domingo, 30 de octubre de 2011

"Este país es muy cainita". "La ceja es lo peor de España"

El candidato de UPyD por Valencia, y conocido actor, asegura que "está muy cansado de la ceja", una muestra más del cainismo Español..
Pese a desarrollarse en tono informal, la entrevista de la sección Doce más una de El Mundo trata derroteros serios. En ella, Cantó se muestra muy poco complaciente con muchos compañeros de su antigua profesión. "Estoy muy cansado de la ceja. La ceja representa lo peor de España, lo más mediocre, el peor gobernante de la democracia".
Para Cantó, la ceja "simboliza un alineamiento de la gente de la cultura sin discusión, porque sí. La cultura se ha equivocado. Debe ser crítica y no hemos estado a la altura. No ser de la ceja me ha dado problema. En Twitter he recibido ataques bestiales, amenazas, insultos... Este país es muy cainita", publica el diario.
Cantó no ahorra críticas al PSOE, por lo "mal que ha gestionado la crisis", ni tampoco al PP, sobre todo el valenciano:. "Ambos, y sus socios nacionalistas, han creado un sistema para no crear riqueza. Tendremos más votantes del PSOE que del PP, pero hay mucho cabreado al que no llegamos". Y acto seguido, reivindica UPyD como opción "transversal" y "madura, que pilla "cosas de ambos lados".
Cantó no se declara "nacionalista español", ni "nacionalista de nada".
"Los nacionalismos han desmembrado el país y han creado una estructura muy cara. Nos acusan de nacionalistas españoles. En psicología se llama mecanismo de proyección: uno echa su mierda al de enfrente. Igual lo que soy es europeísta español".
En Valencia todo el mundo vota al PP para "que no salga el otro. En mi tierra no hay oposición: tú preguntas quién es el candidato socialista y no saben ni el nombre. Votan a Camps como mal menor".
El actor, reconvertido en político de la mano de Rosa Díez, asegura que no le da miedo este nuevo paso. "El Hemiciclo es un gran miedo escénico, porque siendo responsabilidad. Pero está bien, porque hay mucho irresponsable ahí sin ningún miedo escénico", asegura en El Mundo.
Cantó, que perdió recientemente a una hija en un accidente de tráfico, dice también que lidia con su pérdida tratando de vivir "plenamente". Y le dedica un sentido recuerdo: "La muerte de mi hija me ha cambiado mi vida, me ha hecho más riguroso, más... consciente. Ella era una mujer muy concienciada, estaría contenta de lo que hago. Pero sin su muerto yo no lo haría con la fuerza que lo estoy haciendo".

Quieren trabajar y no pueden

Héctor Mario Bueno, 29 años
MOZO DE ALMACÉN / 5 meses en el paro
«Lo mejor que le puede pasar a España es que Zapatero deje de ser presidente»


Francisco Javier Jiménez, 26 años
TÉCNICO AUDIOVISUAL / 3 meses en el paro
«Esto es una estafa. Las empresas se aprovechan de la situación y trabajamos más tiempo por menos dinero»


María Isabel Vega, 33 años
HOSTELERA / 3 meses en el paro
«Tras recorrer varios países de la UE, en España la solución es irse»


Marco Di Scipio, 44 años
INGENIERO INDUSTRIAL / 1 año en el paro
«Llevo 17 meses viviendo de mis ahorros y no cuento con ningún subsidio»


Scott Maloney, 34 años
FOTÓGRAFO / 6 meses en el paro
«En Inglaterra, las condiciones laborales no están tan mal como aquí. Regresaré»


Tamara Simón, 28 años
MANIPULADORA DE ALIMENTOS / 3 años en paro en el paro
«Ya no hay trabajo, así que he retomado los estudios obligatorios»


Rubén Fernández, 28 años
FOTÓGRAFO / 4 meses en el paro
«Estamos en una mala situación pero aún es más difícil si eres autónomo»


Javier Anaya, 28 años
VENDEDOR / 8 meses en el paro
«La sociedad, por momentos, se desespera más. No sabemos cuando podremos encontrar algo»


Luis Ángel Pérez, 23 años
Técnico audiovisual / 3 meses en el paro
«Las empresas que te llaman lo hacen para ofrecerte trabajos precarios»


Marta Costa, 32 años
PROFESORA / 3 meses en el paro
«Hay que pensar mejor a dónde deben ir las ayudas, a mí me despidieron por los recortes en Educación»


Mari Luz Pérez, 60 años
AUXILIAR ADMINISTRATIVO / 3 meses en el paro
«Tengo 60 años y me han dicho que en dos que tengo de paro no voy a encontrar trabajo»


Sandra Palacín, 30 años
CAJERA / 2 años en el paro
«Espero que la crisis en España se solucione con el cambio de Gobierno»


Carmen Cruz, 60 años
DIRECTORA FINANCIERA / 27 meses en paro
«Me echaron de la empresa porque tenía el puesto con mayor coste salarial»


Margarita Suero, 31 años
ENTRENADORA / 2 años en el paro
«La situación que estamos viviendo no se va a arreglar pronto»


Thomas Prinzivally, 28 años
DISEÑADOR GRÁFICO / 4 meses en el paro
«Mi gran ilusión es poder montar mi propio negocio, pero nadie me financia»


Cristina Calle, 29 años
PSICÓLOGA / 1 año y medio en el paro
«Tengo una licenciatura y no me sirve para encontrar trabajo ni en Europa»


Marta López, 26 años
TERAPEUTA / 6 meses en el paro
«En España no se retribuyen bien los estudios de la gente especializada»


Jorge Soto, 27 años
LICENCIADO EN BELLAS ARTES / 2 meses
«En Madrid creo que hay más oportunidades, sobre todo en cultura»


Sonia Trenado, 29 años
DISEÑADORA DE MUEBLES / 4 meses en paro
«Los políticos deberían pensar más en los ciudadanos»


Miguel Ángel Herranz, 56 años
COMERCIANTE / 1 año en paro
«La Seguridad Social no tiene dinero y eso es preocupante»


Alejandra Rivera, 37 años
AZAFATA / 1 año sin trabajo
«No sé como van a hacerlo, pero los políticos tienen que mejorar la situación»


Fernando Bragado, 25 años
DEPENDIENTE / 6 meses en el paro
«Cuando finaliza el contrato de prueba nadie te hace fijo y te vas a la calle»


Enrique Caro, 24 años
DISEÑADOR GRÁFICO / 7 meses en paro
«Que el dinero llegue a las empresas es importante para que yo consiga trabajo»


Luis Fernando Ruiz, 42 años
ADMINISTRATIVO / 2 años en el paro
«La situación es pésima, pero no hay que perder la esperanza. Con las elecciones cambiará todo»


Julia Rivero, 34 años
ADMINISTRATIVA / 3 años en el paro
«Me llamaron y al escuchar el llanto de mi niño me denegaron la oferta»
..... ..... .... .... .... .... ..... ...... Fuente La Razón

sábado, 29 de octubre de 2011

España perderá medio millón de habitantes en la próxima década si se mantiene la tendencia demográfica.

El país ha perdido 27.771 habitantes hasta el pasado julio, según el INE.
 El cambio se debe a una revolución en los movimientos de las personas: la emigración supera a la inmigración.
España sigue perdiendo población. El dato se registró el pasado julio con las cifras de Instituto Nacional de Estadística (27.771 habitantes menos hasta julio) y se refuerza con una nueva proyección que sostiene que, de mantenerse la tendencia demográfica (menos inmigrantes y menos nacimientos), la población de España decrecería un 1,2% en los próximos 10 años, es decir, perdería más de medio millón de habitantes.Así, la población se reduciría hasta los 45,6 millones en 2021. Son algunas de las conclusiones de la proyección Población de España a Corto Plazo 2011-2021, hecho público hoy por el INE.
Este cambio en la tendencia demográfica se debe a una revolución en los movimientos de las personas: la emigración supera a la inmigración.
Tras batir récords en la entrada de extranjeros en la pasada década al socaire de la bonanza económica , el ritmo de llegadas ha bajado; el fenómeno se refleja en las estadísticas desde 2008.
En paralelo se han incrementado las salidas hasta superar a las llegadas. Es el primer gran cambio demográfico que se observa desde que en 2002 se pusieron en marcha estas estimaciones del INE.
La inmigración, el gran fenómeno poblacional responsable del fuerte crecimiento demográfico y de en torno al 20% de los nacimientos, se torna en emigración. Según algunos expertos, el grueso de las salidas es de extranjeros.
Los expertos alertan también de que la situación actual puede pasar factura a la débil tasa de fecundidad española (comenzó a bajar en 2009 tras años de subida, sobre todo por la aportación de las extranjeras, y se sitúa ahora en 1,38 hijos por mujer) y, por tanto, al relevo generacional.
La población se reducirá hasta los 45,6 millones y el descenso podría comenzar este mismo año
España perderá medio millón de habitantes en diez años.
La población española se reduciría hasta los 45,6 millones en 2021, ha calculado el INE, que predice que en 2020 se registrará un 18,1 por ciento menos nacimientos y un 9,7 por ciento más muertes que en 2010.
La esperanza de vida en España superará los 80 años para ambos sexos en 2020
España podría perder más de medio millón de habitantes en los próximos diez años, lo que supondría un descenso del 1,2% en relación con la tasa demográfica actual, en caso de mantenerse las tendencias actuales, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Así, la 'Proyección de la Población de España a Corto Plazo 2011 -2021', la población se reduciría hasta los 45,6 millones de personas dentro de diez años y España comenzaría a experimentar tasas de crecimiento demográfico "ligeramente negativas" en el presente año.
Así, a lo largo de la próxima década, en España continuaría registrándose el paulatino descenso de la natalidad que se inició en 2009.
Así, entre 2011 y 2020 nacerían en torno a 4,4 millones de niños, cifra que sería un 4,7% inferior a la de la década pasada, mientras que en 2020 se registrarían 396.417 nacimientos, un 18,1% menos que en 2010.
Según el INE, esta evolución de la natalidad se produciría a pesar de que la fecundidad mantuviera la tendencia ligeramente favorable de los últimos años, que llevaría al número medio de hijos por mujer a los 1,50 en 2020, frente a los 1,38 de 2010.
En este sentido, el descenso de nacimientos vendría determinado, fundamentalmente, por la estructura de la pirámide poblacional española, al encontrarse en edades fértiles aquellas generaciones de mujeres menos numerosas que nacieron durante la crisis de natalidad de los 80 y primeros de los 90.
A su vez, la tendencia actual llevaría la edad media a la maternidad a superar los 31,1 años a finales de la próxima década.


4,1 MILLONES DE DEFUNCIONES, UN 7,8% MAS
Por otro lado, y a pesar del ligero decrecimiento en el número de habitantes, el envejecimiento poblacional determinaría un incremento del número de fallecimientos a lo largo de los próximos años. Así, en el periodo 2011-2020 se llegarían a registrar casi 4,1 millones defunciones, un 7,8% más que a las observadas entre 2001 y 2010.
En el año 2020 se producirían 415.386 fallecimientos, 9,7% más que en 2010 y, según recoge el estudio, en caso de mantenerse en el próximo decenio los ritmos de reducción de la incidencia de la mortalidad actualmente observados, la esperanza de vida al nacimiento se incrementaría en 2 años en los varones (hasta los 80,9) y en 1,5 años en las mujeres (hasta los 86,3).
Al mismo tiempo, la esperanza de vida a los 65 años se incrementaría en 1,4 años en los varones (hasta los 19,7) y en 1,3 en las mujeres (hasta 23,5).
 Además, el descenso de los nacimientos y el incremento del número de defunciones tendría como consecuencia una paulatina reducción del saldo vegetativo (diferencia entre nacimientos y defunciones) anual, que llegaría a ser negativo antes de que acabe la presente década.
Por otro lado, el flujo inmigratorio alcanzaría en 2011 un nivel en torno a los 450.000 inmigrantes, ligeramente inferior a los estimados para 2010 (465.169) y 2009 (480.974). A su vez, 580.850 personas abandonarían nuestro país para residir en el extranjero en el presente año, por lo que el saldo migratorio con el extranjero en 2011 se haría negativo (-130.850).


"PROPENSIÓN A EMIGRAR.
Los resultados de la proyección revelan una "propensión de la población" a emigrar al extranjero. Si así fuera, la migración neta se iría recuperando progresivamente en los próximos años, pero sin llegar a hacerse positiva, acumulándose un saldo migratorio de -945.663 entre 2011 y 2020.
En cuanto a la evolución de la pirámide poblacional, el descenso paulatino de la natalidad tendría como primera consecuencia una reducción de los niños menores de cinco años en 409.358 efectivos (un 16,5%) entre 2011 y 2021.
Además, se observaría también un ligero decrecimiento poblacional en los niños de cinco a nueve años, aunque la población que disminuiría "con especial intensidad" sería el segmento de entre 20 y 44 años. En conjunto, este tramo de edad sufriría una reducción de 3,7 millones de efectivos (un 21,3%) en dicho periodo, en caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales.


LAS GRANDES CIUDADES, PERJUDICADAS POR LA EMIGRACION.
La progresiva disminución del crecimiento natural de la población y los niveles "muy discretos o negativos" de la migración exterior serían los factores fundamentales que determinarían que ocho comunidades autónomas (Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Galicia, Asturias, La Rioja y Extremadura) vieran reducida su población durante 2011 y también a lo largo de la próxima década.
En siete comunidades el número acumulado de defunciones superaría al de nacimientos en la próxima década. Así, el saldo vegetativo entre 2011 y 2020 resultaría negativo en Galicia, Castilla y León, Principado de Asturias, País Vasco, Extremadura, Aragón y Cantabria.
Por su parte, de mantenerse su tendencia actual, la cuantiosa emigración al extranjero contribuirá negativamente al crecimiento demográfico en varias comunidades autónomas, especialmente en aquellas que han recibido más inmigración en los últimos años. Tal es el caso de Cataluña, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, País Vasco, Murcia, La Rioja, Navarra y Castilla- La Mancha.

viernes, 28 de octubre de 2011

Meritocracia a la inversa.


 El régimen caciquil denunciado por Joaquin Costa se caracteriza por ser un elitismo de lo peor que bloquea  «la circulación de las élites».
Los más brillantes e inteligentes son postergados por el régimen caciquil. «es la postergación sistemática, equivalente a eliminación de los elementos superiores de la sociedad, tan completa y absoluta, que el país ni siquiera sabe si existen; es el gobierno y dirección de los mejores por los peores; violación torpe de la ley natural, que mantiene lejos de la cabeza, fuera de todo estado mayor, confundida y diluida en la masa del servum pecus, la élite intelectual y moral del país, sin la cual los grupos humanos no progresan, sino que se estancan, cuando no retroceden.»
España es entonces una meritocracia a la inversa.
El régimen selecciona a lo peor y posterga a lo mejor de los individuos componentes de la sociedad española.
En el régimen caciquil oligárquico sólo sobreviven los peores.

Los datos de Economía esconden otra realidad: 5.095.200 parados

El deterioro de la actividad económica se acelera.
Y lo hace a ritmos desconocidos desde los años más duros de la crisis.
Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre reflejan, en concreto, que en sólo en tres meses -entre julio y septiembre- la economía española ha destruido nada menos que 146.800 puestos de trabajo.
O lo que es lo mismo, cada día, durante los meses de máxima actividad turística, se perdieron 1.595 empleos, lo que da idea de la profundidad de la crisis.

jueves, 27 de octubre de 2011

Los que hace cuatro años apoyaban a Zapatero

«Nos detuvieron, encarcelaron y condenaron (...) y ahora tratan de cavar nuevas trincheras»


Otegi: «Es inmaduro pedir a ETA su disolución».
El dirigente de Batasuna se olvida de las víctimas y dedica un emocionado recuerdo «a todas las compañeras y compañeros que no podrán disfrutar de este momento».
El ex dirigente de Batasuna Ornaldo Otegi asegura, en una carta publicada en la página web la Izquierda Abertzale, que la decisión de ETA de abandonar la violencia "acredita de manera indiscutible la sinceridad de nuestra apuesta política" y califica de actitud "inmadura" pedir a la banda la "disolución".
Dice Otegi en la carta que ha remitido desde la prisión de Logroño donde se encuentra internado que "la izquierda abertzale se comprometió a traer la parte de la paz que nos correspondía y hemos cumplido".
El dirigente vasco reconoce que la tarea "no ha sido sencilla", sino "tenaz, difícil y llena de dificultades" y para conseguirlo, afirma, "hemos tenido que convencer a nuestros cuadros y militantes de la necesidad de adoptar una estrategia mas eficaz para conseguir nuestros objetivos políticos".
Para ello, lo que debían hacer, dice, era "sustituir una estrategia de carácter político militar por una estrategia que se desarrolla única y exclusivamente por las vías pacificas y democráticas".
Señala que han tenido que tomar también las medidas necesarias "para blindar" el proceso "ante las embestidas de un Estado al que ni interesaba ni interesa el cambio de escenario".
En ese sentido, afirma: "nos detuvieron, encarcelaron y condenaron (...) y ahora tratan de cavar nuevas trincheras.(...) Ahora como los unionistas de Irlanda hablan de disolución...Esta es una actitud ciertamente inmadura y refleja el miedo que existe al nuevo escenario, pero sencillamente se acabarán las excusas".
Para Otegi, ahora "toca resolver las consecuencias del conflicto" y en este sentido se felicita de que el lehendakari Patxi López "plantee para la futura convivencia la necesidad de memoria,justicia y verdad", pero añade que debe ser "toda la verdad, toda la memoria y toda la justicia".
Señala también que habrá que abordar "las causas del conflicto" y para ello propone "la aceptación y el respeto por parte de todos los protagonistas políticos, sociales y sindicales, lo que decida la ciudadanía vasca sobre su futuro político e institucional".
"La izquierda abertzale se comprometió a traer la parte de la paz que nos correspondía y hemos cumplido, pero para que la paz sea completa corresponde ahora al Estado hacer desaparecer de nuestro pueblo todas las conculcaciones de los derechos civiles, políticos y humanos que todavía siguen vigentes".
Tras mostrar su respeto "a todas y todos los que han sufrido y sufren las consecuencias de la violencia" y dar un "emocionado recuerdo a todas las compañeras y compañeros que no podrán disfrutar de este momento" se despide con un "sonreír, ahora... a ganar".
Arnaldo Otegi, ex dirigente de Batasuna, está encarcelado en la prisión de Logroño y fue condenado el pasado 16 de septiembre a diez años de prisión por la Audiencia Nacional por un delito de integración en banda armada por intentar reconstruir la formación ilegalizada a través del grupo Bateragune.

martes, 25 de octubre de 2011

Como la vida misma

También que la organización comprensiva de la ESO está causando problemas serios y tensiones, especialmente en la enseñanza pública en la que se evidencia una sensación generalizada de malestar, de crisis y de conflicto.

Marchesi ha llegado a cuestionar la aplicación que se ha hecho del principio de comprensividad: “la esencia de la finalidad integradora y promocionadora de la ESO no radica, como nos parecía en los inicios de la experimentación, en una integración formal de todo el alumnado en las mismas aulas, durante todas las horas y en todo el currículo, sino en algo más fundamental que puede concretarse en tres aspectos: la escolarización obligatoria hasta los dieciséis años, la integración de todos los alumnos en un mismo proyecto educativo global, y la existencia de un único título de salida de la etapa. Dentro de este marco común todo lo demás podría diversificarse”. (Alvaro Marchesi).

 “ (...) los alumnos de instituto son prácticamente analfabetos, desinteresados por dejar de serlo” aunque “las excepciones son, como siempre, a pesar de la legislación y de lo habitual” y esto “no deja de ser triste, lo más triste”. (Antonio Gala).

En la prensa leo: “si cada vez más padres, en cuanto tienen unas pesetas, tienden a preferir la enseñanza privada, es por la indisciplina y el desmadre que en la pública ha introducido la LOGSE y otra leyes. El que puede la rehúye, aunque sigue habiendo en ella excelentes docentes. Si ese desmadre se corta, volverá a potenciarse la enseñanza pública. Si no, ésta va a convertirse en una especie de Auxilio Social”.

En la sección de Cartas al Director de un períodico aparece la denuncia de doce alumnos de bachillerato: “Al querer aumentar el período obligatorio de estudios hasta los dieciseis años se ha bajado tanto el nivel y han desafavorecido tanto a los alumnos que queríamos seguir estudiando porque al llegar a primero de bachillerato y tener un programa más amplio y serio nos enfrentamos al problema de no saber preparar los exámenes con tanta materia y teniendo una formación de la ESO”.

Algunas de las muchas y variadas situaciones que se viven a diario en los centros de secundaria de la enseñanza pública en España. Y deben darse a conocer porque hasta ahora existe un grave desconocimiento de tales circunstancias.

En una clase de segundo de bachillerato, un grupo de alumnos entró en el aula pidiéndome (como profesor)  permiso para informar a sus compañeros sobre la conveniencia de sumarse a una huelga convocada en contra de la LOU que pretendía aprobar el Gobierno.
Me retiré al fondo de la clase y, sentado, escuche con atención lo que decían.
Uno de los informantes les dijo: “hemos hecho una ESO que nos ha hecho analfabetos, estamos haciendo un Bachillerato que nos hace ignorantes (no tenemos la preparación necesaria para hacerlo bien). Ahora no podemos consentir que este Gobierno nos imponga una universidad seria en la fracasaremos sin remedio”.
Recuerdo textualmente lo dicho porque lo anoté, primero porque no daba crédito a lo que escuchaba y segundo para poder comentar lo dicho al día siguiente con mis alumnos. Ninguno de los allí presentes rectificó tal argumentación del informante.
Hicieron huelga, al día siguiente de ésta, los que habían ido a la protesta, me preguntaron si les podría explicar lo que era la LOU.


Tengo en mi clase un alumno que repite tercero de la ESO. Ni atiende ni hace nada e impide el trabajo de sus compañeros. Los ejercicios que se le proponen los entrega en blanco sin ni siquiera leerlos.
Le sugiero que cambie de actitud y que aproveche el tiempo. Me responde: “no pienso hacer nada, he repetido este curso y ni usted ni nadie me impedirá que al año que viene esté en cuarto, aunque me suspendan todas las asignaturas de tercero pasaré de curso”. Y no está equivocado, efectivamente promocionará automáticamente a cuarto de la ESO, la legislación educativa vigente así lo establece.

Otro repetidor que ahora tiene quince años, este de segundo de la ESO. El año anterior suspendió todas las áreas, el precedente a éste también. Dice que no quiere estar en el instituto, que él lo que quiere es ir a trabajar y ganar unos cuantos “papeles” al mes para gastarselos en lo que le apretezca.
Ni trae material de trabajo ni hace nada de lo que se le indica. Se sienta en su silla y apoya la cabeza en sus brazos puestos encima de la mesa. A veces parece que duerme. Cuando se cansa molesta buscando que se le eche del aula o del centro, al no conseguirlo inicia una tertulia con el de atrás que está en la misma situación. Los dos dicen que están hartos de que “les coman la oreja”.
Intento “motivarlo” y me dice: “a mi me amargan la vida obligándome a estar aquí hasta los 16 años y yo les amargo la vida a ustedes” y “ustedes no pueden hacerme nada”.
Lo comento con su tutor y éste llama a su padres para hablar con ellos. A pesar de sus reiteradas llamadas, los padres no vienen. Un día, ante una nueva llamada de teléfono, el padre con enfado le pregunta al tutor: “¿usted no tiene otra cosa que hacer que molestarme?, yo les mando a mi hijo a la escuela, ¿qué más quiere que haga?. ¡Déjeme en paz que yo tengo mucho trabajo!”.
Como hasta final del próximo curso este alumno no cumplirá los dieciseis años, necesariamente promocionará de segundo a tercero, aunque suspenda todas las materias y no haya hecho nada de nada. El próximo curso seguirá amargado y amargando a cuantos le rodean contando los días que le faltan “para ser libre”.

Otra alumna que repite tercero de la ESO apenas sabe leer y no entiende nada de lo que lee, además se expresa con dificultad y apenas sabe escribir. Según parece su nivel “competencial” equivale al de un alumno de tercero de primaria de ocho años.
Ha ido pasando de un curso a otro aunque es incapaz de hacer nada de lo que hacen sus compañeros. En alguna de las clases la atiende la Profesora de Pedagogía Terapéutica en el instituto.
En una reunión del equipo educativo (de los profesores que dan clase en el curso de esta alumna) se plantea esta situación. Sugiero una pregunta: ¿cómo ayudar a esta alumna?.
El Orientador dice que no se lue puede hacer ninguna diversificación curricular por no cumplir los requisitos que la administración educativa exige para estos casos.
Casi todos los profesores coinciden en señalar que ni por su madurez intelectual ni por su capacidad ni por su retraso competencial puede seguir el trabajo del curso en el que que está y menos pasar al siguiente, pero que decirle ahora que jamás podrá titular ¡podría frustrarla! y su familia sentirse defraudada.
No se llega a ningún acuerdo y ni se le dice ni se hace nada. Por imperativo legal esta alumna al año que viene promocionará a cuarto.
Procuro ayudarle y un día esta alumna me dice en clase que cuando termine el bachillerato quiere ser maestra y que además piensa ir a la universidad.
Según tengo entendido sus padres piensan que todo va muy bien porque ya está en tercero y, hasta ahora, solo ha repetido dos cursos. Dicen además que es muy buena y muy trabajadora, que viene todos los días a clase y que se porta muy bien (¡Y es verdad!).

Una profesora me llama como profesor del guardia porque en su clase un alumno se ha bajado los pantalones y se niega a atender a sus advertencias. Estoy, junto a otros cuatro profesores más, en una guardia de pasillos intentando controlar la situación del instituto en una hora lectiva y la mañana está resultando complicada. Un compañero que hace la guardia conmigo me dice en la puerta de una clase: “¡qué susto si tuviera que ver a mi hija en un aula como ésta!.”
En ese momento pienso que muchos de mis compañeros de la enseñanza pública tienen a sus hijos en la enseñanza privada, también veo que están en la privada los hijos de los inspectores, de los cargos de la administración educativa, de los políticos e incluso, ¡gran paradoja!, de los profesionales de los sindicatos de clase en el ámbito educativo. Y me pregunto ¿por qué?.

Me entero que en el instituto de al lado un alumno de primero de la ESO llamó a su madre con su móvil para decirle que por favor viniera al instituto para rescatarlo porque ya no soportaba más a sus profesores y que éstos no le dejaban salir del centro. ¡Y la madre vino y se lo llevó!.

Una buena alumna de cuarto de la ESO la han ubicado en el nivel alto de matemáticas en los agrupamientos flexibles que pretenden atender a la diversidad de los alumnos, estudia pero le cuestan las matemáticas. Le dicen que tiene que trabajar más.
Otro alumno que sabe muchísimo menos que ella, y que es de su misma clase, está en el nivel bajo y apenas trabaja. Llega la segunda evaluación y a la alumna le ponen un insuficiente y a su compañero un notable. Desconsolada me dice que no es justo y que quiere estar en el nivel bajo para poder sacar un sobresaliente.

Un policía entra en mi instituto porque un grupo de alumnos le han arrojado tizas desde una ventana del centro, los localiza y denuncia a sus padres.
Poco después un anciano se queja de que unos alumnos le han insultado desde las ventanas del instituto.
Al día siguiente tres alumnos arrojan una mesa a la calle, por la ventana y desde un tercer piso, con la suerte de no haber caído encima de los que por ella pasaban.

El curso anterior los bomberos nos habían desalojado del instituto durante dos horas porque unos alumnos habían incendiado un baño y respirar en la densa humareda que invadía el centro podía tener graves consecuencias porque habían ardido algunos productos de la limpieza que se guardaban bajo llave en un armario.

Un alumno de segundo de la ESO presume ante sus compañeros de que el curso anterior fue anotado en treinta y dos ocasiones en el libro de incidencias de la Jefatura de Estudios y les desafía diciéndoles que este año logrará superar la marca del curso anterior.
Otro día más......

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Qué pasó el 24 de octubre de 1929?

La Gran Depresión fue tan dura y agria porque faltó liderazgo y cooperación internacional. Es inquietante observar que lo que está ocurriendo con esta crisis cada vez se parece más a lo de los años treinta
PABLO MARTÍN-ACEÑA 24/10/2011 El País


Cuando a las diez de la mañana del jueves 24 de octubre de 1929 sonó la campana que abrió la sesión en Wall Street, había más de un millar de miembros del New York Stock Exchange en la sala de negociaciones, por encima de los 750 habituales. El refuerzo obedecía a la cantidad de órdenes de venta cursadas durante la noche anterior. El número de operadores de telégrafo también había sido reforzado en previsión de una sesión que se esperaba movida. En el Curb Exchange -hoy denominado American Stock Exchange- se puso a la venta un enorme paquete de acciones de la conocida firma Cities Service Co. y su cotización comenzó a caer de inmediato. Fue la señal que desató una furia vendedora de manera que en pocos minutos se cursaron órdenes de venta por un millón de títulos. Las cotizaciones se desplomaron, a las once de la mañana el pánico se había apoderado del parqué y el frenesí vendedor parecía imparable. Cuando las noticias de lo que ocurría en el interior de la Bolsa se conocieron fuera de sus muros, una multitud, entre curiosa y preocupada, se congregó en la célebre intersección de Wall Street con Broad Street. La policía de Nueva York tuvo que tomar posiciones para evitar posibles disturbios.
Aún se debate sobre sus causas. Lo seguro son sus consecuencias: paro, deflación, fascismo y guerra
Para el mediodía se convocó una reunión urgente en las oficinas de JP Morgan a la que acudieron los principales banqueros de Nueva York. Se trataba de formar un pool con la finalidad de frenar la caída del precio de las acciones. La reunión tuvo un efecto sedante, pues por la tarde se desaceleró la caída de la Bolsa. Al terminar la jornada, Thomas Lamont, socio de Morgan, se dirigió a los periodistas para dar cuenta de la reunión y calmar los ánimos. Sus declaraciones fueron desconcertantes: los banqueros, dijo, atribuían la caída a cuestiones estrictamente técnicas, no a un deterioro de la economía.
En Washington, los miembros del Consejo de la Reserva Federal estuvieron todo el día pendientes de lo que pasaba en Wall Street. Se reunieron en dos ocasiones. Estuvieron presididos por Andrew Mellon, el secretario del Tesoro, con la atención centrada en Nueva York, pero pudieron comprobar que acontecimientos similares se registraban en las Bolsas de Chicago, Boston, Filadelfia, San Francisco y Los Ángeles.
En las jornadas del viernes 25 y del sábado 26 se repitió el ambiente vendedor y la semana siguiente empezó con mal pie. El lunes 28 fue un día terrible: los temores del jueves 24 se reprodujeron y durante la sesión salieron a la venta nueve millones de títulos. Los banqueros decidieron reunirse de nuevo: reconocieron que las fuerzas del mercado estaban más allá de su control; tomaron conciencia de que no podían frenar el descenso sino, todo lo más, impedir un desorden vendedor. A pesar de las declaraciones del presidente Herbert Hoover afirmando que "los fundamentos de la economía, es decir, la producción y la distribución, son sólidos y la prosperidad continuará", lo cierto es que el sentimiento general de compradores y vendedores era que el boom bursátil había terminado.
El martes 29 fue el día más devastador de los 112 años de la historia de la Bolsa de Nueva York. Las ventas comenzaron nada más abrir el mercado. Se produjo una avalancha de órdenes: bloques enteros de acciones se pusieron a la venta; nadie se libró de la caída de los precios; las acciones industriales descendieron un 30% de media; los títulos de los bancos y de los investment trust cayeron por encima del 40%. El Dow Jones se desplomó 50 puntos, de manera que al finalizar el día las ganancias de los 12 meses anteriores se habían esfumado. Se repitieron las reuniones de los banqueros; superados por los acontecimientos, no pudieron llegar a ningún acuerdo y dieron por finiquitados sus anteriores intentos de coordinar acciones para sostener las cotizaciones. Algunos pidieron el cierre de la Bolsa, pero la mayoría no secundó la propuesta. Los miembros del Consejo de la Reserva Federal se citaron al mismo tiempo que abría la Bolsa y no se separaron hasta que cerró. Debatieron la posibilidad de tomar alguna medida para calmar el mercado. Estaban tan desconcertados como Wall Street y tampoco tenían claro si intervenir en el mercado bursátil era una de sus responsabilidades. Culparon a la especulación y pensaron, como Mellon, que la purga liquidacionista no vendría mal.
El miércoles 30 y el jueves 31 continuó la tónica de días anteriores, aunque el ansia vendedora remitió. Para alivio de los operadores, el viernes y el sábado el mercado estuvo cerrado. Cuando la Bolsa reabrió sus puertas en noviembre las ventas masivas se reanudaron. Las sesiones del 11, 12 y 13 fueron particularmente nefastas. El descenso continuó el resto de ese mes y del siguiente. Para entonces era obvio que Wall Street había perdido la confianza y tardaría en recuperarse. Y así fue: la Bolsa siguió su marcha descendente hasta 1932, llegando a perder el 80% de su valor.
Los efectos del crac sobre las expectativas de los inversores fueron devastadores. También lo fue para el valor contable de empresas: su capitalización cayó al tiempo que caía el valor de sus títulos en el Bolsa; y todos aquellos que habían invertido su patrimonio observaron cómo el valor de sus carteras se evaporaba en pocos días. Los que habían tomado prestado para la compra de títulos comprobaron que no podían devolver sus créditos y muchos brokers quebraron al tiempo que sus clientes se arruinaban. En Europa y en otras partes del mundo lo acaecido en Nueva York no pasó inadvertido; el descenso americano se transmitió como la pólvora a todos los mercados bursátiles. En Berlín, donde la caída había comenzado casi dos años antes, el colapso de Wall Street acentuó su descenso e hizo imposible una recuperación; Londres y París siguieron la senda descendente marcada por Nueva York.
El crac de octubre de 1929 generó una atmósfera de temor y un ambiente de incertidumbre sobre el futuro inmediato de la economía; los consumidores, temiendo un descenso de su renta futura, revisaron a la baja sus expectativas y aplazaron o suspendieron sus compras de bienes de consumo duradero; los productores, ante el empeoramiento de las condiciones de los mercados y desorientados sobre cuál podría ser la evolución de los negocios, se replantearon sus planes de inversión en equipos y nuevas plantas, posponiendo adquisiciones hasta que se despejasen las incógnitas abiertas por la catástrofe de Wall Street. Familias y empresas comprobaron que el crac afectaba al funcionamiento normal del sistema financiero y que se había interrumpido el flujo de crédito bancario.
Tras el crac bursátil de 1929 sobrevino una crisis financiera de consecuencias devastadoras. La crisis explotó en mayo de 1931 con la quiebra del gigante austriaco Creditanstalt. La desconfianza se extendió de Viena a Berlín, donde en pocas semanas se produjo una masiva retirada de depósitos. La paralización del sistema bancario germano se contagió al resto de Europa, con quiebras y suspensiones de pago en Italia, Hungría, Checoslovaquia y otros países del Este continental. Las entidades que no cerraron fueron intervenidas. La economía mundial cayó en picado y una década después la producción y el empleo todavía no habían recuperado el nivel de 1929.
Las causas de la Gran Depresión continúan siendo un enigma y, pese a los avances en la investigación, el debate sigue abierto. Donde sí parece existir mayor acuerdo es en su significado histórico. Lo anticipó Maynard Keynes, quien en 1931 escribió que el mundo estaba en medio de una gran catástrofe económica, una que quizá acabase con el capitalismo y con la sociedad liberal; una crisis que en el futuro sería considerada como un punto de no retorno. El genial economista de Cambridge acertó: después de 1929 el mundo ya no fue igual. La Gran Depresión, con sus secuelas en forma de paro y deflación, dejó una huella imborrable. Su recuerdo está asociado a la consolidación del fascismo, al ascenso del nazismo y a la II Guerra Mundial. La Gran Depresión modificó de manera radical las reglas y las instituciones que habían gobernado el mundo económico hasta entonces. Con la Gran Depresión murió el capitalismo liberal, fue el fin del laissez-faire; laissez-passer.
En una reciente conferencia en Madrid, Robert Skidelsky, biógrafo de Keynes, recordó que la Gran Depresión fue tan dura y agria porque faltó liderazgo y cooperación internacional. Ahora estamos ante la primera gran crisis económica del siglo XXI que cada vez se va pareciendo más a la de los años treinta. Aún no sabemos del todo la intensidad, duración y coste de la crisis, pero por la senda que vamos puede ser peor que lo ocurrido hace más de 80 años. No soy de los que piensan que los responsables únicos son los políticos, los banqueros, los empresarios o los sindicalistas. En las sociedades democráticas todos somos responsables de todo. Y ahora, como entonces, vuelven a escasear las ideas, el coraje, el liderazgo y la cooperación. Lo único que nos puede salvar de la hecatombe.
Pablo Martín-Aceña es catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alcalá (UAH).

sábado, 22 de octubre de 2011

El perfil del indignado: 'pijo', de padres millonarios y con estudios


Los indignados detenidos en varios países por actos vandálicos no son jóvenes en situación de exclusión en barrios depauperados. Todo lo contrario.
La historia se repite. El indignado italiano cuya imagen dio la vuelta al mundo por protagonizar los sucesos violentos de Roma durante la manifestación del 15-O, es un pijo de libro.
El símbolo de la violencia que el pasado sábado arrasó Roma dejando 70 heridos y daños por valor de más de 2,6 millones de euros, es un perfecto burgués: tiene 24 años, es estudiante de Psicología en una Universidad privada e hijo de un empleado de banco y de una funcionara de la Seguridad Social.

Fue identificado por un tatuaje que luce en su costado izquierdo y una pulsera amarilla y se le ha detenido acusado de vandalismo y resistencia agravada a la autoridad. Hasta ahora el pijo energúmeno, llamado Fabricio Filippi, tenía antecedentes menores por drogas.
Usuario de redes sociales, se presenta como un joven sonriente, simpático, que busca chicas "para encuentros pasionales". Y mezclaba ideas ‘políticas’ tan difusas y confusas como: "Odio al Estado" o "Estoy en guerra con alguien, aunque en realidad no sé con quién", dice en su perfil de Facebook, según recoge El Mundo, donde también cita frases tanto de Hitler como de las estrellas del porno, Cicciolina o Rocco Siffredi.
Millonarios entre los vándalos del Reino Unido
Sin embargo no es el único. El mismo prototipo de persona, su mismo estatus social, se repite en otras partes del mundo. Los vándalos que revolucionaron el Reino Unido durante el verano dieron la sorpresa cuando se conocieron sus identidades. 
Uno de los casos más sonados fue el de Laura Johnson, hija de un millonario británico. Fue detenida por robar material electrónico y alcohol por valor de 5.000 libras de una tienda de electrodomésticos. Otro de los arrestados fue un profesor de Primaria de 31 años que admitió haber intentado robar en una tienda de electrodomésticos.
Otro de los casos que llamó la atención, y que destacó la prensa británica, fue el de Chelsea, atleta y embajadora olímpica en los Juegos de Londres 2012. Ahora, tiene cargos por robo, desorden público y por atacar un vehículo policial.
Pero la lista no se queda ahí: entre los vándalos ingleses hay una bailarina, un estudiante de derecho, un músico y hasta un chef de comida orgánica, Fitzroy Thomas, que apedreó un restaurante de comida rápida porque choca frontalmente con sus ideales de cocina y modelo de negocio. ¡Toma ya!
El ex broker de EEUU
Ya cruzando el charco, fue hace tan sólo unos días cuando se supo quién era el ideólogo de los indignados de EE.UU. Vlad Teichberg, un ex broker de 38 años hijo de disidentes rusos y casado con una madrileña, Nikki. El diario francés Le Figaro le definió como un hombre de "aspecto un poco descuidado", con un "tono exaltado", propio de los "revolucionarios", que, sin embargo, está acostumbrado a las buenas costumbres de los intelectuales educados en la prestigiosa (y cara) Universidad de Princeton.

viernes, 21 de octubre de 2011

Asesinados por ETA

Begoña Urroz Ibarrola, José Antonio Pardines Arcay, Melitón Manzanas González, Fermín Monasterio Pérez, Eloy García Cambra, José Humberto Fouz Escudero, Juan José García Carneiro, Fernando Quiroga Veiga, Juan Antonio Bueno Fernández, Luis Carrero Blanco, José Luis Pérez Mogena, Gregorio Posada Zurrón, Manuel Pérez Vázquez, Martín Durán Grande, Antonio Alonso Palacín, María Jesús Arcos Tirado, Félix Ayuso Pinel, Francisca Baeza Alarcón, Baldomero Barral Fernández, Gerardo García Pérez, Francisco Gómez Vaquero, Antonio Lobo Aguado, Manuel Llano Gancedo, Luis Martínez Marín, María Josefina Pérez Martínez, Concepción Pérez Paino, María Ángeles Rey Martínez, Jerónimo Vega García, Argimiro García Estévez, Luis Santos Hernández, José Díaz Linares, José Ramón Morán González, Andrés Segovia Peralta, Fernando Llorente Roiz, Domingo Sánchez Muñoz, Mariano Román Madroñal, Ovidio Díaz López, Carlos Arguimberri Elorriaga, Francisco Expósito Camio, Demetrio Lesmes Martín, Esteban Maldonado Llorente, Jesús Pascual Martín Lozano, Juan Moreno Chamorro, Germán Aguirre Irasuegui, Manuel López Treviño, Antonio Echeverría Albisu, Manuel Vergara Jiménez, Víctor Legorburu Ibarreche, Julián Galarza Ayastuy, Emilio Guelaza Aramburu, Manuel Albizu Idiáquez, Ángel Berazadi Uribe, Vicente Soria Blasco, José María González Ituero, José Luis Martínez Martínez, Miguel Gordo García, Antonio de Frutos Sualdea, Luis Carlos Albo Llamosas, Eduardo Moreno Bergareche, Juan María de Araluce Villar, José María Elícegui Díaz, Alfredo García González, Antonio Palomo Pérez, Luis Francisco Sanz Flores, Constantino Gómez Barcia, Antonio Galán Aceituno, Manuel Orcera de la Cruz, Javier de Ybarra y Bergé, Valentín Godoy Cerezo, Antonio Hernández Fernández-Segura, Ángel Rivera Navarrón, Augusto Guillermo Unceta Barrenechea, José Díaz Fernández, Joaquín Imaz Martínez, Julio Martínez Ezquerro, José Manuel Baena Martín, Manuel Lemus Noya, Joaquín Ramos Gómez, Miguel Raya Aguilar, José Vicente del Val del Río, José María Acedo Panizo, Esteban Beldarrain Madariaga, Andrés Guerra Pereda, Alberto Negro Viguera, Manuel López González, Miguel Ángel Íñigo Blanco, Juan Marcos González, Alfredo Aristondo Trincado, Martín Merquelán Sarriegui, Antonio García Caballero, Francisco Martín González, José María Portell Manso, Domingo Merino Arévalo, José Javier Jáuregui Bernaola, José Antonio Pérez Rodríguez, Juan Manuel Sánchez-Ramos Izquierdo, José García Gastiain, Alfonso Estevas-Gilmain Muñoz, Aurelio Salgueiro López, Amancio Barreiro Gens, José Antonio Ferreiro González, Lorenzo Soto Soto, José Zafra Régil, Ramiro Quintero Ávila, Francisco de Asís Liesa Morote, Anselmo Durán Vidal, Ángel Pacheco Pata, José Benito Díaz García, Elías García González, Ramón Muiño Fernández, Alberto Villena Castillo, Luis Carlos Gancedo Ron, Luciano Mata Corral, Andrés Silverio Martín, Epifanio Benito Vidal Vázquez, Ignacio Olaiz Michelena, Juan Cruz Hurtado Fernández, José Luis Legasa Ubiría, Rafael Recaola Landa, Mariano Criado Ramajo, Luis Candendo Pérez, Lucio Revilla Alonso, José Rodríguez de Lama, Emilia Larrea Sáez de Adacia, José Francisco Mateu Cánoves, José Benito Sánchez Sánchez, Benjamín Sancho Legido, Elías Elexpe Astondoa, Heliodoro Arriaga Ciaurri, Alejandro Hernández Cuesta, Manuel León Ortega, Gabriel Alonso Perejil, Ángel Cruz Salcines, José María Sarrais Llasera, Vicente Rubio Ereño, Juan Jiménez Gómez, Saturnino Sota Argaiz, Diego Fernández-Montes Rojas, Joaquín María Azaola Martínez, Pedro Garrido Caro, José María Arrizabalaga Arcocha, Lisardo Sampil Belmonte, José Luis Vicente Cantón, Francisco Berlanga Robles, José María Herrera Hernández, Constantino Ortín Gil, Ciriaco Sanz García, Hortensia González Ruiz, Antonio Ramírez Gallardo, Miguel García Poyato, Francisco Gómez Gómez-Jiménez, Francisco Mota Calvo, Jesús Ulayar Liciaga, Esteban Sanz Gómez, José Fernando Artola Goicoechea, Félix de Diego Martínez, José Díez Pérez, José Antonio Vivot Undabarrena, Vicente Irusta Altamira, César Punilla Sanz, Sergio Borrajo Palacín, Benito Arroyo Gutiérrez, Miguel Chávarri Isasi, José María Maderal Oleaga, Antonio Recio Claver, Pedro Fernández Serrano, Adolfo Mariñas Vence, Miguel Orenes Guillamont, Juan Bautista Peralta Montoya, Ginés Pujante García, Dionisio Imaz Gorostiza, Juan Bautista García, Pedro Ruiz Rodríguez, Juan Antonio Díaz Román, José Miguel Maestre Rodríguez, Antonio Peña Solís, Antonio Pérez García, Jesús Ábalos Giménez, Luis Gómez Borrego, Luis Gómez Hortigüela, Agustín Laso Corral, Luis Berasátegui Mendizábal, Andrés Antonio Varela Rúa, Ángel Baños Espada, Héctor Abraham Muñoz Espinoza, Francisco Medina Albala, Diego Alfaro Orihuela, Jesús María Colomo Rodríguez, Emilio López de la Peña, Miguel Ángel Saro Pérez, Moisés Cordero López, Antonio Pastor Martín, José Manuel Amaya Pérez, Dorothy Fertig, José Manuel Juan Boix, Juan Luna Azol, Jesús Emilio Pérez Palma, Guadalupe Redondo Vian, Dionisio Rey Amez, Juan José Tauste Sánchez, Antonio Nieves Cañuelo, Manuel Ferreira Simois, Antonio López Carrera, José María Pérez Rodríguez, Aureliano Calvo Val, Modesto Carriegas Pérez, Julián Ezquerro Serrano, Aurelio Pérez-Zamora Cámara, Lorenzo González-Vallés Sánchez, Sixto Holgado Agudo, Luis María Uriarte Alza, Alfonso Manuel Vilariño Orce, Pedro Goiri Rovira, Carlos Sanz Biurrun, Antonio Mesa Portillo, Germán González López, Manuel Fuentes Fontán, Fernando Rodríguez Espínola, Juan Luis Aguirreurreta Arzamendi, Antonio Alés Martínez, Ángel García Pérez, Pedro Sánchez Marfil, Juan Cruz Montoya Ortueta, Jesús García García, Sebastián Arroyo González, Jesús Ignacio Velasco Zuazola, Francisco Moya Jiménez, José Miguel Palacios Domínguez, Alfredo Ramos Vázquez, Luis Domínguez Jiménez, Juan Manuel Román Moreno, Alfredo Díez Marcos, José Gómez Martiñán, José Gómez Trillo, Antonio Marín Gamero, José Martínez Pérez-Castillo, Victorino Villamor González, Miguel Rodríguez Fuentes, Ángel Astuy Rodríguez, Ignacio Arocena Arbeláiz, Eugenio Saracibar González de Durana, José Luis Ramírez Villar, Dámaso Sánchez Soto, José Artero Quiles, Enrique Aresti Urien, José María Piris Carballo, Francisco Pascual Andreu, Florentino Lopetegui Barjacoba, Eugenio Lázaro Valle, Luis Martos García, José Torralba López, Rufino Muñoz Alcalde, José Oyaga Marañón, Jesús Vidaurre Olleta, José Espinosa Viscarret, Antonio Moreno Núñez, Ramón Baglietto Martínez, Jesús Holgado Sabio, José Manuel Rodríguez Fontana, Dionisio Villadangos Calvo, Ceferino Peña Zubía, Francisco Puig Mestre, Francisco Ramón Ruiz Fernández, Tomás Subiría Goitia, José Miguel Etxeberria Álvarez, Ángel Postigo Mejías, José Pablo García Lorenzo, Julio Santiago Expósito Pascual, Luis María Hergueta Guinea, Elío López Camarón, Julio Muñoz Grau, Justino Quindos López, Joaquín Becerra Calvente, Antonio Gómez Ramos, Aurelio Navío Navío, Ramón Ledo Taboada, Francisco López Bescos, Mario González Blasco, Jesús María Echeveste Toledo, Antonio Fernández Guzmán, Basilio Altuna Fernández de Arroyabe, José María Urquizu Goyogana, Antonio García Argente, Mariano González Huergo, Miguel Hernández Espigares, Alfonso Martínez Bellas, Ramón Coto Abad, José Ignacio Ustarán Ramírez, Benito Morales Fabián, Sergio Canal Canal, Jesús Hernando Ortega, José Antonio Merenciano Ruiz, Avelino Palma Brioa, Ángel Prado Mella, José Luis Vázquez Platas, Carlos García Fernández, Lorenzo Motos Rodríguez, Juan Manuel García Cordero, Jaime Arrese Arizmendiarrieta,Felipe Alejandro Extremiana Unanue, Juan Carlos Fernández Azpiazu, Juan de Dios Doval Mateos, José María López de Orueta, Julio César Castillejos Pérez, Modesto García Lorenzo, Miguel Lasa Arruabarrena, Arturo López Hernández, Ángel Retamar Nogales, José Alberto Lisalde Ramos, Sotero Mazo Figueroa, Jeanine Pueyo, Miguel Zunzunegui Arratibel, Vicente Zorita Alonso, Juan García León, Aurelio Prieto Prieto, Miguel Garciarena Baraibar, Carlos Fernández Valcárcel, Joaquín Martínez Simón, Miguel Ángel San Martín Fernández, Ignacio Lasa de Rezola, José Javier Moreno Castro, Antonio Díaz García, José Luis Oliva Hernández, Leopoldo García Martín, José María Ryan Estrada, José Luis Raimundo Moya, Ramón Romeo Rotaeche, José Luis Prieto Gracia, Juan Costa Otamendi, Vicente Sánchez Vicente, Francisco Francés Garzón, Oswaldo José Rodríguez Fernández, Luis Cadarso San Juan, José María Félix Latiegui Balmaseda, Antonio Nogueras García, Manuel Rodríguez Taboada, Guillermo Tevar Seco, José Olaya de la Flor, Manuel Sánchez Barallo, Esteban Álvarez Merayo, María José García Sánchez, Luis de la Parra Urbaneja, Ignacio Ibarguchi Erostarbe, Juan Manuel Martínez Castaños, Pedro Conrado Martínez Castaños, Antonio Murillo Chacón, Magín Fernández Ferrero, Luis Miranda Blanco, Ovidio Ferreira Martín, Joaquín Gorjón González, Félix Galíndez Llano, Santiago González de Paz, Manuel Hernández Seisdedos, Benigno García Díez, Benjamín Fernández Fernández, José Fragoso Martín, Modesto Martín Sánchez, Cristina Mónica Illarramendi Ricci, Agustín Martínez Pérez, Alfonso Maside Bouzo, Enrique Cuesta Jiménez, Antonio Gómez García, Ramiro Carasa Pérez, Vicente Luis Garcera López, Antonio Pablo Fernández Rico, Ángel Pascual Múgica, Antonio Huegun Aguirre, Luis Manuel Allende Porrúa, Daniel Henríquez García, Rafael Vega Gil, José Luis Fernández Pernas, José Aybar Yáñez, Alberto López-Jaureguízar Poncela, Manuel Garrido Romero, Vicente Gómez Duarte, Antonio Cedillo Toscano, Alfonso López Fernández, Jesús Ordóñez Pérez, Juan Seronero Sacristán, Emilio Fernández Arias, Juan Carlos Ribeiro de Aguiar Nalda, Alberto Toca Echeverría, José Jiménez Mayoral, Gregorio Hernández Corchete, César Uceda Vera, Domingo Javier García González, Francisco González Ruiz, Víctor Lago Román, Carlos Manuel Patiño Casanova, Juan Ramón Joya Lago, Juan Manuel García Mencía, Manuel López Fernández, Miguel Mateo Pastor, Benicio Alonso Gómez, Ramón Iturriondo García, Aníbal Alfonso Izquierdo Emperador, Joaquina Patricia Llanillo Borbolla, Ramón Ezequiel Martínez García, Aniano Sutil Pelayo, Pedro Barquero González, María Dolores Ledo García, Julio Segarra Blanco, Antonio Conejo Salguero, Fidel Lázaro Aparicio, Eduardo Vadillo Vadillo, Juan Maldonado Moreno, Emilio Juan Casanova López, Jesús Blanco Cereceda, Francisco Machío Martos, Manuel Francisco García San Miguel, Ramón Salazar Suero, Rafael Gil Marín, Enrique Rúa Díaz, Manuel Peronié Díaz, Arturo Quintanilla Salas, Francisco Javier Alberdi Iriarte, Pablo Sánchez César, Manuel Benito José, Juan José Pulido Pavón, Ángel Flores Jiménez, Alfredo Jorge Suar Muro, José Reyes Corchado Muñoz, Alberto Martín Barrios, Cándido Cuña González, Lorenzo Mendizábal Iturrarte, Manuel Carrasco Merchán, Ángel Martínez Trelles, Antonio de Vicente Comesaña, José Antonio Julián Bayano, Francisco Javier Collado Azurmendi, Pablo Garraza García, Eduardo Navarro Cañada, Francisco Arín Urcola, Guillermo Quintana Lacaci, Mikel Solaun Angulo, Enrique Casas Vila, Pedro Ortiz de Urbina Garayalde, José Naranjo Martín, Bernardo Pérez Sobrino, José Verdú Ortiz, Jesús Alcocer Jiménez, Tomás Palacín Pellejero, Juan José Visiedo Calero, Antonio Velasco Benito, Ángel Rodríguez Sánchez, Juan Flores Villar, Luis Ollo Ochoa, Diego Torrente Reverte, Ángel Zapatero Antolín, Manuel Vicente González Vilorio, Alberto Aznar Feix, Antonio Torrón Santamaría, Juan Rodríguez Rosales, José María Martínez Martínez-Cubero, Victoriano Collado Arribas, Agustín David Pascual Jove, José Luis Veiga Pérez, Vicente Gajate Martín, Juan Sánchez Sierro, Joseph Couchot, Mohamed Ahmed Abderramán, Luis Alberto Asensio Pereda, Juan Enríquez Criado, Francisco Javier Fernández Lajusticia, Pedro Pardo Romero, José Tomás Larrañaga Arenas, Agapito Sánchez Angulo, Ricardo Tejero Magro, Ángel Manuel Facal Soto, Carlos Díaz Arcocha, Jesús Ildefonso García Vadillo, Máximo Antonio García Kleiner, Luis Lorenzo Navarro Izquierdo, Juan José Uriarte Orue, Máximo Díaz Bardera, Francisco Rivas López, Moisés Cosme Herrero Luengo, José Martínez Parens, Alfredo Aguirre Belascoain, Francisco Miguel Sánchez, Esteban del Amo García, Juan García Jiménez, Vicente Romero González-Calatayud, José Millarengo de Bernardo, Eugenio Recio García, Ignacio Montes Abad, Estanislao Galíndez Llano, Juan Merino Antúnez, Antonio Jesús Trujillo Comino, Faustro Escrigas Estrada, Agustín Ruiz Fernández de Retana, Fernando Amor Calvo, José Expósito Afán, Clément Perret, Eugene Kenneth Brown, Félix Gallego Salmón, José Manuel Ibarzábal Duque, Rafael Melchor García, Isidoro Díez Ratón, José Herrero Quiles, Mario Manuel Leal Baquero, Juan Atarés Peña, Alejandro Sáenz Sánchez, Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto, Manuel Trigo Muñoz, José Antonio Álvarez Díez, José Ignacio Aguirrezabalaga de la Granja, Alberto Amancio Alonso Gómez, Juan José Catón Vázquez, Vicente Javier Domínguez González, Juan Carlos González Rentero, Juan Mateos Pulido, Enrique Moreno Arguilea, Manuel Fuentes Pedreira, Antonio Ramos Ramírez, Francisco Casillas Martín, Ricardo Sáenz de Ynestrillas Martínez, Carlos Vesteiro Pérez, José Miguel Moros Peña, José Carlos Marrero Sanabria, Francisco Muriel Muñoz, Carmelo Bella Álamo, Juan Ignacio Calvo Guerrero, José Calvo Gutiérrez, Miguel Ángel Cornejo Ros, Javier Esteban Plaza, Andrés José Fernández Pertierra, Jesús María Freixes Montes, José Joaquín García Ruiz, Miguel Ángel de la Higuera López, Santiago Iglesias Godino, Jesús Jiménez Jimeno, Antonio Lancharro Reyes, Adrián González Revilla, Ignacio Mateu Istúriz, José María Picatoste González de Echávarri, María Dolores González Catarain, Ángel González del Pozo, Rafael Garrido Gil, Daniel Garrido Velasco, María José Teixeira Gonçalves, Daniela Velasco Domínguez de Vidaurreta, Julio César Sánchez Rodríguez, Genaro García de Andoain Larrinaga, José Antonio Peña Medina, Ángel José Ramos Saavedra, Manuel Rivera Sánchez, María Luisa Sánchez Ortega, Antonio González Herrera, Juan Fructuoso Gómez, Félix Peña Mazagatos, María Teresa Torrano Francia, Carmen Pascual Carrillo, Milagros Amez Franco, Sonia Cabrerizo Mármol, Susana Cabrerizo Mármol, Felipe Caparrós Ubierna, María Teresa Daza Cecilia, María Paz Diéguez Fernández, María Emilia Eyre Diéguez, Mercedes Manzanares Servitjá, María del Carmen Mármol Cubillo, Matilde Martínez Domínguez, Rafael Morales Ocaña, Mercedes Moreno Moreno, Consuelo Ortega Pérez, Luisa Ramírez Calanda, Luis Enrique Saltó Viñuales, Bárbara Serret Cervantes, José Valero Sánchez, María Rosa Valldemou Mestre, Xavier Valls Bauzá, Jordi Vicente Manzanares, Silvia Vicente Manzanares, Pedro Galnares Barrera, Antonio Ángel López Martínez-Colmenero, Antonio Ligero Hec, Rafael Mucientes Sanz, Cristóbal Martín Luengo, Manuel Ávila García, Federico Carro Jiménez, Vicente Montoya Salazar, Wenceslao Maya Vázquez, María Cruz Yoldi Orradre, Antonio Mateo Melero, Pedro Ángel Alcaraz Martos, José Ignacio Ballarín Cazaña, Silvia Ballarín Gay, Esther Barrera Alcaraz, Miriam Barrera Alcaraz, Rocío Capilla Franco, Emilio Capilla Tocado, María del Carmen Fernández Muñoz, María Dolores Franco Muñoz, José Julián Pino Arriero, Silvia Pino Fernández, José Luis Gómez Solís, Pedro Ballesteros Rodríguez, Luis Azcárraga Pérez-Caballero, Francisco Espina Vargas, Antonio Gómez Osuna, Sebastián Aizpiri Leyaristi, Francisco Javier Zabaleta Aizpitarte, Antonio Fernández Álvarez, José Antonio Ferri Pérez, Pedro Antonio Fonte Salido, Martín Martínez Velasco, José Luis Barrios Capetillo, Ramón Bañuelos Echevarría, Julio Gangoso Otero, Juan José Pacheco Cano, Cristóbal Díaz García, Jaime Bilbao Iglesias, Luis Delgado Villalonga, José Antonio Barrado Recio, Engraciano González Macho, José Calvo de la Hoz, Juan Bautista Castellanos Martín, Juan Antonio García Andrés, José Antonio Montes Gila, Luis Hortelano García, Manuel Jódar Cabrera, José María Sánchez García, Gregorio Caño García, Ignacio Julio Barangua Arbués, José María Martín-Posadillo Muñiz, Conrada Muñoz Herrera, Carmen Tagle González, Luis Reina Mesonero, Juan Pedro González Manzano, José Ángel Álvarez Suárez, Eladio Rodríguez García, Ignacio Bañuelos Lasso, José Martínez Moreno, José Ignacio Pérez Álvarez, Aureliano Rodríguez Arenas, Ángel Jesús Mota Iglesias, Benjamín Quintano Carrero, Elena María Moreno Jiménez, Miguel Paredes García, Virgilio do Nascimento Afonso, Francisco Almagro Carmona, Rafael San Sebastián Flechoso, José Lasanta Martínez, José Luis Hervás Mañas, Ignacio Urrutia Bilbao, José Manuel Alba Morales, Luis Alberto Sánchez García, Carlos Arberas Arroyo, José Francisco Hernández Herrera, Daniel López Tizón, Ramón Díaz García, Juan José Escudero Ruiz, Juan Gómez Salar, Eduardo Hidalgo Carzo, Miguel Marcos Martínez, Francisco Pérez Pérez, Vicente López Jiménez, Luis Alfredo Achurra Cianca, Luis García Lozano, Isidro Jiménez Dual, Francisco Díaz de Cerio Gómez, José Edmundo Casañ Pérez-Serrano, Luis Aragó Guillén, Manuel Echevarría Echevarría, José Manuel Cruz Martín, María del Koro Villamudria Sánchez, Francisco Robles Fuentes, Francisco Álvarez Gómez, Juan Chincoa Alés, Francisco Cipriano Díaz Sánchez, Maudilia Duque Durán, Ana Cristina Porra López, María Pilar Quesada Araque, Nuria Ribó Parera, Rosa María Rosa Muñoz, Vanessa Ruiz Lara, Juan Salas Píriz, Enrique Aguilar Prieto, Raúl Suárez Fernández, Valentín Martín Sánchez, Andrés Muñoz Pérez, Ricardo Couso Río, Donato Calzado García, Raimundo Pérez Crespo, Manuel Pérez Ortega, Jesús Sánchez Lozano, Luis Claraco López, Pedro Domínguez Pérez, José Luis Jiménez Barrero, Carlos Pérez Dacosta, Francisco Gil Mendoza, Alfonso Mentxaka Lejona, Francisco Cebrián Cabezas, José Luis Jiménez Vargas, Víctor Manuel Puertas Viera, Francisco Carballar Muñoz, Eduardo Sobrino González, Juan Carlos Trujillo García, Fabio Moreno Asla, Pedro Carbonero Fernández, José Javier Urritegui Aramburu, Francisco Javier Delgado González-Navarro, José Ángel Garrido Martínez, Arturo Anguera Vallés, José Anseán Castro, Manuel Broseta Pons, Virgilio Mas Navarro, Juan Antonio Querol Queralt, Francisco Carrillo García, Ramón Carlos Navia Refojo, Juan Antonio Núñez Sánchez, Emilio Domingo Tejedor Fuentes, Antonio Ricote Castillo, Ángel García Rabadán, Eutimio Gómez Gómez, Antonio Ricondo Somoza, Julia Ríos Rioz, José San Martín Bretón, Enrique Martínez Hernández, Antonio José Martos Martínez, Juan José Carrasco Guerrero, Aquilino José Vasco Álvarez, Juan Manuel Helices Patino, José Manuel Fernández Lozano, Juan Manuel Martínez Gil, Antonio Heredero Gil, Ricardo González Colino, José Luis Luengos Martínez, Miguel Miranda Puertas, José Antonio Santamaría Vaqueriza, José Ramón Domínguez Burillo, Emilio Castillo López de la Franca, Ángel María González Sabino, Javier Baró Díaz de Figueroa, José Manuel Calvo Alonso, José Alberto Carretero Sogel, Fidel Dávila Garijo, Domingo Olivo Esparza, Pedro Robles López, Juan Romero Álvarez, Juvenal Villafañe García, Dionisio Herrero Albiñana, Joseba Goikoetxea Asla, Leopoldo García Campos, Fernando Jiménez Pascual, Vicente Beti Montesinos, José Benigno Villalobos Blanco, Miguel Peralta Utrera, Juan José Hernández Rovira, José Manuel Olarte Urreizti, Francisco Joaquín Martín Moya, César García Contonente, Francisco Veguillas Elices, José Antonio Díaz Losada, José Santana Ramos, Alfonso Morcillo Calero, Rafael Leiva Loro, Domingo Durán Díez, Gregorio Ordóñez Fenollar, Mariano de Juan Santamaría, Margarita González Mansilla, Eduardo López Moreno, Enrique Nieto Viyella, Jesús Rebollo García, José Luis González Villanueva, Ignacio Mendiluce Etxeberri, Manuel Carrasco Almansa, Santiago Esteban Junquer, José Ramón Intriago Esteban, Florentino López del Castillo, Félix Ramos Bailón, Martín Rosa Varela, Josefina Corresa Huerta, Luciano Cortizo Alonso, Fernando Múgica Herzog, Francisco Tomás y Valiente, Ramón Doral Trabadelo, Miguel Ángel Ayllón Díaz-González, Isidro Usabiaga Esnaola, Jesús Agustín Cuesta Abril, Eugenio Olaciregui Borda, Rafael Martínez Emperador, Domingo Puente Marín, Francisco Arratibel Fuentes, Modesto Rico Pasarín, Francisco Javier Gómez Elósegui, Luis Andrés Samperio Sañudo, José Manuel García Fernández, Miguel Ángel Blanco Garrido, Daniel Villar Enciso, José María Aguirre Larraona, José Luis Caso Cortines, José Ignacio Iruretagoyena Larrañaga, Alberto Jiménez-Becerril Barrio, Ascensión García Ortiz, Tomás Caballero Pastor, Alfonso Parada Ulloa, Manuel Francisco Zamarreño Villoria, Pedro Antonio Blanco García, Fernando Buesa Blanco, Jorge Díez Elorza, José Luis López de Lacalle, Jesús María Pedrosa Urquiza, José María Martín Carpena, Juan María Jáuregui Apalategui, José María Korta Uranga, Francisco Casanova Vicente, Irene Fernández Perera, José Ángel de Jesús Encinas, Manuel Indiano Azaustre, José Luis Ruiz Casado, Luis Portero García, Antonio Emilio Muñoz Cariñanos, Máximo Casado Carrera, Jesús Escudero García, Armando Medina Sánchez, José Francisco de Querol y Lombardero, Jesús Sánchez Martínez, Ernest Lluch Martín, Francisco Cano Consuegra, Juan Miguel Gervilla Valladolid, Ramón Díaz García, José Ángel Santos Laranga, Josu Leonet Azkune, Iñaki Totorika Vega, Santos Santamaría Avendaño, Froilán Elespe Inciarte, Manuel Giménez Abad, Santiago Oleaga Elejabarrieta, Justo Oreja Pedraza, Luis Ortiz de la Rosa, José Javier Múgica Astibia, Mikel María Uribe Aurkia, José María Lidón Corbi, Ana Isabel Arotegi Legarreta, Francisco Javier Mijangos Martínez de Bujo, Juan Priede Pérez, Cecilio Gallego Alaminos, Silvia Martínez Santiago, Juan Carlos Beiro Montes, Antonio Molina Martín, Joseba Pagazaurtundúa Ruiz, Julián Embid Luna, Bonifacio Martín Hernández, Diego Armando Estacio Sivisapa, Carlos Alonso Palate Sailema, Raúl Centeno Bayón, Fernando Trapero Blázquez, Isaías Carrasco Miguel, Juan Manuel Piñuel Villalón, Luis Conde de la Cruz, Ignacio Uría Mendizábal, Eduardo Antonio Puelles García, Carlos Enrique Sáenz de Tejada García, Diego Salvá Lezáun.

martes, 18 de octubre de 2011

Aunque parezca mentira, todos hablan de lo mismo..





Claridad del mensaje

GARA.Editorial: La Declaración de Aiete marca los temas de una agenda real para una paz justa y duradera
18/10/2011 9:10:00.
La creciente exigencia de la ciudadanía de este país y sus representantes políticos para superar el conflicto mediante el diálogo, la democracia y la completa no violencia ha creado esta oportunidad».
Así explica el momento político que se está viviendo en Euskal Herria la Declaración de Aiete, promovida por líderes mundiales de la talla de Kofi Annan, Bertie Ahern, Gerry Adams, Jonathan Powell, Gro Harlem Bruntland y Pierre Joxe, y compartida por una representación amplia, plural y mayoritaria de la sociedad vasca.
Por lo tanto, no se trata de una demanda de parte, de una propuesta de unos pocos ilusos, de una misión de unos «profesionales de la paz» -curioso insulto cuando proviene de «profesionales del odio»-.
Se trata del respeto a la voluntad de la sociedad vasca. En adelante todo aquel que apele a ella la debería respetar en toda su dimensión, en todas sus expresiones, en relación a todos los temas.
Para que todas las propuestas se puedan defender sin violencia, democráticamente, pero con la garantía de que esa voluntad será respetada. Ése debe ser el objetivo, ésa es la solución.
Porque si algo deja claro la Declaración de Aiete es que la resolución del conflicto político vasco no se reduce a que ETA declare el fin definitivo de la violencia política. No al menos si lo que se busca es una paz estable y duradera.
Ése es un primer paso, aquel que desde el punto de vista de la comunidad internacional es condición indispensable pero que, a su vez, debería dar pie a otros. Los más obvios, los encaminados a resolver en la medida de lo posible las consecuencias directas del conflicto. Se le suele llamar la parte «técnica», pero trata sobre injusticias, sentimientos, heridas... en definitiva, sobre personas. Por eso esta parte es tan complicada, pero a la vez tan urgente, necesaria, vital.
En este terreno la Declaración insta a los gobiernos español y francés a responder positivamente a la petición de ETA si ésta se da, entablando negociaciones para tratar «exclusivamente las consecuencias del conflicto». También establece como objetivo la reconciliación y no oculta que para ello debe tenerse en cuenta a «todas las víctimas».
Si la paz ha de ser estable y duradera -y resulta lógico buscar que así sea- no se pueden obviar las cuestiones políticas que subyacen al conflicto. Estos expertos, partiendo de su experiencia en conflictos de naturaleza similar pero sin caer en comparaciones estériles y sin ánimo paternalista, sugieren un método que implica que los representantes políticos discutan las cuestiones políticas y, posteriormente, consulten a la ciudadanía. Para terminar, muestran su disposición a seguir colaborando y a hacer seguimiento de las recomendaciones expuestas.
Ni despreciar ni despiezar, respetar.
Nada de lo dicho resulta sospechoso de algo que no sea el más puro sentido común. Decenas de casos de resolución de conflictos les avalan y, por si eso no fuera suficiente, decenas de conflictos sin resolver por no seguir esos consejos dan aún mayor peso a sus argumentos. Asimismo, todos y cada uno de los firmantes de la Declaración están avalados por experiencias de éxito en la resolución de conflictos si cabe más enquistados y complicados que el vasco. Su participación e implicación personal en esos conflictos, en el caso de alguno de ellos primero desde un lado de la trinchera y posteriormente como sujetos del cambio y del acuerdo, les confiere un especial valor político. Su talla diplomática y política internacional resulta incuestionable.
Por todo ello, es evidente que no se puede despreciar la Declaración de Aiete. Pero tampoco se puede despiezar. Es decir, del mismo modo que no se pueden borrar de las fotos algunos de los protagonistas del histórico acto de ayer, no se puede elegir las partes del texto consensuado que nos agradan y descartar el resto. Resulta un ejercicio pueril, además de ser de muy mal gusto.
Los firmantes de la Declaración de Aiete han sido testigos estos días de la beligerancia que despierta cualquier intento de solución en un sector que, si bien en Euskal Herria es minoritario -aunque en ningún caso despreciable-, en el Estado español tiene incluso opciones de gobernar.
También han podido comprobar la tibieza del PSOE y sus gobiernos, tanto en Madrid como en Gasteiz, incapaces de ejercer el liderazgo ni siquiera en un momento crucial para sus expectativas.
Incluso los representantes del Estado francés se muestran sorprendidos ante semejantes actitudes, poco inteligentes cuando además se ostenta el poder. Son consecuencia de una tradición política con un espíritu democrático muy débil y peligrosamente arisco ante situaciones como la que ha abierto la Conferencia Internacional.
Una de las consecuencias del apoyo de la comunidad internacional a la resolución del conflicto vasco debe ser que, en este contexto, la impunidad deje de ser moneda de cambio. La unilateralidad ha terminado, pero es que además ya nadie puede decidir unilateralmente que todo va a seguir igual.
En definitiva, líderes mundiales han venido a Euskal Herria para ahondar en un mensaje de esperanza. No es un mensaje cualquiera, es cualificado y realista. Es parte importante de una estrategia eficaz para la paz y la democracia.

¿Se vive mejor sin Dios?

JUAN ARIAS 12/10/2011. Tribuna "El País".
Me pregunta un amigo por qué en tiempos de crisis, incluso las económicas como en la actualidad, el ser humano se refugia más en la fe en Dios. Difícil responder a esa pregunta, ya que para mí si Dios sirve para algo debería ser para los tiempos de alegría y felicidad, no para los tiempos del miedo.
Si Dios sirve para algo debe ser para los tiempos de alegría y felicidad, no para los del miedo
Los padres del científico y escritor Leonard Mlodinov se salvaron de las garras del Holocausto.
Él mismo salvó su vida el fatídico 11 de septiembre, en los bajos de una de las Torres Gemelas de Nueva York cuando se hundió.
En una entrevista reciente le preguntaron en Brasil qué sentía al saber que Dios había salvado milagrosamente su vida y la de sus padres. Respondió: "No fue Dios, sino el acaso". Y añadió: "¿Qué Dios sería ese que salva a mis padres del nazismo y deja morir a seis millones de otros judíos?". "¿Qué Dios sería ese que me salva del atentado terrorista de Nueva York y deja morir a otras 3.000 personas?".


Difícil encontrar a Dios en los escombros de la muerte.
Lectores que no conozco suelen preguntarme, unos con respeto, otros, menos, si pienso que sin Dios se acaba viviendo mejor.
Escribí hace 40 años un libro que se titulaba El Dios en quien no creo.
Había sido el título de un artículo publicado en el desaparecido diario Pueblo de Madrid. Se les había colado a los censores franquistas. Quizás porque pensaron que si hablaba de Dios no podía ser nada subversivo. Lo era para la España católica y cerrada de entonces.
Me citó a su despacho el entonces arzobispo de Madrid, Casimiro Morcillo. Me dijo que el artículo estaba ayudando a los españoles a hacerse ateos porque afirmaba entre otras cosas que si Dios existe no podía existir el infierno y que no podía curar a unos y dejar morir a otros. Le mostré la carta que acababa de recibir de un matrimonio joven, en la que me decían que habían recortado el artículo y conservado para cuando sus dos hijos pequeños fueran mayores. "Nosotros no somos creyentes, pero si nuestros hijos un día quisieran creer, nos gustaría que creyeran en ese Dios irreconciliable con el infierno", decían.
No sirvió de nada. Desde aquel día, además de la censura franquista, la Iglesia de Madrid me impuso otro censor para mi columna de Pueblo, que se titulaba Las cosas claras. Sobre aquel libro, nacido de aquel artículo y traducido hoy a 10 idiomas, dos señoras encopetadas, cuando volvía en tren de Asís, donde había sido publicado, mirando con recelo la portada, me preguntaron: "¿Ese libro es a favor o en contra?" "Eso depende, señoras", les respondí.
Cada vez que hoy me preguntan si creo que es mejor o no creer en Dios suelo responder que eso no tiene importancia, ya que si existiese Dios, lo importante sería que él creyera en nosotros, como me había dicho monseñor Romero, quizás en su última entrevista antes de ser asesinado a tiros mientras celebraba la Eucaristía.
¿Se es más feliz sin Dios?
Depende, señores. Difícil sentirse libres y realizados con el Dios al que aman y adoran los dictadores -con los que, por cierto, la Iglesia siempre se ha entendido mejor que con los demócratas-; difícil con el Dios absolutista incompatible con la democracia o con el Dios que recela de la sexualidad.
Es difícil que las personas, jóvenes o adultas, no lleven dentro de sí la sombra de un Dios castrador, aquel del que en un colegio de religiosas la madre superiora había escrito en los retretes de las alumnas: "Dios te está mirando".
El famoso poeta brasileño João Cabral de Melo Neto, cuando estaba para morir, quiso hablar con un sacerdote de la Teología de la Liberación. Le confesó que era ateo, pero que en aquella hora final lo asaltaba el miedo de "aquel infierno del que me hablaban de niño en la Iglesia". El teólogo le dijo que, además de no existir el infierno, un poeta nunca tendría lugar en él. Aquel teólogo era Leonardo Boff, condenado al silencio por el entonces cardenal Ratzinger y hoy papa Benedicto XVI.
El Dios del miedo es el Dios que no merece existir. El miedo es argamasa humana, es el arma de todos los poderes de la Tierra, no tiene nada de divino. Es tirano. Solo la felicidad es liberadora. El miedo es usado y abusado por las Iglesias institucionales. Jesús nunca impuso miedos a los que le seguían. Se los quitaba. Él los tuvo también. Tuvo miedo de morir, sudó sangre ante la inminencia de su muerte, pidió explicaciones a Dios de por qué dejaba que lo mataran si era inocente. Y de él tuvieron miedo los hipócritas y los poderosos, nunca los arrinconados o indignados.
Aquel profeta tenía solo un pecado: no creía en el sufrimiento ni en el dolor ni en la muerte como armas de redención. No soportaba ver sufrir a nadie. No le gustaban los muertos y los resucitaba. Nunca pidió a sus apóstoles que hicieran ayunos y penitencias, ni que fueran héroes o vírgenes. Estaban todos casados, como él.
Y no fue un profeta fácil: exigió, con naturalidad, algo que nos parece locura: devolver bien por mal. Sabía que la felicidad -que era su única teología- se engendra en la paz y no en la guerra, en el perdón y no en la venganza.


¿Se vive mejor sin Dios? "Depende, señores". Sin el que ofrecen las iglesias que no te permite morirte en paz, ni hacer el amor sin que te espíe como un policía, se vive mejor. Se vive mejor sin el Dios que pretende adueñarse de lo más sagrado del ser humano: su libertad y su conciencia. Por lo menos, sin él, se vive sin menos miedos, que no es poco.


¿Y con el Dios en el que creía monseñor Romero cuando lo acribillaron a balas en el altar por defender a los pobres contra el poder, se vive mejor?, se preguntarán algunos. ¿Se vive mejor con el Dios que apuesta siempre por los que pierden, el Dios de aquel Jesús que no solo perdonó en la cruz a los que blasfemaban contra él, sino que hasta los excusó: "Perdónales, porque no saben lo que hacen", expresión máxima del amor supremo que no humilla ni cuando perdona?.
Creo que como mejor se vive es siendo fiel a la voz de la conciencia, más severa que las leyes porque no es posible burlarla, y que constituye la única fuente de libertad. El cardenal Newman, convertido del protestantismo al catolicismo, fue un defensor del primado de la conciencia sobre la ley. En la Carta al Duque de Norfolk cuenta que, si se viera obligado a hacer un brindis, lo haría "primero a la conciencia y después al Papa". Newman tiene una frase que aún hoy, después de dos siglos, sigue poniendo los pelos de punta a la Iglesia y a los teólogos tradicionales: "Prefiero equivocarme siguiendo a mi conciencia, que acertar en contra de ella". La Iglesia defiende, al revés, que la conciencia debe ser antes formada. Por ella y con el miedo, claro.
¿Se vive mejor sin Dios? Depende. Quizás se tenga a veces la tentación de creer en alguien más que humano, capaz de exorcizar la crueldad que siembra de muertos inocentes el planeta, la que pisotea a los que no tienen poder, la que exalta a los aprovechados, la que discrimina a los diferentes, la que violenta a los niños, la que quiere imponer a su Dios, la que humilla a la libertad. Pero ese, ¿no será más bien el Dios de nuestros sueños?.
Se podría vivir mejor solo con el Dios -si existiese- capaz de quitarnos a los mortales el miedo supremo de la muerte, sin la cual, curiosamente, dejarían de existir las religiones, como afirmaba Saramago. Se viviría mejor con el Dios que no nos prohibiese soñar. ¿Existe?

José María Lassalle: «El esfuerzo debe vertebrar la educación»

En estos momentos, en España, como en muchos otros países, ha sufrido como valor una degradación evidente.M. CALLEJA
—¿El esfuerzo es un valor en alza o sigue a la baja?.
—En estos momentos, en España, como en muchos otros países, ha sufrido como valor una degradación evidente. Ha ocurrido en las últimas décadas. Pero sin esfuerzo no puede entenderse la excelencia personal.


—¿Cuál es la parte más positiva del esfuerzo?.
—Como dijo Aristóteles, el esfuerzo identifica el mérito y la capacidad de superación de la persona. Es un indicador de la capacidad de superación personal y del sacrificio. Sin esfuerzo no hay capacidad de felicidad en términos morales.


—¿Hay una diferencia en la cultura del esfuerzo entre la derecha y la izquierda?.
—No tendría que haberla. En la tradición de la izquierda, el esfuerzo ha sido asumido como valor de nuestra cultura. Pero en las últimas décadas, y en concreto desde la revolución cultural, empezó a ser visto como un elemento que contribuía a la diferencia. La izquierda empezó a considerar que debía primarse la igualdad de resultados frente a la igualdad de oportunidades.


—¿Qué es el esfuerzo, según el PP?.
—El esfuerzo es trasladar al alumno la importancia moral y superior que tiene la autosuperación y la búsqueda del mérito como elemento vertebrador de su formación. Es un elemento que vertebra la excelencia individual. Y tiene que ver con el cultivo de la excelencia personal a lo largo de la vida.


—¿Se fomenta el esfuerzo en nuestro sistema educativo o es otra asignatura pendiente?.
—Es uno de los principales problemas de nuestro sistema educativo, porque sigue sin tener el reconocimiento que le corresponde. Debe ser un elemento vertebrador de la educación. Debería vertebrar todo el sistema educativo. Es un problema que no estemos en esa situación.


—¿Qué más elementos fallan en nuestro sistema educativo?.
—Le falta una clarificación de su propio modelo, si piensa en que el objetivo es la igualdad de oportunidades o bien la igualdad de resultados. Debe hacerse más a favor de lo primero. Y debe articular el diseño de contenidos, centrados en la formación personal del estudiante, y en la cualificación meritoria del conocimiento. La educación debe formar ciudadanos, pero también debe formar bien a profesionales. El conocimiento de idiomas es un problema de nuestro sistema educativo. Hay que enfocar el modelo hacia la competitividad internacional.

Javier Gomá: «El niño va al colegio a ser feliz, no a ser mejor»

El estereotipo «el esfuerzo es de derechas» ha convivido con otro con el que se contrapone: el de «el burgués rentista». A. MARTÍNEZ-FORNÉS.- Día 13/10/2011


—¿Cómo se ha podido llegar a creer que «el esfuerzo es de derechas»?.
Los estereotipos son móviles y no intentan ser congruentes. De hecho, el estereotipo «el esfuerzo es de derechas» ha convivido con otro con el que se contrapone: el de «el burgués rentista», en contraposición, a su vez, con los «trabajadores».
Pero tiene su origen en la evolución de las políticas de educación, que también han experimentado una transición. Se pasó de una política de educación muy tradicional, paternalista, militarizada, basada en el esfuerzo y la disciplina, que se aplicó hasta las décadas de 1960 y 1970, a otra basada en la naturalidad, la espontaneidad, la creatividad y la imaginación, en la que no se debía aprender nada de memoria, que empezó a aplicarse en los años 80.
A partir de ese momento, comenzó a desprestigiarse el valor del esfuerzo y también el sacrificio, que tenían cierto resabio al antiguo régimen, y quedaron anticuadas las ideas de virtud.
Como si el colegio fuera un lugar al que el niño va a ser feliz, no a ser mejor (debería buscar ambos objetivos). Ello tenía que ver con la conquista de la libertad. Por tanto, detrás de este falso estereotipo había un elemento de verdad.

—¿Pero habrá que corregir el paso que se ha dado de un extremo a otro?.
—Ahora el problema no es cómo ser libres sino cómo convivir, cómo vivir juntos. Eso implica esfuerzo, disciplina, y está pendiente una nueva legitimación del esfuerzo. Cuando Pilar del Castillo fue ministra de Educación se aprobaron varias leyes basadas en el esfuerzo, pero fueron derogadas inmediatamente. Las leyes actuales permanecen en el paradigma anterior. Además de leyes, en las que lo más importante sería la exposición de motivos, lo verdaderamente necesario es que la sociedad se impregne del valor del esfuerzo.

—Pero los españoles seguimos esperando que la crisis la resuelva Merkel, y no nosotros con nuestro esfuerzo.
—El primer signo de la mediocridad es el desplazamiento de la responsabilidad: que hagan el esfuerzo otros. Pero no podremos resolver nuestros problemas si no aspiramos a ser ejemplares. Depende de una actitud moral. Se ha sacralizado la idea de la vida privada que, como derecho, es un bien absolutamente importante, pero la vida privada no es moralmente neutra. Es un dislate pensar que los problemas se pueden arreglar sin que se involucre la vida privada.