viernes, 28 de marzo de 2008

El Ebro se desborda en la Expo mientras la España seca agoniza


La crecida que ha experimentado en los últimos días el río Ebro, que llegó a alcanzar ayer los 1.300 metros cúbicos por segundo a su paso por Zaragoza, ha provocado la paralización de los trabajos de la zona del recinto de la Expo 2008 más próxima al río. En concreto, el agua ha inundado dos plazas temáticas y la zona de la ribera que ocupaba el Club Náutico.
Según explicó el director de construcción de Expoagua, Eduardo Ruiz de Temiño, «es posible que la crecida afecte también a los trabajos de montaje de la fachada del pabellón-puente de Zaha Hadid, aunque se espera que el próximo lunes se reanuden los trabajos con normalidad». En total, la crecida supondrá una pérdida de 4 o 5 días de trabajo «recuperables», según Ruiz de Temiño.
La crecida del río también ha provocado la pérdida del pantalán del embarcadero de la Puerta Sur del recinto -la pasarela por la que se embarca y desembarca-, que fue arrastrada por las aguas hasta el Puente de Piedra.
Desde el Ayuntamiento de Zaragoza, el consejero de Presidencia, Fernando Gimeno, informó ayer de que por el momento no existía constatación de otros daños, aunque reconoció que podría haber sido arrastrada algún tipo de infraestructura de las obras de la Expo que se realizan en las riberas.
La cara seca de la moneda
Y mientras el agua del Ebro campa a sus anchas por tierras aragonesas y arrambla con todo lo que alcanza a su paso, la agricultura de Levante sigue amenazada y con un futuro «desolador», según lo califican los agricultores de la zona.
El 40 por ciento de los cultivos hortícolas de las provincias de Almería, Murcia y Alicante podrían desaparecer por falta de agua. Los agricultores reconocen que ya se está abandonando el cultivo de productos que necesitan riego de alto rendimiento. Pero el Gobierno sigue en sus trece y limita el trasvase Tajo-Segura a satisfacer el consumo humano. Sólo si hay lluvias en primavera, «se estudiará aumentar el trasvase para poder dedicar agua a cultivos», según manifestaron fuentes gubernamentales.
Sin embargo, las necesidades hídricas de los agricultores de las provincias de Murcia y Almería multiplican por once el trasvase de agua que está aprobado por el Gobierno y el agua procedente de desaladoras no parece una alternativa válida por el precio y el boro que contiene. Con este panorama, los agricultores levantinos confían más en la providencia que en sus mandatarios y tienen todas sus esperanzas puestas en una buena temporada de lluvias como solución al problema, aunque sea por unos meses.

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