A Lenin le han hecho en el abrigo un siete más grande que el de la camiseta de Raúl. La estatua del ideólogo bolchevique que gobierna la estación de Finlandia en San Petersburgo, el mismo lugar donde aireó sus famosas 'tesis de abril' en 1917, presenta un desgarro de un metro de diámetro en los bajos del abrigo provocado por una misteriosa explosión.
La policía cree que la bomba fue adosada al monumento, pero como el agujero se encuentra a seis metros y medio del suelo, hay quienes prefieren creer en la tesis del lanzagranadas o del lanzamiento de bomba estilo anarquista libre. En todo caso, el remiendo costará unos 6 millones de rublos (133.000 euros).
El boquete abierto en el abrigo de Lenin ha dejado fríos a muchos rusos. La policía quita hierro al asunto, aunque los expertos aseguran que de haberse producido más cerca del pedestal, la explosión -de una potencia equivalente a 400 gramos de trilita-, podría haber propiciado la caída del tótem bolchevique.
La cornada explosiva no afectó a 'órganos vitales', si bien un abrigo en Rusia (según sea la época del año) puede ser más útil para la supervivencia que algunas vísceras fundamentales.
Que se lo pregunten si no a Akaki Akakievich, el gris escribiente inmortalizado por Gogol en su cuento 'El abrigo' (también traducido al español como 'El capote'), que invierte todos sus ahorros en comprarse un abrigo nuevo que le acabarán robando, suceso que lo mata de frío y anima a su ánima a asaltar a los viandantes para desarroparlos.
Resulta curioso ver cómo (más allá de su ropajes ideológicos) algunos peterburgureses se rasgan las vestiduras por el roto de Lenin 18 años después de la caída de la URSS.
Los comunistas rusos consideran que el bombazo trapero contra su líder es un intento de atemorizar a las izquierdas y frenar la ola de protestas del Partido Comunista, envalentonado en sus ataques al capitalismo gracias al 'capote' de la crisis mundial. "Es muy triste que esto haya pasado precisamente en Leningrado donde Lenin intervino tras volver del exilio con sus tesis de abril formulando dos ideas geniales y muy actuales hoy día: el poder debe pertenecer a quienes trabajan y los obreros dejen ejercer control sobre la producción", dijo a Izvestia el líder comunista, Guenadi Ziuganov.
La estatua, que data de 1926 y que salió ilesa del bloqueo nazi tras ser cubierta con un cajón de madera atorado de arena, ha sido objeto de ataques variados: en 2004 arrojaron contra ella globos rellenos de pintura blanca y el año pasado un bromista le adosó una navaja en la mano. Un grupo desconocido que se hace llamar 'Destacamento Combatiente Zaleski' reivindica ahora el misterioso ataque con bomba en internet, aunque la policía investiga todas las hipótesis.
Como el incidente se produjo en la madrugada del 1 de abril (día de los santos inocentes en Rusia) muchos creen que se trata de una broma y que la rasgadura del abrigo de Lenin es obra de algún leninista chaquetero.
Pero como el 1 de abril también es el día de cumpleaños de Gogol (que este año coincidió además con su bicentenario), me van a permitir que aproveche el desgarro para tirar del hilo de la literatura e imaginar que fue el fantasma de Akaki Akakievich quien intentó despojar a Lenin, por las malas, de su abrigo de bronce.
La policía cree que la bomba fue adosada al monumento, pero como el agujero se encuentra a seis metros y medio del suelo, hay quienes prefieren creer en la tesis del lanzagranadas o del lanzamiento de bomba estilo anarquista libre. En todo caso, el remiendo costará unos 6 millones de rublos (133.000 euros).
El boquete abierto en el abrigo de Lenin ha dejado fríos a muchos rusos. La policía quita hierro al asunto, aunque los expertos aseguran que de haberse producido más cerca del pedestal, la explosión -de una potencia equivalente a 400 gramos de trilita-, podría haber propiciado la caída del tótem bolchevique.
La cornada explosiva no afectó a 'órganos vitales', si bien un abrigo en Rusia (según sea la época del año) puede ser más útil para la supervivencia que algunas vísceras fundamentales.
Que se lo pregunten si no a Akaki Akakievich, el gris escribiente inmortalizado por Gogol en su cuento 'El abrigo' (también traducido al español como 'El capote'), que invierte todos sus ahorros en comprarse un abrigo nuevo que le acabarán robando, suceso que lo mata de frío y anima a su ánima a asaltar a los viandantes para desarroparlos.
Resulta curioso ver cómo (más allá de su ropajes ideológicos) algunos peterburgureses se rasgan las vestiduras por el roto de Lenin 18 años después de la caída de la URSS.
Los comunistas rusos consideran que el bombazo trapero contra su líder es un intento de atemorizar a las izquierdas y frenar la ola de protestas del Partido Comunista, envalentonado en sus ataques al capitalismo gracias al 'capote' de la crisis mundial. "Es muy triste que esto haya pasado precisamente en Leningrado donde Lenin intervino tras volver del exilio con sus tesis de abril formulando dos ideas geniales y muy actuales hoy día: el poder debe pertenecer a quienes trabajan y los obreros dejen ejercer control sobre la producción", dijo a Izvestia el líder comunista, Guenadi Ziuganov.
La estatua, que data de 1926 y que salió ilesa del bloqueo nazi tras ser cubierta con un cajón de madera atorado de arena, ha sido objeto de ataques variados: en 2004 arrojaron contra ella globos rellenos de pintura blanca y el año pasado un bromista le adosó una navaja en la mano. Un grupo desconocido que se hace llamar 'Destacamento Combatiente Zaleski' reivindica ahora el misterioso ataque con bomba en internet, aunque la policía investiga todas las hipótesis.
Como el incidente se produjo en la madrugada del 1 de abril (día de los santos inocentes en Rusia) muchos creen que se trata de una broma y que la rasgadura del abrigo de Lenin es obra de algún leninista chaquetero.
Pero como el 1 de abril también es el día de cumpleaños de Gogol (que este año coincidió además con su bicentenario), me van a permitir que aproveche el desgarro para tirar del hilo de la literatura e imaginar que fue el fantasma de Akaki Akakievich quien intentó despojar a Lenin, por las malas, de su abrigo de bronce.
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