Saber euskera puntúa el triple que un doctorado en la Sanidad vasca
De poco han servido las críticas de sindicatos y colectivos sanitarios, la marcha de facultativos del País Vasco a otras comunidades ante la exigencia del euskera y la excesiva valoración de esta lengua para acceder a una plaza en la Sanidad pública vasca (Osakidetza).
El Gobierno de Ibarretxe ha incrementado en un punto la valoración del conocimiento del euskera en la última oferta pública de empleo sanitaria. Este año, hablar y escribir el idioma cooficial supone 17 puntos en la estimación de méritos para optar a una plaza de médico.
En cambio, un doctorado cum laude son 6 puntos, diez años de catedrático en una facultad universitaria, 1,25; impartir diez ponencias internacionales incrementa 3,50 puntos, y saber tres idiomas como francés, inglés y alemán, los tres, suman 5 puntos más.
Por lo tanto, todos los méritos científicos y académicos juntos suman 15,75 puntos, frente a los 17 que otorga sólo dominar el euskera.
Pero el problema no se ciñe a los médicos, sino a todos los profesionales sanitarios. Para acceder a una plaza pública de enfermería en el País Vasco es más útil la «ikastola» que tener una experiencia profesional de cinco años, un máster universitario oficial, 380 horas como profesor en un centro universitario y la publicación de trabajos científicos. Todos estos méritos juntos suman 16,9 puntos, por debajo todavía de los 17 con que se valora el conocimiento del euskera para ejercer la enfermería.
Por lo tanto, a médicos de cualquier especialidad y al resto del personal sanitario que pretenda presentarse a las próximas oposiciones convocadas por el Gobierno autonómico y optar a una plaza, les resulta muchísimo más rentable el dominio del euskera que cualquier otro conocimiento científico y académico.
Al mismo tiempo, la sanidad pública vasca está vetada para quienes no conozcan el euskera.
Muchos profesionales tenían la esperanza de que se iban a rebajar los méritos lingüísticos en la actual oferta pública de empleo ante la escasez de profesionales, pero ha sucedido todo lo contrario. Ibarretxe no ha cedido a las demandas del sector, sino que sigue en su proceso de «euskaldunizar» a todos los empleados públicos del País Vasco. Es más, se subvenciona el aprendizaje del idioma, lo que implica que en centros hospitalarios y de asistencia tienen que buscar suplentes para cubrir las plazas del personal que acude a las «ikastolas» a por el mérito más valorado en la oposición.
Es época electoral en el País Vasco y, al parecer, Ibarretxe considera más rentable electoralmente extremar posturas, incluso a costa del perjuicio que provoca en un servicio público esencial como es la sanidad. Colegios de Médicos, sindicatos, asociaciones sanitarias y el PP libran una cruzada contra la imposición lingüística en un sector en el que faltan profesionales. Hasta la fecha, las quejas, iniciativas parlamentarias y la marcha de profesionales no ha dado resultados para anteponer los conocimientos sanitarios al euskera.
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