lunes, 1 de diciembre de 2008

El ataque de Pepiño contra Aguirre cayó como un tiro en el PSOE

La máquina de picar carne del vicesecretario socialista le costó un disgusto. No cayó bien en los medios "amigos", unió al PP en torno a la presidenta y en las filas del PSOE no hizo gracia.
La máquina de picar carne de Blanco le ha acabado pasando factura con el malestar por las críticas a Aguirre tras Bombay.

En política no todo vale. De ahí que no sean de recibo esas palabras de la mano derecha de Zapatero en Ferraz, José Blanco, acusando a Esperanza Aguirre de salir corriendo de la India sin preocuparse de los suyos que se quedaban allí tras el horrible atentado terrorista vivido en persona por la presidenta de Madrid y sus acompañantes.

Tratar de sacar réditos políticos de un atentado terrorista nunca es buena idea. Antes que nada porque con el terrorismo no puede ningún dirigente político ser equidistante: o se está con las víctimas o con los terroristas.
Y Esperanza Aguirre el miércoles pasado en Bombay fue una víctima de la sinrazón terrorista que afortunadamente vive y puede contarlo.
El PSOE vuelve a caer en el error.
La primera vez que se equivocó, tras los horribles atentados del 11-M en Madrid, seguramente obtuvo votos llegados de la mano de la confusión, le fueron rentables -electoralmente hablando—de la manipulación y la agitación de una desgracia en la que perdieron la vida casi doscientas personas y fueron heridas miles.
Pero ese error condujo a cuatro años de crispación política y desconcierto popular como pocas veces se habían visto en este país, que llevaron a una separación entre el PSOE y el PP en materia antiterrorista que aún se paga.
No creo sea esa la tarea de ningún dirigente político. Menos aún la de un vicesecretario general del partido que sustenta al Gobierno. De similar forma opinan también en privado algunos mandatarios socialistas consultados que llegaron a calificar de "vergonzosas" las palabras del número dos del PSOE y aseguraron que "no han caído bien" a parte del partido.Medios tan poco sospechosos de estar contra el PSOE como El País, en su edición del domingo, ni se hizo siquiera eco de las palabras del "dos" socialista, lo que ha sido interpretado por esas mismas fuentes como "una ayudita" desde Prisa al guardián del cuartel general del PSOE al no destacar "una barbaridad tan inexplicable". El periódico Público comenzó su información sobre el acto en el que el vicesecretario del PSOE se explayó con un irónico "José Blanco estaba ayer inspirado".Es cierto que Blanco siempre adopta un papel de oposición de la oposición que es muy valorado entre sus filas, porque da ánimo y argumentos a su gente para avivar el debate diario político con el PP, y porque sin su voz, a sus dirigentes y militantes, nadie suministraría tan valiosa munición desde el Gobierno. Así es. Pero tal misión tiene límites. Y esta vez, como suele decirse, se ha pasado siete pueblos.Afear la conducta de un víctima del terrorismo –Aguirre ha sufrido el zarpazo de la sinrazón terrorista en primera persona esta pasada semana y su vida ha corrido serio peligro-, sembrar dudas sobre su rectitud, mofarse de la desgracia en lugar de mostrar apoyo, solidaridad y alegría porque los españoles metidos en la odisea de Bombay hayan regresado sanos y salvos a España, es una barbaridad que merece una rectificación.José Blanco, con sus palabras, ha puesto en entredicho no ya su valía política, sino su categoría humana. La política no se merece que nadie quiera convertirla en una máquina de picar carne.
Antonio Martín Beaumont.- El Semanal Digital.

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