jueves, 15 de enero de 2009

La Eurozona amenazada: Los alemanes rechazan los euros de España, Italia, Grecia y Portugal


El mercado dice que existen un 30% de posibilidades de que un país miembro abandone la Eurozona en 2009. Las alertas se han disparado tras la posible petición de ayuda al FMI de Irlanda y las dudas sobre la solvencia de la deuda de España y Grecia.
La tensión política que se vive en el seno de la zona euro se intensifica por momentos, debido al agravamiento de la crisis económica y financiera que se extiende por Europa. El mercado de futuros cifra en el 30% la probabilidad de que algún país abandone el área de la divisa única.
El miércoles saltó el pánico entre los inversores y analistas internacionales ante la posibilidad de que Irlanda se vea obligada a solicitar ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI) para hacer frente a su elevado endeudamiento, tras tratar de apuntalar con dinero público su sobredimensionado sistema bancario.
A ello se añade la reciente degradación de la deuda soberana de Grecia por parte de la agencia de calificación Standard & Poor's (S&P), así como la dura advertencia lanzada por esta misma empresa a los bonos del Tesoro Español esta misma semana.
La recesión y la política del Gobierno para afrontar esta situación no convencen a los inversores internacionales.
El diferencial entre bonos españoles y alemanes se amplía hasta su máximo en 10 años (cerca de un 1% más). En el caso de Grecia este diferencial supera el 2,5%. Diez veces más que hace apenas dos años.
Por comparación, el riesgo que descuenta el mercado para Alemania es del 4%. Ahora bien, estamos mejor que los otros países en peligro: la probabilidad de impago es del 18% en el caso de Grecia, del 15% en el de Irlanda y del 14% en el de Italia (que no está en revisión pero que tiene un rating de "A+" frente al "AAA" de España).
Sin embargo, las apuestas van más allá del caso español. El mercado de futuros refleja que existe cerca de un 30% de posibilidades de que algún país miembro de la zona euro abandone el espacio de la moneda común a finales de 2009. Las apuestas vienen encabezadas por Irlanda, Grecia, Portugal, Bélgica e, incluso, España.
La rebaja de la calidad de la deuda española ya está pasando factura a las arcas públicas. El diferencial con el bono alemán se dispara hasta los 109 puntos por el alto precio pagado por el Estado a los compradores en la subasta del Tesoro realizada este jueves.
Aunque el presidente del Gobierno no se de cuenta de las tremendas repercusiones que tiene la rebaja de la calidad de la deuda que emite un país, la decisión de la agencia de calificación Standard & Poor´s (S&P).
Este jueves, se produjo la primera subasta de bonos y obligaciones del Tesoro desde que S&P puso a España en alerta roja, lo que se ha traducido en un incremento del interés que debe pagar el Estado a los compradores. La subasta ha sido un éxito, pero a un precio desorbitado.
En concreto, el organismo –dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda- ha puesto en el mercado 1.000 millones en Obligaciones a 30 años y 2.606 millones en Obligaciones a 15 años. Con un volumen solicitado de 1.705 millones en activos el Tesoro ha dado una rentabilidad del 4,847% frente al 4,194% de la anterior emisión, un 17% más.
Noticia publicada el 25-06-2008
Los consumidores alemanes han comenzado a rechazar los euros con números de serie procedentes de Italia, España, Grecia y Portugal. El apoyo social a la Unión Monetaria podría estar decreciendo en Alemania, que es el pilar del sistema, y crece el temor a que la crisis económica provoque que el euro del sur pueda cotizar en el futuro con descuento frente al euro alemán.
La confianza social en el Eurosistema se debilita en Alemania. Los ciudadanos alemanes están están empezando a rechazar los billetes de euro impresos en España, Italia, Portugal y Grecia, según recoge el diario británico Telegraph. Tal fenómeno evidencia una preocupación creciente acerca de que el apoyo social hacia la Unión Monetaria disminuya entre los alemanes, uno de los países clave de la política monetaria común.
La información recoge que los banqueros germanos llevan detectando desde hace algún tiempo un curioso patrón de comportamiento entre sus clientes. En concreto, están retirando dinero en efectivo directamente de las sucursales bancarias (es decir, no a través de los cajeros automáticos), pero discriminando los billetes en función del origen de los mismos. Así, proceden a cambiar los euros impresos en los países del sur de la UE (cada país tiene un número de serie) por billetes impresos en Alemania.
Cada país de la Eurozona imprime sus propios billetes en función de su peso económico, y bajo las estrictas directrices monetarias impuestas por el Banco Central Europeo (BCE). El euro alemán se diferencia por una X al comienzo de los números de serie, el italiano comienza con una S, mientras que el español inicia la serie numérica con una V.
Las distintas monedas son totalmente intercambiables al contar con una convertibilidad 1:1 gracias al respaldo monetario del BCE. Además, pueden circular libremente a través de la zona euro, al igual que en el ámbito internacional. Sin embargo, algo está cambiando acerca de la confianza social de papel moneda de la UE, en función de su origen.
Los alemanes temen que los euros procedentes del sur puedan perder valor en el futuro ante el surgimiento de una profunda crisis económica que afecte a distintos Estados miembros. De hecho, un proceso similar aconteció en los EEUU bajo la presidencia de Jackson en 1840, cuando el dólar impreso en distintos estados se negociaba en el mercado a diferente valor.

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