El Euribor, el indicador más utilizado para el cálculo de hipotecas, alcanzó hoy un nuevo máximo histórico diario al situarse en el 5,418 por ciento, por encima de su anterior récord, marcado el 22 de agosto de 2000 en el 5,337 por ciento.
El indicador reaccionaba así al anuncio hecho ayer por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, sobre una posible subida de los tipos de interés en la Eurozona hasta el 4,25 por ciento desde el 4 por ciento actual.
Hace exactamente un año, el 6 de junio de 2007, el BCE ejecutó la última subida de tipos en la Eurozona, cuando decidió subir la tasa desde el 3,75 hasta el 4 por ciento. Desde entonces, el precio del dinero en la Zona Euro se ha mantenido inalterado en el 4 por ciento.
El Euribor refleja las previsiones sobre la situación en la que se situarán los tipos de interés en la Eurozona dentro de doce meses, y suele subir cuando las condiciones económicas permiten prever un alza de tipos por parte del BCE.
Trichet anticipa una subida de tipos en julio por el descontrol de la inflación.
El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer que la zona euro cumplirá un año con los tipos de interés en el 4%, pero que en su próxima reunión, que se producirá el 3 de julio, podría subirlos para intentar contener la inflación, en una subida que sería «pequeña».
La última vez que la autoridad monetaria europea decidió subir 25 puntos básicos la tasa fue justo en junio del año pasado, ya que el estallido de la crisis «subprime» en agosto provocó que el banco practicara el inmovilismo y decidiera no tocar los tipos en vista de lo que pudiera pasar.
Pero la entidad monetaria radicada en Fráncfort debe pensar que lo peor de las turbulencias financieras ya ha pasado, y abre con sus palabras un nuevo panorama monetario que a algunas economías como la alemana (con un espectacular crecimiento del 1,4% sólo en el primer trimestre del año) no le afectarían en demasía, pero que España sí podría sufrir mucho más, ya que el crecimiento trimestral de nuestro país este año apenas ha sido del 0,3%, por debajo de la media comunitaria.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, fue incluso más allá en la rueda de prensa celebrada ayer, y certificó que «un número importante de miembros del consejo de gobierno del banco» incluso era favorable a haber subido los tipos en este mismo mes de junio. No obstante, Trichet puntualizó que no lo hicieron porque «había que analizar muy claramente» los distintos factores antes de tomar la decisión. También aseguró que el BCE está en «elevada alerta».
Hace exactamente un año, el 6 de junio de 2007, el BCE ejecutó la última subida de tipos en la Eurozona, cuando decidió subir la tasa desde el 3,75 hasta el 4 por ciento. Desde entonces, el precio del dinero en la Zona Euro se ha mantenido inalterado en el 4 por ciento.
El Euribor refleja las previsiones sobre la situación en la que se situarán los tipos de interés en la Eurozona dentro de doce meses, y suele subir cuando las condiciones económicas permiten prever un alza de tipos por parte del BCE.
Trichet anticipa una subida de tipos en julio por el descontrol de la inflación.
El Banco Central Europeo (BCE) decidió ayer que la zona euro cumplirá un año con los tipos de interés en el 4%, pero que en su próxima reunión, que se producirá el 3 de julio, podría subirlos para intentar contener la inflación, en una subida que sería «pequeña».
La última vez que la autoridad monetaria europea decidió subir 25 puntos básicos la tasa fue justo en junio del año pasado, ya que el estallido de la crisis «subprime» en agosto provocó que el banco practicara el inmovilismo y decidiera no tocar los tipos en vista de lo que pudiera pasar.
Pero la entidad monetaria radicada en Fráncfort debe pensar que lo peor de las turbulencias financieras ya ha pasado, y abre con sus palabras un nuevo panorama monetario que a algunas economías como la alemana (con un espectacular crecimiento del 1,4% sólo en el primer trimestre del año) no le afectarían en demasía, pero que España sí podría sufrir mucho más, ya que el crecimiento trimestral de nuestro país este año apenas ha sido del 0,3%, por debajo de la media comunitaria.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, fue incluso más allá en la rueda de prensa celebrada ayer, y certificó que «un número importante de miembros del consejo de gobierno del banco» incluso era favorable a haber subido los tipos en este mismo mes de junio. No obstante, Trichet puntualizó que no lo hicieron porque «había que analizar muy claramente» los distintos factores antes de tomar la decisión. También aseguró que el BCE está en «elevada alerta».
Crisis «como la del 73»
Tan graves son las presiones inflacionistas que amenazan a Europa que Trichet confirmó que la situación actual «es parecida a la de la crisis de 1973», un año en el que, por motivos políticos, occidente quedó desabastecido de petróleo.
No obstante, el banquero francés precisó que el marco actual «no es idéntico» al de entonces, posiblemente porque en la actualidad no hay un motivo político claro que produce el desabastecimiento de petróleo, sino que son el aumento de la demanda y la especulación los factores que están disparando el crudo y, con él, el IPC. Un IPC que fue del 3,6% en mayo en la Unión Monetaria Europea (el nivel más alto desde la introducción del euro en 1999 y un punto menos que España) y que, aseguró el BCE, «es previsible que se mantenga alto por un tiempo mayor del que habíamos previsto».
En este contexto no faltó la consabida alerta sobre «los efectos de segunda ronda» que se producen al ligar las subidas salariales a la inflación y de los que el BCE quiere huir como del demonio. No en vano, estos efectos son el «gran enemigo» en la situación actual, según el propio Jean-Claude Trichet.
Tan graves son las presiones inflacionistas que amenazan a Europa que Trichet confirmó que la situación actual «es parecida a la de la crisis de 1973», un año en el que, por motivos políticos, occidente quedó desabastecido de petróleo.
No obstante, el banquero francés precisó que el marco actual «no es idéntico» al de entonces, posiblemente porque en la actualidad no hay un motivo político claro que produce el desabastecimiento de petróleo, sino que son el aumento de la demanda y la especulación los factores que están disparando el crudo y, con él, el IPC. Un IPC que fue del 3,6% en mayo en la Unión Monetaria Europea (el nivel más alto desde la introducción del euro en 1999 y un punto menos que España) y que, aseguró el BCE, «es previsible que se mantenga alto por un tiempo mayor del que habíamos previsto».
En este contexto no faltó la consabida alerta sobre «los efectos de segunda ronda» que se producen al ligar las subidas salariales a la inflación y de los que el BCE quiere huir como del demonio. No en vano, estos efectos son el «gran enemigo» en la situación actual, según el propio Jean-Claude Trichet.
No hay comentarios:
Publicar un comentario