miércoles, 22 de octubre de 2008

El Gobierno reconoce que las cuentas de 2009 ya no valen.


José Luis Rodríguez Zapatero se salió del hemiciclo en la segunda parte del debate de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2009 entre Mariano Rajoy y Pedro Solbes.

Y ya no volvió.
Según explicó después, le esperaba Nicolas Sarkozy al teléfono.
El desplante del presidente francés hacia el español, al no invitarle a una cumbre de las grandes potencias mundiales sobre la crisis, donde sí estarán los países emergentes, fue ayer el principal asunto de conversación en los pasillos del Congreso, y no unos Presupuestos que no traían ninguna novedad.

El líder de la oposición estaba poniendo contra las cuerdas al ministro de Economía al contrastar lo que decía el Gobierno sobre la crisis hace tan sólo unos meses y lo que sostiene ahora.
El resultado es asombroso, y el bochorno también.
Solbes apenas acertó a defenderse con una clase magistral de macroeconomía, sin ningún contenido político, salvo alguna alusión a los gobiernos de Aznar que parecieron pequeños pellizcos. Al final, los diputados del PP, exultantes, despidieron de pie con aplausos y gritos de «¡bravo!» al presidente de su partido, mientras en los escaños de enfrente se ahogaban bostezos.
Solbes es una persona «seria», como dice Zapatero para justificarle. Su defensa de los Presupuestos fue más bien plomiza. Nada nuevo bajo una crisis que primero negó y a la que ahora pone apellidos: «Financiera mundial».
A su juicio, se trata de unos Presupuestos «apropiados y útiles» para contribuir a superar «las dificultades» de la economía.

Cinco enmiendas
Solbes tenía la misión de defender unas cuentas públicas a las que se han presentado cinco enmiendas a la totalidad, y que tendrán el apoyo del PNV y BNG.
Unos Presupuestos con unas bases elaboradas antes del verano y, por tanto, previas a la explosión financiera de septiembre, y que no contienen las medidas extraordinarias del Gobierno.
Así las cosas, el ministro de Economía optó por la sinceridad, y reconoció que las previsiones que se incluyen en el proyecto de ley tienen la validez que tienen, es decir, poca, porque todo dependerá de la evolución de la crisis:
«Contemplamos un crecimiento medio próximo al 1 por ciento, aunque somos conscientes de que la validez de esta previsión dependerá en gran medida de la evolución del contexto económico internacional y de cómo se desenvuelvan los mercados financieros».
Los Presupuestos han recibido cinco enmiendas a la totalidad: del PP, CiU, ERC-IU, CC y UPyDEn ese arranque de sinceridad, Solbes explicó: «Esta previsión realizada en julio responde a la información disponible en ese momento». Y añadió: «Indudablemente, desde mediados de septiembre la economía mundial ha sufrido un shock financiero que aumenta los riegos a la baja de cara a la evolución económica». Dicho esto, apuntó que ve «poco útil» cambiar ahora las previsiones.
Esto es lo que se votará hoy. Solbes pedía apoyo incondicional a unos Presupuestos prehistóricos, como los ha calificado la oposición, y luego tendía la trampa: «Pedimos el mismo apoyo que nosotros vamos a dar en Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, para trabajar todos juntos».«¿También donde gobierna ANV?», preguntó después Rajoy

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