viernes, 21 de marzo de 2008

¿Neutralidad española en Kosovo?

El coronel Acevedo Espejo, jefe del contingente español desplegado en Mitrovica, ha declarado: «en Kosovo somos exquisitamente neutrales».
En Kosovo no se puede ser neutral. Se está por su independencia o se está porque continúe formando parte de Serbia.
La OTAN y la UE están abiertamente por su independencia, con sus tropas respaldándola con sus armas.
¿Qué hacen 585 soldados españoles Kosovo, defendiendo una independencia que el Gobierno español no reconoce?.
La situación es ridícula: es ridículo hacer una cosa y decir la contraria, la mejor forma de recibir bofetadas por todas partes.
Zapatero quiere quedar bien con los grandes países europeos que le ninguneaban y ahora necesitan a los soldados españoles para hacer de bomberos en unos Balcanes que han vuelto a ponerse al rojo por su manía de hurgar en su avispero étnico.
No se pueden hacer méritos a costa de los intereses españoles, y ese es un lujo que no puede permitirse ni permitírsele a ningún gobernante.
Además, con ello, se está violando la normativa internacional: el Tratado de Helsinki estableció que las fronteras europeas no podrían ser alteradas sin el acuerdo de todas las partes envueltas, ratificando así la doctrina de la ONU que garantiza la integridad de los Estados miembros de la organización.
Sin embargo, las fronteras de Serbia han vuelto a ser alteradas por haberlo decidido Estados Unidos, Alemania, Francia, el Reino Unido y algunos otros. Ello hace prácticamente irreversible la independencia de Kosovo, sea legal o no.
Pero la cosa no va a quedarse ahí. Kosovo es un enclave kosovar dentro de Serbia. Y si se admite que los kosovares tienen derecho a la autodeterminación, los mitroviquenses tienen también derecho a autodeterminarse. Iniciándose así otra desintegración en cadena dentro de ese polvorín que vuelven a ser los Balcanes.
Como españoles, nos alcanza de lleno el impacto de que el derecho a la autodeterminación prevalezca sobre el derecho de los Estados a su unidad. Sobre todo teniendo en casa dos reivindicaciones de ese estilo, la vasca y la catalana.
Hasta ahora, España venía contrarrestándolas escudada en la normativa internacional. Pero no podrá seguir haciéndolo cuando esta normativa ha cambiado y, encima, los soldados españoles están defendiendo que una región serbia se independice cuando le apetezca y, aún encima, Europa la apoye.
Lo menos que podríamos hacer en esta situación sería retirar las tropas españolas de Kosovo, comunicando que allí no tienen nada que defender. Pues sería el colmo que algún soldado español muriera defendiendo intereses contrarios a los de su patria. Por muy exquisitamente que lo hiciese.

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