miércoles, 9 de marzo de 2011

Ahorro

La política de ahorro energético propuesta por el Gobierno opera, pues, sobre una realidad incontestable y procaz.
España consume unos 118 kilovatios/hora por habitante en alumbrado público. En Francia, la suma oscila entre 77 y 90, y en Alemania no llega a 50.
Es decir, menos de la mitad de gasto en alumbrado en un país con bastantes horas menos de luz solar y más rico. Y por si no fuera bastante, aquí no dejamos el coche ni para mear.
Este derroche es anterior a la crisis y tan insultante entonces como en el presente.
Nada hicimos, y ahora, cuando truena, ocurre lo habitual: se toman atajos cuya eficacia está condicionada por las prisas.
Y por el calendario electoral.
El Gobierno ha pergeñado unas medidas, ninguna de ellas incorrecta, pero con el mismo impacto que el caudal de una regadera sobre un incendio.
Los expertos sugieren dos chorros mucho más potentes: elevar la fiscalidad de los carburantes, que en España es aún baja, y restringir drásticamente el uso de coches privados en las ciudades.
No se hará; ni siquiera después del 22-M.

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