Las maneras que apunta CiU no ocultan su propósito de apoderarse de la bandera nacionalista e independentista que ERC ha soltado gracias a su actual irrelevancia política.
La exigencia de un concierto económico, la votación de iniciativas independentistas o la multiplicación de multas por vulneraciones «lingüísticas» configuran el ADN de CiU.
Lo peor es que no se trata de una pose o de una simple sobreactuación para agradar a su electorado más radical.
Artur Mas está realimentando el victimismo identitario que durante ocho años cultivó el tripartito con resultados desastrosos para Cataluña.
CiU parece no haber aprendido del fracaso de aquella lección.
Lo peor es que no se trata de una pose o de una simple sobreactuación para agradar a su electorado más radical.
Artur Mas está realimentando el victimismo identitario que durante ocho años cultivó el tripartito con resultados desastrosos para Cataluña.
CiU parece no haber aprendido del fracaso de aquella lección.
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