El IPC sitúa ya su tasa interanual en el 3,3 por ciento, impulsado por el alza en el precio de la luz y el tabaco, y alcanza su valor más elevado desde octubre de 2008.
Pese a que el Gobierno confía en que en el segundo semestre la tasa se reduzca, la incógnita del precio del petróleo puede echar al traste estas previsiones. En un escenario de estancamiento económico y precios altos, sin recuperación del consumo —lastrado por el desempleo y la falta de crédito—, se corre el riesgo de entrar en una espiral en la que las grandes perjudicadas sean otra vez las familias, obligadas a pagar más con cada vez menos renta disponible y a «tirar», en consecuencia, del ahorro.
La combinación de recesión económica e inflación supone una bajada de la riqueza familiar y hace peligrar las economías domésticas.
La "estanflación" es, sin duda, uno de los peores escenarios que puede encontrar el consumidor.
¿En que consiste esta temida situación de la que muchos jamás habían oído hablar?.
Este término , calcado del inglés "stagflation", indica el momento o coyuntura económica en el que, dentro de una situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede.
La estanflación, por lo tanto, aúna dos situaciones muy negativas para los consumidores: por un lado la recesión económica y, por otro, la inflación, en la que se combinan el alza de los precios, el crecimiento del desempleo y el estancamiento económico.
Esta combinación produce unos efectos no deseados para el consumidor, que ve peligrar seriamente su economía doméstica.
Más allá de lo que marcan los datos macroeconómicos, es importante saber cómo afectará la situación al consumidor en su día a día, o qué actividades de la economía doméstica saldrán más perjudicadas por esta espiral que combina el estancamiento con la inflación.
En principio, supondrá una bajada de la riqueza familiar ya que los diferentes núcleos familiares estarán sumergidos en un entorno recesivo que afectará al consumo, empleo, creación de empresas, morosidad..., mientras que, por otro lado, cada unidad familiar tendrá que pagar más por las compras realizadas.
Los efectos en el ámbito cotidiano
Entre los efectos directos e indirectos sobre la economía del consumidor no sólo se deben mencionar los derivados de las subidas de carburantes, por ejemplo, sino otros muchos que inciden también en su día a día, como el pago de la hipoteca, la planificación de las vacaciones o la rentabilidad que ofrecen en estos momentos los productos financieros.
*.- Descenso en la renta variable.
*.- Rentabilidad por debajo de la inflación.
*.- Aumento de las facturas domésticas: a las consabidas subidas que tuvieron lugar a comienzos del año en las facturas energéticas, hay que añadir la nueva subida de la luz.
*.- Encarecimiento del petróleo.
*.- Sube la cuota hipotecaria.*.- Aumento del desempleo: esta situación también puede tener un efecto negativo sobre el empleo porque se puede entrar en lo que se denomina, "espiral salarios-precios" (suben los precios - se pide aumento de salario - aumentan los costes - suben los precios) y esto supondría, por un lado, un aumento de la inflación y, por otro, una subida del desempleo debido al incremento de costes de producción y la disminución de la competitividad internacional.
*.- Menor demanda en la vivienda.
*.- Viajar también costará más caro: tampoco se puede descartar -y es lo más previsible- que los productos turísticos eleven sus precios como consecuencia del encarecimiento energético. Por un lado, se prevén subidas en las tarifas aéreas tanto para vuelos nacionales como internacionales. Este aumento de precio, además, tendrá su repercusión en la venta de billetes y paquetes turísticos por parte de los touroperadores, que obviamente se encarecerán.
*.- PÉRDIDA DE PODER ADQUISITIVO.
jueves, 17 de febrero de 2011
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