Leguina augura que el TC dictará la sentencia sobre el Estatuto catalán "en defensa del Gobierno".
El ex diputado socialista y ex presidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina, considera que el Tribunal Constitucional pecó de "impresentable politización y sectarismo" con su decisión de avalar la disposición de la Ley Integral contra la Violencia de Género que en los casos de malos tratos fija penas más graves si el agresor es el hombre que si es la mujer. Leguina añade que la sentencia fue "dictada en defensa del Gobierno, único avalista político de esta ocurrente novedad penal" y se lamenta: "como la que nos espera, tal como están las cosas, a propósito del Estatuto catalán".
(Europa Press) En un artículo en la revista El Siglo recogido por Europa Press, Leguina afirma que la sentencia "echa sobre el TC la última paletada –por ahora– de desprestigio a causa de su impresentable politización y sectarismo".
El ex diputado califica la sentencia de "farragosa", "confusa" y "dictada en defensa del Gobierno, único avalista político de esta ocurrente novedad penal", además de "interpretativa", y añade: "como la que nos espera, tal como están las cosas, a propósito del Estatuto catalán".
El Alto Tribunal anunció el pasado 14 de mayo su respaldo a la Ley Integral contra la Violencia de Género a raíz de una cuestión de constitucionalidad planteada por la titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Murcia, María Poza.
En su artículo, Leguina destaca que "una vez más" el TC quedó dividido entre "progresistas", que apoyaron la sentencia, y "conservadores", que emitieron un voto particular. "Y según esta ley del embudo a quienes nos negamos a admitir que los varones somos un grupo opresor nos tocará ser tachados de conservadores", añade.
Leguina, que era diputado cuando se aprobó la ley en la pasada legislatura, afirma que durante su tramitación preguntó a varios parlamentarios y al ministro ponente, el de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, por el origen de la propuesta, y llegó a la conclusión de que procedía de "un pequeño y aguerrido grupo de feministas radicales que había encandilado con sus rompedoras ideas al presidente del Gobierno".
Nadie discute las "verdades reveladas" de Zapatero
"La ausencia del debate interno respecto a las verdades reveladas por el jefe hizo el resto y le ley se aprobó, incluyendo esa enmienda al Código Penal", añade el antiguo dirigente socialista.
De ese modo, prosigue, las "feministas radicales" lograron su objetivo de que su "pretensión ideológica" de que los hombres son en su conjunto un "grupo opresor" haya quedado "grabada a fuego en las leyes democráticas".
Por ello, Leguina lamenta especialmente que el TC respaldara que las penas sean más duras para los hombres porque "el autor del delito inserta su conducta en una pauta cultural generadora de gravísimos daños a sus víctimas" porque ello implica que "lo quieran o no, los hombres están sujetos a una pauta cultural que les supera como individuos, es decir, los varones forman parte de un grupo opresor, que es lo que las fundamentalistas del nuevo feminismo querían demostrar".
El ex presidente madrileño señala en su artículo que aunque la diferencia de penas entre hombres y mujeres no es grande –prisión de seis meses a un año si el agresor es un hombre y de tres meses a un año si es una mujer–, si es importante en el campo de los principios jurídicos.
En este sentido, recuerda que en el antiguo régimen los delitos se penaban con más severidad si el delincuente era del pueblo llano que si era un noble, una situación que fue abolida por la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, con un principio ("La ley debe ser igual para todos, tanto cuando proteja como cuando castigue") que fue recogido por la Constitución española en su artículo 14.
Para Leguina, "ni el feminismo de hace un siglo (ni el de hace 25 años) ni el ecologismo en fechas pasadas eran lo mismo que son ahora", y lo que ha cambiado es que "antes denunciaban y exponían razones", mientras que ahora "incrustados en el Estado, mandan y ordenan".
El ex diputado califica la sentencia de "farragosa", "confusa" y "dictada en defensa del Gobierno, único avalista político de esta ocurrente novedad penal", además de "interpretativa", y añade: "como la que nos espera, tal como están las cosas, a propósito del Estatuto catalán".
El Alto Tribunal anunció el pasado 14 de mayo su respaldo a la Ley Integral contra la Violencia de Género a raíz de una cuestión de constitucionalidad planteada por la titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Murcia, María Poza.
En su artículo, Leguina destaca que "una vez más" el TC quedó dividido entre "progresistas", que apoyaron la sentencia, y "conservadores", que emitieron un voto particular. "Y según esta ley del embudo a quienes nos negamos a admitir que los varones somos un grupo opresor nos tocará ser tachados de conservadores", añade.
Leguina, que era diputado cuando se aprobó la ley en la pasada legislatura, afirma que durante su tramitación preguntó a varios parlamentarios y al ministro ponente, el de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, por el origen de la propuesta, y llegó a la conclusión de que procedía de "un pequeño y aguerrido grupo de feministas radicales que había encandilado con sus rompedoras ideas al presidente del Gobierno".
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"La ausencia del debate interno respecto a las verdades reveladas por el jefe hizo el resto y le ley se aprobó, incluyendo esa enmienda al Código Penal", añade el antiguo dirigente socialista.
De ese modo, prosigue, las "feministas radicales" lograron su objetivo de que su "pretensión ideológica" de que los hombres son en su conjunto un "grupo opresor" haya quedado "grabada a fuego en las leyes democráticas".
Por ello, Leguina lamenta especialmente que el TC respaldara que las penas sean más duras para los hombres porque "el autor del delito inserta su conducta en una pauta cultural generadora de gravísimos daños a sus víctimas" porque ello implica que "lo quieran o no, los hombres están sujetos a una pauta cultural que les supera como individuos, es decir, los varones forman parte de un grupo opresor, que es lo que las fundamentalistas del nuevo feminismo querían demostrar".
El ex presidente madrileño señala en su artículo que aunque la diferencia de penas entre hombres y mujeres no es grande –prisión de seis meses a un año si el agresor es un hombre y de tres meses a un año si es una mujer–, si es importante en el campo de los principios jurídicos.
En este sentido, recuerda que en el antiguo régimen los delitos se penaban con más severidad si el delincuente era del pueblo llano que si era un noble, una situación que fue abolida por la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, con un principio ("La ley debe ser igual para todos, tanto cuando proteja como cuando castigue") que fue recogido por la Constitución española en su artículo 14.
Para Leguina, "ni el feminismo de hace un siglo (ni el de hace 25 años) ni el ecologismo en fechas pasadas eran lo mismo que son ahora", y lo que ha cambiado es que "antes denunciaban y exponían razones", mientras que ahora "incrustados en el Estado, mandan y ordenan".
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