miércoles, 12 de marzo de 2008

Hablando de ESO

Algunas cuestiones sobre la Educación Secundaria

En una ocasión, no muy lejana, mantuve una conversación con la familia de una alumna de primer curso de bachillerato. Estaba repitiendo.
El padre me decía, ¡ha suspendido “muchas” en la primera evaluación!, ¡no estudia!. ¡Ya no le doy otra oportunidad!. ¡Al año que viene la pongo a trabajar!.
Yo traté de explicarles que el problema no estaba en la falta de trabajo de su hija (tenía interés y trabajaba bastante) sino en sus profundas carencias de base. No tenía las condiciones necesarias para cursar el Bachillerato.
El padre enfadado me dijo: ¡“mi hija tiene el Graduado en Educación Secundaria y con él puede cursar Bachillerato”!.
Insistí en sus carencias (dificultad de entender lo que lee, carencia de los conocimientos necesarios para superar las matemáticas de primero, falta de una mínima capacidad de lectura comprensiva…). ¡Todo con buenas palabras!.
Le aconsejé que su hija estudiara, por ejemplo, un módulo formativo.
Creciendo el enfado del padre, la madre expectante, me increpó: ¡“A mi me han engañado y a mi hija también”!, “le han dado un título con el que le dicen que puede hacer Bachillerato y la han engañado”. ¡”Esto es un fraude”!.
No supe responderle. Sinceramente pensé que tenía razón aquel hombre.
Al final la familia me hizo caso y la hija, feliz, cursó dos módulos profesionales distintos y ahora, dejando sus penas académicas, tiene un honroso trabajo.
La situación se repite con demasiada frecuencia.
¿Cómo es posible que esta alumna, que nunca había aprobado las matemáticas en la ESO (primero, segundo, tercero y cuarto), además de otras asignaturas… se hubiera podido matricular en Primer Curso de Bachillerato de “Ciencias”?. ¿Cómo era posible que, aplicando la más exacta legalidad educativa, había titulado en la Secundaria Obligatoria?.

Otro caso:
Entro el primer día de clase en un tercero de la ESO. Paso por al lado de un alumno que está nada más entrar al aula, no lo conozco, el no se si me conocería de algo (seguramente de alguna guardia).
Me dice: “mira, yo no quiero estar aquí, estoy repitiendo tercero y me obligan a venir.
No voy a hacer nada, les voy a hacer la vida imposible a todos y no me vais a poder echar porque la educación es una obligación. Además, aunque no haga nada, no vais a poder impedir que al año que viene esté en cuarto”.
El alumno no aprobó prácticamente ninguna de las materias de tercero y nos hizo la vida imposible a todos (no sólo a los profesores, también a sus compañeros).
¡Cumplió su palabra y le salió lo que decía!.

Cada día llego al convencimiento, simplificando un poco las cosas, que en nuestras aulas existen tres grupos de alumnos:
1.- Los alumnos que no quieren estar y tampoco dejan estar a los demás.
2.- Aquellos que, queriendo estar, no pueden avanzar porque sus enormes carencias acumuladas en cursos anteriores (vulgarmente podría decirse “que no hacen pie”) y su promoción de curso, por imperativo legal, van pasando de curso necesariamente.
3.- Los que queriendo estar, y pudiendo estar (por el ambiente generado por los primeros y las dificultades de los segundos) no les dejan estar.

Aunque también pienso que, en gran medida, el fracaso de la ESO está en Primaria.endo estar, y pudiendo estar (por el ambiente generado por los primeros y las dificultades de los segundos) no les dejan estar.

Seguiré con el tema otro día.

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