Las revueltas populares contra las dictaduras en el mundo árabe está poniendo en evidencia la inutilidad de la Alianza de Civilizaciones, una costosa iniciativa financiada por España que a estas alturas aún sigue muda. Ni la masacre perpetrada por Gadafi ni los derrocamientos de Ben Ali y Mubarak ni la represión en Irán parecen motivos suficientes para que los burócratas de la Alianza de Civilizaciones se pronuncien.
El Gobierno debería explicar por qué gasta dinero público en hacer el ridículo.
José Luis Rodríguez Zapatero sigue apostando por la Alianza de Civilizaciones, su genuina aportación en materia de política exterior. El Consejo de Ministros acordó este viernes remitir al Congreso dos acuerdos con Naciones Unidas para “reforzar la posición de España” en esta institución. Se trata de la creación del Instituto Internacional para la Alianza de Civilizaciones, que se ubicará en Barcelona, y que exigirá una inversión de 20 millones de euros para los próximos cinco años.
El Gobierno puso en marcha este proyecto en junio de 2010 y el pasado noviembre aseguró su financiación. La Generalitat se comprometió a aportar 9 millones para la rehabilitación del barcelonés Pabellón Sant Manuel del recinto histórico de Sant Pau, que albergará el nuevo instituto. Por su parte, el Ejecutivo central inyectará 12,4 millones hasta 2016 para dotar de actividad al centro.
En total, 21,4 millones que, según la referencia del Consejo de Ministros, contribuirán “a la investigación, la enseñanza, la formación avanzada, el desarrollo de las capacidades y la difusión de conocimientos, a la promoción y desarrollo de la iniciativa de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones”.
En la práctica, se mantendrá un centro con capacidad para 116 personas, 34 oficinas, 64 espacios de trabajo adicionales, becas para estudiantes procedentes de países en vías de desarrollo, y formará a estudiantes de posgrado, posdoctorales y de máster.
El acuerdo con la ONU también recoge “su estatuto legal, las necesidades del Instituto en cuanto a servicios públicos (agua, gas, transporte y otros), la inmunidad e inviolabilidad de las propiedades, fondos y activos del Instituto, así como los privilegios e inmunidades del personal de la Universidad en España”. El Congreso deberá refrendar ahora estos pactos que, para el Ejecutivo, son “importantes para España, ya que refuerzan su posición como impulsor y copatrocinador de la Alianza”, a la vez que “abren una vía de cooperación con universidades en todo el mundo cuyo fin es estudiar e investigar medios para promover la paz”.
La Alianza se salva de los recortes.
Como informó este diario, la Alianza de Civilizaciones se salvó de los recortes previstos en los Presupuestos Generales de 2011, y vio aumentado su presupuesto un 33%. Así, el nuevo centro de estudios recibirá este año su primera transferencia de fondos por valor de 1,5 millones. Cabe recordar que el proyecto de Zapatero también se salvó del duro tijeretazo de mayo de 2010. El mismo día que el Consejo de Ministros daba luz verde a la reducción del sueldo de los funcionarios o a la congelación de las pensiones, aprobaba también el II Plan Nacional para la Alianza.
No obstante, no resulta fácil conocer el monto total invertido por el Gobierno en esta iniciativa, ya que suele responder con evasivas a las preguntas de control parlamentario sobre, por ejemplo, los costes de la organización de los foros de la Alianza. Además, la ejecución de los planes sobre esta materia afecta a prácticamente todos los ministerios, lo que dificulta el seguimiento de las partidas. En septiembre de 2010, en respuesta por escrito al diputado de CiU Carles Campuzano, el Ejecutivo aseguró haber destinado 3,75 millones de euros desde 2005 a la iniciativa, más una contribución 650.000 euros procedente del Fondo de Ayuda al Desarrollo.
domingo, 27 de febrero de 2011
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