domingo, 11 de enero de 2009

El primer autobús híbrido cien por cien «Made in Spain» ya es realidad


El primer autobús híbrido cien por cien «Made in Spain» ya es realidad
Carrocera Castrosúa es la primera empresa de nuestro país en poner en circulación elprimer vehículo híbrido, Tempus, con una autonomía de 300 kilómetros y que reduce un 30% el consumo de combustible.
9 Enero 09 - Madrid - Clara Navío
Conseguir una movilidad sostenible es uno de los factores clave para reducir emisiones de CO2. En este ámbito, el transporte público juega un papel fundamental. Que aumente el número de usuarios y que los vehículos, por ejemplo los autobuses urbanos, sean cada vez más limpios, constituye la fórmula del éxito. Por eso es de celebrar que ya esté circulando, en fase de pruebas, el primer autobús híbrido desarrollado íntegramente por una empresa española: Carrocera Castrosúa, que así se sitúa a la cabeza de esta tecnología en el transporte público urbano, en España. Esta empresa, que se ha especializado en la fabricación de carrocerías para autobuses -suministran a los grandes fabricantes-, ha decidido incorporar esta línea de producción. «Si bien en Europa las grandes multinacionales tienen ya modelos experimentales, quisimos hacer un esfuerzo para situarnos en este terreno precisamente ahora, que está empezando. En los próximos años habrá un cambio tecnológico y el futuro de los autobuses urbanos pasa por la incorporación de los híbridos», explica su director de I+D, Antonio Barreiro.
El resultado se llama Tempus, y ha sido reconocido como el Autobús del Año 2009 por un jurado integrado por representantes de las principales empresas y organismos del sector en España. El reto se podía afrontar con realismo, porque «en un autobús híbrido se pueden utilizar varios tipos de motores y, sobre todo, porque en este caso la tecnología deja de centrarse tanto del motor para depender más de otros elementos, como los eléctricos y las baterías», afirma Barreiro. El objetivo era más bien «integrar todos los elementos, motor, cadena de tracción, etcétera.
Y, lo más importante, situar adecuadamente los componentes eléctricos, como el generador de corriente para aprovechar la energía cinética de las frenadas, y las propias baterías», añade. Así, los equipos eléctricos del autobús van situados en la parte trasera, en un compartimiento estanco aislado de los pasajeros, y las baterías sobre una parte del techo «por el espacio que ocupan y para conseguir el mejor reparto de cargas», detalla Barreiro.
¿Cómo se mueve? El Tempus tiene dos motores eléctricos y otro diésel -que empieza a funcionar cuando las baterías están bajas- que le dan una autonomía de 300 kilómetros, reduciendo un 30 por ciento el consumo de combustible.
«Es pequeño y alcanza una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora, por las características del entorno urbano para el que está pensado: ciudades con cascos antiguos históricos de calles estrechas; o zonas universitarias o con hospitales, donde la ausencia de ruidos de los motores eléctricos y de humos cobra especial importancia», manifiesta.
También era importante «que fuera bonito, para que al ciudadano le apetezca viajar en él. Es una manera de potenciar el trasporte público», asegura. Por eso tiene el techo de cristal, para que puedan ver los edificios. «Además -prosigue-, hemos hecho un esfuerzo importante para que el 90 por ciento sea reciclable, como los paneles de aluminio y los asientos de madera. Y, en el futuro, muchos de sus elementos serán reutilizables, porque no están sometidos a tanto desgaste como los convencionales». Así, Castrosúa se sitúa a la vanguardia tecnológica, sin pretender «competir con los grandes productores, pero sí ofrecer a los clientes las ventajas de poder fabricar pequeñas series y bastante bien adaptadas a las necesidades específicas de cada ayuntamiento», concluye

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