lunes, 22 de diciembre de 2008

Del brillo de la EXPO al drama del ERE


ROBERTO PÉREZ .- ZARAGOZA.
La experiencia dice que, en Aragón, cuando la industria se tambalea, la situación económica es realmente delicada. Ocurrió con la crisis de la primera mitad de los años 90 y vuelve a suceder ahora.
La realidad ha tumbado el discurso oficial que han ido lanzando las autoridades autonómicas desde principios de años.

Al final, sí que había crisis -negada con obstinación-, la Expo pasó y la economía ha vuelto a la realidad, la construcción no era el único sector en dificultades, y la industria -a pesar de lo que se apuntaba hace unos meses- en absoluto da de sí para absorber el empleo que se pierde por el parón inmobiliario.
La industria preocupa porque es un sector decisivo en esta Comunidad Autónoma. De los alrededor de 600.000 ocupados que hay en Aragón, unos 200.000 se concentran en el sector industrial. El sector servicios es muy importante en esta Comunidad, pero en gran medida depende de la buena salud de la industria. En unos casos, porque los sueldos que pagan las empresas industriales nutren un porcentaje muy significativo del consumo comercial. En otros, porque hay subsectores de servicios directamente ligados a la industria, un sector que está sufriendo de lleno el mazazo de la crisis.
Un reguero de expedientes
La preocupante crisis que atraviesa la multinacional General Motors se sigue con inquietud en esta Comunidad. La factoría de GM en Figueruelas da trabajo a unas 7.500 personas, y más de diez mil pertenecen a empresas cuya actividad depende, en todo o en parte, de los suministros que le venden a la fábrica de General Motors.
Esta planta ha sido una de las que componen la ya larga lista de expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que acumula Aragón este año. Según los datos recopilados por UGT, desde el 1 de enero se han presentado en esta Comunidad 274 ERE, que han afectado a 21.144 personas. De ellos, 173 han sido de suspensión temporal de empleos, con 18.948 trabajadores afectados; 59 de extinción, por los que 1.073 personas se han quedado sin sus puestos de trabajo; y 42 expedientes han sido de reducción de jornada laboral, para un total de 1.123 trabajadores. Los ERE se han multiplicado y el Índice de Producción Industrial (IPI) se han desmoronado, con una caída del 25 por ciento en Aragón en doce meses, la mayor de entre todas las comunidades autónomas españolas.
Tareas pendientes
Todo se ha juntado: el fin de las obras ligadas a la Expo y de la actividad que generó en el sector servicios durante los tres meses que duró el evento, el parón inmobiliario, la crisis financiera internacional y sus consecuencias en el consumo y en la industria, y las dificultades de la multinacionales del automóvil. Pero esta coyuntura ha evidenciado también problemas estructurales, carencias a las que durante años no se les ha prestado la suficiente atención. Por ejemplo, la todavía alta dependencia de Aragón con la industria del automóvil -aunque se ha ido reduciendo algo a los largo de los años-; la excesiva relajación de las autoridades ante el «boom» de la construcción, sin ser conscientes de sus riesgos y de su carácter cíclico; y el déficit que sigue teniendo Aragón en vías de comunicación, sobre todo a través del Pirineo, que frenan el potencial que tiene esta Comunidad por su estratégica ubicación geográfica.
A las tareas pendientes de varios años se ha sumado la actitud confiada de las autoridades hasta hace escasas fechas. Hasta las elecciones generales de marzo, la coalición PSOE- PAR que ocupa el Gobierno aragonés se alineó al discurso del optimismo liderado por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la negación de atisbo alguno de crisis. En Aragón, esa postura se veía reforzada por el mensaje pletórico de la Expo y de las obras que aceleradamente se iban terminando para llegar a tiempo a la inauguración.
De negar la crisis....
Tras las elecciones de marzo, el Gobierno autónomo aceptó que había algunos indicadores preocupantes, pero lo enmarcaba en el parón inmobiliario, se reconocía que tras la Expo iba a notarse un fuerte aumento del paro, pero se lanzaban mensajes de tranquilidad. El consejero de Economía, Alberto Larraz, se mostraba confiado. Pero también hubo quienes -no muchos- pidieron realismo desde los agentes socioeconómicos, caso del responsable de la Federación de Empresarios del Metal de Zaragoza, Javier Ferrer.
Ante las declaraciones de las autoridades advirtió, ya por el mes de abril, que no pensaran en la industria como tabla de salvación del empleo que perdía la construcción. Ferrer fue claro: la industria bastante tendrá con salvar sus empleos. Y fue certero
....a confiar en la nieve
Ahora, con la tozuda realidad sobre la mesa, con la industria que hace aguas, la construcción en notorio ralentí y el consumo en retroceso, el consejero aragonés de Economía dice que confía en el esquí para reactivar el empleo. Lo afirmó esta semana, tras hacerse público otro drástico aumento del paro en la región: 4.110 desempleados más en noviembre, lo que deja el número el número total de parados en esta Comunidad en 62.441 personas.
Puestos a buscar resquicios de optimismo, Larraz se fija ahora en la nieve. Pero la nieve no es novedad. Todos los años la ha habido y todas las primaveras ha hecho agua.

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