lunes, 12 de enero de 2009

Así nos va


Un freno al desarrollo económico nacional.- JUAN VELARDE FUERTES Lunes, 12-01-09
Los economistas se han encontrado siempre con que sus ideas, por muy racionales que fuesen, no podían llevarse adelante sin convencer previamente a quienes tuviesen el poder.
(…) Lo expone con claridad Francisco Bernis en «La Hacienda Española» cuando escribe en la «Introducción» de ese libro que para establecer una reforma tributaria, como para «hallar un buen sistema sanitario y una buena red de ferrocarriles, o una buena organización del trabajo» no bastó ni bastará «la meditación de un hombre porque un sistema tributario, como todas las instituciones sociales, es procreación del pueblo, obra de todos, labor que tiene que realizarse por muchos, así por las minorías selectas del talento o la experiencia, como por los más amplios lechos de las personas afectadas en sus intereses».
Por tanto, el que esos «amplios lechos» tengan ideas claras en economía, es fundamental.
Por ello espanta, auténticamente, leer el excelente artículo de Rafael Dobado, catedrático del Departamento de Historia e Instituciones Económicas II de la Universidad Complutense titulado «Economía» en «Educación para la ciudadanía»: una ojeada a los libros de texto», aparecido en «Libros de Economía y Empresa», que edita la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, diciembre 2008, año III, nº 41, págs. 37-41.
Basta recoger algunos párrafos, que demuestran qué se ofrece a nuestros jóvenes en Educación para la Ciudadanía sobre los problemas económicos. En el libro de C. Fernández Liria, P. Fernández Liria y L. Alegre Zahonero, «Educación para la ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de Derecho» (Akal, 2007) se lee, citando a Wallenstein que el capitalismo es «el sistema más absurdo que ha conocido la humanidad», porque «vive continuamente bajo la amenaza de la crisis económica». La solución la encuentra, como «freno de emergencia», en el socialismo, y si esto no bastase, sería posible apelar al comunismo, que «puede permitirse el crecimiento cero, incluso el negativo».
Espera que «la democracia comenzará un día ahí donde se ponga fin al chantaje con el que el capitalismo educa para la ciudadanía».

Y, ¿qué decir del libro de J. Abad Pascual, «Educación para la ciudadanía» (McGraw Hill, 2007) donde se sostiene que
«la globalización está contribuyendo a reducir los salarios de los trabajadores y empleados de los Estados ricos, y, por otra parte, al aumento de las penalidades y la miseria en el Tercer Mundo»?.
Claro es que, por ejemplo, de los trabajos de Angus Maddison, ni noticia o de nuestro más cercano Sala i Martín. ¿Y qué comentar de este mensaje típico del estructuralismo económico latinoamericano de D. Alfaro, F. Fernández, M. L. Herrero, D. Medina y R. Solana, «Educación para la ciudadanía y los derechos humanos» (Ediciones del Serbal, 2007) a pesar de haber llevado a la ruina a muchas economías?: «Las naciones ricas son ávidas consumidoras de materias primas y energía... y como son deficitarias, compran a precio bajo».
Por ello, Rafael Dobado concluye, y tiene razón, que estos materiales «presentan cuestiones económicas importantes desde un enfoque difícilmente compatible con una visión de la Economía que pudiera alcanzar un consenso mayoritario entre los practicantes de nuestra disciplina». Si esto permanece, esos «amplios lechos» de Bernis, van a desarrollar una política económica disparatada, y ello, sencillamente, es intolerable.

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