La venta de oro provoca más de 1500 millones de pérdidas.
El vicepresidente comenzó en 2005 a deshacerse de nuestras reservas para invertir en activos financieros de una rentabilidad que el alza de las materias primas deja ahora en ridículo.
Un fallo tremendo
Y difícilmente disculpable en el caso de Pedro Solbes, dado que cuando comenzó a vender oro en 2005 ya se anunciaban futuras subidas de su cotización, hasta límites históricos en estos momentos.
A comienzos del verano de 2007 el vicepresidente económico Pedro Solbes anunció durante una comparecencia en el Senado, a preguntas de la oposición, que había determinado vender grandes cantidades de oro de las reservas del Banco de España al objeto de "mejorar la rentabilidad de sus activos": es decir, con la venta de ese oro proceder luego a realizar inversiones en bonos y divisas de países extranjeros.
Sostenía el jefe del área económica del Gobierno que ese oro ya no resultaba rentable por el bajo precio del mismo en los mercados internacionales. Dicho y hecho: casi la mitad de las reservas del Reino de España han sido enajenadas.
Un año después de que se iniciaran estas operaciones el oro alcanza la cifra de 1.000 dólares por onza, su máximo histórico, y las previsiones de los expertos calculan que podría rebasar los 2.000 dólares en pocos años.
Desde el año 2005 (también el Gobierno Aznar realizó operaciones en este sentido) el Reino de España ha vendido un total de 7,78 millones de onzas de oro, es decir, un 46% del total de las reservas nacionales. Dichas ventas del metal precioso tendrían hoy un valor en el mercado de 4.994 millones de euros frente a los 3.500 obtenidos por su venta.
El Gobierno ha invertido este dinero, a través del Banco de España, en bonos estatales de otros países y en renta fija que a duras penas ofrece una rentabilidad del 4%. En cambio, el oro se ha revalorizado un 95,3% desde marzo de 2005.
En esa fecha todos los expertos internacionales avanzaban ya que tanto el oro como el resto de las materias primas alcanzarían una fuerte revalorización en los mercados internacionales.
La conclusión es muy clara y objetiva. España ha perdido más de 1.500 millones de euros con esta operación, cifra que podría duplicarse si, en efecto, los precios del metal precioso sigue disparándose hacia arriba.
Esos 1500 millones de euros es la cifra que el erario público español gastará en algunas de las promesas electorales más sonoras del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, como la desgravación fiscal (400 euros) o la ayuda al plan gubernamental para promoción del alquiler.
lunes, 17 de marzo de 2008
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