¿Por qué cuando hay un cambio de Gobierno cambian los presentadores de los Telediarios en las televisiones públicas?.
¿Pueden contarnos en media hora "todo lo que ha ocurrido en el mundo"?.
Un locutor de radio o un periodista de un diario puede mentir y dar una noticia falsa, o falsearla, en su modo de describirla. Evidente. Es algo que se ha practicado mucho, a veces se hace evidente.
Sin embargo, el telespectador ignora los trucos que se pueden hacer con la imagen. Además, ésta no se dirige a la inteligencia, sino a los ojos, es decir, a la sensibilidad. Antes de que podamos pensar, gritamos al ver que el cuchillo penetra en la espalda del detective. La imagen es un choque. La palabra hablada o escrita es un llamamiento, un signo, un discurso. Y entre la imagen de cine y la de televisión hay aún un detalle psicológico que hace que esta última tenga más fuerza informativa: la intimidad.
En el cine, ésta no existe. El espectador sabe que va a ver un espectáculo, e inconscientemente tiene una primera tendencia a separar lo que ve en la pantalla de la realidad. Después, la fuerza del cine, la obsesión de la pantalla, único punto luminoso en medio de la oscuridad, le hace mezclar todo y tomar por realidad lo que no es más que ficción.
Ante las imágenes del Telediario, que no es espectáculo, sino presencia en medio del hogar, de lo cotidiano, la persona está mucho más inclinada a tomar en serio lo que ve, porque en principio el receptor es la ventana abierta para ver la vida del mundo. Por esto, al ver las imágenes de la guerra entre Paupasia y Congapur no puede detenerse a pensar en su autenticidad y se limita simplemente a verlas, es decir, a asimilarlas por los ojos y a sentirlas, porque siempre que se ve algo, se siente también algo.
La construcción de la mentira en los medios de comunicación
El formato y estilo de los telediarios:
*.- un presentador da paso a noticias muy cortas.
*.- tienen una audiencia fiel y, salvo ciertos acontecimientos, un público estable a una forma y modalidad de informar de una cadena de televisión. Cada uno tiene "su telediario, en su cadena y su presentador" que le cuentan "lo que quiere oir".
*.- La gente busca en los informativos respuestas sobre lo que ocurre. Cuando decimos “busca respuestas” queremos decir que busca y desea tener a su alcance información veraz.
Sin embargo, el telespectador ignora los trucos que se pueden hacer con la imagen. Además, ésta no se dirige a la inteligencia, sino a los ojos, es decir, a la sensibilidad. Antes de que podamos pensar, gritamos al ver que el cuchillo penetra en la espalda del detective. La imagen es un choque. La palabra hablada o escrita es un llamamiento, un signo, un discurso. Y entre la imagen de cine y la de televisión hay aún un detalle psicológico que hace que esta última tenga más fuerza informativa: la intimidad.
En el cine, ésta no existe. El espectador sabe que va a ver un espectáculo, e inconscientemente tiene una primera tendencia a separar lo que ve en la pantalla de la realidad. Después, la fuerza del cine, la obsesión de la pantalla, único punto luminoso en medio de la oscuridad, le hace mezclar todo y tomar por realidad lo que no es más que ficción.
Ante las imágenes del Telediario, que no es espectáculo, sino presencia en medio del hogar, de lo cotidiano, la persona está mucho más inclinada a tomar en serio lo que ve, porque en principio el receptor es la ventana abierta para ver la vida del mundo. Por esto, al ver las imágenes de la guerra entre Paupasia y Congapur no puede detenerse a pensar en su autenticidad y se limita simplemente a verlas, es decir, a asimilarlas por los ojos y a sentirlas, porque siempre que se ve algo, se siente también algo.
La construcción de la mentira en los medios de comunicación
El formato y estilo de los telediarios:
*.- un presentador da paso a noticias muy cortas.
*.- tienen una audiencia fiel y, salvo ciertos acontecimientos, un público estable a una forma y modalidad de informar de una cadena de televisión. Cada uno tiene "su telediario, en su cadena y su presentador" que le cuentan "lo que quiere oir".
*.- La gente busca en los informativos respuestas sobre lo que ocurre. Cuando decimos “busca respuestas” queremos decir que busca y desea tener a su alcance información veraz.
No suele poner bajo sospecha los contenidos de un programa informativo, de antemano considera “verdaderas” las informaciones que se transmiten en su canal preferido.
*.- La audiencia distingue a simple vista los diferentes géneros y diferencia los programas de “cotilleo” o “ficción” de los específicamente informativos. En los programas ficcionales se producen identificaciones con algunos personajes y claro rechazo con otros.
La mentira en los telediarios
La identificación con el estilo informativo de una cadena, el grado de empatía que le proyecta el presentador, la conformación de la audiencia por costumbre familiar a un tipo de telediario son, entre otros, algunos de los rasgos de fidelidad a un telediario u otro.
Los presentadores de los telediarios deben gozar de credibilidad y veracidad en la opinión pública. Deben lograr que la audiencia se identifique con ellos, con su estilo Informacional. En un programa de estas características no hay lugar a bromas ni a situaciones extrañas. Debe transmitir al mismo tiempo seriedad, y algún rasgo de simpatía, pero no en exceso porque sino no sería tomado en serio.
El presentador es el mediador, es el mensajero de la empresa periodística. Todas las cadenas, sean nacionales , autonómicas o locales están atadas a este formato.
Si un medio decide mentir ante un acontecimiento, tiene que maquillar la mentira para que no sea descubierta.
En todo momento una información tiene que parecer verdadera y no hacerse visible el engaño. Si no cumple el criterio de veracidad y transparencia informativa comienza a estar bajo sospecha y será aislado por la opinión pública.
*.- La audiencia distingue a simple vista los diferentes géneros y diferencia los programas de “cotilleo” o “ficción” de los específicamente informativos. En los programas ficcionales se producen identificaciones con algunos personajes y claro rechazo con otros.
La mentira en los telediarios
La identificación con el estilo informativo de una cadena, el grado de empatía que le proyecta el presentador, la conformación de la audiencia por costumbre familiar a un tipo de telediario son, entre otros, algunos de los rasgos de fidelidad a un telediario u otro.
Los presentadores de los telediarios deben gozar de credibilidad y veracidad en la opinión pública. Deben lograr que la audiencia se identifique con ellos, con su estilo Informacional. En un programa de estas características no hay lugar a bromas ni a situaciones extrañas. Debe transmitir al mismo tiempo seriedad, y algún rasgo de simpatía, pero no en exceso porque sino no sería tomado en serio.
El presentador es el mediador, es el mensajero de la empresa periodística. Todas las cadenas, sean nacionales , autonómicas o locales están atadas a este formato.
Si un medio decide mentir ante un acontecimiento, tiene que maquillar la mentira para que no sea descubierta.
En todo momento una información tiene que parecer verdadera y no hacerse visible el engaño. Si no cumple el criterio de veracidad y transparencia informativa comienza a estar bajo sospecha y será aislado por la opinión pública.
Pero no mentirá sólo el presentador, que es la cara visible de un medio, sino que lo hará la cadena en su conjunto, en síntesis el propietario del medio será el responsable de la mentira.
Esta cuestión de la mentira vinculada a la información no ha sido propiedad exclusiva de la televisión pública, podría extenderse también a las cadenas autonómicas y privadas ante el tratamiento de ciertas informaciones.
¿Desea ser engañado?
El término”mentira” tiene muchos matices. La mentira no tiene nada que ver con la invención, sino con la modificación de un acontecimiento que ha ocurrido de una manera y es alterado, cambiado con el fin de lograr unas actitudes específicas en la opinión pública.
En los últimos años asistimos al desarrollo de un nuevo género: los “falsos documentales” (es una ficción que tiene un tratamiento documental; no miente sino que inventa un relato a partir de su tratamiento audiovisual
Los telediarios, precisamente, no son construidos como falsos documentales, sino que son relatos que se valen de un tratamiento de la información para realizar una construcción de los acontecimientos cotidianos de la vida política , económica, cultural, deportiva, social de una comunidad.
Esta cuestión de la mentira vinculada a la información no ha sido propiedad exclusiva de la televisión pública, podría extenderse también a las cadenas autonómicas y privadas ante el tratamiento de ciertas informaciones.
¿Desea ser engañado?
El término”mentira” tiene muchos matices. La mentira no tiene nada que ver con la invención, sino con la modificación de un acontecimiento que ha ocurrido de una manera y es alterado, cambiado con el fin de lograr unas actitudes específicas en la opinión pública.
En los últimos años asistimos al desarrollo de un nuevo género: los “falsos documentales” (es una ficción que tiene un tratamiento documental; no miente sino que inventa un relato a partir de su tratamiento audiovisual
Los telediarios, precisamente, no son construidos como falsos documentales, sino que son relatos que se valen de un tratamiento de la información para realizar una construcción de los acontecimientos cotidianos de la vida política , económica, cultural, deportiva, social de una comunidad.
Pero ¿qué ocurre cuando esa realidad construida se altera, se modifica, se tergiversa, se cambia o se falsifica deliberadamente?
Para engañar, un medio se basa en un acontecimiento real, ya sea local, nacional o internacional. A partir de ese acontecimiento “real”, se articulan elementos argumentativos en función de una empresa, de un político, de un partido, de un país extranjero, etc. con el fin de reforzar o modificar la percepción de la audiencia sobre un determinado tema. Y para ello, será necesaria la repetición machacona de un tema si se quiere persuadir a la opinión pública, pero si por el contrario se la quiere desinformar ocurrirá todo lo contrario.
A partir del acontecimiento central que pretende alterar, se articulan líneas narrativas y líneas argumentativas para torcer el orden de la información y el significado de la recepción.
El objetivo es cambiar, variar la interpretación del público. En síntesis, engañarlo, mentirle, sustraerle el conocimiento de la verdad.
Para engañar, un medio se basa en un acontecimiento real, ya sea local, nacional o internacional. A partir de ese acontecimiento “real”, se articulan elementos argumentativos en función de una empresa, de un político, de un partido, de un país extranjero, etc. con el fin de reforzar o modificar la percepción de la audiencia sobre un determinado tema. Y para ello, será necesaria la repetición machacona de un tema si se quiere persuadir a la opinión pública, pero si por el contrario se la quiere desinformar ocurrirá todo lo contrario.
A partir del acontecimiento central que pretende alterar, se articulan líneas narrativas y líneas argumentativas para torcer el orden de la información y el significado de la recepción.
El objetivo es cambiar, variar la interpretación del público. En síntesis, engañarlo, mentirle, sustraerle el conocimiento de la verdad.
La mentira “es un acto intencional”.
Ese decir será dirigir a otro (pues sólo se miente al otro, uno no se puede mentir a sí mismo, salvo a sí mismo como otro).
Es un enunciado o más de un enunciado, una serie de enunciados (constatativos o realizativos) que el mentiroso sabe, en conciencia, en conciencia explícita, temática, actual, que constituyen aserciones total o parcialmente falsas”
La mentira en la construcción de una noticia se lleva a cabo a través de la censura y autocensura de los responsables de la redacción y por la manipulación informativa en el tratamiento de la información.
La censura y la autocensura
Su forma de ejecución es sutil, invisible, envuelta en mecanismos aparentemente democráticos como, por ejemplo, la discusión de los temas que se van a tratar entre los redactores y responsables de los informativos.
En esas reuniones editores y jefes de área establecen qué se dice y lo que no se dice de cada tema. Este decir y no decir encierra mucha de las claves de lo que es y no es noticiable y se puede extender a los demás medios de comunicación.
“La censura ha vuelto a ser una práctica habitual en los medios de comunicación de nuestro país. Aunque su forma de expresión se haya camuflado entre un mayor pluralismo de medios y a pesar de que el proceso informativo se haya dotado de mecanismos aparentemente democráticos, como por ejemplo la discusión de los temas en reuniones de redacción, la realidad es que la mayoría de los contenidos informativos responden a intereses políticos o empresariales y que los profesionales que elaboran la información se mueven en un estrecho margen de independencia informativa. Una independencia que, ante asuntos controvertidos, suele ceder en beneficio de la línea editorial impuesta por el propietario del medio”
Acerca de la persuasión
Está demostrado que la repetición frecuente de un mismo mensaje lleva a no poder escapar de su influencia. La persuasión es la actividad de intentar modificar la conducta de, por lo menos una persona, mediante un proceso simbólico que se manifiesta a través de la palabra y/o la imagen.
La persuasión es una actividad consciente y se realiza de manera intencionada.
Muchos autores señalan que los medios de comunicación se limitan a proporcionar lo que deseamos ver y escuchar, y desde esta perspectiva nosotros somos, en cierta medida, cómplices del engaño.
Los medios controlan la información desde el punto de vista del contenido y de la forma y aunque no pueden controlar la interpretación que realiza el público, debe suponerse que ésta se verá excesivamente limitada por las propias variables impuestas por el emisor del mensaje.
La presentación de personajes de la vida política, social, cultural, deportiva, se convierte en noticia al acceder éstos a los medios de comunicación y puede llegar a constituirse en punto de referencia del receptor.
En muchas ocasiones el “prestigio” de los que se presentan en un medio puede modificar las relaciones del receptor con el emisor. El prestigio es un fenómeno que podríamos caracterizar como una especie de dominio que se ejerce sobre un individuo, una obra o una idea.
A veces, determinadas personas son apreciadas y estimadas sin una fundamentación real y pueden ejercer influencia sobre otros individuos. Se ha establecido que existe una estrecha relación entre prestigio y clase social así como una relación de interdependencia entre prestigio y éxito.
Algunas técnicas de manipulación
La manipulación se vale de mecanismos que desconciertan al receptor. Algunos de los procedimientos que se utilizan de manera más frecuente son:
1. Modificación del significado de la palabra. Se usan palabras o frases que ofrecidas en contextos diferentes cambian el significado y la intencionalidad original.
2. Se utilizan en una determinada dirección las “palabras de choque” (aquellas que tienen una fuerza emocional para sus receptores). Uno puede ser, ante el mismo hecho, “terrorista”, “rebelde”o “insurgente”; pero no significan lo mismo. Hay palabras que se utiliza para justificar actos de violencia o agresiones: movimiento antiglobalización o antisistema.
Las minorías étnicas o las minorías sexuales son aisladas también por el uso de jergas específicas: “extranjeros” es usada con frecuencia con doble significación positiva y negativa.
3. Utilización de frases hechas. Una de las formas más usuales y menos visibles de la manipulación es cuando se recurre a frases hechas, a tópicos que de tanto repetirse han terminado por acostumbrar a la audiencia que termina aceptando ese concepto como una verdad constatada y asumida por la mayoría.
Por ejemplo, cuando alguien quiere desprestigiar de manera invisible a las mujeres, utilizará una frase hecha como “el sexo débil” con el fin de que una buena parte de la audiencia también la haga suya o las propias mujeres de tanto oirla terminen por identificarse en ella.
Muchos comunicadores organizan y transmiten sus mensajes en base a clichés; expresiones como: “poner un broche de oro”, “el legado que heredamos de nuestros antepasados” o el “derecho a preservar nuestra identidad”, son expresiones internalizadas desde la infancia y que no hacen más que reforzar ciertos parámetros dominantes.
4. Presentación de hechos aparentes.
Los productos que se promocionan desde una empresa, una institución o un gobierno no suele darse por la presencia directa de empresarios, directores de fundaciones o responsables gubernamentales sino que se recurre a intermediarios como actrices o actores, deportistas, cantantes, etc. que, por lo general, son muy estimados por la audiencia con la que se produce de antemano, una relación de empatía.
Esta utilización de intermediarios se da en anuncios publicitarios, periodísticos o deportivos. Pero también, individuos que ejercen un gran carisma sobre la audiencia realizan actos propagandísticos afines a un político, al gobierno, etc.
5. Argumentos huecos y exagerados.
Una de las formas de manipulación que se ejerce sobre la audiencia es la utilización de argumentos que justifiquen una acción o que pongan de manifiesto las supuestas propiedades que tiene un producto, un individuo, una organización. Los argumentos a los que se suele aludir en este tipo de estrategia tienden a la exageración de los acontecimientos. Por ejemplo: “Con… puede adelgazar hasta 25 kilos”.
6. Omisión de los hechos.
Una de las formas más frecuentes de manipulación se da por la omisión de los acontecimientos. Se dan ciertos elementos en la información pero omitiendo otros.
Se ofrecen hechos paradójicos: aparentemente un gobierno comunica puntualmente “lo que ocurre” para ofrecer a la opinión pública una idea de transparencia informativa y, al mismo tiempo, se omite, se niega o se desestima otro tipo datos.
7. Adulación.
Este procedimiento se utiliza no sólo en publicidad. Es bastante frecuente en editoriales de periódicos o en programas periodísticos de máxima audiencia.
No sólo enuncia las propiedades de un producto, sino que poseerlo, ir con él garantiza y legitima una acción. Por ejemplo: “Con… iría a cualquier parte”. Los puntos suspensivos pueden ser reemplazados por un objeto de consumo, un político, etc.
8. Añadidos degradantes.
Suele recurrirse a construcciones que permitan justificar ciertas interpretaciones y las acciones correspondientes. Los añadidos que se suelen hacer sobre alguien o sobre algún hecho posicionan de antemano a la audiencia. Por ejemplo: “El apóstol de la paz obedeció ciegamente a sus superiores”.
Asimismo, suele utilizarse la técnica de la descalificación verbal, visual o audiovisual para posicionar a la opinión pública ante un acontecimiento. La forma de mostrar a un personaje podrá ser positiva o no y estará íntimamente ligada a la vinculación de ese medio con un partido político, una empresa, un grupo o la suma de estos factores asociados. Un acontecimiento podrá ser interpretado de manera positiva o negativa en función de donde se sitúe la cámara, el tipo de iluminación, el encuadre que se seleccione .. Creemos importante que la audiencia descubra ese punto de vista, mientras lo desconozca aceptará, sin poner bajo sospecha, la forma representacional que le es mostrada.
9. Opiniones diferentes según las circunstancias.
La manipulación no la ejercen sólo los medios de comunicación, sino políticos, empresarios, profesores, etc. Una estrategia bastante frecuente es la adecuación de los discursos del emisor en función de las ideas del receptor. Por ejemplo, algunos políticos se manifiestan según el auditorio al que se dirigen. Lo mismo ocurre con periodistas que adecuan sus discursos al cambio político que se vive en determinado momento. Este movimiento pendular, no es excesivamente explícito para la mayoría de las audiencias.
Manipulación en los telediarios
Según Umberto Eco, la manipulación en los telediarios se da por:
– Introducción de inflexiones u observaciones explícitas a propósito de una noticia.
El periodista comenta la noticia, la interpreta, la hace suya, llega a ponerse triste, enojado o risueño, es decir dramatiza la información cargándole de significado en función de su ideología.
– Comentar sólo aquello que se puede o se debe comentar.
La selección previa de lo comentable está estrechamente vinculada al margen de libertad de expresión que posea un determinado medio.
– Poner la noticia incómoda donde nadie la espera ya.
Hay noticias que pueden pasar desapercibidas según el lugar donde se las coloque. Las intensidad de las noticias previas y las posteriores a la información incómoda de alguna manera desarticulará en la audiencia el mecanismo de esperar algo más importante que lo que ya se ha visto.
– Ofrecer la noticia completa sólo cuando los diarios del día siguiente o los otros medios de comunicación la hayan difundido.
– No decir las cosas por su nombre. Se comenta un episodio pero sin ir directamente al grano. En muchos telediarios se alude a ciertos acontecimientos pero sin hacer explícita referencia a ellos. Ante una situación crítica se dan muchos argumentos, pero no se aborda directamente el tema. Es una de las modalidades de ocultamiento de la información.
– Manifestarse sólo si el gobierno ya se ha manifestado. Ante situaciones críticas y donde aún no se ha desarrollado un periodismo de investigación, el telediario ofrece su punto de vista en función de la actuación que el gobierno tenga sobre un determinado asunto.
– No omitir jamás la intervención de un ministro. La presencia de ministros o diputados sirven para legitimar puntos de vista de una empresa de comunicación, periodistas, etc.
– Dar sólo oralmente las noticias importantes, sin ningún tipo de imágenes.
La información que se transmite sólo a través de la palabra no tiene la misma fuerza que si se utilizaran imágenes. La propiedad del medio televisivo es la de recurrir a documentos visuales y no limitar la información a la palabra, como ocurre con la radio. Una noticia pasa desapercibida si no se recurre al lenguaje específico de la televisión: imágenes y palabras.
– Ofrecer imágenes de las cosas importantes si ocurren en el extranjero.
Por el contrario, si ocurre una situación crítica a nivel nacional y se quiere que pase lo más desapercibida posible, se recurrirá a imágenes de acontecimientos que tienen lugar en otros países y, si la información que se transmite sobre ese otro contexto, es más espectacular ayudará a que pase más desapercibida la nota que se quiere ocultar. Asimismo, suele recurriese a escenas espectaculares, hechos truculentos, testimonios muy dramáticos para dar a conocer algo anecdótico o escasamente significativo.
A veces el propio presentador borra las noticias. Su sola presencia se constituye en la información. Muchos/as presentadores/as ejercen un gran carisma en la audiencia y un pequeño cambio en su vestuario, en su peinado, etc. puede convertirse en el
punto de atención de los espectadores.
Pero las audiencias tienen pocas posibilidades de poder discriminar entre lo verdadero y lo falso en un contexto donde la concentración de medios cada día que pasa es mayor.
“ Qué es cierto y qué es falso?.
*.- Si todos los medios de comunicación afirman que algo es cierto, entonces ¡es cierto! *.- Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es cierto, pues es cierto, aunque sea falso.
Evidentemente, los conceptos de verdad y mentira han variado. El receptor no tiene más criterios de apreciación, pues sólo puede orientarse comparando las informaciones de los diferentes medios de comunicación. Y si todos dicen lo mismo, está obligado a admitir que es verdad”.
La mentira en la construcción de una noticia se lleva a cabo a través de la censura y autocensura de los responsables de la redacción y por la manipulación informativa en el tratamiento de la información.
La censura y la autocensura
Su forma de ejecución es sutil, invisible, envuelta en mecanismos aparentemente democráticos como, por ejemplo, la discusión de los temas que se van a tratar entre los redactores y responsables de los informativos.
En esas reuniones editores y jefes de área establecen qué se dice y lo que no se dice de cada tema. Este decir y no decir encierra mucha de las claves de lo que es y no es noticiable y se puede extender a los demás medios de comunicación.
“La censura ha vuelto a ser una práctica habitual en los medios de comunicación de nuestro país. Aunque su forma de expresión se haya camuflado entre un mayor pluralismo de medios y a pesar de que el proceso informativo se haya dotado de mecanismos aparentemente democráticos, como por ejemplo la discusión de los temas en reuniones de redacción, la realidad es que la mayoría de los contenidos informativos responden a intereses políticos o empresariales y que los profesionales que elaboran la información se mueven en un estrecho margen de independencia informativa. Una independencia que, ante asuntos controvertidos, suele ceder en beneficio de la línea editorial impuesta por el propietario del medio”
Acerca de la persuasión
Está demostrado que la repetición frecuente de un mismo mensaje lleva a no poder escapar de su influencia. La persuasión es la actividad de intentar modificar la conducta de, por lo menos una persona, mediante un proceso simbólico que se manifiesta a través de la palabra y/o la imagen.
La persuasión es una actividad consciente y se realiza de manera intencionada.
Muchos autores señalan que los medios de comunicación se limitan a proporcionar lo que deseamos ver y escuchar, y desde esta perspectiva nosotros somos, en cierta medida, cómplices del engaño.
Los medios controlan la información desde el punto de vista del contenido y de la forma y aunque no pueden controlar la interpretación que realiza el público, debe suponerse que ésta se verá excesivamente limitada por las propias variables impuestas por el emisor del mensaje.
La presentación de personajes de la vida política, social, cultural, deportiva, se convierte en noticia al acceder éstos a los medios de comunicación y puede llegar a constituirse en punto de referencia del receptor.
En muchas ocasiones el “prestigio” de los que se presentan en un medio puede modificar las relaciones del receptor con el emisor. El prestigio es un fenómeno que podríamos caracterizar como una especie de dominio que se ejerce sobre un individuo, una obra o una idea.
A veces, determinadas personas son apreciadas y estimadas sin una fundamentación real y pueden ejercer influencia sobre otros individuos. Se ha establecido que existe una estrecha relación entre prestigio y clase social así como una relación de interdependencia entre prestigio y éxito.
Algunas técnicas de manipulación
La manipulación se vale de mecanismos que desconciertan al receptor. Algunos de los procedimientos que se utilizan de manera más frecuente son:
1. Modificación del significado de la palabra. Se usan palabras o frases que ofrecidas en contextos diferentes cambian el significado y la intencionalidad original.
2. Se utilizan en una determinada dirección las “palabras de choque” (aquellas que tienen una fuerza emocional para sus receptores). Uno puede ser, ante el mismo hecho, “terrorista”, “rebelde”o “insurgente”; pero no significan lo mismo. Hay palabras que se utiliza para justificar actos de violencia o agresiones: movimiento antiglobalización o antisistema.
Las minorías étnicas o las minorías sexuales son aisladas también por el uso de jergas específicas: “extranjeros” es usada con frecuencia con doble significación positiva y negativa.
3. Utilización de frases hechas. Una de las formas más usuales y menos visibles de la manipulación es cuando se recurre a frases hechas, a tópicos que de tanto repetirse han terminado por acostumbrar a la audiencia que termina aceptando ese concepto como una verdad constatada y asumida por la mayoría.
Por ejemplo, cuando alguien quiere desprestigiar de manera invisible a las mujeres, utilizará una frase hecha como “el sexo débil” con el fin de que una buena parte de la audiencia también la haga suya o las propias mujeres de tanto oirla terminen por identificarse en ella.
Muchos comunicadores organizan y transmiten sus mensajes en base a clichés; expresiones como: “poner un broche de oro”, “el legado que heredamos de nuestros antepasados” o el “derecho a preservar nuestra identidad”, son expresiones internalizadas desde la infancia y que no hacen más que reforzar ciertos parámetros dominantes.
4. Presentación de hechos aparentes.
Los productos que se promocionan desde una empresa, una institución o un gobierno no suele darse por la presencia directa de empresarios, directores de fundaciones o responsables gubernamentales sino que se recurre a intermediarios como actrices o actores, deportistas, cantantes, etc. que, por lo general, son muy estimados por la audiencia con la que se produce de antemano, una relación de empatía.
Esta utilización de intermediarios se da en anuncios publicitarios, periodísticos o deportivos. Pero también, individuos que ejercen un gran carisma sobre la audiencia realizan actos propagandísticos afines a un político, al gobierno, etc.
5. Argumentos huecos y exagerados.
Una de las formas de manipulación que se ejerce sobre la audiencia es la utilización de argumentos que justifiquen una acción o que pongan de manifiesto las supuestas propiedades que tiene un producto, un individuo, una organización. Los argumentos a los que se suele aludir en este tipo de estrategia tienden a la exageración de los acontecimientos. Por ejemplo: “Con… puede adelgazar hasta 25 kilos”.
6. Omisión de los hechos.
Una de las formas más frecuentes de manipulación se da por la omisión de los acontecimientos. Se dan ciertos elementos en la información pero omitiendo otros.
Se ofrecen hechos paradójicos: aparentemente un gobierno comunica puntualmente “lo que ocurre” para ofrecer a la opinión pública una idea de transparencia informativa y, al mismo tiempo, se omite, se niega o se desestima otro tipo datos.
7. Adulación.
Este procedimiento se utiliza no sólo en publicidad. Es bastante frecuente en editoriales de periódicos o en programas periodísticos de máxima audiencia.
No sólo enuncia las propiedades de un producto, sino que poseerlo, ir con él garantiza y legitima una acción. Por ejemplo: “Con… iría a cualquier parte”. Los puntos suspensivos pueden ser reemplazados por un objeto de consumo, un político, etc.
8. Añadidos degradantes.
Suele recurrirse a construcciones que permitan justificar ciertas interpretaciones y las acciones correspondientes. Los añadidos que se suelen hacer sobre alguien o sobre algún hecho posicionan de antemano a la audiencia. Por ejemplo: “El apóstol de la paz obedeció ciegamente a sus superiores”.
Asimismo, suele utilizarse la técnica de la descalificación verbal, visual o audiovisual para posicionar a la opinión pública ante un acontecimiento. La forma de mostrar a un personaje podrá ser positiva o no y estará íntimamente ligada a la vinculación de ese medio con un partido político, una empresa, un grupo o la suma de estos factores asociados. Un acontecimiento podrá ser interpretado de manera positiva o negativa en función de donde se sitúe la cámara, el tipo de iluminación, el encuadre que se seleccione .. Creemos importante que la audiencia descubra ese punto de vista, mientras lo desconozca aceptará, sin poner bajo sospecha, la forma representacional que le es mostrada.
9. Opiniones diferentes según las circunstancias.
La manipulación no la ejercen sólo los medios de comunicación, sino políticos, empresarios, profesores, etc. Una estrategia bastante frecuente es la adecuación de los discursos del emisor en función de las ideas del receptor. Por ejemplo, algunos políticos se manifiestan según el auditorio al que se dirigen. Lo mismo ocurre con periodistas que adecuan sus discursos al cambio político que se vive en determinado momento. Este movimiento pendular, no es excesivamente explícito para la mayoría de las audiencias.
Manipulación en los telediarios
Según Umberto Eco, la manipulación en los telediarios se da por:
– Introducción de inflexiones u observaciones explícitas a propósito de una noticia.
El periodista comenta la noticia, la interpreta, la hace suya, llega a ponerse triste, enojado o risueño, es decir dramatiza la información cargándole de significado en función de su ideología.
– Comentar sólo aquello que se puede o se debe comentar.
La selección previa de lo comentable está estrechamente vinculada al margen de libertad de expresión que posea un determinado medio.
– Poner la noticia incómoda donde nadie la espera ya.
Hay noticias que pueden pasar desapercibidas según el lugar donde se las coloque. Las intensidad de las noticias previas y las posteriores a la información incómoda de alguna manera desarticulará en la audiencia el mecanismo de esperar algo más importante que lo que ya se ha visto.
– Ofrecer la noticia completa sólo cuando los diarios del día siguiente o los otros medios de comunicación la hayan difundido.
– No decir las cosas por su nombre. Se comenta un episodio pero sin ir directamente al grano. En muchos telediarios se alude a ciertos acontecimientos pero sin hacer explícita referencia a ellos. Ante una situación crítica se dan muchos argumentos, pero no se aborda directamente el tema. Es una de las modalidades de ocultamiento de la información.
– Manifestarse sólo si el gobierno ya se ha manifestado. Ante situaciones críticas y donde aún no se ha desarrollado un periodismo de investigación, el telediario ofrece su punto de vista en función de la actuación que el gobierno tenga sobre un determinado asunto.
– No omitir jamás la intervención de un ministro. La presencia de ministros o diputados sirven para legitimar puntos de vista de una empresa de comunicación, periodistas, etc.
– Dar sólo oralmente las noticias importantes, sin ningún tipo de imágenes.
La información que se transmite sólo a través de la palabra no tiene la misma fuerza que si se utilizaran imágenes. La propiedad del medio televisivo es la de recurrir a documentos visuales y no limitar la información a la palabra, como ocurre con la radio. Una noticia pasa desapercibida si no se recurre al lenguaje específico de la televisión: imágenes y palabras.
– Ofrecer imágenes de las cosas importantes si ocurren en el extranjero.
Por el contrario, si ocurre una situación crítica a nivel nacional y se quiere que pase lo más desapercibida posible, se recurrirá a imágenes de acontecimientos que tienen lugar en otros países y, si la información que se transmite sobre ese otro contexto, es más espectacular ayudará a que pase más desapercibida la nota que se quiere ocultar. Asimismo, suele recurriese a escenas espectaculares, hechos truculentos, testimonios muy dramáticos para dar a conocer algo anecdótico o escasamente significativo.
A veces el propio presentador borra las noticias. Su sola presencia se constituye en la información. Muchos/as presentadores/as ejercen un gran carisma en la audiencia y un pequeño cambio en su vestuario, en su peinado, etc. puede convertirse en el
punto de atención de los espectadores.
Pero las audiencias tienen pocas posibilidades de poder discriminar entre lo verdadero y lo falso en un contexto donde la concentración de medios cada día que pasa es mayor.
“ Qué es cierto y qué es falso?.
*.- Si todos los medios de comunicación afirman que algo es cierto, entonces ¡es cierto! *.- Si la prensa, la radio o la televisión dicen que algo es cierto, pues es cierto, aunque sea falso.
Evidentemente, los conceptos de verdad y mentira han variado. El receptor no tiene más criterios de apreciación, pues sólo puede orientarse comparando las informaciones de los diferentes medios de comunicación. Y si todos dicen lo mismo, está obligado a admitir que es verdad”.
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