jueves, 24 de marzo de 2011

A menor velocidad, más muertos.

El nuevo límite de 110 km/h eleva de 10 a 15 la media de fallecidos en carretera durante el fin de semana. Bajar la velocidad se suponía que iba a reducir el número de víctimas mortales en carretera.

 
Aquellos que vaticinaron que la reducción del límite de velocidad en autopistas y autovías no serviría para bajar el número de muertos en carretera acertaron de lleno.
Está por verse si el nuevo límite de velocidad de 110 km/h cumple el objetivo de ahorro energético que persigue el Gobierno, pero lo que ha dejado claro su aplicación durante los dos primeros fines de semana en vigor es que no ha servido para arreglar la estadística de la DGT.
De los datos que facilita Tráfico se puede concluir que: a menor velocidad, más muertos en carretera, precisamente en un momento de máxima sensibilización de los conductores, como son las primeras semanas de aplicación de la medida.
Así, si la media de fallecidos en accidente en fines de semana anteriores a la aplicación de la nueva medida era de 10, los dos últimos, ya con el nuevo límite vigente, se ha elevado a 15.


El argumento de la OCDE
La estadística obtenida hasta ahora da al traste con la ecuación que mantiene la OCDE, según la cual bajar un 5% la velocidad supone tener un 20% menos de víctimas y viceversa.
Precisamente este argumento ha sido el que ha esgrimido siempre el director general de Tráfico, Pere Navarro, para resistirse a las periódicas peticiones de algunos colectivos, asociaciones e incluso grupos políticos para que eleve los límites de velocidad en España.
La experiencia de los 110 ha venido a confirmar lo que ha ocurrido hasta ahora en España. Es decir, cuando se ha bajado el límite de velocidad el efecto en la siniestralidad ha sido inverso. Como ejemplo sirva lo ocurrido en el año 1976 en que se decidió bajar a 100 km/h el límite de velocidad, cuando hasta entonces estaba establecido en 130 km/h para autopistas y en 110 km/h para autovías y vías rápidas. El año acabó con 3.959 muertos en carretera, 245 más que el año anterior, en el que los límites eran superiores, alertaba recientemente Automovilistas Europeos Asociados.

Bajón de multas
La DGT, molesta con las constantes críticas de «afán recaudatorio» con las multas de velocidad, lo que sí se ha encargado de difundir es el bajón de denuncias de los radares fijos en los primeros 15 días de aplicación de la norma, que ha sido del 62%. Un resultado que tampoco es descabellado teniendo en cuenta que los agentes de Tráfico de la Guardia Civil aseguraron que los radares se disparaban a 135 km/h, en un momento en el que los conductores han extremado la prudencia y han levantado el pie del acelerador para evitar la multa.
Este primer análisis de los 110 ha generado reacciones dispares en el sector y para muchos ya era previsible el resultado obtenido hasta ahora. Tomás Santa Cecilia, director de Seguridad Vial de RACE, asegura que «la velocidad en sí misma es una causa importante de la siniestralidad en la carretera, pero no es el motivo principal. En los accidentes de tráfico tienen mayor influencia el comportamiento del conductor al volante y el estado de la vía». De hecho, cree que «no es cuestión de reducción o aumento de la velocidad máxima, sino que hay que incidir en las campañas de educación vial y en arreglar la red viaria, que cuenta en la actualidad con más de 500 puntos negros».
En una línea similar se ha expresado Elena de la Peña, subdirectora general técnica de la Asociación Española de la Carretera: «Esta medida no va a reducir los datos de siniestralidad». Para justificar su opinión se ciñe a que «la reducción en 10 kilómetros por hora de la velocidad máxima apenas se verá reflejada en dos o tres kilómetros por hora en la media de las velocidades, lo que supone un descenso prácticamente inapreciable y no evita que se produzcan menos víctimas mortales».
Además, recuerda que «la reducción de la velocidad es una medida de ahorro energético que no busca la disminución del número de accidentes mortales».
Una visión distinta es la que aporta Aesleme, asociación dedicada a la prevención de accidentes que provocan lesiones medulares. Su directora, Mar Cogollos, asegura que «no se pueden valorar estas cifras de muertos tan a corto plazo porque dependen de muchos factores como festividades, de las condiciones climatológicas y del tipo de accidentes que se produzcan». También defendió que la finalidad de la medida era el ahorro energético.

Una limitación que puede causar averías.
- Si la reducción del límite de velocidad en autovías y autopistas a 110 km/h se extiende en el tiempo podría provocar averías en los automóviles de seis o más velocidades y en los de motor diésel, según la empresa de garantías mecánicas Red Europea de Garantía de Vehículos (REGV). Los vehículos que se comercializan en Europa etán diseñados para circular en trayectos largos a velocidades entre 115 y 130 km/h y el hecho de circular en sexta a velocidades inferiores a 120 km/h «podría dañar al motor».

- El director general de Tráficojustificó ayer la instalación de radares en rectas, tramos con buena visibilidad y carreteras «tranquilas» al admitir que colocar un radar «de vez en cuando» tiene el efecto de «amortiguar» la velocidad en otras vías, informa Efe. Además, defendió los controles de velocidad en cualquier tramo y no sólo en los puntos negros ya que «a veces imponen demasiadas multas por la limitación de velocidad tan baja de estas zonas».

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