jueves, 3 de febrero de 2011

Dirigió los servicios montados por la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para poner fin al asalto al Congreso de los Diputados

Ha fallecido a los 92 años el teniente general José Aramburu Topete (Huelva, 1918), el militar que fue nombrado en 1980 director general de la Guardia Civil y que un año más tarde, durante el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, se hizo cargo del mando y la dirección de los servicios montados por la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para poner fin al asalto al Congreso de los Diputados hasta el restablecimiento de la normalidad.
Aquella jornada histórica fue sin duda el momento de mayor trascendencia en la carrera militar del director general de la Guardia Civil y fue durante la Transición  un colaborador directo del general Gutiérrez Mellado.
Según explicó Aramburú Topete durante el juicio del 23-F celebrado en 1982, él mismo fue al Congreso de los Diputados «para intentar que los ocupantes depusieran su actitud». «Salió a recibirme el teniente coronel Tejero, con la pistola en la mano, apuntando hacia arriba –explicaba–. Él me saludó y yo le ordené: “Teniente coronel Tejero, deponga usted su actitud y acabemos con esta locura”. Tejero me respondió: “Antes le mato y después me pego un tiro”. En ese momento Tejero me apuntaba con la pistola».
El director general de la Guardia Civil, contó un mes después, incluso «intentó sacar su arma, pero se lo impidió uno de sus ayudantes, al observar que tres acompañantes de Tejero montaban sus armas». Aramburu se mantuvo fiel a la Constitución en el momento de mayor incertidumbre de la España democrática, convirtiéndose en el encargado de convencer al Gobierno socialista de que la Guardia Civil estaba a las órdenes de la Democracia.

Aramburu Topete: «Los sucesos del 23-F fueron una dura prueba para el Cuerpo», confesó en octubre de 1981, un mes antes de ser ascendido a teniente general a propuesta del entonces ministro de Defensa, Alberto Oliart Saussol.
El ministro del interior entre 1980 y 1982, Juan José Rosón, describió su actuación durante el 23-F en los siguientes términos: «Su acción personal, escrupulosamente constitucional y ejemplarmente militar, sirvió en fechas recientes para anular la desgraciada imagen que un jefe del Cuerpo pudo haber transmitido en el ignominioso asalto al Congreso. Entonces, al lado del teniente general Aramburu, la Guardia Civil auténtica, la del siglo XIX, la de hoy y la del futuro, mostraron a España y ante el mundo que el benemérito instituto está al servicio de la comunidad nacional, bajo su orden legal y en defensa de la seguridad y la paz de los ciudadanos dentro del marco de la Constitución».
En octubre de 1983 cesó como director general de la Guardia Civil, pasando a la reserva activa.

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