Juguetes rotos

José Luis Rodríguez Zapatero tiene una especial habilidad para el descubrimiento y la recluta, también para el pastoreo, de los más notorios juguetes rotos de nuestra vida pública. Algunos de cuantos le acompañan en las tareas de Gobierno lo son al modo clásico.

María Teresa Fernández de la Vega y Pedro Solbes vienen de lejos. Ella se consagró como secretaria de Estado de Juan Alberto Belloch y conoció de cerca los problemas del GAL, las chapuzas y las escuchas del CESID y las mangancias de Luis Roldán.

Él fabricó la crisis económica -su primera gran crisis- que se llevó por delante a Felipe González. Los dos son hoy, aunque con honores y escoltas, auténticos juguetes rotos. Han caído desde el cielo reservado a quienes aparecen en el BOE a los infiernos de la opinión pública.
En esa lista de desguaces políticos, sin salir del PSOE, caben también Magdalena Álvarez, Miguel Sebastián, Elena Salgado, Bernat Soria... y muy especialmente Carme Chacón, la joven promesa con la que los brujos más eficaces del laboratorio propagandístico de La Moncloa aspiraban a relevar a la actual vicepresidenta y, llegado el momento, ocupar el gran póster electoral socialista. Sus posibilidades quebraron en Kosovo. Lo que pretendía ser el gesto de su reafirmación política, el remedo de lo que su jefe y maestro hizo en Iraq, se ha convertido en su mausoleo cívico. Sic transit gloria mundi.

M. Martín Ferrand.