objetiva y subjetivamente- por el problema crónico del paro.
El paro se había convertido en un rasgo estructural de la economía española.
La lucha contra el paro condicionaba las políticas económicas y sociales, impidiendo plantear objetivos más ambiciosos. Y el paro condicionaba también la vida de las familias, ya que en casi todas había personas sin trabajo a las que tenía que sostener el resto de la familia.
A ello se añadió un rapidísimo proceso de precarización del empleo, con la generalización de prácticas de contratación temporal que situaban a los trabajadores –especialmente a los jóvenes- en condiciones de extrema inseguridad. Un modelo laboral claramente amparado e impulsado por el Gobierno del PP durante ocho años.
Paro y empleo precario. Esa fue la herencia del PP en el terreno laboral.
En los cuatro años de gobierno socialista, esa situación ha cambiado radicalmente.
Tres millones de nuevos puestos de trabajo en cuatro años. Que sumados a los dos millones que se pueden crear de aquí a 2012, supondrán cinco millones de puestos de trabajo en ocho años.
Hoy, en el 90% de las familias españolas todos sus miembros en edad de trabajar tienen un empleo.
Una auténtica revolución que transforma la realidad de España: De ser un país abrumado por el problema del paro, hemos pasado a ser un país en el que el Pleno Empleo no es una utopía, sino un objetivo realista para los próximos años. La sociedad española ha derrotado al paro y se dispone a conquistar el pleno empleo.
Y además, hemos conseguido cambiar la precariedad por la estabilidad laboral. El Gobierno socialista firmó un acuerdo trascendental con los sindicatos y los empresarios: y desde entonces, más de un millón y medio de trabajadores han visto transformados sus puestos de trabajo precarios en empleos estables; y los contratos indefinidos han aumentado un 40%.
El empleo es la base más sólida del bienestar social y del bienestar de las familias. El empleo es el mejor seguro para el futuro. Y el empleo es el gran éxito de la sociedad española. Hemos creado empleo y vamos a seguir creando empleo. Por eso podemos mirar el futuro con confianza y sin miedo.
Además, el progreso económico y la creación de empleo se han producido dentro de un clima inédito de Paz Social. Hemos vivido la Legislatura con menos huelgas de toda la democracia. Ello ha sido posible gracias al diálogo social. Un clima de diálogo y de colaboración permanente entre Gobierno, empresarios y sindicatos que ha permitido firmar más de veinte acuerdos sociales y garantizar a la vez los buenos resultados de las empresas, los derechos de los trabajadores y la disminución de los conflictos.

b) Los avances sociales.
En esta legislatura España ha recuperado una política social que había entrado en retroceso durante los ochos años de gobierno del PP.
El Gobierno de Zapatero ha demostrado que la política económica y la política social son complementarias y se necesitan mutuamente: no hay progreso económico sostenible sin equilibrio social y no es posible una política social sin una buena base económica.
El Gobierno de Zapatero ha decidido dedicar los frutos del progreso económico a mejorar las condiciones de vida de la mayoría, reducir las desigualdades, ampliar los derechos sociales y ayudar a los más débiles. Y ha decidido también que la política social sea un factor más de dinamismo e impulso de la economía.
Con Zapatero, el gasto social ha supuesto más de la mitad de todo el gasto del Estado.
Con Zapatero, las pensiones han subido todos los años claramente por encima del coste de la vida, y la Seguridad Social ha acumulado fondos que garantizan las pensiones del futuro.
Con Zapatero, el salario mínimo ha subido en cuatro años el doble que en los ocho anteriores.
Con Zapatero, hay 250.000 becas más.
Con Zapatero, las familias han recibido ayudas importantes y efectivas: para cuidar a los mayores o a los discapacitados, para tener hijos, para que los jóvenes puedan alquilar una vivienda, para garantizar la asistencia sanitaria para todos.
Con Zapatero, se han aprobado leyes que mejoran la vida de millones de personas y ponen a España en la vanguardia de los derechos sociales, como la Ley de Dependencia y la Ley de Igualdad.
España es hoy un país económicamente fuerte y socialmente avanzado. Con sus presagios catastrofistas, lo que intenta el PP es justificar una nueva política de recortes sociales y de decretazos como la que practicaron cuando estuvieron en el Gobierno. Han anunciado un ajuste brutal –para los trabajadores- y han buscado al ejecutor de ese ajuste brutal: Pizarro, un empresario acostumbrado a mezclar política y negocios a quien nadie puede imaginar impulsando una política social.
La radicalización política del PP, visible en la marginación de Gallardón y de todos los dirigentes moderados, se complementa con la radicalización económica y antisocial visible en el fichaje de Pizarro, el empresario favorito de Aznar.
Zapatero y Solbes representan confianza en el futuro, crecimiento económico y política social. Rajoy y Pizarro anuncian pesimismo, ajustes brutales y recortes sociales.

c) Las reformas democráticas y los derechos ciudadanos.
El Gobierno de Zapatero ha impulsado reformas políticas que mejoran la convivencia y la calidad de nuestra democracia:
1. Se ha actualizado el funcionamiento del Estado de las Autonomías con la reforma de los Estatutos de aquellas Comunidades que han querido dar ese paso.
El Partido Socialista ha participado en todos los consensos que han permitido sacar adelante los nuevos Estatutos, tanto en los Parlamentos autonómicos como en el Parlamento español.
Mientras tanto, el PP ha convertido este tema en un pretexto para augurar nuevas catástrofes –España se rompe-, para atizar los rencores, los agravios y la división entre unas y otras Comunidades y para recuperar la nostalgia del centralismo. Ha apoyado unos Estatutos y ha rechazado otros con idéntico contenido por puro oportunismo; y diciendo defender unidad de España, en realidad se ha convertido en el principal factor de desunión entre los territorios y entre los ciudadanos españoles.
2.- La radio y la televisión públicas han sido devueltas a la democracia. Se ha puesto fin al bochornoso espectáculo de unos medios públicos de comunicación utilizados como instrumentos de intoxicación de la opinión pública; una situación impropia de las democracias europeas que se ha acabado para siempre con el nuevo marco legal de RTVE.
3. La igualdad entre hombres y mujeres ha sido una de las señas de identidad del Gobierno de Zapatero y un rasgo definidor de la Legislatura. Desde la formación del primer gobierno paritario hasta la histórica Ley de Igualdad, pasando por el hecho de que más de la mitad de los tres millones de puestos de trabajo que se han creado han sido ocupados por mujeres, la causa de la igualdad ha tenido en estos años un impulso decisivo, aunque aún no definitivo.
4. Lo mismo ha ocurrido en el terreno de los derechos civiles, aquellos que permiten a cada persona ser dueña de su propia vida y gobernarla de acuerdo a sus ideas y a sus propios criterios éticos y morales sin que nadie pueda imponer a nadie creencias, doctrinas o modelos de vida. La libertad de los individuos es más amplia y más real con las leyes que ha impulsado el Gobierno de Zapatero. Para nosotros no hay, como para Rajoy, españoles decentes e indecentes: sólo ciudadanos libres dueños de sus vidas y de sus derechos.


d) Los cambios en la realidad social y la aparición de nuevos problemas Durante esta Legislatura, España ha entrado de lleno en el siglo XXI. El progreso y la modernización de nuestro país producen cambios profundos en la realidad social: la sociedad española de 2008 es sustancialmente distinta en muchos aspectos a la de hace sólo diez años. La aceleración de los cambios es el signo que distingue a este momento de tránsito entre dos eras.
Una nueva sociedad que tiene ante sí nuevas oportunidades de desarrollo y que afronta también nuevos problemas y desafíos: las oportunidades y los desafíos que se derivan del cambio climático, de la revolución tecnológica y la sociedad de la información, de la investigación biomédica, de la globalización de la economía, de la inmigración masiva, de las nuevas corrientes demográficas, de nueva dimensión de la seguridad, ,de la transformación de las ciudades, del nuevo orden internacional y la emergencia de nuevas potencias, etc.
Lo primero que se necesita son gobernantes sensibles ante estos problemas, que los conozcan y los reconozcan y estén dispuestos a salir a su encuentro sin temor.
Esta legislatura ha demostrado que Gobierno y oposición, Zapatero y Rajoy, tienen dos ópticas totalmente distintas: uno volcado hacia los nuevos problemas de la sociedad y dispuesto a afrontarlos desde la confianza y el optimismo. El otro, empeñado en reproducir los viejos debates de la vieja España, de espaldas a fenómenos como el cambio climático y transmitiendo un mensaje pesimista y temeroso ante el futuro. Un gobernante actual frente a un político obsoleto.

e) La obstrucción política desde la oposición. La radicalización del PP.
El rasgo más negativo de la Legislatura ha sido el comportamiento del PP en la oposición.
En España, los períodos de crispación política siempre coinciden con el Partido Popular en la oposición. En esta Legislatura, el PP no ha hecho una oposición dura, sino una oposición iracunda y deliberadamente crispadora.
- Nunca han pretendido señalar y corregir los posibles errores del Gobierno: su única intención ha sido obstaculizar, impedir la labor de gobierno. Ha sido una oposición obstruccionista.
- Desde el primer día han cerrado los cauces de diálogo sobre cualquier problema y han negado su colaboración en las cuestiones de Estado.
- Han hecho todo lo posible por crear un clima de emergencia y de tensión en la ciudadanía.
- Han pregonado toda clase de desastres y catástrofes, ninguna de las cuales se ha cumplido. Ahora pregonan una catástrofe económica para atemorizar a los ciudadanos, que tampoco se cumplirá.
- Han convertido en campo de batalla precisamente aquellos ámbitos de la vida pública que deberían ser respetados como espacios de consenso y de unidad: la lucha contra el terrorismo, la organización territorial del Estado, el respeto a los poderes y a las instituciones de la democracia.
- Han cuestionado la labor de las fuerzas de seguridad, de los jueces y fiscales, de los servicios de información.
- Han enviado al expresidente del Gobierno a atacar y denigrar al Gobierno de su país en el extranjero.
- Han bloqueado el funcionamiento de órganos esenciales de la democracia.
En cuatro años ha sido imposible escuchar una idea o una propuesta del señor Rajoy sobre los problemas de los ciudadanos y de las familias, de los trabajadores y de las empresas, de los hombres y de las mujeres, de los jóvenes y de los mayores.
Tras su fracaso en 2004, Rajoy ha provocado una auténtica involución política del Partido Popular hacia posiciones cada vez más radicalizadas y cada vez más próximas a la extrema derecha. Ha hecho y dicho cosas que no podrían ser suscritas por ningún gobernante conservador europeo. Ha abandonado por completo el espacio de la moderación, el llamado espacio del centro.
La culminación de este proceso ha sido la purga de dirigentes moderados, todo los cuales han desaparecido de las candidaturas del PP para estas elecciones. Un anticipo de lo que podría ser un gobierno dirigido por Rajoy, Acebes y Zaplana.
La radicalización del PP es un problema político para España. La sociedad española necesita un partido conservador, moderno y moderado. Eso es imposible con los actuales dirigentes del PP.

3. La situación política en el inicio del período electoral.
En las elecciones municipales y autonómicas de 2007, el Partido Socialista aumentó sustancialmente su espacio de poder territorial. Logramos más alcaldías y más gobiernos autonómicos y avanzamos muy especialmente en las alcaldías de las grandes ciudades y capitales de provincia. Hoy la mayoría de la población española tiene alcaldes o Presidentes autonómicos del Partido Socialista.
El Partido Popular intentó presentar el resultado global de las elecciones municipales, que le dio una pequeña ventaja en número de votos, como una convalidación por parte del electorado de su descabellada política de obstrucción al Gobierno de España. Esa interpretación les indujo a exagerar aún más los elementos de confrontación y de crispación en su discurso político, alcanzando el punto culminante en la apocalíptica intervención de Rajoy en el debate del estado de la Nación de julio de 2007.
El resultado político de ese debate no sólo puso de manifiesto lo erróneo del análisis de los dirigentes del PP, sino que evidenció también que el discurso basado en la exacerbación de las tensiones territoriales y en la utilización política del terrorismo contra el Gobierno estaba agotado y no daba más de sí.
Una estrategia destinada a durar hasta el día de las elecciones se mostraba agotada y sin fuelle con diez meses de antelación.
El PP ha intentado desde ese momento articular un discurso político ex novo, lo que resulta especialmente complicado teniendo en cuenta que durante toda la Legislatura han mantenido un clamoroso silencio sobre todos los problemas reales de la sociedad española. La economía, las políticas sociales, la vivienda, la sanidad, la educación, el medio ambiente, etc. han estado totalmente ausentes del discurso político de Rajoy durante cuatro años. Ninguno de esos problemas de los ciudadanos ha merecido su atención, ocupada únicamente en quebrar la legitimidad del Gobierno a través de la confrontación en las cuestiones de Estado.
Por esa razón, los datos que muestran un aumento de los precios y de las hipotecas durante los últimos meses de 2007 y los primeros de 2008 han sido recibidos con alborozo por los dirigentes del PP, que inmediatamente se han lanzado a proclamar a los cuatro vientos una inminente recesión económica tratando de crear un clima de temor en los ciudadanos y en los inversores y empujando todo lo posible para ayudar a que realmente se produzca la crisis que pregonan.
Es una más de las múltiples catástrofes que el PP ha anunciado y deseado durante la Legislatura. Lo cierto es que la economía española no va a entrar en crisis. De la misma forma y por la misma razón por la que España no se ha roto, la familia no se ha disuelto, los terroristas no han derrotado ni derrotarán nunca al Estado democrático, los servicios públicos no se han detenido y las empresas no se han arruinado: porque España es un país fuerte con una sociedad sana, no el país débil ni la sociedad enferma que presentan los dirigentes de la derecha para recuperar el poder por la vía de atemorizar a los ciudadanos.
Los dirigentes del PP son los únicos españoles que creen que cualquier tiempo pasado fue mejor.
El resto de la sociedad española sabe muy bien que España es el país europeo que más ha avanzado, que en el inicio del siglo XXI este país ha alcanzado niveles de bienestar y de libertad de los que nunca antes había disfrutado; y que eso nos hace fuertes y nos permite contemplar el futuro -incluidas las dificultades- con confianza y seguridad en nosotros mismos.
Por eso mismo, es necesario rechazar los discursos pesimistas que sólo pretenden que los españoles acepten pasivamente un retroceso en sus derechos y en su progreso.
En las semanas previas a las elecciones, el PP pretende mantener un equilibrio imposible: combinar el diagnóstico negro de la realidad de España y los augurios catastrofistas con supuestas propuestas que, en todo caso, serían incompatibles con un país sumido en la crisis como el que ellos presentan.
La contradicción es insalvable. Nosotros sí podemos plantear un proyecto ambicioso de futuro porque creemos que España está fuerte y cohesionada, que su progreso es sólido y que la sociedad española ha conseguido tener éxito en los últimos años. Pero Rajoy pretende convencer a los españoles de que viven peor que nunca, que lo que el mundo entero ve como un éxito es en realidad un fracaso, que los tres millones de empleos y el crecimiento económico sostenido son en realidad los síntomas de una crisis. Y precisamente por eso está invalidado para representar con credibilidad un proyecto positivo para los próximos años. Los cenizos nunca han hecho avanzar a un país.

4. La situación electoral
En las elecciones generales de 2004 participaron 26 millones de ciudadanos sobre un censo electoral de 34,5 millones. La participación alcanzó el 76%.
El PSOE obtuvo 11 millones de votos (42,6%) y 164 escaños. El PP obtuvo 9,7 millones de votos (37,7%) y 148 escaños.
En conjunto, puede calcularse que la izquierda sumó aproximadamente un 50% de los votos; la derecha sumó alrededor de un 40%; y los distintos partidos nacionalistas y/o regionalistas sumaron en torno a un 10%.
Las encuestas que se han ido realizando a lo largo de la Legislatura han mostrado una situación de estabilidad básica del mapa electoral resultante de las elecciones de 2004, tanto en lo que se refiere al peso relativo de los tres grandes bloques ideológicos (izquierda, derecha y nacionalistas) como a la intención de voto para cada uno de los principales partidos. Esa situación se mantiene también en las encuestas realizadas durante el período preelectoral.
Sin embargo, la experiencia demuestra que durante las últimas semanas inmediatamente anteriores a las elecciones (es decir, en el período que transcurre desde la convocatoria de las elecciones hasta su celebración) la situación puede cambiar de forma sustancial.
En 2004, las primeras encuestas realizadas tras la convocatoria situaban al PP en primera posición. La tendencia se fue invirtiendo a lo largo de la campaña y una semana antes de las elecciones el PSOE había ya alcanzado al PP y mostraba una línea claramente ascendente. El resultado final intensificó la tendencia de la última fase de la campaña.
Los cambios durante la campaña no se producen fundamentalmente por la transferencia de votos entre los partidos, sino por la decisión que tomen aquellos ciudadanos que no siempre participan en las elecciones; es decir, aquellos que oscilan entre votar o abstenerse. Podemos calcular que hasta siete millones de ciudadanos están en esa situación. El comportamiento de estos electores es el más difícil de prever por las encuestas preelectorales, y de ahí que frecuentemente se produzcan resultados distintos de los esperados.
El Partido Socialista tiene un espacio electoral potencial muy amplio: el 50% de los españoles se declara próximo al PSOE. En las elecciones de 2004 obtuvo el 32% de votos sobre el total del censo. Como contrapartida, su espacio electoral muestra mayor tendencia a la dispersión del voto y a la abstención.
El PP tiene un espacio electoral más reducido y una amplia zona de rechazo social: sólo el 30% de los españoles se declara próximo al PP (obtuvo el 28% de votos sobre el censo) mientras un 60% se declara distante. Pero en ese espacio electoral hay mayor concentración del voto y más tendencia a la participación.
Desde el punto de vista de las valoraciones:
- El 42% de los ciudadanos considera que la actuación del Gobierno ha sido buena. El 23% considera que no ha sido ni buena ni mala. Y el 32% la considera mala.
- El 28% considera que la actuación del PP en estos cuatro años ha sido buena. Para el 18%, no ha sido ni buena ni mala. Y el 50% considera que ha sido mala.
- El 42% de los ciudadanos prefiere para los próximos años un gobierno del PSOE, frente al 27% que prefieren un gobierno del PP.
- El 56% aprueba la actuación de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 37% que la desaprueba.
- El 35% aprueba la actuación de Mariano Rajoy como líder de la oposición, frente al 57% que la desaprueba.
- El 52% prefiere a Zapatero como Presidente del Gobierno, frente al 28% que prefiere a Rajoy.
Desde el punto de vista ideológico, la mayoría de los ciudadanos se sitúa entre el centro y el centro-izquierda. El PSOE es visto como un partido situado en la izquierda moderada y el PP como un partido fuertemente escorado a la derecha.
El análisis de los datos indica que el PP está muy cerca de su límite o techo electoral, mientras el PSOE, partiendo de la situación actual, tiene aún un amplio margen para mejorar, si bien podría verse más afectado por la dispersión o por la desmovilización del voto.
Como veremos a continuación, esta situación tiene un efecto directo sobre el planteamiento estratégico de la campaña.


II. EL PLANTEAMIENTO GENERAL DE LA CAMPAÑA ELECTORAL.
El desarrollo de la campaña electoral será una prolongación del tono y de las estrategias que se han manifestado durante la Legislatura.
El PP basa todas sus esperanzas de victoria en dos circunstancias negativas:
a) Que muchos ciudadanos no acudan a votar, que haya una alta abstención;
b) Que se confirmen sus augurios de crisis económica. O al menos, que se extienda entre la población el miedo a la crisis, aunque no responda a la situación real.
Por eso toda su estrategia de campaña estará orientada a logra estos dos efectos: Por un lado, favorecer la abstención. Por otro, sembrar el miedo económico y favorecer todo aquello que pueda propiciar un empeoramiento de la situación.
Por lo demás, mantendrán buena parte del discurso crispado y crispador y el tono negativo que han tenido durante la Legislatura, si bien tratarán de ocultar a algunos de los dirigentes más poderosos y más ligados al extremismo (Acebes, Zaplana) para que recuperen el protagonismo tras las elecciones.
Utilizarán el terrorismo como instrumento electoral, como han hecho durante toda la Legislatura. Y con un discurso pretendidamente patriótico, estimularán todos los sentimientos de encono y malestar entre los distintos territorios.
Huirán muy especialmente de todos los temas relativos a políticas sociales y a derechos de los ciudadanos.
El Partido Socialista tiene que hacer una campaña basada en dos pilares: la gestión realizada por el Gobierno durante esta legislatura y el proyecto para los próximos cuatro años.
Los ciudadanos no votan por agradecimiento, sino por expectativas. No se vota al pasado, sino al futuro. Y precisamente por eso, no nos darán su voto por lo que hemos hecho sino por lo que esperan que hagamos a partir de ahora.
Pero lo que hemos hecho es la base que da solidez y credibilidad a nuestro proyecto para el futuro. Podemos garantizar que seguiremos impulsando el crecimiento económico y el bienestar porque en estos años hemos crecido más que ninguna otra economía europea. Podemos anunciar que queremos y podemos llegar al pleno empleo porque se han creado tres millones de puestos de trabajo. Podemos comprometer nuevas políticas sociales, más aumentos del salario mínimo y de las pensiones, más esfuerzo en educación y en investigación, porque es lo que hemos hecho durante los cuatro años de la legislatura. Podemos garantizar nuestro compromiso con los derechos individuales y con la causa de la igualdad porque ha sido una seña de identidad de nuestro Gobierno.
Por otra parte, gestión realizada y proyecto de futuro forman un todo coherente. El cambio que se inició en 2004 ha cubierto su primera etapa. Ahora hay que completar el proyecto con nuevos objetivos, aún más ambiciosos. Ahora no es el momento de interrumpir un proyecto en marcha y mucho menos de retroceder hacia el pasado.
Nosotros no vamos a meter miedo a nadie. No vamos a amenazar a los ciudadanos con desgracias y catástrofes que sabemos que no se van a producir.
Nosotros vamos a dirigirnos a los ciudadanos con serenidad y tratándoles como adultos, sin agitar fantasmas imaginarios y sin engaños. Vamos a explicar lo que hemos hecho y lo que queremos hacer. Vamos a pedirles que no se dejen entristecer por los agoreros, que exijan su derecho a celebrar el progreso de España. Y vamos a darles lo que se pide en unas elecciones: motivos para creer y motivos para votar. Ese será el tono y el contenido de nuestra campaña.


III. LOS OBJETIVOS ELECTORALES DEL PSOE
El objetivo del PSOE es ganar las elecciones: es decir, obtener un resultado que permita a José Luis Rodríguez Zapatero formar gobierno y desarrollar la segunda etapa del cambio que se inició en 2004.
La condición mínima para que eso sea posible la ha señalado el propio Zapatero: es necesario que el Partido Socialista sea el partido más votado por los españoles el 9 de marzo.
A partir de ahí, vamos a pedir a los españoles una mayoría lo más amplia posible para gobernar con más fuerza.
Y ello por dos razones fundamentales:
a) Porque los objetivos de progreso que queremos alcanzar en los próximos años son muy ambiciosos y exigen fortaleza política y un gran apoyo social;
b) Porque estamos dispuestos a cambiar el clima y el tono de la vida política, a poner fin a la crispación y a impedir nuevas estrategias de obstrucción como las que hemos visto durante esta legislatura. Y queremos que los ciudadanos nos ayuden a conseguirlo.


Para conseguir nuestro objetivo electoral, hay dos elementos claves:
a) Que los ciudadanos acudan a votar. Que la participación sea muy alta.
En España hay aproximadamente siete millones de ciudadanas y ciudadanos que no votan en todas las elecciones; a veces votan y a veces se abstienen. Y cuando deciden participar, votan mayoritariamente al Partido Socialista.
Nosotros lo sabemos y el PP también lo sabe. Por eso la clave de nuestra estrategia electoral es la movilización y la clave de la estrategia electoral del PP es la desmovilización. Nosotros estimulamos la participación y ellos fomentan la abstención. Esa es la cuestión central de estas elecciones: de su resultado depende en gran medida el resultado de las elecciones y el futuro de España.
El primer objetivo de la campaña electoral del PSOE, su eje principal, es la movilización. Por eso es tan importante la proximidad a los ciudadanos, la presencia permanente de nuestros candidatos y de los miembros del partido en todos los ámbitos y sectores de la sociedad, el trabajo a pie de calle. La movilización se produce sobre todo en los entornos inmediatos, en el ámbito de la vida cotidiana. Una campaña movilizadora es una campaña de la máxima intensidad y de la máxima proximidad a los ciudadanos.
b) Conseguir el apoyo de todos los ciudadanos que desean que España siga progresando y no retroceda hacia el pasado. Que quieren un Gobierno actual, sensible a los problemas de la sociedad en el siglo XXI. Que quieren gobernantes comprometidos con la igualdad, con los derechos sociales y con la convivencia. Que no les gusta que les metan miedo, la crispación ni el pesimismo interesado. Que no admiten que nadie les diga cómo tienen que vivir ni pretenda enfrentarles a otros españoles por el territorio en el que vivan o la lengua en la que se expresen.
Los españoles que pensamos y sentimos de esta manera somos más, somos muchos más. Por eso tenemos que ser también más en las urnas.
Vamos a pedir muy especialmente que acudan a votar a los casi dos millones de jóvenes que pueden hacerlo por primera vez. Que voten a quien deseen, pero que participen, que no se queden sin votar. Porque con el primer voto no sólo se elige a un gobierno: se establece un compromiso vital con la democracia. Y porque hay algunos que están muy interesados en que ellos, precisamente los más jóvenes, no acudan a votar el 9 de marzo. El PP no quiere el voto de los jóvenes, que siempre es exigente: le basta con su abstención.


IV. LA CAMPAÑA DEL PSOE.
1. ¿Qué se decide el 9 de marzo?
Lo primero que tenemos que explicar en nuestra campaña es el contenido de la decisión que los españoles tenemos que tomar el 9 de marzo. Y lo que se decide está muy claro: O gobierna Zapatero, o vuelven a gobernar Rajoy, Acebes y Zaplana. Ese es el contenido central de la decisión de voto, en esa cuestión hay que centrar la atención.
Cualquier otro aspecto es secundario ante la decisión principal: O Zapatero o Rajoy.
Para saber lo que implica esta decisión, es necesario explicar lo que cada uno de ellos representa:
- Zapatero sigue representando el cambio. Pese a llevar ya cuatro años en el Gobierno, el PSOE/Zapatero sigue siendo el referente del cambio y de todas las ideas asociadas a este concepto: innovación, reforma, modernización, creatividad. Quien crea en la virtualidad del cambio, tiene muchos motivos para seguir apoyando a Zapatero. Votar por el Gobierno de Zapatero sigue siendo votar por el cambio.
-Zapatero representa ante todo la positividad. Una visión positiva de España y de los españoles. Un estilo político positivo, basado en el respeto y en el diálogo. Una actitud positiva y optimista ante el futuro. Una voluntad positiva de hacer frente a los problemas y de aprovechar todas las oportunidades.
Zapatero representa también la contemporaneidad. Un gobernante de hoy, sensible a los problemas de la segunda mitad del siglo XXI, no atado por los vicios y los complejos del pasado. Un político moderno y actual, que cree a fondo en la democracia y la practica.
Zapatero representa el compromiso con los valores progresistas. Compromiso con la igualdad. Compromiso con la libertad de las personas. Compromiso con la justicia social. Compromiso con la convivencia. Compromiso con la defensa de la paz y de la cooperación entre las naciones. Compromiso con el desarrollo sostenible y con la defensa del medio ambiente.
Zapatero representa la fuerza y la voluntad para conseguir los objetivos más ambiciosos para España. Hasta ahora, hemos competido para conseguir estar entre los mejores. A partir de ahora, tenemos que competir directamente con los mejores, lo que es aún más difícil. Y para ello necesitamos un liderazgo positivo que crea en nuestro futuro, no un liderazgo escéptico que añore el pasado.


Rajoy y lo que le rodea representa esencialmente la negatividad y la marcha atrás. Eso es lo que ha representado y lo que ha defendido durante sus cuatro años en la oposición.
Eso es en lo que cree, y eso es lo que supondría su regreso al gobierno.
Un político antiguo, con ideas y formas del siglo pasado. Con una total falta de información y de sensibilidad por los problemas más actuales, como el cambio climático.
Un político distante, que jamás habla de los problemas reales de los ciudadanos.
Un dirigente hipotecado por quien le nombró, que ha conducido a su partido a un auténtico bunker de extrema derecha, que ha expulsado a todos los moderados, que se ha pasado la legislatura manifestándose del brazo de los obispos en contra de los derechos civiles.


Sabemos lo que hace y lo que hará Zapatero:
a) Sabemos que es capaz de gestionar la economía con eficacia con crecimiento, con distribución de la riqueza y con ahorro.
b) Sabemos que destina los frutos del progreso económico a las políticas sociales y a dar oportunidades a todos para mejorar sus vidas.
c) Sabemos que extiende los derechos civiles, que milita en la causa de la igualdad entre hombres y mujeres.
d) Sabemos que apuesta a fondo por la educación, por la investigación y por el desarrollo sostenible.
e) Sabemos que gobierna desde los valores y los principios. Que no miente a los ciudadanos. Que reconoce sus errores.


Rajoy no ha propuesto nada constructivo en cuatro años, pero sabemos lo que hizo cuando estuvo en el Gobierno y sabemos lo que harían si regresaran al poder:
- Sabemos que siguen sin reconocer que la guerra de Irak ha sido un error desastroso, así que volverán a apoyar la política de las guerras preventivas.
- Sabemos que se han opuesto y se oponen a que cada cual se case con quien quiera, sea o no de su propio sexo; así que privarán a los ciudadanos de ese derecho.
- Sabemos que están en contra de la educación para la ciudadanía, así que la suprimirán.
- Sabemos que no han querido votar la Ley de igualdad entre hombres y mujeres, así que volveremos a la desigualdad.
- Sabemos que se oponen a los avances en investigación con células madre para curar enfermedades, así que quienes padecen esas enfermedades tendrán que resignarse a ellas.
- Y hemos sabido que su receta económica es un ajuste brutal, que es la palabra que ellos mismos han usado. Si hemos de juzgar por los decretazos que hicieron en su día, ya sabemos para quién será brutal la política económica de Rajoy y Pizarro: para los trabajadores.

2. Modelo de campaña: la mirada positiva
El tono, el estilo y el contenido de la campaña que va a realizar el Partido Socialista está perfectamente resumido en el lema que estamos usando durante la precampaña: 


LA MIRADA POSITIVA.
Queremos trasladar a los españoles una mirada positiva sobre la realidad de España y sobre su futuro. Lo que no significa que no existan problemas: significa que hay problemas y también hay grandes oportunidades de progreso, y queremos salir al encuentro de todos ellos: de los problemas, parta resolverlos; y de las oportunidades, para aprovecharlas. Y lo haremos con confianza en España, porque España se ha ganado el derecho a que confíen en ella.
Esta actitud positiva se reflejará en todos los elementos de nuestra campaña. En el contenido de los mensajes y las propuestas, pero también en el tono y en la imagen con la que nos vamos a presentar ante los ciudadanos. Queremos, además, que sea una campaña próxima e innovadora, capaz de despertar interés y de movilizar. Una campaña en la que queremos transmitir a los ciudadanos la idea de que hay muchos motivos para ir a votar el día 9 de marzo, y muchos motivos para creer en José Luis Rodríguez Zapatero y confiar en él.


Nuestra campaña debe responder a estas características:


- Polarizadora: es una campaña del PSOE frente al PP. Es una campaña que enfrenta políticas, que confronta alternativas. Es una campaña que busca el cara a cara, que no rehuye el debate.


- Identitaria: una campaña para que todos los votantes que se sienten o se han sentido progresistas se vean identificados con el PSOE. Para que todos nuestros posibles votantes se vean representados por nosotros y por nuestra alternativa.
Una campaña que apela a la identidad progresista de los votantes que desean una alternativa al gobierno actual, una alternativa a la derecha.


- Movilizadora: una campaña para movilizar, en primer lugar, al propio PSOE, a sus militantes, simpatizantes y a sus votantes tradicionales. Un campaña que cree entusiasmo, que genere expectativas para implicar a todos los sectores sociales que se sienten identificados con un proyecto progresista. Una campaña que invite a participar, con diferentes niveles de responsabilidad y en acciones diversas, a todos los ciudadanos.


- Energética: El andar se demuestra andando y la energía se muestra siendo enérgicos en todas las actuaciones de nuestra campaña. La energía la debe demostrar nuestro candidato, a través de su agenda, de su actividad, de sus mensajes. La energía la debe demostrar el Partido, sus candidatos, sus militantes, sus actuaciones durante la precampaña y la campaña. Una campaña que contagie entusiasmo.


- Emocional: somos el Partido de los valores, los principios y los derechos, y eso tenemos que trasladarlo en nuestra campaña. Debemos apelar a las emociones, a los sentimientos de todos aquellos que piensan que la política sirve para defender esos valores, principios y derechos. Debemos apelar en nuestra campaña al voto emocional, al voto de aquellos que se sienten identificados con un proyecto progresista. Una campaña emotiva, que conecte con la racionalidad del votante, pero también con sus sentimientos.


- Ganadora: una campaña que demuestre ambición de triunfo. Los límites más perjudiciales son los que uno mismo se impone, y nosotros no debemos poner límites a nuestra ambición. Una campaña para ir a ganar, a demostrar que pedimos el voto para seguir gobernando en beneficio de la mayoría.


- Directa: una campaña sin ambigüedades, vertebrada, marcando los perfiles, mostrando definición en los mensajes. Una campaña que llegue a todos los sectores de la sociedad con propuestas y alternativas respecto a los temas que les preocupan, con mensajes específicos para cada sector social. Una campaña comprensible, que la ciudadanía entienda, que sea clara y concreta.

3. Los ejes de nuestro proyecto.
Explicaremos a los ciudadanos que nuestro proyecto para España en los próximos cuatro años está basado en tres grandes objetivos, que darán sentido a todas las políticas del Gobierno:

A) Lograr la España del pleno empleo para consolidar una verdadera sociedad del bienestar.
Durante los últimos treinta años, el paro ha sido la primera preocupación de los españoles. Una preocupación de los gobiernos y de las familias. El paro ha pesado sobre los proyectos individuales, y ha lastrado los proyectos colectivos.
Una sociedad sometida al paro es una sociedad con un horizonte limitado. El temor al paro, que ha pesado como una losa sobre las últimas generaciones de españoles, ha aplazado la creación de la propia familia, disminuido el número de hijos, reprimido iniciativas vitales y empresariales.
El paro persistente, estructural, ha detraído muchos recursos públicos y ha impedido que éstos se dedicasen a ampliar las políticas de bienestar social en nuestro país.
Seguir pensando con los viejos parámetros de la sociedad del paro limita nuestras posibilidades. No se piensa igual cuando el horizonte personal es el paro que cuando es el empleo. No se hacen los mismos proyectos, no se asumen los mismos riesgos.
La perspectiva de una sociedad de pleno empleo nos obliga a redefinir nuestra cultura económica, social y política.
Con la creación, durante la legislatura que ahora concluye, de tres millones de puestos de trabajo, con el paro situado en el entorno del 8%, que es ya toda una conquista histórica para las generaciones vivas de españoles, estamos en condiciones de alcanzar la España del pleno empleo.
De luchar contra el paro, el objetivo de todos los gobiernos desde la Transición, pasamos, pues, a luchar por el pleno empleo, por alcanzar una situación que permita en España, a cualquier persona con capacidad para trabajar, acceder a un puesto de trabajo en un tiempo razonable y con perspectiva de estabilidad.
Ésta es la nueva frontera que está ya a nuestro alcance, que nos abre a una sociedad nueva, a una sociedad capaz de conquistar no sólo el bienestar que en sí mismo representa el empleo sino todas las posibilidades de acción social que confiere una economía plenamente productiva gestionada con rigor y eficacia.
El pleno empleo significa mayor riqueza individual y colectiva. Significa que sectores que han estado excluidos de la principal fuente de participación en la vida social, el trabajo, se integren de manera plena en la sociedad. Para muchas mujeres, salir de su casa, realizar un trabajo remunerado, cambia algo más que su condición económica, que su capacidad adquisitiva. Les da autonomía, libertad personal. Y cambiar la condición de la mujer cambia la sociedad como pocas otras cosas.
De igual modo, el pleno empleo abre importantes expectativas a los jóvenes, de autonomía, de emancipación. Probablemente puedan formar familias antes, y eso signifique la posibilidad de tener más hijos. El pleno empleo cambia también el horizonte de los trabajadores mayores de cincuenta años, prolonga su vida, no sólo su vida activa, sino su juventud, sus posibilidades, sus proyectos, su papel social.
Y pleno empleo significa también mejores dotaciones de servicios públicos. Es el pleno empleo el que garantizará el desarrollo de la ley de la dependencia o la escolarización de los niños de 0 a 3 años. En la España del pleno empleo seguirán subiendo las pensiones más bajas y el salario mínimo. En la España del pleno empleo podremos mejorar el contenido del conjunto de las prestaciones sociales.


B) De los viejos problemas a los nuevos retos: España ante la oportunidad de competir con los mejores.
Durante los dos últimos siglos los españoles siempre hemos venido desde atrás. Pero en los últimos treinta años hemos acelerado nuestro tiempo histórico y ahora, después del fuerte empujón de la última Legislatura, nos encontramos a las puertas de situarnos por encima de la media de desarrollo de los países europeos, algo que no hace tanto parecía un sueño inalcanzable.
España no es el país que fue. España es otro país y puede fijarse un nuevo gran objetivo colectivo: estar entre los mejores y competir con ellos. Entre los mejores en renta y en formación; entre los mejores en equidad social y responsabilidad medioambiental. Para dar este salto, hay que identificar los nuevos desafíos a los que se enfrentan los países desarrollados y poner rumbo directamente hacia ellos.
Afrontar los problemas de hoy y de mañana, y no perder tiempo en los debates del pasado.
Estar entre los mejores significa ante todo capital humano, formación, seguir aumentando la inversión en educación, en todos los niveles, y abrir la formación a todas las generaciones. Significa perseverar en el esfuerzo presupuestario de los últimos años destinado a inversión en investigación, desarrollo e innovación.
Nuestra es prioridad es despegar del pelotón, superar la media de los países desarrollados.
Estar entre los mejores significa culminar el objetivo que nos hemos fijado en infraestructuras, un objetivo ambicioso, de liderazgo, que también está a nuestro alcance: ser en 2010 el primer país de Europa en Km de autovía y autopistas, y el primero del mundo en ferrocarriles de alta velocidad.
Estar entre los mejores significa afrontar el desafío del cambio climático. Es necesario hacerlo, y lo es particularmente en el caso de España, pero además es una oportunidad para nosotros que hay que aprovechar. En el mundo se van a movilizar ingentes recursos económicos en este proceso y las empresas españolas se encuentran muy bien posicionadas para liderar esta batalla. Es la tercera revolución industrial y por fin tenemos la oportunidad de estar junto a quienes la lideren.
Estar entre los mejores significa contar con unos servicios públicos de calidad, que optimicen las prestaciones sociales y contribuyan a la competitividad de la economía. Unos servicios públicos gestionados por una administración eficiente. En España contamos con una buena administración profesionalizada: ahora tenemos que abordar las reformas necesarias para dar ese salto hacia una mayor eficiencia en la gestión.


C) Asegurar la mejor convivencia en una sociedad rica y diversa
Vivimos en una sociedad cada vez más rica y plural. Tampoco esta sociedad tiene mucho que ver con la España forzadamente homogénea del pasado, que ha quedado atrás. La España de hoy es una España de ciudadanos que disfruta del pluralismo en todos los órdenes: el político, el ideológico, el religioso, el cultural, el territorial… Y en los últimos tiempos se ha incorporado un nuevo factor de riqueza y de complejidad: la integración en la sociedad española de los inmigrantes que vienen a compartir con nosotros el trabajo y las ganas de vivir y de convivir.
Tenemos que preservar este pluralismo del que nos beneficiamos todos. Tenemos que preservar esta España de ciudadanos libres y tolerantes que ha nacido y crece con vitalidad al amparo de nuestra Constitución.
Para hacerlo, hay que ser, en primer lugar, absolutamente firmes, inteligentes y eficaces, en el combate de la peor amenaza a la vida y a la libertad que padecen todas las sociedades desarrolladas, la que representa el terrorismo en sus diversas manifestaciones. Firmes y eficaces, también, en la lucha contra todas las demás formas de criminalidad. En ambos ámbitos hemos reforzado nuestra seguridad en estos últimos años y vamos a perseverar en la tarea.
El rico pluralismo de la sociedad española confluye en un espacio común de ciudadanía que se asienta en unos derechos fundamentales iguales para todos y en la aceptación de los procedimientos democráticos establecidos. Los socialistas vamos a seguir enriqueciendo este espacio común con el reconocimiento y extensión de derechos, para fortalecer la posición jurídica y social de los ciudadanos frente a todo poder público y privado. Y proseguiremos con toda determinación nuestra voluntad de alcanzar la plena igualdad efectiva entre hombres y mujeres.
El mejor modo de fomentar la convivencia política y social es la práctica del diálogo y del espíritu de tolerancia, el respeto al adversario, al discrepante, no ofender ni practicar la crispación. Esta actitud es, en particular, imprescindible para gobernar, en beneficio de los ciudadanos, nuestro Estado de las autonomías, fomentando la cooperación entre administraciones a partir del respeto a las singularidades y al ámbito competencial que a cada cual atribuyen las Constitución y los Estatutos de autonomía.
La inmigración, legal y ordenada; los inmigrantes, con derechos y deberes; el objetivo, su plena integración en nuestro espacio común de convivencia.
Sometimiento al Derecho, diálogo, respeto y tolerancia en España, y también desde España, proyectándolos como seña de identidad de nuestra política exterior, una política exterior al servicio de los valores de la paz y la cooperación que es, además, la más útil para defender nuestros intereses como país.

4. Los mensajes políticos
Además de los tres ejes de nuestro proyecto, hay ideas específicamente políticas que sustentan nuestra petición de voto a los ciudadanos. También se las transmitiremos con la mayor claridad:
a) Tenemos un plan. La acción de nuestro Gobierno no es improvisada: responde a un proyecto de largo plazo.
b) Hemos recorrido la primera etapa, pero el proyecto no está completado. Estamos a mitad del camino, necesitamos el voto para no interrumpirlo.
c) Los socialistas queremos lo que quieren los ciudadanos:


Las expectativas generales: Una España mejor.
- Más moderna.
- Más próspera y competitiva. Más eficaz.
- Más justa.
- Más y mejor integrada y cohesionada.
- Más justa.
- Con una mejor convivencia en todos los ámbitos.
- Más fuerte en el mundo.


Las expectativas individuales: Una vida mejor.
El Gobierno de Zapatero no sólo está impulsando una España mejor; además, ofrece más garantías al ciudadano para tener una vida mejor.
- Bienestar y calidad de vida.
- Protección de los más débiles.
- Igualdad.
- Derechos.
- Servicios públicos de calidad para todos.
- Ayuda a las familias.


Los valores. Las ideas. (El partido que más se parece a España)
- Los valores con los que se identifica la gran mayoría de los españoles, que compartimos y asumimos como propios.
- Valores actuales, contemporáneos, propios de la España del siglo XXI.
Zapatero cree en lo que cree la mayoría de los ciudadanos, comparte los valores de la sociedad española. Zapatero es un representante genuino de la España de hoy. Rajoy es la voz del pasado.
d) Pedimos a los ciudadanos una mayoría amplia para gobernar con más fuerza.
e) Pedimos el voto para no retroceder. Para que no vuelvan al gobierno los mismos que hicieron el decretazo, que nos metieron en la guerra de Irak, que mintieron y engañaron el 11-M. Porque son exactamente los mismos: Rajoy, Acebes, Zaplana, y Aznar mandando desde la oscuridad. Para que no gane la crispación.


5. La idea básica de campaña


A partir de todo lo dicho hasta ahora, orientaremos toda nuestra campaña a transmitir la siguiente idea: ESPAÑA TIENE UNA GRAN OPORTUNIDAD: DAR UN SALTO ADELANTE QUE NOS CONVIERTA DEFINITIVAMENTE EN UNO DE LOS PAISES MAS AVANZADOS Y CON MAYOR CALIDAD DE VIDA DEL MUNDO.


EN ESTAS ELECCIONES SE DECIDE SI APROVECHAMOS ESTA OPORTUNIDAD CON ZAPATERO O LA PERDEMOS Y VOLVEMOS ATRÁS CON RAJOY.


ZAPATERO ES EL PRESIDENTE QUE REPRESENTA LA ESPAÑA DE HOY Y CREE EN ELLA.Y NECESITA TU VOTO PARA GOBERNAR. EL VOTO DE LA MAYORIA. EL VOTO DEL OPTIMISMO Y DE LA CONFIANZA.


El texto anterior contiene el núcleo de nuestro mensaje político en esta campaña. A partir de estos conceptos se establece la unidad de campaña. Todo el esfuerzo de campaña debe orientarse a transmitirla con eficacia y credibilidad. Lo que sirva para hacer crecer esta idea, debe ser considerado como positivo; lo que se separe de ella, por muy brillante que parezca, es pernicioso para la campaña.