lunes, 12 de enero de 2009

La salmuera que producen las desaladoras es un peligro para la vegetación marina



Recupero un documento antiguo:


¿Cuanto de lo dicho se ha hecho?.


La Ministra Narbona, esa que quería bajar la velocidad máxima de los coches en autopistas, autovías y nucleos urbanos para reducir las emisiones de CO2, la misma que quería IMPONER un peaje para poder circular en coche por las ciudades (con lo que podrian cirsular solo los ricos, una politica netamente social), la misma que en 1995 cuando era Secretaria de Estado de Obras Públicas con su compañero sentimental Borrell del Ministro de Obras Publicas, remitieron una carta al responsable de Industria, Juan Manuel Eguiagaray, en la que defendían como opción más económica el trasvase para Cataluña y Valencia, frente a las plantas desaladoras (http://www.larazon.es/ediciones/anteriores/2004-08-26/noticias/noti_soc6160.htm).
Ahora defiende que lo mejor y lo menos contaminante son las desaladoras.
Es decir, ecologistas y gobernantes de las CCAA (excepto Andalucía, en la que Chaves apoya las desaladoras de Narbona al mismo tiempo que cierra o multa las del Almería por contaminación de Salmuera y CO2) siguen apoyando el trasvase del Ebro, menos Narbona.
Ver:
Borrell, ministro de Obras Públicas y Medio Ambiente del Gobierno de Felipe González, contrario a las Desaladoras en el Mediterráneo.

¿Por qué será?
¿Es racional acometer un plan de desalación que no soluciona el problema de las Comunidades con falta de agua y perjudica a España, para hacer lo contrario de lo que hizo el PP?


Es curioso, el PP cometió errores, pero en general gobernó bien, ahora el PSOE se empecina en hacer lo contrario que el PP, luego por lógica está gobernando mal. Y lo peor es que se empieza a notar a todos los niveles en tan solo 6 meses.

La alternativa al trasvase del Ebro que presentó ayer la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, prevé un incremento de agua para la cuenca sur andaluza del 328%, mientras que las cuencas del Segura y del Júcar pierden un 133% y un 85%, respectivamente, en relación con el volumen que iban a recibir anualmente en virtud del trasvase del Ebro aprobado por el anterior Gobierno del Partido Popular. El origen de los caudales que recibirá cada cuenca hidrográfica en el nuevo plan del Gobierno socialista procede mayoritariamente de la desalación, con 621 hectómetros cúbicos al año, mientras que el ahorro de la gestión y la reutilización de aguas aportan 253 y 189 hectómetros cúbicos de agua anuales.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, presentó ayer su programa de Actuaciones para la Gestión y Utilización del Agua (A.G.U.A.) en las cuencas mediterráneas, la alternativa del Plan Hidrológico Nacional del Partido Popular. El programa del Agua supone apostar por las plantas de-saladoras, a pesar de las críticas de las organizaciones ecologistas, que que alertan de los vertidos de salmuera –agua hipersalina– al mar y del incremento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. En total, 3.900 millones de euros de inversión que pretende, a juicio de la ministra, no sólo mejorar la calidad y gestión del agua, sino que también incrementar la disponibilidad de este recurso esencial.


Las 105 actuaciones en las cuencas del litoral Mediterráneo supondrán para 2005 un aumento de 1.063 hectómetros cúbicos al año, 13 hm3 más que el antiguo Plan Hidrológico Nacional.


No obstante, a pesar de los datos, la única cuenca que incremetó sus cifras de hectómetros cúbicos en proyecto respecto al Plan Hidrológico Nacional fue la Cuenca Sur. Y por el contrario, las cuencas del Segura, Júcar y Cataluña fueron las más perjudicadas, respecto al antiguo Plan del PP. Desalación, reutilización, potabilización, presas, riegos y restauración corresponden, entre otras actuaciones, a las 14 tipologías de acción de este programa, muestra evidente de la reorientación política de agua del Gobierno actual, frente al trasvase del Ebro.


Entre las actuaciones urgentes destaca la instalación, remodelación y puesta en servicio de un total de 21 desaladoras (siete en Alicante, seis en Murcia, cinco en Almería y una en Barcelona, Málaga y Almería); 27 acciones respecto a riegos, canales y conducciones, como, por ejemplo, la modernización de las infraestructuras hidráulicas de los riegos tradicionales de Escalona, Carcaixent, Sueca, Cullera y Cuatro Pueblos; más de 15 actuaciones en la reutilización de aguas residuales; una decena de actuaciones sobre presas, embalses y balsas; doce actuaciones en reutilización, y otras tantas en restauración y acondicionamiento, son entre otras algunas de las tipologías de actuación urgente en las cuencas mediterráneas.
Para Narbona, «aportar agua y agua de calidad mediante actuaciones duraderas en el tiempo, bajo criterios de eficiencia y calidad, para un desarrollo más sostenible», es el objetivo de A.G.U.A. Las actuaciones del programa suponen una inversión de 3.900 millones de euros (3.800 millones son las que aparecen reflejadas en el gráfico, y 100 millones a actuaciones no cuantificables aún sugeridas por regantes y expertos), una cifra «similar a la prevista por el Gobierno anterior pero que, en más de un año, aportarán más recursos hídricos –un total de 1.063 hm3– para el litoral mediterráneo», aseguró la ministra de Medio Ambiente. No obstante, a pesar de los datos, la única cuenca que incremetó sus cifras de hm3 en proyecto respecto al antiguo Plan Hidrológico Nacional fue la Cuenca Sur. Y por el contrario la Confederación Hidrográfica del Ebro y de Cataluña fueron las más perjudicadas.


En la Confederación Hidrográfica del Sur se pretender llevar a cabo 17 actuaciones, bajo un coste total de 554 millones de euros, que supondrán según el informe 312 hectómetros cúbicos de agua más por año. A la del Segura se destinarán 1.336 millones de euros para de- sarrollar 24 actuaciones, lo que conllevará un incremento de 336 hectómetros cúbicos anuales de este recurso esencial.
Un total de 798 millones de euros serán asignados para la realización de 40 actuaciones que supondrán una aportación anual de 270 hectómetros cúbicos de agua a la cuenca del Júcar. Los 1.100 millones restantes se destinarán a la Confederación Hidrográfica del Ebro y de Cataluña para realizar 24 actuaciones, lo que supondrá un incremento de 145 hm3 al año.
«España es un país con graves problemas de acuíferos sobreexplotados y con un bajo nivel de conocimiento» de este recurso, manifestó la ministra. Con este programa, «que se va a extender a toda España, hay más agua», añadió Narbona, quien precisó además que no se trata únicamente de tener más cantidad de este recurso «sino que también de calidad; calidad que ha de ser mejorada mediante el control del origen de contaminación». La titular de Medio Ambiente explicó que uno de los criterios del proyecto es dar más autonomía, ya que «con soluciones más autónomas e independientes avanzaremos más a un consenso para ver el agua no como un motivo de conflicto» como fue la derogación del Trasvase del Ebro.

Frente a la postura de los ecologistas, la ministra hizo una defensa de las desaladoras, porque «lo que hoy consumen es la mitad de energía y de costes que hace diez años y, además, en la actualidad hay una directiva europea del agua que especifica que es principal mantener los términos ecológicos de los ríos, es decir, que lo primero es que cada cuenca opitimice el uso de sus propios recursos» argumentó respecto a la derogación del trasvase del Ebro. Y reiteró la opinión de los expertos sobre que «el agua del mar es el agua del futuro». España es el cuarto país en producción de agua desalada (1,6 hectómetros cúbicos), tras Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait.
Este sistema convierte a España, según Narbona, en un «país puntero» al respecto, y puso como ejemplo el caso de una empresa española que trabaja en la desalinización del Támesis, en Inglaterra.

Sin embargo, a pesar de que el 97 por ciento del agua del planeta está en los mares, las desalación tiene dos puntos negros, como son las emisiones de dióxido de carbono (CO2) –salvo uso de energías renovables– y la salmuera. Así, las plantas desaladoras producen un 50 por ciento de agua potable y otro tanto de agua hipersalina que se vierte al mar.


Este vertido de salmuera supone un peligro para la vegetación marina, sobre todo para las praderas de Posidonia, uno de los ecosistemas del Mediterráneo (como en Valencia) y una de las prioridades de conservación de la Unión Europea. Cristina Narbona explicó el importante avance en energías renovables en el sector de la desalación. Sin embargo, no todos los proyectos de desaladoras cuentan en la actualidad con molinos de viento o placas solares para lograr autoabastecerse de energía «limpias» y evitar así la elevada cantidad de emisiones de dióxido de carbono que liberan las desaladoras a la atmósfera.


Tal como explicó Miguel Torres, jefe del Área de Calidad de Aguas del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) (ver «A Tu Salud Verde» de LA RAZÓN, del pasado 22 de abril) las energías renovables es la «asignatura pendiente» del sector de la desalación. Asimismo, Santiago Martín Barajas, de Ecologistas en Acción, fue muy tajante: «Nadie en su sano juicio puede plantearse un número de desaladoras equivalente al volumen de agua del trasvase». Las criticas no se han hecho esperar desde el Levante. El conseller de Infraestructuras de Valencia, García Antón criticó esta iniciativa, no sólo porque no aporta nada nuevo sino por enfrentar a las diferentes autonomías. «La ministra Narbona sólo quiere enmascarar la realidad», que no es otra que «se ha eliminado un plan basado en la solidaridad entre todas las cuencas españolas por un conjunto de actuaciones que ni llegarán antes ni traerán más agua». Por su parte, el consejero de Agricultura y Agua de la Región de Murcia, Antonio Cerdá, dijo que «Las alternativas que ha presentado Narbona es como la canción del verano que repite y repite el estribillo, pero que no aporta nada nuevo».

No hay comentarios: