lunes, 21 de febrero de 2011

El Asalto al Congreso el 23 de febrero

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20080127/asalto-tejero-congreso-23-f-1981/392929.shtml
Asalto al Congreso

"Si hubiera un apagón de luz en la puerta donde estén ustedes, al recibir un roce en el cuerpo, abran fuego". El teniente coronel Tejero ordenó a los guardias civiles que ocupaban el Congreso en la tarde del 23 de febrero de 1981, disparar si cortaba la electricidad en el hemiciclo y notaban que alguien les rozaba. Momentos antes, los vicepresidentes primero y cuarto, Modesto Fraile y José Bono, le había advertido del riesgo de que se fuera la luz. La orden de Tejero, que causó estupor en quienes le escucharon, figura en el acta en el que los cuatro secretarios de la Cámara baja Víctor Manuel Carrascal Felgueroso, Leopoldo Torres Boursault, Soledad Becerril Bustamante y José Bono hicieron un relato pormenorizado del asalto a las Cortes.

El contenido de este documento, que se ha conocido hoy tras permanecer secreto durante tres décadas, refleja el clima de tensión que se vivió en el interior del Congreso y lo cerca que se estuvo de que el secuestro de los representantes de la soberanía popular desembocara en una masacre.
También muestra como el tono altanero y prepotente de los golpistas fue suavizándose a medida que, con el paso de las horas, iban tomando conciencia de que se encontraban aislados y de que su intentona había fracasado.
El propio Bono ha relatado hoy en la cadena SER cómo Landelino Lavilla encargó a los cuatro secretarios que hicieran un acta.
"La hicimos Víctor Carrascal y yo y luego la firmamos los cuatro.
Tenemos una copia del original cada uno" ha relatado el ex presidente castellanomanchego.
Bono ha asegurado que escucharon todo lo que estuvo a su alcance, "entre otras las [grabaciones] del micrófono de la sala y algunas cintas 'hacia el exterior".


Resumen cronológico del acta, que ocupa 35 folios:
*.- 18.23 horas del 23 de febrero. Cuando el secretario primero de la Cámara (Carrascal) llama a votar al diputado Núñez Encabo se escuchan gritos, voces y disparos procedentes del exterior del salón de sesiones. Carrascal pregunta: "¿Qué pasa?".
Se produce movimiento de diputados en la Cámara, sorprendidos por los ruidos que proceden del exterior. Cuando Carrascal repite el voto negativo de Núñez Encabo y pregunta de nuevo: "¿Qué pasa?", irrumpe violentamente en la Cámara, por la puerta situada a la izquierda de la Presidencia y Mesa del Congreso, un jefe de la Guardia Civil, que resultó ser el teniente coronel Tejero, quien, portando una pistola, se dirige a la tribuna de oradores, accediendo a la misma por la escalera de la izquierda y se sitúa a la derecha y delante del presidente [Landelino Lavilla]; este, puesto en pie, le pregunta: "¿Qué ocurre?". Tejero le contesta: "Quítate de ahí", acompañando estas palabras de un expresivo gesto de la mano con que empuña la pistola.
...] El teniente coronel Tejero y otros miembros de la Guardia Civil se dirigen a la Cámara, gritando: "¡Alto! ¡Todo el mundo quieto! ¡Quieto todo el mundo!... ¡Silencio! ¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Al suelo todo el mundo! ¡Todo el mundo al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo!".
El vicepresidente primero del Gobierno [Manuel Gutiérrez Mellado], abandonando el banco azul, se dirige a Tejero; este le dice: ¡Siéntese, diputado!", haciendo caso omiso el teniente general Gutiérrez Mellado, que es zarandeado violentamente por varios elementos armados y, en ese momento, se producen diversos disparos y ráfagas de fusil ametrallador, cuyos impactos pueden observarse en la bóveda del hemiciclo y en las pareces de las tribunas destinadas a los medios informativos e invitados.
[...] Durante los disparos alguien dijo: "¡Quietos! ¡Para, para! ¡Que vais a dar a alguien de los nuestros!".
El presidente [del Congreso] los vicepresidentes y el secretario general son cacheados.
Se incorporan a sus respectivos escaños los diputados y miembros del Gobierno que, durante diez minutos aproximadamente, habían permanecido en el suelo. Al incorporarse, son obligados a permanecer con las manos visibles, oyéndose gritos de: "¡Las manos fuera; manos arriba, ¿eh? ¡Manitas arriba!".
Mientras se producen los disparos, el vicepresidente primero del Gobierno permanece en pie fuera de su escaño.
Tejero se dirige a Gutiérrez Mellado y con ayuda de otros guardias le zarandea y golpea violentamente. Incluso, le agrede por la espalda, sin que el teniente general caiga al suelo. El vicepresidente primero ocupa su escaño.
Uno de los ocupantes se dirige al presidente de la Cámara, solicitándole que hable a los diputados para tranquilizarles. Lavilla responde que, en las circunstancias en que se encuentra, considera que no puede ejercer la presidencia.
La diputada Ana Balletbó abandona el hemiciclo, habiéndose tenido conocimiento posterior que la misma hizo saber, para salir del Salón, su avanzado estado de embarazo.
Posteriormente, una persona que vestía uniforme de capitán de la Guardia Civil y que resultó ser el capitán Muñecas, se dirige a la tribuna de oradores, diciendo lo siguiente:
"Buenas tardes. No va a ocurrir nada; pero vamos a esperar un momento a que venga la Autoridad Militar competente para disponer lo que tenga que ser y lo que él mismo diga a todos nosotros. O sea, esténse tranquilos. No sé si esto será cuestión de un cuarto de hora, de 20 minutos o media hora; me imagino que no más tiempo, y la Autoridad que hay competente, militar por supuesto, será la que determine qué es lo que va a ocurrir. Por supuesto que no pasará nada. O sea, que estén ustedes todos tranquilos".
El capitán Muñecas se retira de la tribuna, Seguidamente, respondiendo a una llamada del presidente de la Cámara, se acerca a éste, quien le pregunta: "¿Qué ocurre?". Muñecas responde que él se limita a obedecer órdenes. Lavilla le vuelve a preguntar quién mandaba la fuerza y Muñecas dice que no sabe y que hay que esperar a la Autoridad Militar que va a venir.
[...] Seguidamente se oye una voz que dice: "Doctor Petinto, por favor, venga acá; parece que este señor está un poco lesionado". Desde las tribunas de invitados, se oye otra voz: "¡Está cerrado; no puede salir el médico!". El diputado Fuejo se pone en pie en su escaño, indicando que él es médico. Fraga, dirigiéndose a la fuerza ocupante, manifiesta: "Caballero, el señor Fuejo es médico". Fuejo se dirige a atender al lesionado, Fernando Sagaseta.
El taquígrafo, señor Langa, se dirige al ujier que está más cercano a él y le dice: "Tengo una lesión de corazón, estoy malo". El ujier y un guardia civil acompañan al señor Langa, que sale del salón de Sesiones y, en ese momento, el señor Fuejo regresa a su escaño. Momentos después, abandonan el hemiciclo los taquígrafos que, hasta ese momento, habían permanecido en su lugar habitual".
\[...\] Durante el tiempo que los diputados permanecen inmóviles y obligados a estar en sus asientos, el presidente de la Cámara se dirige, reiteradamente, al guardia civil que se mantiene constantemente detrás de él, pidiéndole hablar con el jefe de la fuerza ocupante, recibiendo repetidas negativas a tal solicitud; ante la insistencia del presidente, el citado miembro de la Guardia Civil manifiesta que es el jefe quien decidirá cuando quiere hablar; añadiendo que ya tendría tiempo de hablar con él (con el jefe) "largo y tendido".

*.- 19.35. El presidente del Gobierno en funciones [Adolfo Suárez] abandona el banco azul y se dirige a uno de los asaltantes diciendo: "¡Quiero hablar con el que manda la fuerza!". Se oyen gritos y voces que dicen: "¡Retírese! ¡Silencio! ¡Schsss!".
Un guardia, situado en la parte superior derecha del hemiciclo, dice con toda claridad: "Tranquilos, señores; al próximo movimiento de manos, se mueve esto, ¿eh? (Señalando la metralleta). Así que los de las manitas ésas, tranquilos. Eso cuando estén solos. Aquí se ha acabado".
Inmediatamente, Suárez se pone en pie. Una voz: "¡Señor Suárez, permanezca en su escaño!". Suárez dice: "Yo tengo la facultad, como presidente del Gobierno... (no se perciben las últimas palabras)". Suárez es interrumpido con diversos gritos del siguiente tenor literal: "¡Señor Suárez! ¡Se siente, coño! ¡Se siente! ¡Se siente! ¡Que se siente!" Mientras que estos gritos se producen, Suárez hace repetidas llamadas a la tranquilidad, diciendo: "¡Por favor, por favor...!".
Poco después, aparece por la puerta de entrada del hemiciclo Tejero, que grita: "El general Milans nos manda un abrazo. Ha decretado la movilización general".
Desde los pasillos exteriores del hemiciclo se oyen gritos confusos, coreados con vivas; inmediatamente después: "¡Viva España!", que es respondido con muchas voces que dicen: "¡Viva!" y algunas que gritan: "¡Arriba!" También desde el exterior se pronuncian los gritos: "¡Viva el Rey! ¡Viva la Guardia Civil!" Se oye otro grito confuso, también procedente del exterior del hemiciclo, que dice: "¡Viva la democracia!" y es respondido por una voz que dice: "¡Viva!".

*.- 19.40. Tejero coge por el brazo a Suárez y ambos salen del hemiciclo. Pasados unos minutos, las fuerzas ocupantes hacen salir del hemiciclo, por este orden, a Felipe González, Manuel Gutiérrez Mellado, Alfonso Guerra, Agustín Rodríguez Sahagún y Santiago Carrillo.
El abandono del hemiciclo lo hacen los citados señores con el intervalo de pocos minutos entre unos y otros; con excepción de González y Gutiérrez Mellado, que lo hacen al mismo tiempo. En ese momento, se produce en la Cámara un grave silencio. [...]

*.- 20.45. Una voz grita: "¡Un micrófono, por favor; por favor, un micrófono!" Otra voz: "¡Por aquí! ¡Por aquí! ¡Por aquí!" Un miembro de la Guardia Civil sube a la tribuna de oradores y comienza a leer un telex. [El acta reproduce dos teletipos de Europa Press en los que dice que la situación es de normalidad en el Cuartel General del Ejército, muy próximo al Congreso, sin que se observasen movimientos de tropas, y que en la sede del Ministerio del Interior se han cerrado las puertas y no se permite el acceso a la prensa].
En ese momento, se acerca un oficial de la Guardia Civil a los micrófonos y dice: ¡Un momento, señores, se va a leer un comunicado". [El acta reproduce un teletipo de Europa Press que da cuenta de la ocupación por fuerzas militares de las emisoras La Voz de Castellón y Radio Castellón, así como el contenido íntegro del bando del capitán general de Valencia, Milans del Bosch, que declara el estado de excepción en la región militar. También reproduce una nota de agencia que da cuenta de la ocupación de los estudios de TVE en Prado del Rey].
Modesto Fraile y Bono se dirigen a los miembros de la fuerza ocupante, manifestándoles su preocupación ante un posible corte en el suministro de fluido eléctrico, indicando que se carece de generador propio de corriente. Les ruegan calma si tal evento se produjera, para evitar consecuencias irreparables.
Ante la sorpresa y estupor de todos los presentes, Tejero grita, dirigiéndose a la fuerza ocupante: "Si hubiera un apagón de luz en la puerta donde estén ustedes, al recibir un roce en el cuerpo, hagan fuego". A continuación alguien dice: "¡Póngase en las puertas y puestos! ¡En las puertas! ¡Nadie empuje las puertas si se apaga esto, porque recibirá fuego!". Con anterioridad a la intervención de Fraile y Bono, se habían producido inflexiones en la luz y ciertos parpadeos en los focos que iluminaban el hemiciclo.
A continuación, Tejero ordena a los ujieres que traigan sillas y las coloca cerca de la mesa pequeña y las sitúan en el lugar ordenado por Tejero. Este ordena que, en el supuesto de que se corte el suministro de fluido eléctrico, se prenda fuego al material acumulado. En ese momento varios diputados gritaron que todo era de madera. Un oficial vuelca algunas de las sillas y otro, con un cuchillo, rompe el tapizado de dos de ellas, extrae la estopa y la coloca encima de la mesa de los taquígrafos; un oficial, a requerimiento del presidente de la Cámara, que le advierte de los riesgos, detiene la operación. Media hora después, un ujier situaba, encima de la mesa de los taquígrafos, unos cuantos velones.

*.- 22.30 . Tejero entró en el hemiciclo y pronunció las siguientes palabras: ¡Guardias! La Segunda, la Tercera, la Cuarta y la Quinta V Región Militar han dicho sí al teniente general Milans del Bosch como presidente del Gobierno!".

*.- 23.30. Un oficial, desde el centro del salón, vocea el nombre de Muñoz Peirats. Este se levanta en su escaño y el oficial se acerca al diputado entregándole una bolsa de plástico, amarilla, que contenía medicamentos.

*.- 23.45. Un teniente de la Guardia Civil comunica a los diputados que está prohibido escribir y pasarse notas. A los pocos minutos, una pareja de la Guardia Civil se dirige al escaño del diputado Puig Olivé para que les entregue un libro. El teniente Álvarez, después de leer la primera página, lo deposita en la mesa situada en la tribuna de oradores. El libro decía en su portada: Poema de Rafael Masó.
Posteriormente se ha sabido que el señor Puig tomaba nota de los hechos en la primera página del libro que fue arrancada por un guardia y la colocó en su bolsillo.

*.- 08.00 del 24 de febrero. Algunos ujieres colocan en la pequeña mesa que se encuentra delante de la tribuna de oradores paquetes o cajas que contienen leche, jamón de York, queso y otros productos alimenticios. Un oficial anuncia que los presentes en la Sala podrán desayunar en breves minutos; desde los escaños, se oyen voces de: "No queremos comer. No queremos comer. Queremos desayunar en casa". El oficial ordena a los ujieres que retiren los paquetes que momentos antes habían colocado encima de la mesa.

*.- 08.50. Manuel Fraga se levante de su escaño, desciende al centro del hemiciclo y dirigiéndose a Tejero y a otros oficiales que le acompañan, dice: "¿Puede la Guardia Civil tenernos como a una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?". (Gritos de "¡Muy bien, muy bien!" y "¡Viva la democracia!" y "¡Viva España!").
Se ordena callar a Fraga y, en ese momento, se unen a las fuerzas ocupantes, que estaban en el hemiciclo, alrededor de 40 guardias, que portaban sus armas en posición de hacer uso de ellas. Se escucha incluso el chasquillo característico de montar las armas.
Fraga, con voz suficientemente alta para ser escuchada por todos los presentes, dice: "Yo no aguanto más... Disparen contra mí (abriéndose la chaqueta). En ese momento, Íñigo Cavero y Fernando Álvarez de Miranda también gritan: "¡Dispáreme a mí!". Fraga continúa diciendo: "No paso por esto. Es una traición a España en estos momentos. No están haciendo un favor a España. No paso por esto". (Rumores) Se escucha una voz: "¡Quietos, por favor!". Fraga: "¡No hago ningún favor! ¡Lo siento, pero quiero salir de aquí! ¡Salimos todos!". Otra voz: "¡Esténse tranquilos". Fraga dice: "Yo estoy tranquilo, pero quiero salir de aquí. Este asunto debe terminar cuanto antes, Nos vamos".
En ese momento, se ordena sentarse a Fraga, quien dice: "Estáis arruinando la carrera de estos hombres". Saliendo ya del hemiciclo, Fraga se dirige a Tejero, diciéndole: "Le hago notar que me ha puesto la mano encima". Tejero le contesta: "¡Las dos!".
Se origina un gran revuelo en el hemiciclo y el presidente del Congreso se dirige a los diputados diciendo: "Manténganse serenos en sus escaños. Por favor, tranquilidad, por favor. Serenidad, por favor, por favor, tranquilidad. Por favor, serenidad".
Cuando Fraga estaba a punto de abandonar el hemiciclo, pronunció las siguientes palabras: "Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio". Se oye la voz de varios diputados que dicen: "¡Vámonos!". Lavilla insiste: "Por favor, serenidad".
Restablecida la calma, el presidente de la Cámara advierte a Tejero que la situación no se puede prolongar más pues la acumulación de tensión puede dar lugar a incidentes graves que produzcan alguna tragedia.
Poco después, Satrústegui, de pie desde su escaño, dice: "¡Señor teniente coronel Tejero! Yo soy íntimo amigo del teniente general Milans del Bosch. Yo digo que quiero hablar con él porque aquí se nos está mintiendo. El teniente general Milans del Bosch es incapaz de sublevarse contra el Rey". Un teniente dice: "Por favor, siéntese".
Satrústegui contesta: "Bien, pero ¿qué me dicen ustedes?". Tejero le replica: "Yo no dialogo (grandes rumores)". Satrústegui, antes de sentarse en su escaño, añadió: "Están engañando a la gente".


10.00. El teniente Álvarez anuncia que se va a permitir la salida de las diputadas. Estas, todas, se resisten tenazmente a abandonar la Cámara; ceden, ante los argumentos de sus compañeros, y salen todas las que se encontraban en ese momento en el salón, con excepción de María Izquierdo y Pilar Bravo.
[Transcurrido un corto espacio de tiempo el teniente Álvarez lee un telex de Europa Press con declaraciones que ha hecho la diputada Carmen Solana a la salida del hemiciclo, en las que asegura que todos están bien y no se ha producido derramamiento de sangre.].

*.- 11.00. El teniente Álvarez se dirige a los presentes diciendo: "Silencio, por favor, siéntense. Vamos a ver. Disculpen que el desayuno esté tardando tanto en venir; es que parece que no va ser necesario. Da la sensación de que se está llegando a una solución del problema en los términos que ya les indicaré. Entonces, les puedo adelantar que el tiempo que van a permanecer aquí va ser muy breve. Tranquilos, todo ha pasado, ya lo verán. [...] Repito que cada uno ocupe su asiento. Como ustedes comprenderán, parece ser que estamos llegando a los momentos finales que, como finales que son, son los delicados y, por su delicadeza, requieren de todos nosotros una gran tranquilidad. Espero que ustedes la tengan. Ruego que colaboren con nosotros".
Poco antes del mediodía, Tejero penetra al salón y dice: "Por favor, se va a desalojar el salón. Lo único que les pido es que colaboren y salgan poco a poco. Pueden salir empezando por las filas...". Varios diputados, entre exclamaciones, dicen: "¡Felipe!". Tejero continúa diciendo: "Entre las condiciones que doy es que tienen que salir ustedes. Ellos han aceptado y yo acepto. Se han aceptado todas las condiciones. Acepten ustedes también. Me han aceptado los otros. Por favor".
El presidente del Congreso indica: "Salen primero los diputados, después el Gobierno y después la Mesa, que es el orden por el que se procede en la Cámara. Silencio. La Mesa ordena la salida, señor teniente coronel".
Tejero, saludando militarmente, se dirige al presidente de la Cámara: "Gracias".

Varios diputados, entre ellos Peces Barba y Solé Tura, preguntan por la situación de los diputados que habían sido obligados a abandonar el hemiciclo, a lo que responde Lavilla que iban a venir rápidamente al Salón de Sesiones. Se incorporan al hemiciclo Gutiérrez Mellado, Suárez, González, Guerra, Rodríguez Sahagún, Carrillo y Fraga.
El presidente del Congreso comienza a ordenar la salida de los diputados. En el momento en que llama a la fila en la que está Fraga éste dice: "Señor presidente, nuestro grupo, antes de abandonar el salón, plantea una cuestión de orden y pide, respetuosamente, a la Presidencia: uno, que se digne levantar formalmente la sesión; y dos, que se convoque, cuanto antes, a la Junta de Portavoces".
El presidente manifiesta: "Mañana habrá mesa a las nueve y media. Portavoces a las doce y pleno a las cuatro y media de la tarde".

*.- 12.15. El presidente sigue ordenando la salida de diputados y Gobierno que finaliza con la salida de los miembros de la mesa del Congreso, que lo hacen en último lugar.
Seguidamente, las fuerzas ocupantes abandonan el Palacio del Congreso de los Diputados. Tan pronto se produce esta salida, el presidente del Congreso y los miembros de la Mesa entran en el Palacio dirigiéndose al despacho del señor presidente. MIGUEL GONZÁLEZ.

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