El superávit de la Seguridad Social haya registrado en 2010 un descenso del 71,97 por ciento y que el saldo positivo de 2.382 millones de euros sea producto, básicamente, de los intereses del Fondo de Reserva demuestra la necesidad de abordar con amplitud de miras una profunda reforma del sistema.
Con una inflación en fase de aceleración, que presumiblemente obligará a la Tesorería a un gasto añadido para compensar la desviación del IPC a millones de pensionistas, parece haber llegado a su fin la época del superávit, lastrado por el progresivo descenso en el número de cotizantes.
El ajuste podría ser peor
1.- UN SUPERÁVIT MENOR.
A la cifra conocida ayer habría que sumar el resultado del Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) y el Fogasa, por lo que los datos en términos de Contabilidad Nacional no coincidirán totalmente y podrán arrojar un superávit ligeramente menor.
2.- DEUDAS APLAZADAS.
En 2008 y 2009 el Gobierno dejó de ingresar los excedentes de la Seguridad Social al fondo de reserva. El Gobierno ha preferido aplazar a las empresas el pago de cotizaciones por valor de 8.000 millones para evitar que ninguna de ellas caiga.
3.- MÁS APLAZAMIENTOS.
El Gobierno seguirá manteniendo los aplazamientos a las empresas mientras las cuentas del sistema estén en equilibrio, señaló ayer el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado.
4.- GASTOS E INGRESOS.
El superávit de la Seguridad Social alcanzado en 2010 (2.382 millones) es resultado de unos gastos que ascendieron a 120.101,58 millones (4,55% más) y de unos ingresos que cayeron un 0,97% hasta los 122.484 millones de euros.
5.- FONDO DE RESERVA.
La Seguridad Social es la única de las administraciones públicas que se mantiene en superávit tras tres años de crisis, aunque sea a costa de las reservas acumuladas en los años de bonanza, que ascienden a 64.375 millones de euros.
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