sábado, 31 de enero de 2009
Chapuzas y propaganda para salir de una crisis
Los carteles obligatorios en las obras coincidirán con las Elecciones Europeas.
El coste aproximado de los carteles ascenderá a 30 millones de euros.
Su extensión será equivalente a vallar la autopista Valencia-Castellón
Pero, ¿en qué se concreta realmente el munífico fondo municipal que el gurú José Blanco ha calificado como «clave» para superar la crisis?.
Algunos ejemplos:
En Alicante:
*.- en Almudaina (127 habitantes), 100.000 euros se utilizarán para rehabilitar el lavadero público.
*.- en Torrevieja se construirán campos de fútbol y de rugby y zona deportiva de raquetas.
*.- en Alicante pistas de pádel con un coste de 160.000 euros.
*.- en Elche se destinará un millón de euros para la mejora de las piscinas municipales, otros 90.000 para un circuito de automodelismo y 98.400 más para ampliar las gradas del campo de rugby.
Quizá el paro no se ataje a medio plazo, pero la nueva España cardiosaludable puede arrasar en los Juegos Olímpicos de Londres.
Barcelona se «inventa» 303 proyectos para aprovechar el fondo de Zapatero
*.- Poner hierba artificial en el campo de fútbol municipal del barrio de Vallvidrera, 500.000 euros.
*.- instalar un altillo en un centro de atención al ciudadano, 40.000 euros.
*.- y rehabilitar la valla del recinto de los felinos del zoo, 174.000 euros.
Éstos son tres de los 303 proyectos que el Ayuntamiento de Barcelona hará gracias al fondo Zapatero.
Como el resto de municipios españoles, Barcelona se ha apuntado a la carrera para hacerse con un pico de los 8.000 millones de euros del fondo extraordinario del Gobierno para los ayuntamientos como receta anticrisis. ¿Qué hacer con 282 millones?
Por número de habitantes, le correspondían 282 millones de euros. Esta lluvia de millones fue bien recibida, porque, como recordó el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, «a nadie le amarga un dulce».
El inconveniente está en que el ayuntamiento se vio obligado a decidir en qué gastaba el dinero del Gobierno en un mes y medio y con los presupuestos de 2009 prácticamente cerrados.
El poco margen de maniobra convirtió el plan de Zapatero en «una solución que busca problemas». ¿En qué gastar el dinero? Ésta es la pregunta que se ha hecho Hereu y el resto de alcaldes de los 8.112 municipios españoles cuando el presidente anunció su plan. En poco más de un mes, Barcelona se «ha inventado» 303 proyectos en los que gastar los 282 millones que le tocaban. Sacó ideas de las obras programadas para el período 2010-2011 y descartadas hasta el próximo mandato.
El desarrollo de estos proyectos representa el 27 por ciento de la inversión municipal para 2009, que es de 1.028 millones de euros, y generará 4.869 empleos. También servirá para paliar el azote de la crisis, aunque sólo por un año.
La oposición (PP y CiU) no habla por hablar cuando dice que a medio plazo la medida no resuelve los problemas estructurales que padecen desde hace años los municipios. El Gobierno sigue sin cumplir con la inversión que exige la Carta Municipal de Barcelona y el ayuntamiento - del mismo color político que el Ejecutivo- no planta cara a Zapatero. De momento, el Fondo Estatal de Inversión Local adelantará la gincana estival de obras al mes de abril, cuando empiecen a ejecutarse los proyectos. Como el plan prohíbe que ninguna actuación supere los cinco millones, no habrá ninguna operación urbanística de gran calado. El plan anticrisis actuará como una bomba racimo sobre la ciudad, dispersará obras pequeñas y medianas. El alcalde ya alertó de que los 130 millones para mejorar el espacio público «complicarán la movilidad». Lo bueno es que habrá wifi antes en toda la ciudad.
Todas las infraestructuras del «plan Z» (a su vez incluido dentro del «plan E»), son apenas una tirita para una brecha demasiado profunda, pero no han recibido críticas por lo que suponen en sí mismas (menos es nada y hay que salir al paso de una situación dramática), sino por el botafumeiro en que las envuelve Zapatero, que no acierta a ofrecer a los ciudadanos más solución que ésta, de tan corto vuelo.
El Gobierno ZP exigirá inmensos carteles en las obras que financia
El Gobierno Zapatero está convirtiendo España en un país de chiste. Ahora resulta que en cada obra en la que invierta dinero debe aparecer un gran cartel que lo publicite. Se da la paradoja de que el precio del cartel superará en ocasiones el presupuesto de la propia obra. Está claro que el Fondo Estatal de Inversión Local va a beneficiar sobre todo a los fabricantes de carteles.
El alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva, consideraría "sensato" si hubiera que colocar carteles en las obras de más de un millón de euros. Pero apunta que en algunos ayuntamientos pequeños hay actuaciones por valor de 1.100 euros cuando los carteles se negocian, apunto, "entre 1.200 y 1.600 euros cada uno".
El alcalde 'popular' critica la "obsesión" que, a su juicio, tiene el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por la "propaganda". Así, señaló que en el primer decreto sobre el Fondo se obligaba a colocar un cartel de un metro de ancho por metro y medio de alto, "pero a los pocos días", añadió, se pasaba a unas medidas de tres de ancho por cuatro de alto "independientemente del presupuesto de la obra y además montado sobre unas zapatas de dos metros de altura para que se vea bien
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/16/valencia/1232113374.html
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15-05-09 VISTO PARA SENTENCIA EL JUICIO A RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA, ALFREDO SÁENZ ABAD Y OTROS,
Y LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE VICTOR SAURA “LA CATALUNYA MES FOSCA”.
Rafael del Barco Carreras
Un día intenso. Me temí que la anunciada variación de conclusiones provisionales del fiscal liquidara el juicio. Lo sucedido el 2008 con Gran Tibidabo (Port Aventura), que los pactos entre la fiscalía y las partes acabaron con lo que soñé un repaso y hasta bendición a mi “Barcelona, 30 años de corrupción”. Pero no, la Fiscalía mantenía la acusación, aunque rebajada de los nueve años iniciales a tres años y medio de cárcel para Rafael Jiménez de Parga, Alfredo Sáenz Abad y Miguel Ángel Calama, y retiraba la acusación a José Ángel Merodio.
Seis horas de fiscal, dos abogados acusadores, y cinco defensores. Terrible. Los dieciséis oyentes se convirtieron en los seis habituales después de oídos los cargos. Extorsión, denuncias falsas y estafa procesal.
Se juzgaba a mis “abogados” y a la “banca” en el “todo vale”. Y la idea de que yo fui la primera víctima del conjunto, que cobrando de Javier de la Rosa, sustituyeron culpables, me martilleó toda la mañana. Si durante el juicio me sentí un espectador, he de confesar que las defensas me alteraron. El argumento de que las falsedades en la denuncia eran simples errores de los que Rafael Jiménez de Parga pedía disculpas, o de que en definitiva los culpables eran los denunciantes porque estafaron al banco, me enervó.
El abogado de Merodio le dio la vuelta al calcetín, el juez Pascual Estevill con su actuación alteró la querella del banco reclamando 639 millones a los ahora acusadores, acabando sobreseída. Perjudicó, pues, al Banco, los acusados ahora. Cortando y pegando a su gusto del libro, Estevill y "El Clan de los Mentirosos" de Félix Martínez, su tono crecía. Pretender quince años después, decía, que tanto Rafael Jiménez de Parga como los banqueros pagaran por los delitos del ex juez, que no reconoció en las declaraciones al presente juicio, y que entonces no solo nadie suponía sino que “todo el mundo” alababa sus actuaciones contra la gran burguesía catalana, acentuaba con exagerado énfasis, era un disparate.
Con excelente oratoria obviaron años de relación del juez y abogado, las oscuras conexiones del propio Banesto y su filial Banco Nogués (dijo el abogado) real procedencia de los créditos renovados año tras año no reconocidos por los ahora acusadores, y mucho menos avalados, y lo peor, docenas de extorsionados que conocí en la cárcel, el “lo sabía toda Barcelona” confesado por el abogado Juan Piqué Vidal (condenado en el juicio del 2004 del que derivaba éste) y sobretodo el fatídico domingo en que o pagaban 50 millones para el bolsillo del juez y supuestamente de Rafael Jiménez de Parga, o no salían de la cárcel.
Cuando a las siete y media de la tarde acudía a la presentación del libro “La Catalunya mes fosca” de Victor Saura aun me hervía la cabeza. Un bálsamo el ambiente de entusiastas y merecidos aplausos al autor y presentador, derivados a las víctimas y a mí en concreto. Paseo de Gracia, Librería Els Jardinets, frente al edificio del Banco Comercial Transatlántico, antes de la Guerra Mundial Alemán Transatlántico, y ahora absorbido por su propietario de siempre el Deustche Bank, donde me iniciara de empleado de banca por los 50. La primera vez que un gran conjunto de desconocidos reprobaba la versión esparcida y condenatoria en que me convirtieron en un réprobo, y con falsedades me encarcelaron y condenaron.
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