sábado, 7 de junio de 2008

Agua


Las guerras del siglo XXI serán las guerras del agua.

Analistas y científicos prevén que para el año 2025 la demanda del agua, imprescindible para la vida, será un 56% superior que el suministro.

De hecho, ya es ahora un bien escaso para buena parte de la humanidad: más del 20% no tiene acceso a agua limpia (2.600 millones de personas, según Unicef) y hasta un 40% sufre su escasez y ni siquiera puede disponer de las básicas infraestructuras higiénicas en su casa, como un urinario o un grifo.
El calentamiento global, que supondrá un aumento de las temperaturas y más sequías, empeorará una situación que causa la muerte de más de 5.000 niños cada día.


Un informe reciente de los investigadores alemanes del Instituto Wuppertal del Clima, Wolfgang Sachs y Tilman Santarius, menciona algunos de los conflictos que empiezan a surgir por la apropiación global de unos recursos hídricos que son locales, ya sea por medio de presas, conductos, tanques o botellas.

En 1949 había en el planeta 5.000 grandes presas hidráulicas y a finales del siglo XX su número ascendía a 45.000. Tras estas grandes obras para producir energía y abastecimiento a las ciudades, se esconden grandes desplazamientos de personas y la destrucción de la vida que se sustenta en esos cauces, casi siempre sociedades al borde de la subsistencia y pueblos indígenas.
Los beneficiarios siempre están a miles de kilómetros.
Ahí está la construcción en China —un país con el 6% del agua potable mundial y el 20% de la población— de las Tres Gargantas en el río Yangtse. Ya ha afectado negativamente a casi dos millones de personas. El próximo gran proyecto chino son otras 50 presas sobre el río Mekong que, según los analistas, generarán un fuerte conflicto con Vietnam, puesto que podría convertir su delta en un desierto y destruir el ecosistema del que viven millones de campesinos y pescadores. Pero el gigante asiático necesita energía al precio que sea.

Conflictos no menos intensos han surgido ya entre Egipto y Etiopía, por la explotación del Nilo; en República Democrática del Congo, como consecuencia de la futura presa Gran Inga (el doble de grande que las Tres Gargantas); o en la Amazonía brasileña, donde los indígenas luchan contra la presa en el río Xingú. A estas batallas internacionales hay que sumar, luego, las que se producen entre nacionales. Violentas protestas han tenido lugar en ciudades como Cochabamba (Bolivia), Soweto (Sudáfrica) o Yakarta (Indonesia) por la privatización del abastecimiento del agua, y todo parece indicar que no serán las únicas a medida que aumente la escasez. Hay lugares en los que este pago supone hasta el 10% de los ingresos familiares entre los más pobres.

Las ONG de desarrollo reconocen, sin embargo, que el primer paso para mejorar la salud de una comunidad es facilitar saneamientos y agua potable. Y calculan que reducir a la mitad las personas que hoy no disponen de ello supondría unos 30.000 millones de euros, menos del 1% de los gastos militares globales. Sólo la presa Gran Inga se estima que costará 50.000 millones de euros. Eso sí, la energía que genere se podrá exportar a España e Italia.

El uso del agua en España
Aunque el agua sea un elemento inodoro, insípido e incoloro, no siempre es así. Los españoles le ponen tufo, sabor y hasta color.
Cuando hablamos del agua dulce disponible, es decir, aquella que se acumula en embalses y es destinada al consumo, es necesario señalar que aproximadamente el 75% de ella se destina al regadío agrícola, mientras que la industria gasta el 15% y los ciudadanos el 10% restante.
Bastante menos de la mitad de los regadíos tienen un consumo mínimamente eficiente del agua (ese 75% de todo el agua disponible se derrocha directamente sobre cultivos, que en la mayoría de los casos reciben una, dos y hasta tres subvenciones del Estado).
Los embalses y las conducciones por donde circula el agua han sido pagados también por el Estado. Se producen, a la vez, daños muy graves al medio ambiente ya irreparables. A pesar de ello, sus beneficiarios no abonan el agua que reciben a pie de cultivo, porque ni hay un contador para medir ni un cobrador ni un agente sancionador por uso abusivo e ineficaz.

La industria, aunque gasta menos es muy contaminadora. Ese cupo que utiliza lo devuelve a los ríos cargado de agentes agresivos con los sistemas hídricos. Las arterias acuícolas del país descienden al mar cargadas de contaminantes muy peligrosos, aunque en los últimos años algunas industrias van instalando depuradoras y cerrando circuitos para devolver al río el agua en mejores condiciones.

Y sobre el consumo humano, sólo baste decir que los españoles se colocan a la cabeza del gasto en Europa con una media de 300 litros al día.

¿Cómo es posible esto en un país afectado por ciclos severos de sequía?: no existe la cultura del agua.
Un reciente estudio señala:
*.-ponemos la lavadora sin llenar, el lavavajillas igual,
*.-nos duchamos con 100 litros y que el agua corre y corre por los desagües.
*.-Hasta 1.000 litros a la semana consume una familia en lavar la ropa.
España es el país que cuenta con más embalses del mundo por habitante. Lo cual puede indicar que ya no son necesarios más, sino el buen uso de la que se embalsa y distribuye. Aún así, cabe admitir que hay regiones sedientas y con mayores necesidades que otras. Y que hay zonas donde la población ha crecido mucho y precisa de nuevas y modernas distribuciones.
Lo del agua para todos no deja de ser una reclamación universal y que casi todo el mundo comparte; otra cosa es para qué.

Además de pan, aceite, carne, verduras, legumbres, o lo que sea, en realidad ingerimos agua. Esa prodigiosa sustancia decidida a cumplir la tarea de que todo crezca. Nosotros más bien estamos empeñados en todo lo contrario: como sólo nos ocupa nuestro crecimiento, finalmente conseguimos que mengüe todo lo demás.

Ahorra agua sin esfuerzo
El agua es un bien escaso y necesario. ¿Imaginas vivir sin ella? . Con sequía o sin ella, conciénciate, cierra el grifo y corre la voz: el agua es un tesoro y no podemos derrochar ni una sola gota.
Muchos pequeños gestos y rutinas consiguen grandes logros.
Por un grifo abierto corren hasta 12 litros de agua por minuto. Ciérralo mientras te enjabonas, te afeitas o te lavas los dientes (usa un vaso para enjuagarte). Dúchate en vez de bañarte. Incluso puedes 'recuperar' con un cubo el agua de la ducha hasta que llega caliente. Con griferías monomando y termostáticas ahorrarás más.
La lavadora puede gastar hasta 90 litros cada vez que la utilizas, según marcas y modelos. El lavavajillas, unos 30. Úsalos con cabeza: siempre a carga completa (los programas de media carga gastan más de la mitad). Si te duchas a diario y vas siempre hecho un 'pincel', ¿has pensado ponerte mañana alguna de las prendas de hoy?
Utiliza cuencos o barreños para lavar la fruta, la verdura, los platos, los cacharros... Si tienes un fregadero de dos cubetas, usa una para enjabonar y otra para aclarar. Para beber agua fría, no dejes correr el grifo (ya sabes: 'suelta' 12 litros de agua por minuto): acostúmbrate a poner una jarra o una botella de agua en la nevera.
Si la cisterna de tu cuarto de baño no es de doble descarga, no te sientas culpable. Puedes meter dentro una o varias botellas de plástico llenas: cada vez que tires de la cadena gastarás varios litros menos. Evita la mala costumbre de utilizar el inodoro como cubo de basura: pon una papelera en el cuarto de baño.
Coloca atomizadores en los grifos, pequeñas piezas que 'mezclan' el agua con aire y crean la sensación de mayor chorro con menor cantidad de líquido. Los encontrarás en ferreterías o tiendas de bricolaje, son muy baratos y fáciles de instalar: basta con desenroscar la boca del grifo, introducirlo y volver a enroscar.
Riega tus macetas siempre al anochecer o al amanecer, cuando la temperatura es más baja, y evitarás pérdidas de agua por evaporación. Puedes utilizar para tus plantas el agua que ha sobrado de las jarras de las comidas, de lavar las verduras... o incluso el agua del cuenco del perro o del gato cada vez que se la vas a cambiar.
En el jardín, utiliza sistemas automáticos de riego por aspersión (de goteo para árboles y arbustos). Conciénciate: en época de sequía, usar la manguera es un 'delito'. Muchos parques y jardines públicos se riegan ya con agua reciclada. No lo tomes a broma: las multas por el mal uso del agua pueden llegar a 46.000 euros.
Cierra levemente la llave de paso de agua a tu vivienda. Al disminuir el caudal, conseguirás que salgan menos litros del grifo por minuto. Un gesto tan pequeño se convierte en una medida muy útil para economizar tan preciado líquido. Tú apenas notarás la diferencia cada vez que abras los grifos; pero tu bolsillo sí que lo apreciará.

Milita por la causa
El mal uso del agua es un problema que afecta a todos. Si ves a tus amigos, familiares o vecinos derrochar agua sin ton ni son, ¡no lo consientas!.
No olvides que...
Sólo queda un 0,5% de la totalidad del agua para cubrir las necesidades de la humanidad.
Un 40% de la población mundial sufre escasez.
Más del 20% no tiene acceso a agua limpia.
Más de 50 países, el 30% de la población mundial, no están en condiciones de suministrar agua potable a sus habitantes.
El 75% del agua destinada al consumo se emplea en el regadío agrícola; el 15% en la industria; y el 10% en el consumo humano.
Con una media de 300 litros al día, los españoles se colocan a la cabeza del gasto de agua en Europa.
Una familia española consume hasta 1.000 litros de agua en lavar la ropa.

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