Iconoclastas
EDURNE URIARTE, en ABC.
La cúpula de Barceló se cae, denuncia un medio digital suizo. Y lo niega la ONU, pero la sala está sospechosamente cerrada. Por obras. Como las obras sean en las estalactitas de Barceló, constituirán el merecido broche a esta historia de amiguismo y papanatismo que es el derroche público en la cúpula de Barceló. Por los veinte oscuros millones pagados por ella. Y por las tonterías elaboradas para justificarlos.
Como esa de que las críticas recuerdan al nihilismo ruso del XIX y al rechazo iconoclasta del arte por su falta de utilidad material. Cuando la cosa es bastante más sencilla. De filosofía de andar por casa, sin necesidad de nihilistas rusos. De una iconoclastia mucho más simple hacia el favoritismo y el amiguismo. Hacia las cantidades exorbitantes de fondos públicos para los artistas amigos. O hacia las connivencias políticas con determinados creadores. Sean las del Gobierno con Barceló o sean las del consejero extremeño de Agricultura con un artista amigo al que ha pagado casi 35.000 euros por tres obras.
Esto es lo que molesta a la mayoría de los ciudadanos, que, de nihilistas rusos, tienen más bien poco. Pero de idiotas que pagan sin rechistar los honorarios salvajes de los artistas amigos, tienen aún menos. Y luego estamos esa minoría que también somos iconoclastas de otra cosa, del papanatismo de las élites culturales con los delirios millonarios del arte. De su incapacidad para distinguir el arte, la creación, es decir, su valor, de los mecanismos de distinción de los ricos actuales, o sea, su precio. Quizá por miedo. «Ante el debate artístico, la gente se caga de miedo», ha dicho el pintor Luis Gordillo. Pues eso.
lunes, 8 de diciembre de 2008
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