domingo, 29 de marzo de 2009

Nadie cree mucho en el pacto, y algunos no creen nada


Nadie está entusiasmado ante la próxima etapa constitucionalista en Vitoria, y los respaldos en prensa son, como mucho, tibios.

Así leemos a Patxo Unzueta, posibilista pero poco fervoroso, en El País: «Roto el tabú de que no podía haber un Gobierno sin nacionalistas, tal vez el que se forme ahora sea capaz de conectar con sectores de la población que vayan más allá del ámbito de los partidos que lo respaldan. Es posible que su debilidad de partida sea un incentivo para buscar acuerdos con todos, como tuvo que hacer Suárez en la Transición; sabiendo que, como ha dicho Basagoiti, 'aquí hay muchos nacionalistas y hay que saber gobernar también para ellos'».
Pero el pacto -aún no finalizado- está yendo más lejos de lo que muchos esperaban, lo que induce a José Antich, director de La Vanguardia, a hacerse esta reflexión: «Una idea de que el acuerdo (...) va más allá de la investidura es el consenso alcanzado respecto a dos cuestiones tan importantes como son el control de la televisión vasca y la enseñanza del euskara en las escuelas.
El pacto (...) para proceder a la reforma de la Ley de Educación con el objetivo de que no sea obligatorio que los niños aprendan en euskara, sino únicamente optativo, supone, si se acaba llevando a cabo, modificar la columna vertebral sobre la que se ha construido el País Vasco en los últimos 30 años». Esas cosas, en Cataluña, llaman mucho la atención.
Pero el escepticismo crece varios grados en ABC. Así, César Alonso de los Ríos: «El PP apoya de forma exquisita a los socialistas no porque unos y otros se entiendan en Vitoria a partir de la misma idea de España, sino porque desplazan al PNV. Esto es, porque tocan poder. (...) Es claro que Patxi López no va a reprimir desde el Gobierno vasco la idea plurinacional de España como no lo hizo Montilla en Cataluña. (...) No ganamos en la idea de España y se nos pasa al otro lado el PP. Hacia la aventura plurinacional».
Y Antonio García Barbeito recuerda que los planes preelectorales del PSOE pasaban por dejar al PP hundido: «Por desgracia para el PSE, las elecciones han dado lugar a un escenario que no estaba previsto en el guión. El PSE ha experimentado un avance considerable. Pero queda ocho puntos por debajo del PNV...y tiene la posibilidad, ¡ay!, de sumar mayoría absoluta en el parlamento con un PP venido a menos, aunque no tanto como se pensaba. Ello deja al PSE en la situación incómoda de quien se dispone a pronunciar una conferencia sobre la fauna marina, y descubre que su auditorio se compone de ornitólogos».
Y ya en el extremo más extremo, el fiero abertzale Javier Ramos Sánchez denuncia en Gara: «El fétido aliento del unionismo español en la nuca socialista se trocaría en defenestración del poder en el Estado, si se le ocurre al PSE no gobernar con el PP. Tal es el bien abonado odio antivasco que destila la política en la estepa española. Y es de esperar que ese tufo fascista impregne desde ahora EITB, la educación, la Ertzaintza y demás resortes(...), en una nueva cruzada de reespañolización, incluidas retransmisiones taurinas desde la plaza de la Real Maestranza y alocuciones navideñas del Rey español».
Victor de la Serna

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