domingo, 7 de diciembre de 2008

Hacia los cuatro millones de parados


Los expertos pronostican que el desempleo alcanzará el 17% a finales de 2009
Desde hace meses, el mercado laboral ha entrado en barrena.

En septiembre, la encuesta de población activa (EPA), verdadera radiografía laboral española, mostró que se destruía empleo por primera vez en casi 15 años.
Octubre y noviembre se han saldado con los mayores aumentos mensuales de la historia del paro registrado, que roza los tres millones.
Y hasta noviembre, la Seguridad Social contaba con 671.000 afiliados menos que en enero.
Con estos datos, pocos dudan de que la hasta hace poco locomotora europea del empleo cerrará el año con más de tres millones de parados y una tasa en torno al 13% (cinco puntos más que hace año y medio).
Por si fuera poco, el desplome no parará ahí. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, lo reconoció el pasado martes con su lenguaje habitual: "Existe el riesgo de que el paro aumente algo más".
Y aquí surgen las preguntas: ¿cuándo dejará de crecer el paro? ¿Hasta dónde llegará?
La Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) ha publicado el panel de previsiones que recoge los pronósticos de 13 de los servicios de estudios más prestigiosos de España.
En ellas, la tasa media de paro alcanzará el año que viene el 15%. Eso implica que a finales de 2009, es fácil imaginar un escenario en el que se llegue al 17% o 18%. "En algún momento, hacia final de año, llegaremos a los cuatro millones de parados", explica Ángel Laborda, director de coyuntura de Funcas. Algo que descartó, esta semana, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho.
La previsión de Laborda es la más pesimista de las recogidas en el panel de Funcas, aunque no recoge todavía las últimas medidas anunciadas por el Gobierno. Eso podría modificar a la baja sus predicciones, o más bien aplazarlas. En cambio, Intermoney sí que contempla las iniciativas gubernamentales que prevén crear 300.000 empleos, y también espera que se alcancen los cuatro millones de parados en 2009, explica su economista jefe, José Carlos Díez. La responsable de empleo de CC OO, Lola Liceras, también admite este escenario.
José Antonio Herce, de Analistas Financieros Internacionales, dibuja un panorama nada halagüeño, teniendo en cuenta que hasta noviembre el paro registrado ha subido casi en un millón de personas y se ha situado cerca de los tres millones.
La secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, no quiere poner ninguna cifra a los pronósticos del año que viene. Pero admite que el paro continuará subiendo. "Afrontamos un periodo de gran dificultad. La tendencia a crecer seguirá. En enero, va a subir el desempleo", comenta.
De lado de los optimistas está Josep Oliver, quien cree que a finales de 2009 el paro estará en el 14,5%. Para él, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, durante esta crisis se destruirá un 1,5% del empleo (500.000 puestos de trabajo), pero el paro no irá a más porque se acabará el efecto llamada de la expansión económica sobre los inmigrantes.
Ajuste compartido
El crecimiento de la población activa durante los años de expansión procedió fundamentalmente de las mujeres y de los inmigrantes. En opinión del catedrático catalán, durante los años anteriores de crecimiento, las reservas de mano de obra endógena se han agotado, por lo que las aportaciones a la población activa española sólo pueden llegar de fuera, y esto en una época de crisis como la actual tenderá a reducirse. Así, Oliver opina que el ajuste del mercado laboral español será "compartido" con otros países.
Pero lo que está pasando en la economía española tiene que ser puesto en perspectiva, sobre todo al ser comparado con otras crisis económicas. "La cifra absoluta de parados puede ser la misma, pero hay un salto de escala muy importante", explica Oliver. En la crisis anterior, la de 1993, se alcanzó un paro cercano al 25% sobre una población activa de 13 millones de personas, mientras que ahora ésta es de 23 millones.
El rápido deterioro del mercado laboral en España comenzó por la construcción. Sobre este sector se asentó el rápido crecimiento económico, y se creó un modelo económico ahora denostado, apoyado en el ladrillo y el consumo interno, que demandaba mucha mano de obra y poco cualificada. Durante "la década prodigiosa", como la llama Oliver, el peso de la construcción en el mercado laboral aumentó.
Históricamente en España, el porcentaje de empleados en la construcción sobre el total de trabajadores se mueve en torno al 9%, algo más alto que en la UE por el peso del turismo. Pero de 1993 a 2007 pasó de un millón de empleados en el sector a 2,6 millones (el 13,1% del total de ocupados). En nueve meses, ya ha caído al 11,6%. Y, como explica Herce, la construcción seguirá pagando los excesos. De ahí, ha saltado a otros sectores, industria y servicios que notan la caída de la confianza, del consumo, de la recesión económica en Europa y la restricción de crédito, que en plena crisis ha llegado a ser tanta que ha ahogado a las empresas.
Las medidas del Ejecutivo podrán, según los expertos consultados, contener el desplome laboral, pero no evitarán el ajuste. "Si los Gobiernos intervienen con grandes paquetes [más de los ya anunciados], hay una esperanza de que el deterioro no sea tan grave. En 2009 el déficit público tendría que llegar al 7% o al 8%", comenta Herce, que cree que eso contribuiría a restablecer la confianza y la recuperación en 2010.

La temporalidad ayuda al deterioro
La alta tasa de temporalidad en España ha contribuido decisivamente al gran deterioro del mercado laboral español en los últimos meses. Y contribuye, junto con el desplome de la construcción, a explicar por qué la recesión en el resto de Europa no se ha cebado tanto con el empleo como lo ha hecho en España. Mientras la media europea se sitúa en torno al 15%, en España quedó en el 29,5% en el tercer trimestre de este año, un punto y medio menos que en el mismo periodo del año anterior. Así, la alta tasa de temporalidad española se traduce en flexibilidad de hecho.
"El ajuste se sigue concentrando en los trabajadores con contrato temporal", explicaba esta misma semana el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado.
Este tipo de flexibilidad genera dos segmentos de trabajadores claramente diferenciados. En el primero se inscribirían los empleados con contratos indefinidos, sobre los que, en teoría (hay que ver la proliferación de expedientes de regulación de empleo en la industria del automóvil), les afecta en menor medida. En el otro, estarían los que tienen contratos temporales, sobre los que recae este tipo de flexibilidad.
Además, este último segmento se enfrenta a la baja de demanda de mano de obra de su perfil, normalmente, de menor cualificación, según explica José Antonio Herce, de Analistas Financieros Internacionales.

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