viernes, 25 de marzo de 2011

España no es país para emprendedores

Abrir un negocio en nuestro país es caro y lento, y resulta difícil no perderse en la maraña burocrática
MONCHO VELOSO / MADRID

Cuando Ignasi Vilajosana terminó su tesis doctoral tenía un amigo y ningún compromiso.
Con eso puso en marcha Worldsensing, una pequeña empresa que fabrica, con sensores y «chips», herramientas para la industria —exploración de pozos petrolíferos y control de la estabilidad de taludes en redes viarias— y para la vida cotidiana, como la búsqueda de aparcamiento por geolocalización.
Compañías como Ferrovial y Acciona, ayuntamientos y autonomías ya han preguntado por sus proyectos.

Pero llegar hasta ahí no ha sido un camino de rosas.
Ser emprendedor en España es de sufridores.
Lo dice el Banco Mundial, en cuyo índice de facilidad para abrir un negocio nuestro país ocupa el puesto 49 de 183, uno menos que en 2009.
Es lento, pues se tarda unos 47 días; es caro, porque la mitad del negocio va a parar a impuestos; y es traumático, porque las administraciones no lo ponen fácil. «A nosotros la lentitud burocrática casi nos mata dos veces», critica Vilajosana cuando se le comentan los resultados del estudio del Banco Mundial, que mide las más o menos trabas que, en concepto de tiempo, costes y procedimientos administrativos impone un país a sus emprendedores, y que es un indicador utilizado para medir la competitividad.

Quizá por eso de los 18 millones de españoles que a día de hoy tienen trabajo, sólo tres millones lo son por cuenta propia, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La actividad emprendedora cayó en 2009 un 27,1% y 400.000 empresas cerraron, según el último informe GEM del IE Business School.

En EE.UU., en cambio, cuatro de cada diez ciudadanos han decidido montar una empresa: al mes abren sus puertas 500.000 nuevos pequeños negocios.
Claro, allí sólo se necesitan seis días para ponerse en marcha; en España, la media es de 47 días, según el citado estudio del Banco Mundial, «Doing Business 2011». ¿Y nuestros socios europeos? En Reino Unido se puede crear una empresa en 13 días, 15 en Alemania, 7 en Francia y 6 en Italia, aunque el vecino mediterráneo cae en el ranking del Banco Mundial hasta el puesto 80.

Falta crédito privado
En España, por si fuese poco, el grifo del crédito privado sigue cerrado.
Los bancos, preocupados por su propia solvencia, han dejado de financiar. Excepto a las administraciones públicas. «Así, el principal lastre del emprendedor es, por lo tanto, el de las administraciones, como regulador y también como competidor en el mercado financiero».
Bancos y cajas incrementaron en 2010 su financiación a la Administración un 13,8%; a familias y hogares, un tímido 0,7%, según las cifras del Banco de España. «Parece como si las autoridades regulatorias hubieran olvidado para qué sirven las entidades financieras y que su solidez y solvencia es un medio, no un fin», denuncia Juan José Güemes, presidente del Centro Internacional de Gestión Emprendedora del Instituto de Empresa en referencia a Basilea III, la nueva norma de solvencia para el sector financiero que amenaza con limitar todavía más el flujo del crédito.

La losa de los impuestos
Una losa para los emprendedores y para las empresas ya en marcha. Más aún con la carga impositiva que soportan los empresarios españoles. «Somos muy partidarios de pagar impuestos, es bueno para la sociedad, pero si a un trabajador le pagas mil euros no te puede costar dos mil», critica Vilajosana.
El ayuntamiento de Barcelona ha cobrado el pasado mes de febrero, con carácter retroactivo, el impuesto de basuras de los últimos tres años a los 114.151 pequeños autónomos de la ciudad que tienen declarada una parte de su domicilio como oficina.
Es el caso de Worldsensing. «No generamos el mismo volumen de residuos que el resto de empresas», asegura Vilajosana.

En España, según el informe del Banco Mundial, las tasas se llevan el 56,5% de las ganancias del negocio. Ante esa presión, a algunos no les queda más remedio que cerrar. Aunque cerrar un negocio en España no es un problema, según el estudio del Banco Mundial. Los diferentes gobiernos han facilitado el proceso necesario para que el empresario pueda liquidar su empresa. «Es bueno que sea así. Si se prohibiera cerrar y se obligase al empresario a acarrear con sus consecuencias el resto de su vida, nadie emprendería», aclara Güemes.

¿Empresas en un día?
Distintas normativas intentaron aligerar los trámites para crear una empresa.
El Gobierno de José María Aznar creó en 2003 la Sociedad Limitada Nueva Empresa, que permite constituir compañías bajo ese régimen legal en un solo día si se cumple una serie de requisitos que limitan el capital social y el número de socios. «De qué sirve si no te permite crecer», dice Ignasi Vilajosana (Barcelona, 1980), doctor en Física y al frente de Worldsensing que, cuando se creó, en junio de 2008, se acogió a esa condición jurídica. Hoy es ya una sociedad limitada tradicional. «Queríamos ampliar capital y tuvimos que cambiar», dice el empresario.

Ahora, en la ley de Economía Sostenible del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero se incluye también una reducción de los costes y los plazos para la constitución de sociedades. «Las medidas van en la buena dirección», resume Güemes, ex consejero de Sanidad de la comunidad de Madrid. Pero España sigue a la cola de los países de la OCDE en facilidades al emprendedor.

«La financiación tarda mucho en llegar», lamenta Vilajosana, quien explica que muchas empresas no reciben a tiempo la subvención que necesitan para ponerse en marcha y no siguen adelante. «Hay muchos procesos, mucha documentación que presentar; es terrible», denuncia el responsable de Worldsensing, que en menos de dos años de vida cuenta ya con 15 trabajadores. Inscripción en varios registros, escrituras, balances y justificar cada gasto y cada pago. «Eso se resuelve cambiando alguna norma. El problema es cómo están concebidas las relaciones entre la Administración y los administrados: se presume que el ciudadano se va a comportar deshonestamente. Sólo una minoría se comporta así, pero es la norma y la paga el conjunto de la sociedad», dice Güemes en referencia a la obligación de justificarlo todo en una sinfín de documentos. Por eso muchas empresas optan por contratar a una persona dedicada en cuerpo y alma a esas tareas. «Es un coste innecesario para una empresa pequeña», explica Vilajosana. «Lo ideal sería que hubiese una sola oficina y una sola página web para asesorar al emprendedor», propone.

En Georgia, en el puesto número 12 y el país que más se ha esforzado en los últimos cinco años para facilitar el emprendimiento, hay una sola oficina en la que además de obtener permisos y licencias, hay personal preparado y destinado únicamente a dar asistencia al emprendedor.
Y México (35), reduciendo sólo la burocracia local, consiguió que se abriesen en el último año un 5% más de negocios y el empleo creciese un 2,8%.
Worldsensing ha conseguido a lo largo de estos años importantes subvenciones para sus proyectos, tanto del Ministerio de Industria como de la Generalitat. «No nos podemos quejar, pero es cierto que hemos trabajado mucho y con ideas buenas y muy competitivas», recuerda Vilajosana.
Sin embargo, este emprendedor y sus socios prefieren ahora recurrir directamente a Europa. «Los procesos de selección suelen ser más complicados, pero no es necesario justificar cada gasto que vas a hacer». Lo que les piden, dice, son resultados.
«Los valores y actitudes de la sociedad española hacia el emprendimiento no son muy diferentes a los de los países con los que tratamos de compararnos y, sin embargo, en España se emprende menos. Las causas no hay que buscarlas en la gente sino en las condiciones económicas, financieras y legales», dice Güemes. «¿Qué hay que tener para ser emprendedor? Nada que perder», subraya Vilajosana.

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