Hace unas semanas me preguntaron en una televisión acerca de quién sucedería a ZP en las generales. Respondí que el propio ZP.
Mi provocación no fue compartida por los entrevistados. Luego pude comprobar que uno de los que dudaban entre Rubalcaba y Chacón había asumido mi ocurrencia.
Al parecer este analista, como otros del PP, ha llegado a la conclusión de que Rubalcaba está amortizado a causa de su participación en la traición al Estado que supone el «caso Faisán».
¿O acaso el ministro de Interior puede eludir la responsabilidad política que se deriva del chivatazo a ETA que dio un alto funcionario?.
Así que, descartado Rubalcaba y por su escandalosa bisoñez la aspiración de Chacón ¿es un despropósito pensar en la candidatura de Bono después del papel estelar que ha tenido en la celebración del 23-F?.
La presentación del manchego sería una corrección a aquella votación en la que perdió el liderazgo del PSOE por unosvotos.
Correoso hasta la exasperación, buenista hasta la náusea, Bono podría ser el candidato más eficaz para el PSOE y por si le faltara algún apoyo ha tenido el de Villalobos quien, analfabeta ella, ha explicado que le llamó «fascista» a Bono por tener un comportamiento autoritario y prepotente.
Nuestra Hannah Arendt. Una prueba más de la destrucción del lenguaje político.
Porque si una buena parte de esta considera intercambiables los términos derecha y fascismo, la diputada ha llegado a llamar fascista al propio presidente del Congreso.
¿Habrá que ponerse enfermo para librarse del odio reinante?.
Aguirre, fustigada con frecuencia como extrema derecha a causa de su neoliberalismo, está a salvo en estos momentos.
¿No es llamativo que la izquierda haya vuelto a las obsesiones de los años 30 cuando los partidarios de la revolución pendiente pensaban que el liberalismo había sido la fuente del capitalismo y el comunismo?
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
domingo, 27 de febrero de 2011
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