miércoles, 22 de abril de 2009

Ceguera mental, de Raúl del Pozo en El Mundo


La confusión de las lenguas está acabando tan mal como se preveía; encima sigue sin poderse hablar o escribir del asunto porque te acusan de azteca centralista o de patriota con cabeza de cartón.Los comisarios de la inmersión viven en su mundo imaginario, en su historia idealizada, temen a la luz, utilizan el idioma como quijada, como podría utilizar el violín un primate. El niño disléxico de Ibiza, alevín de Dustin Hoffman en Rain man, es el símbolo de la dislexia general que provoca el ahogamiento, más que la inmersión. Dislexia, es decir, ceguera mental, construcción de fosos de defensa contra enemigos imaginarios en el centro, en la periferia y en las islas. A Olav no le dejan examinarse en castellano en un colegio llamado Miguel de Cervantes, y horas después Bernat Joan declara ante la Cámara de los Comunes que hay una contradicción entre la Constitución y la imposición del catalán.La inmersión fue necesaria después del maltrato histórico; ahora la revancha va creando niños y niñas, hombres y mujeres disléxicos.Escolares que no entienden el habla del recreo y descubren que el ibicenco de su abuela no es igual que el catalán de su padre, el deje de su madre es diferente al acento andaluz de su tía.Decía Camba, con mala leche, que los catalanes fracasan en sus chistes por su acento, no pueden decirle nada galante al resto de España. Pero ¿qué fue de aquella Barcelona de la que hablaba Cervantes, cortés, albergue de los extranjeros, patria de los valientes, venganza de los ofendidos, en belleza única? ¿Ganó, después del Conde Duque, la tesis de los trincones a tres manos de Quevedo?Creo que el nacionalismo ha dejado de ser una amenaza porque va retrocediendo electoralmente, pero la secuela que deja es grande. ZP, que a veces cree que las ideas son cifras, porcentajes electorales, insiste en su España plural y en que el PSOE es lo que más se parece a España, pero ha hecho algo odioso: dejar que se incumpliera la ley en la cuestión de la lengua común.Entiéndaseme: no tengo nada contra los idiomas. Escribe Steiner que cada lengua contiene, explora y transmite no solamente una carga única de recuerdos vividos sino también la energía en desarrollo de formas verbales de futuro, una potencialidad para mañana.«La muerte de una lengua es irreparable, disminuye las posibilidades del hombre». Rescatemos los idiomas de las manos de los comisarios.Y prescindir del castellano, aun en el caso de que Cataluña lograra la independencia, sería una majadería porque significaría segregar a una de las tres lenguas con más futuro del universo, junto al chino y el inglés.La dislexia, esa forma de autismo, no es la afección de Olav sino la enfermedad infantil de los nacionalistas, hipnotizados con su propio ombligo que va desde Atenas a Rosellón.

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