Aún en mayores proporciones que Gadafi, Sadam masacró a su pueblo, en especial a kurdos y chíies
Semejanzas. Aún en mayores proporciones que Gadafi, Sadam masacró a su pueblo, en especial a kurdos y chíies; y, como el dictador libio, eliminó violentamente toda oposición y pretirió el bienestar de su pueblo en favor de sus sueños de dominio regional. Y apoyó acciones terroristas. Sin embargo, aquellos voceros de la legalidad internacional tan respetuosos con las soberanías nacionales en el caso iraquí encabezan hoy una intervención militar contra Libia. Necesaria, desde luego.
Hay diferencias, claro.
El motivo invocado en la guerra de Irak resultó ser una pamema inducida por el propio Sadam: no había armas de destrucción masiva, aunque ni Francia ni Rusia, los grandes opositores del momento, dudaran entonces de su existencia.
¿Quiere esto decir que la ONU habría autorizado intervenir en Irak si el motivo aducido hubiera sido el mismo que para la operación contra Libia? En absoluto.
La causa alegada, o la distinta naturaleza de la misión (aunque eso ya se verá), importaba menos que la identidad del líder de la coalición proponente, el infamado George W. Bush.
Por razones inconfesadas —sus propios intereses nacionales, la perspectiva de futuros negocios y resistencias seculares a la hegemonía americana—, franceses y rusos boicotearon aquella coalición. Y remaron a favor de una opinión internacional con el gen antibelicista sobreexcitado por los ardores guerreros de Bush.
La coalición contra Libia la dirige Francia, y esa es una diferencia determinante. Zapatero cree, pues, que no asume riesgos de partida sumándose con entusiasmo a la operación.
También lo creía Aznar.
Pero Irak y Kosovo enseñan que, a afectos de opinión pública, importa más el resultado que una legalidad internacional trucada. Y nadie puede garantizar el éxito de una operación militar una vez emprendida. En la blogosfera se puede comprobar: el pacifismo de dirección única que anida en muchos votantes de izquierda espera con los dientes afilados cualquier tropezón. EDUARDO SAN MARTÍN
lunes, 21 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario