domingo, 29 de marzo de 2009

¿Qué Patxi ni Pachi? ¡Francisco!


Espero que López sea el presidente autonómico de todos los vascos para que allí arriba en el Norte le llamen Pachi, e incluso lo escriban Patxi, conforme a su ortografía de ellos. Pero también para que tras el vuelco del poder democrático y el desalojo de los nacionalistas, cuando hablemos en castellano podamos decir en nuestra lengua los topónimos y nombres propios de las Vascongadas y nos enteremos todos.
Comprobaré que las cosas han cambiado en la norteña gobernación el día que cuando se escriba o se hable en castellano el presidente de la comunidad autónoma vasca sea eso, el presidente de la comunidad autónoma vasca, ¿qué lehendakari ni lendakari ni qué letxes? Y de Pachi o de Patxi, nada. Será un signo evidente de la reconquista de las libertades, entre ellas la de hablar en castellano, el día que en Bilbao y en Vitoria le digan como les salga de la chapela, pero en Madrid y en Sevilla al presidente vasco lo llamemos por su nombre, sin diminutivos y en castellano: Francisco. ¿Qué familiaridad es ésa de Patxi ni Pachi? Y si lo mentamos con todos los avíos de su nombre completo y sus dos apellidos, pues mejor. Apunten: Francisco Javier López Álvarez. Esta es la grandeza de la democracia y del Estado de las Autonomías: que un señor de las Encartaciones que se llama Francisco Javier López Álvarez, y a mucha honra, no sólo llegue a la presidencia del gobierno de Vitoria, sino que pueda ser llamado así por el resto de los españoles que no tenemos la dicha de saber vascuence y que reclamamos, igualmente, que en este respiro de libertades podamos, por ejemplo, volver a decir Fuenterrabía y no Ondabirria, Ondarribia o como sea en vascuence, y que Pasajes sea Pasajes y que etcétera sea etcétera.
Mi enhorabuena anticipada, pues, a don Francisco Javier López Álvarez por este triunfo de la libertad y de la democracia. Ay, lo que hubiera dado el señor López por llamarse, como su socio, Basagoiti, que es un apellido con la chapela puesta...
Antonio Burgos, ABC.

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