Cada vez, con más fuerza, la propaganda política sigue los consejos de Risto Megide y de la propaganda comercial.
Hay que fabricar una Marca que designe a un producto apetecible (independientemente de sus cualidades) y éste producto vendible tiene que ser encarnado en un icono (personaje) que sea, a la vez, producto vendible y que tenga su propia identidad.
Yo decido comprar en un determinado lugar simplemente "porque no soy tonto", no faltaría más.
Me decido por un relojo porque lo lleva "Bisbal" y compro un producto porque lo consume (...) que tiene buen gusto (no el producto) y es signo de distinción.
En las últimas elecciones de EE.UU. los programas de los candidatos han tenido poca peso.
Son las imágenes y las sensaciones las que pretenden mover las voluntades hacia el producto vendible; incluso en los anuncios de los coches (hagan la prueba).
Quien no ha tenido la percepción de estar tomando un determinado (...) y se renueva por dentro (cambiando de color su cuerpo) o estar lleno de alegría "por estar tomando la chispa de la vida" o "ponerse alas" empezando a volar sin límites desafiando las leyes de la gravedad.
Ya los líderes no se llaman por su nombre y apellidos, son simplemente Zp y cualquier cosa que se propone es con "z" es aceptar a Zp y seguirla es optar por lo "rojo" y "feminista", es entrar en el "progresismo", dejar de ser antiguo.
Los productos, así creados, no ofrecen ya argumentos para convencer sino "motivos para creer" ni exigen votar reflexívamente sino "con todas tus fuerzas", a medio camino del cabreo para "echar a los que están" y con esa fuerza evitar que el voto salga de la urna.
Ahora los mensajes del PP hablan de "crecer juntos" o "sumarse a la solución", ¿no tienen nada más que decir?.
Un tema que debería llamar nuestra atención y exigir nuestra reflexión.
Algunas ideas para pensar todo ésto.
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