lunes, 22 de diciembre de 2008

Lenguas divinas


La utilización de la lengua como aglutinador identitario no es un fenómeno de ahora. «Las instituciones -advierte Irene Lozano en su libro «La guerra de las lenguas»- han encontrado en éstas un animal de carga para endosarle el fardo de una identidad nacional o una misión mesiánica».

Y muchas lenguas o idiomas han sido «apuntado» a esta misión a lo largo de la historia. Empezando por el emperador Carlos I, quien aseguraba que el español era la lengua idónea para hablar con Dios.

Difiere bastante esa «teoría» con la expresada por el barón de Ryckholt en su obra sobre Lieja en la que se muestra convencido de que «el flamenco es la única lengua hablada en la cuna de la humanidad... y todas las demás no son más que dialectos más o menos enmascarados».

El sueco Andrea Kempe, tras darle vueltas a las posibles lenguas que pudieron hablarse en el Paraíso, concluyó, naturalmente, que Dios se expresó en sueco; Adán en danés, y la serpiente que sedujo a Eva, en francés, como no podía ser menos.

¿Y lo germánico se iba a quedar fuera? De eso nada: Leibniz sostenía que la lengua alemana era la que había conservado «un aspecto más natural y adánico».

Tampoco se quedan cortos los nacionalistas vascos. Poco más o menos vienen a decir algo así como que Dios habla euskera. La base «científica» proviene de un jesuita del siglo XVIII, el padre Larramendi, que escribió que Adán y Eva hablaban vascuence en el Paraíso terrenal.

Lo mismo sostenía, un siglo después, Juan Bautista de Erro, al afirmar que la lengua fue una creación de Dios y no una creación humana. Y, naturalmente, esa lengua era el euskera, el idioma de Adán y Eva, que se libró de la confusión de Babel y Noé lo salvó del Diluvio Universal, con la buena suerte añadida de que un nieto de éste, Túbal, recaló en lo que es hoy el territorio vasco para repoblarlo y ahí se quedó, con su euskera incluido.

Así, poco más o menos, lo resume el historiador Javier Corcuera. Lo malo de todo esto es que hay, también, teorías fomentadas por algunos nacionalistas gallegos, que dicen que donde recaló realmente Túbal fue en Galicia.

O sea, que tampoco es descartable, para el imaginario nacionalista, que Adán y Eva se entendieran en gallego, incluso con el mismísimo Dios.

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