Quien alentó hace ocho años el «no a la guerra» puede verse obligado a enviar soldados a luchar contra Gadafi, con o sin aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
El Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero Ocho años después, la posibilidad de una intervención militar en un país árabe se cruza de nuevo en el camino de José Luis Rodríguez Zapatero. Entonces, el país era Irak; hoy es Libia.
La diferencia es que, en 2003, Zapatero, desde la oposición, alentaba el «No a la guerra», aunque el objetivo era expulsar al tirano Sadam Husein, mientras ahora, en el Gobierno, puede encontrarse abocado a enviar soldados españoles a una guerra contra el dictador Gadafi.
No están siendo días fáciles para el presidente del Gobierno, según reconocen en su entorno.
Las revueltas árabes no le han cogido en el mejor momento anímico. Si ya de por sí su interés por las cuestiones internacionales ha sido siempre limitado, ahora estaba dedicando sus energías a responder a la crisis económica y a intentar salvar a su partido del desastre electoral que todos les auguran.
El presidente del Gobierno insiste en que España no participará en una operación militar si no hay una resolución del Consejo de Seguridad que lo autorice. Quiere alejar el fantasma de las semejanzas con Irak, aunque en ese caso existía una resolución —la 1441— que los promotores de la intervención estimaron suficiente para lanzar un ataque, en el que, por cierto, no participó ni un sólo soldado español.
Pero Zapatero podría encontrarse con que la OTAN, una vez obtenido el respaldo de la Liga Árabe, decidiera actuar sin ese aval, alegando motivos humanitarios, tal y como sucedió con los ataques a suelo serbio en el conflicto de Kosovo, en 1999. En ese caso, a Zapatero le sería muy difícil eludir el envío de efectivos españoles, ya sean aviones, buques o fuerzas de tierra, a la guerra contra Libia.
domingo, 13 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario