P.A. ORTIZ VALENCIA
Jueves, 09-10-08
La empresa textil Sáez Merino, fabricante de conocidas firmas de prendas vaqueras como Lois, Caroche, Cimarrón, Caster, Lee o Liberto, puso ayer fin a una agonía que ha llevado arrastrando desde hace varios años. El grupo valenciano presentó en el juzgado de lo mercantil número 2 de Valencia la solicitud de liquidación de la compañía
La empresa, tras un anuncio previo «no oficial» realizado el miércoles, comunicó ayer al comité de empresa la decisión, aunque no ofreció a los representantes de los trabajadores explicaciones sobre los motivos que le han llevado a tomar tal medida.
El camino que ha llevado a los administradores de la compañía a echar el cierre definitivo viene tras unos ejercicios salpicados por expedientes de regulación de empleo (ERE), los cuales se sucedieron antes y después de que el juez aceptara el concurso de acreedores de las cuatro compañías que integran Sáez Merino (General Garments SA, Sáez Merino SAU, Sáez Merino Sewing SAU y Sáez Merino Textile SAU).
La compañía considera que no puede cumplir con el convenio aprobado en el proceso concursal que atraviesa
Un proceso, este último, que no ha podido solventar satisfactoriamente la compañía: ante la imposibilidad de hacer frente a los pagos estipulados en los convenio aprobados en las cuatro empresas, los administradores han optado por reclamar la liquidación.
Los convenios consistían en una quita del 30% de cada crédito ordinario y un plazo de cinco años para abonar el resto. La iliquidez y la dificultad existente en la actualidad para conseguir un préstamo a causa de la crisis financiera han llevado a la dirección de la compañía a tirar la toalla.
Esta decisión conllevará, por consiguiente, la presentación de un nuevo ERE para los 440 empleados que todavía continúan trabajando en las dos plantas que la empresa mantenía operativas en Benaguacil (Valencia), con 350 trabajadores, y Daimiel (Ciudad Real), con 90; y los cuales no han percibido todavía la última mensualidad.
Reclaman «explicaciones»
Fuentes de UGT afirmaron que pedirán -en una reunión concertada para el próximo martes con el comité de empresa- «explicaciones» a la dirección por la solicitud, ya que les extraña que Sáez Merino haya optado por una decisión tan drástica en un año en el que se había aumentado considerablemente la cartera de pedidos respecto al ejercicio anterior.
Además, desde el sindicato se teme que la familia Sáez Merino tenga la propiedad de las firmas -su mayor activo, ya que posee varias con una imagen de marca muy reconocida a escala internacional- al margen del grupo textil liquidado. Una posibilidad que permitiría, según afirmaron, que se pudiera «resucitar» a las marcas a través de nuevas compañías que, por ejemplo, decidieran fabricar en países con mano de obra barata.
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