viernes, 6 de junio de 2008

"Una desaceleración transitoria, ahora más intensa".


La flota pesquera amarrada, los camioneros empezando una huelga, los tractores agrícolas cortando las carreteras, las hipotecas creciendo, el paro aumentando… pero no podemos hablar de crisis económica: es “una desaceleración transitoria, ahora más intensa"; al Presidente no le preocupa la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento porque, según dice, "sabemos lo que hay que hacer". La Vicepresidenta nos tranquiliza: “el Gobierno está trabajando para que salgamos de esta todos juntos”, aunque no dice “cómo saldremos todos juntos de ésta”.

Sigue sin haber crisis. Hay «dificultades», «desaceleración» y, sobre todo, «circunstancias internacionales». Pero no crisis. Al contrario, el presidente del Gobierno, que no pierde el optimismo, está convencido de que España va a saber «afrontar esta dificultad, salir adelante y crecer con fuerza».
Las razones de nuestros males no están en nosotros, todo se debe a un cambio en el ámbito económico internacional (recuerda a alguien que hablaba de una “conspiración judeomasónica comunista en el órden internacional para hundir España”). "Estamos haciendo los deberes" pero el Euribor ha subido hoy en un solo día como nunca lo hizo desde que existe.

Mariano Rajoy dedicó su pregunta semanal a Zapatero en la sesión de control del Congreso; tuvo el mal gusto de recordarle el mal dato del IPC (4,7), el paro de mayo (el peor desde 1979) y el aumento del déficit exterior. «La confianza de las empresas y de las familias españolas está en mínimos y usted parece no darse por enterado». Le preguntó qué va a hacer y qué piensa de todo esto: «Parece que a usted no le importa, pero a los españoles, sí».

Zapatero: «No es conveniente ignorar las dificultades. Y tampoco exagerarlas». El Presidente se centró en transmitir todo el optimismo que pudo. Algo que controla a la perfección. Reconoció que, «como consecuencia de circunstancias internacionales, tenemos un proceso de desaceleración y de pérdida de capacidad de crear empleo». Pero aseguró que «hay confianza en el mundo sobre la economía española, porque ha hecho un buen recorrido». Más allá de los «datos coyunturales», añadió, la economía española tiene activos importantes: unas cuentas públicas saneadas, un sistema financiero sólido y 20 millones de personas trabajando.

Rajoy negó que haya confianza en la economía española, como lo demuestra el CIS. Acusó a Zapatero de «estar en las frases: habla de pesimismo, de optimismo. Pero ese no es el tema. Usted tiene que decir cómo se remedia esto»
Zapatero a Rajoy: «No debería fiarse tanto de las encuestas, creo que no es bueno».

El portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, preguntó a Zapatero por la subida del precio de los carburantes y su impacto en sectores como la pesca o los transportes. El jefe del Ejecutivo «compartió» la preocupación del grupo nacionalista y señaló que el Gobierno trabaja para reducir la dependencia del petróleo, y estudia rebajar la fiscalidad del IRPF y del IVA en los sectores más perjudicados.

Hay gente que cree en la crisis con la “fe del carbonero”, el caso de Mariano Rajoy; otros, como José Luis Rodríguez Zapatero, son agnósticos: "No existe más que una desaceleración del crecimiento"; Pedro Solbes y Joaquín Almunia, se debaten en irresueltas dudas de fe.
En ese panorama de confusión, solo hay dos certezas.
Una: que España creció más que su entorno en estos años y que le va a ir peor que a ese mismo entorno en los años venideros.
La otra: que hemos sido más cigarras que hormigas. Durante la bonanza económica, hemos gastado como locos, hemos importado de todo, nos hemos hipotecado hasta las cejas y debemos hasta la camisa. En cambio, no mejoramos nuestra productividad ni somos más competitivos, no hemos invertido en formación ni en tecnología ni hemos creado una imagen de marca en el exterior.
¡La crisis a lo mejor no existe, pero haberla, sí que la hay!.
Aunque el concepto de Crisis económica, para el Presidente Zapatero (como en el caso del concepto de Nación), es “dicutido” y “discutible”. "Hemos creado mucho empleo y tenemos recursos para afrontar la desaceleración en la que estamos". No debemos preocuparnos, nuestra “economía estaba en un 9 y ahora está en un 6,5 o un 7".

Rosa Díez sostiene: «No hay peor ciego que el que no quiere ver y no hay peor gobierno que el que está empeñado en gobernar contra la realidad».
¡Y con la que nos viene encima!.
¿Quén tiene razón?. El tiempo nos lo dirá.
La realidad es tozuda y el que no puede pagar la hipoteca sabio. La respuesta a la vuelta de la esquina.
Termino triste porque me veo como "antipatriota pesimista". Puede ser que lo sea, aunque quizás pretenda ser un optimista bien informado convencido de poder salir de donde estamos si hacemos lo que debemos y llamamos a las "cosas" por su nombre.

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