lunes, 9 de junio de 2008

El rabo de la Lagartija


Don Juan Velarde Fuertes es uno de los economistas españoles de mayor prestigio e influencia.
Catedrático de "Estructura e Instituciones Económicas" en la Universidad de Barcelona en 1960 y de "Economía Aplicada" en la Universidad Complutense de Madrid desde 1964; donde, actualmente, es Catedrático emérito.
Ha sido vicedecano de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas y rector de la Universidad Hispanoamericana Santa María de la Rábida (1974 - 1977). Es académico de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas desde 1978 y Doctor "Honoris Causa" por las Universidades de Alicante, Oviedo, Pontificia de Comillas, Valladolid y Sevilla.
Magistralmente, en el ABC de hoy, explica con un curioso ejemplo las causas de la actual situación de la economía española:

"Fábula del rabo de la lagartija
Todo niño campesino conoce que una cosa es el rabo de la lagartija, que una vez cortado del animal continúa moviéndose con aspecto de estar vivo, y otra muy diferente el resto del animal. Un ignaro niño urbano, que se topa con un rabo de lagartija retorciéndose, puede creer que aquello es algo vivo.
Algo parecido sucede en España. Allá por el año 2003, comenzó a desprenderse del cuerpo de la hasta entonces oronda lagartija económica española, un rabo que parecía vivo. Con un fuerte desarrollo del PIB, con reducción del paro, incluso con superávit en las cuentas públicas, ¿podía un ignaro en cuestiones científicas dudar que aquello estaba vivísimo? La sección que lo separaba era el tajo dado por el sector exterior. La economía española había optado, una vez más en su historia secular, por un modelo energético caro; mantenía rigideces notables en los mercados de los factores productivos; espantaba las inversiones exteriores; seccionaba absurdamente el mercado interior; sus modelos educativos no engendraban una población activa bien preparada para los retos de una Revolución Industrial que avanzaba a paso de carga; parecía no saber escapar de la espada de Damocles que pendía sobre ella en forma de financiación de la Seguridad Social y, en general, del sistema impositivo heredado. Y esto, como repertorio más acuciante.
He aquí que a este rabo le han proporcionado golpes adicionales debido a una preocupante situación económica internacional: el 3 de junio de 2008, sobre el precio de un año antes, el petróleo West Texas Intermediate subía un 89,5% y los precios de los productos agrícolas dedicados a la alimentación, un 50,0%; las Bolsas del área del euro, el 4 de junio respecto al 31 de diciembre, según el índice del «Financial Times», descendieron un 14,8%, en tanto que el Euribor, según señala «ABC» el 31 de mayo de 2008, se ha situado en ese mes de mayo en el 4,994%, prácticamente al lado de su máximo histórico, el 5,248%, alcanzado en agosto de 2000.
El antes ágil rabo de la lagartija económica española pasa a moverse cada día con más lentitud. En el primer trimestre de 2008 respecto al último del 2007, el PIB de la Eurozona subió un 2,8%; el español, un 1,2%. En abril de 2008, en tasa anual, el desempleo en la Eurozona fue de un 7,1%; en España se derrumbó un 9,6%. Los precios al productor, esto es, cuando se abandona la fábrica, crecieron el último mes en la Eurozona poco más del 5%, en España, casi el 7,5%; el IPC lo hizo ya en el 4,7% en mayo 2008, y en la Eurozona, en un 3,6%. ¿Para qué seguir en indicativos sobre la muerte de ese rabo de la lagartija económica española que tanto se situó como si fuera algo vivo ante los engañados ojos de millones de españoles?".

¡No nos engañemos... y no dejemos que nos engañen!

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