martes, 3 de marzo de 2009

Aquel debate Solbes-Pizarro


VALENTÍ PUIG.- Martes, 03-03-09
LAS percepciones de la crisis económica de un año para acá han cambiado como del género chico al drama, del surfeo al naufragio. La oportunidad electoralista de Zapatero estuvo en obturar esa transferencia de percepciones con una simple consigna de campaña: negar la crisis. Hace poco más de un año, exactamente el 21 de febrero de 2008, en plena campaña de las elecciones generales, el vicepresidente económico Pedro Solbes y Manuel Pizarro, como fichaje eminente y segundo en la lista del PP por Madrid, debatieron en televisión el estado de la economía. Inmediatamente después del debate, un 47 por ciento de los telespectadores daba como vencedor a Solbes y un 37 por ciento, a Pizarro.
De las postrimerías del crecimiento a la contundencia de la recesión certificada, hoy mismo las encuestas traslucen aparatosamente tal pesimismo ante la crisis que algunos hablan ya de que va a perderse una década por el camino. Al revisitar el debate en vídeo o leído en su trascripción, doce meses después se ve con cierta precisión que Solbes minimizó la crisis escudándose tras una muralla de cifras y estadísticas, mientras que Pizarro intentaba hablar de la economía de lo real.
Pizarro comenzó diciendo que España no iba bien. Relanzaba «a sensu contrario» el «España va bien» de los tiempos de Aznar, pero al mismo tiempo prefiguraba lo que hoy no niega ni el propio Solbes. Las encuestas -según Pizarro- ya daban indicios de falta de confianza de los españoles, de cada vez más preocupados por la economía. España era uno de los países con mayor endeudamiento, un mal importante al enlazarlo con la vivienda y la construcción. Deuda brutal de personas y familias, deudas de las empresas, deuda que los bancos españoles tenían que salir a cubrir en los mercados. «En lo que somos campeones es en el desempleo», afirmó Pizarro.
Actualmente nada preocupa tanto a los españoles como el paro. Pocos suponen que la cosa va a pararse en la frontera de los cuatro millones. Al vincular inflación con pérdida de competitividad, Pizarro también subrayó el mal inflacionario: ahora el descenso del precio del crudo y el desplome del consumo quizá tengan al final un efecto deflacionario. Advirtió de la pérdida de inversión extranjera. Alertó del impacto del desempleo en el superávit, con menos afiliados a la Seguridad Social. Sobre todo, Pizarro insistió en preguntarle a Solbes: «Por qué no han tomado medidas o por qué no lo han dicho y si lo sabían y lo ocultaron por razones electorales qué es lo que pasaba».
De lo mejor del Gobierno tan irregular de Zapatero, Solbes es un hombre sensato cuyas aportaciones a la estabilidad económica son incuestionables, pero en el debate con Pizarro prefirió -supóngase que por imposición electoral- argumentar a favor de un crecimiento que se mantenía impoluto, en unos niveles de ocupación laboral casi óptimos, «hablar de turbulencias más que de crisis», de ahorro pujante, cuota de exportación intacta, incremento de la renta per cápita. A pesar de las dificultades, las encuestas -decía Solbes- indicaban que el PSOE podía gestionar la crisis mejor que el PP. «La situación actual, por cifras y por margen de maniobra, es mucho mejor que hace cuatro años», afirmó. Los telespectadores y un buen puñado de analistas fueron proclives a confirmar la visión rosácea de Pedro Solbes. Al final, el PSOE fue el partido más votado y logró diferir unos buenos meses más la constatación generalizada de la calamidad económica. España tiene un serio déficit de opinión pública.

No hay comentarios: