28 Diciembre 08 - Fran Carrillo.- La Razón.
MADRID- Siempre es difícil escribir una obra con la doble autoría como excusa. La complejidad es mayor cuando la han redactado dos historiadores. Pero a Juan Pablo Fusi y Francisco Calvo Serraller les diferencia un aspecto. Uno es experto en historia política, el otro en historia del arte. De ese acuerdo tácito de no entrar en el «terreno del otro» nació «Por la independencia. La crisis de 1808 y sus consecuencias» (Taurus), síntesis de uno de los períodos más convulsos de nuestra historia. Ambos coinciden en situar a los cronistas de la época como «albaceas de la historia», notarios de un testamento vivo que hoy se recuerda como «desgracia histórica», recuerda el autor de «La patria lejana». De entre todos ellos, un personaje se alzó como fotógrafo de unos sucesos que pasarían desde entonces a la posteridad: Francisco de Goya, «el autor que, con su pincel afilado, mejor supo comprender los horrores de una guerra, las brutalidades que se cometen vengan de donde vengan», inquieren. Como historiador también del presente, Fusi no esquiva las cuestiones controvertidas de los últimos meses: la memoria histórica, la Transición, la reapertura de fosas.... la Guerra Civil: «Hay tres aspectos claros sobre 1936: uno es que dejó una huella imborrable en la memoria de los españoles, otro que se recordó en la Transición con la intención de no repetir los errores y por último que la historiografía ya ha escrito suficiente sobre ello. Ha habido congresos, seminarios, libros, series de televisión... Estamos saturados de Guerra Civil. Hay que parar ya», reclama. Su contundencia obliga a otra pregunta: ¿Qué cree que puede aportar la reciente recuperación de textos escritos por Alcalá-Zamora? «Algunos matices, pero en general poca cosa. Lo importante ya se ha escrito y está contado». Cuando se le advierte de que en ellos el primer presidente de la II república culpabiliza a la izquierda de comenzar el conflicto civil, Fusi arquea las cejas y suelta un «¡vaya sorpresa! No descubre nada nuevo ni aporta nada que no conociésemos».
MADRID- Siempre es difícil escribir una obra con la doble autoría como excusa. La complejidad es mayor cuando la han redactado dos historiadores. Pero a Juan Pablo Fusi y Francisco Calvo Serraller les diferencia un aspecto. Uno es experto en historia política, el otro en historia del arte. De ese acuerdo tácito de no entrar en el «terreno del otro» nació «Por la independencia. La crisis de 1808 y sus consecuencias» (Taurus), síntesis de uno de los períodos más convulsos de nuestra historia. Ambos coinciden en situar a los cronistas de la época como «albaceas de la historia», notarios de un testamento vivo que hoy se recuerda como «desgracia histórica», recuerda el autor de «La patria lejana». De entre todos ellos, un personaje se alzó como fotógrafo de unos sucesos que pasarían desde entonces a la posteridad: Francisco de Goya, «el autor que, con su pincel afilado, mejor supo comprender los horrores de una guerra, las brutalidades que se cometen vengan de donde vengan», inquieren. Como historiador también del presente, Fusi no esquiva las cuestiones controvertidas de los últimos meses: la memoria histórica, la Transición, la reapertura de fosas.... la Guerra Civil: «Hay tres aspectos claros sobre 1936: uno es que dejó una huella imborrable en la memoria de los españoles, otro que se recordó en la Transición con la intención de no repetir los errores y por último que la historiografía ya ha escrito suficiente sobre ello. Ha habido congresos, seminarios, libros, series de televisión... Estamos saturados de Guerra Civil. Hay que parar ya», reclama. Su contundencia obliga a otra pregunta: ¿Qué cree que puede aportar la reciente recuperación de textos escritos por Alcalá-Zamora? «Algunos matices, pero en general poca cosa. Lo importante ya se ha escrito y está contado». Cuando se le advierte de que en ellos el primer presidente de la II república culpabiliza a la izquierda de comenzar el conflicto civil, Fusi arquea las cejas y suelta un «¡vaya sorpresa! No descubre nada nuevo ni aporta nada que no conociésemos».
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