Zaragoza asistía anoche al paso de la punta de la crecida del río Ebro, que rozaba ya los 1.300 metros cúbicos por segundo, cuatro veces más de lo que es habitual en estas fechas.
Al mismo tiempo, en Cataluña, cuyos dirigentes políticos contribuyeron en su día a frenar el proyecto de trasvase del Ebro a Barcelona, su Gobierno sigue ideando medidas para salir delante de una sequía cada vez más angustiosa.
La Entidad del Medio Ambiente (EMA), órgano que agrupa a un total de 33 municipios del Área Metropolitana de Barcelona, aprobó ayer definitivamente una modificación del reglamento de abastecimiento de agua potable que contempla sanciones de hasta 3.000 euros a quienes malgasten este recurso regando jardines o llenando piscinas con agua de boca. Esta medida entrará en vigor la semana que viene.
Se prevén sanciones de 30 euros a quien lave el coche en la vía pública utilizando agua potable, y 50 euros a quienes utilicen este recurso para regar jardines pequeños, de menos de 250 metros cuadrados de superficie.
La gravedad de las sanciones será proporcional al tamaño de la piscina o jardín en cuestión. Así, los multados tendrán que abonar hasta 750 euros por una sanción leve, hasta 1.500 por una grave, y hasta 3.000 euros por una muy grave. En el caso de un «malgastador» reincidente, podrían precintarle su toma de agua.
La crecida de estos días, generada tras la lluvia y la nieve caída, no alcanza los niveles del año pasado, cuando el Ebro llegó a atravesar Zaragoza con cerca de 1.900 metros cúbicos por segundo y, sin embargo, algunas cifras permiten comprender el volumen de agua que supone esta avenida «ordinaria».
El caudal medio de los últimos cinco años por estas fechas en Zaragoza fue de 336 metros cúbicos por segundo, mientras que ayer tarde estaba en torno a 1.080 y podría llegar a 1.300 a lo largo de la madrugada.
Es decir, al menos 744 metros cúbicos por segundo por encima de lo habitual en el pasado quinquenio. Teniendo en cuenta que el millón y medio de habitantes de la Ciudad Condal necesita a lo largo de toda una jornada unos 188.222 metros cúbicos, bastaría con el agua adicional que pasa en poco más de cuatro minutos frente a la Basílica del Pilar para satisfacer a los barceloneses.
En el último año hidrológico (de octubre de 2006 a septiembre de 2007), el Ebro vertió al mar 8.173 hectómetros cubicos de agua.
Sin embargo, la Generalitat se encomienda de momento a la llegada de barcos cisterna desde Marsella, Tarragona y Carboneras (Almería) prevista para mediados de mayo, y al anunciado trasvase de agua del Segre, afluente del Ebro, al Llobregat previsto para otoño y con una duración limitada de ocho meses, una medida que para llevarse a cabo debe aprobar el Gobierno de Rodríguez Zapatero mediante un decreto ley.
En cambio, la ministra de Medio Ambiente en funciones, Cristina Narbona, señaló ayer que el Ejecutivo «no está estudiando ningún trasvase del Ebro a Cataluña», aunque lo comtemplaría y «la Generalitat está analizando todas las posibilidades» para evitar la falta de abastecimiento de agua.
De todas formas, tampoco en Cataluña hay unanimidad sobre la conducción de agua desde el Segre y también ha sido censurado por parte de dirigentes de ICV, que ocupa la Consejería de Medio Ambiente. El secretario de Acción Política y Extensión Territorial de ICV de Tierras de Lérida, Josep Antoni Moreno, afirmó ayer en su «blog» que «como muchos, me siento engañado (por el trasvase), por lo que mi compromiso será luchar para evitarlo o, como mínimo, hacerlo verdaderamente reversible y con caducidad».
Entretanto, Aragón pretende hacer valer su nuevo Estatuto de Autonomía para frenar la medida. Según indicó a ABC el consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, la postura del Gobierno PSOE-PAR es y será la que establece el texto que entró en vigor el 23 de abril del año pasado, a su juicio «clarísimo y contundente».
No obstante, Boné evitó ayer pronunciarse sobre la postura de Narbona. «No voy a hacer valoración sobre ninguna declaración de nadie», afirmó a ABC el consejero aragonés, quien, eso sí, insistió en que el Gobierno de Aragón «por principio, está en contra de cualquier trasvase». Subrayó igualmente que el vigente Estatuto de Autonomía obliga «a los poderes públicos aragoneses a velar especialmente para evitar transferencias hídricas» a otras cuencas.
También establece que cualquier proyecto de trasvase del Ebro que se tramite debe contar con un «informe preceptivo» de Aragón y el Estatuto indica además que «el Gobierno de España deberá propiciar de forma efectiva uncuerdo entre las comunidades autónomas» implicadas, según remarcó ayer Alfredo Boné.
La Federación de Regantes y Usuarios de la Cuenca del Ebro mostró ayer de forma expresa su oposición al posible trasvase desde el Segre y a «cualquier otra extracción de agua de la cuenca en favor de otras cuencas».
En cuanto a la evolución de la avenida, fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro indicaron ayer que no se prevé que la crecida llegue hasta la desembocadura, ya que el gigantesco embalse de Mequinenza, situado justo antes de que el río entre en Cataluña, se encuentra sólo al 50 por ciento de su capacidad y tiene capacidad suficiente para almacenar el agua que llega desde Zaragoza. De hecho, ayer soltaba por el Delta del Ebro 107 metros cúbicos por segundo, es decir, algo por encima para mantener el caudal ecológico en la desembocadura, fijado en 100 metros por segundo.
El organismo regulador advertía además, a última hora de la tarde, de que estaba comenzando a llover de nuevo en la parte alta de la cuenca, con lo cual el caudal de los ríos en Navarra estaba aumentando más y se prevé que la crecida del Ebro dure aún varios días más.
Al mismo tiempo, en Cataluña, cuyos dirigentes políticos contribuyeron en su día a frenar el proyecto de trasvase del Ebro a Barcelona, su Gobierno sigue ideando medidas para salir delante de una sequía cada vez más angustiosa.
La Entidad del Medio Ambiente (EMA), órgano que agrupa a un total de 33 municipios del Área Metropolitana de Barcelona, aprobó ayer definitivamente una modificación del reglamento de abastecimiento de agua potable que contempla sanciones de hasta 3.000 euros a quienes malgasten este recurso regando jardines o llenando piscinas con agua de boca. Esta medida entrará en vigor la semana que viene.
Se prevén sanciones de 30 euros a quien lave el coche en la vía pública utilizando agua potable, y 50 euros a quienes utilicen este recurso para regar jardines pequeños, de menos de 250 metros cuadrados de superficie.
La gravedad de las sanciones será proporcional al tamaño de la piscina o jardín en cuestión. Así, los multados tendrán que abonar hasta 750 euros por una sanción leve, hasta 1.500 por una grave, y hasta 3.000 euros por una muy grave. En el caso de un «malgastador» reincidente, podrían precintarle su toma de agua.
La crecida de estos días, generada tras la lluvia y la nieve caída, no alcanza los niveles del año pasado, cuando el Ebro llegó a atravesar Zaragoza con cerca de 1.900 metros cúbicos por segundo y, sin embargo, algunas cifras permiten comprender el volumen de agua que supone esta avenida «ordinaria».
El caudal medio de los últimos cinco años por estas fechas en Zaragoza fue de 336 metros cúbicos por segundo, mientras que ayer tarde estaba en torno a 1.080 y podría llegar a 1.300 a lo largo de la madrugada.
Es decir, al menos 744 metros cúbicos por segundo por encima de lo habitual en el pasado quinquenio. Teniendo en cuenta que el millón y medio de habitantes de la Ciudad Condal necesita a lo largo de toda una jornada unos 188.222 metros cúbicos, bastaría con el agua adicional que pasa en poco más de cuatro minutos frente a la Basílica del Pilar para satisfacer a los barceloneses.
En el último año hidrológico (de octubre de 2006 a septiembre de 2007), el Ebro vertió al mar 8.173 hectómetros cubicos de agua.
Sin embargo, la Generalitat se encomienda de momento a la llegada de barcos cisterna desde Marsella, Tarragona y Carboneras (Almería) prevista para mediados de mayo, y al anunciado trasvase de agua del Segre, afluente del Ebro, al Llobregat previsto para otoño y con una duración limitada de ocho meses, una medida que para llevarse a cabo debe aprobar el Gobierno de Rodríguez Zapatero mediante un decreto ley.
En cambio, la ministra de Medio Ambiente en funciones, Cristina Narbona, señaló ayer que el Ejecutivo «no está estudiando ningún trasvase del Ebro a Cataluña», aunque lo comtemplaría y «la Generalitat está analizando todas las posibilidades» para evitar la falta de abastecimiento de agua.
De todas formas, tampoco en Cataluña hay unanimidad sobre la conducción de agua desde el Segre y también ha sido censurado por parte de dirigentes de ICV, que ocupa la Consejería de Medio Ambiente. El secretario de Acción Política y Extensión Territorial de ICV de Tierras de Lérida, Josep Antoni Moreno, afirmó ayer en su «blog» que «como muchos, me siento engañado (por el trasvase), por lo que mi compromiso será luchar para evitarlo o, como mínimo, hacerlo verdaderamente reversible y con caducidad».
Entretanto, Aragón pretende hacer valer su nuevo Estatuto de Autonomía para frenar la medida. Según indicó a ABC el consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné, la postura del Gobierno PSOE-PAR es y será la que establece el texto que entró en vigor el 23 de abril del año pasado, a su juicio «clarísimo y contundente».
No obstante, Boné evitó ayer pronunciarse sobre la postura de Narbona. «No voy a hacer valoración sobre ninguna declaración de nadie», afirmó a ABC el consejero aragonés, quien, eso sí, insistió en que el Gobierno de Aragón «por principio, está en contra de cualquier trasvase». Subrayó igualmente que el vigente Estatuto de Autonomía obliga «a los poderes públicos aragoneses a velar especialmente para evitar transferencias hídricas» a otras cuencas.
También establece que cualquier proyecto de trasvase del Ebro que se tramite debe contar con un «informe preceptivo» de Aragón y el Estatuto indica además que «el Gobierno de España deberá propiciar de forma efectiva uncuerdo entre las comunidades autónomas» implicadas, según remarcó ayer Alfredo Boné.
La Federación de Regantes y Usuarios de la Cuenca del Ebro mostró ayer de forma expresa su oposición al posible trasvase desde el Segre y a «cualquier otra extracción de agua de la cuenca en favor de otras cuencas».
En cuanto a la evolución de la avenida, fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro indicaron ayer que no se prevé que la crecida llegue hasta la desembocadura, ya que el gigantesco embalse de Mequinenza, situado justo antes de que el río entre en Cataluña, se encuentra sólo al 50 por ciento de su capacidad y tiene capacidad suficiente para almacenar el agua que llega desde Zaragoza. De hecho, ayer soltaba por el Delta del Ebro 107 metros cúbicos por segundo, es decir, algo por encima para mantener el caudal ecológico en la desembocadura, fijado en 100 metros por segundo.
El organismo regulador advertía además, a última hora de la tarde, de que estaba comenzando a llover de nuevo en la parte alta de la cuenca, con lo cual el caudal de los ríos en Navarra estaba aumentando más y se prevé que la crecida del Ebro dure aún varios días más.
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