«Estamos en el punto de mira. Cuando cometemos errores se magnifican y, si no, manipulan, mienten, tergiversan y se inventan errores» aseguró ayer el vicepresidente de la Generalitat y dirigente de Esquerra Josep Lluís Carod-Rovira, en respuesta a las críticas a su gestión en política exterior de la Generalitat.
Unas críticas que Carod atribuyó al hecho de que ERC «decide» dentro de la Generalitat y «es un partido independentista», y que adjudicó «a la prensa española que quiere que Esquerra deje de estar en la centralidad política catalana».
El vicepresidente catalán dejó claro que «no darán marcha atrás» pese a la «ofensiva» y reclamó «valentía» a un auditorio integrado por militantes de ERC del barrio barcelonés de Gràcia porque «esto no es un juego de niños, vamos a construir un Estado, y queremos un sillón en la Unión Europea y en la ONU».
El vicepresidente catalán dejó claro que «no darán marcha atrás» pese a la «ofensiva» y reclamó «valentía» a un auditorio integrado por militantes de ERC del barrio barcelonés de Gràcia porque «esto no es un juego de niños, vamos a construir un Estado, y queremos un sillón en la Unión Europea y en la ONU».
En pleno arranque de patriotismo épico, Carod dijo que la política exterior de la Generalitat «molesta a los que les molesta que Cataluña exista» y puso como ejemplo que los estados europeos «no cierran embajadas por la crisis». «Haremos política exterior, y esto es una afirmación como vicepresidente de la Generalitat», concluyó.
El dirigente independentista lanzó esta diatriba en una conferencia destinada a marcar su futuro dentro de ERC, pendiente de que vuelva a ser el candidato a la Generalitat.
«Me pongo en primera línea de compromiso para aquello que mi partido quiera de mí», afirmó para cerrar la conferencia, tras una exhibición de «disciplina» ante la nueva dirección de Joan Puigcercós -que ya ha declarado su voluntad de ser el próximo candidato de ERC a la Generalitat-. Recordó que «los nuevos estatutos del partido han optado por distinguir entre liderazgos orgánicos e institucionales» tal y como sucede ahora con Puigcercós en la presidencia del partido y Carod en la vicepresidencia de la Generalitat.
Carod aprovechó además la conferencia para reivindicar su gestión al frente del partido, cuya presidencia dejó el pasado julio, y su apuesta por un discurso claramente de izquierdas, al que Puigcercós parece decidido a renunciar ahora. «Quiero revalidar la validez de la línea política iniciada en 1996» en el congreso en el que él asumió la secretaría general del partido bajo la presidencia de Jordi Carbonell. Y defendió su apuesta por hacer de ERC «un partido político con voluntad de gobierno, no un colectivo de agitación». Un partido de mayorías, añadió, «serio y previsible».
El dirigente independentista lanzó esta diatriba en una conferencia destinada a marcar su futuro dentro de ERC, pendiente de que vuelva a ser el candidato a la Generalitat.
«Me pongo en primera línea de compromiso para aquello que mi partido quiera de mí», afirmó para cerrar la conferencia, tras una exhibición de «disciplina» ante la nueva dirección de Joan Puigcercós -que ya ha declarado su voluntad de ser el próximo candidato de ERC a la Generalitat-. Recordó que «los nuevos estatutos del partido han optado por distinguir entre liderazgos orgánicos e institucionales» tal y como sucede ahora con Puigcercós en la presidencia del partido y Carod en la vicepresidencia de la Generalitat.
Carod aprovechó además la conferencia para reivindicar su gestión al frente del partido, cuya presidencia dejó el pasado julio, y su apuesta por un discurso claramente de izquierdas, al que Puigcercós parece decidido a renunciar ahora. «Quiero revalidar la validez de la línea política iniciada en 1996» en el congreso en el que él asumió la secretaría general del partido bajo la presidencia de Jordi Carbonell. Y defendió su apuesta por hacer de ERC «un partido político con voluntad de gobierno, no un colectivo de agitación». Un partido de mayorías, añadió, «serio y previsible».
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