viernes, 13 de febrero de 2009

Corrupción y prevaricación


JOSÉ MARÍA CARRASCAL, en ABC
HAY indicios de corrupción en el PP, y de prevaricación en el PSOE. A vileza, allá se andarán ambos delitos, pero democráticamente, es mucho más grave el segundo, al afectar a los órganos del Estado, que deja de ser de Derecho, para convertirse en arbitrario. En realidad, la prevaricación no es otra cosa que la corrupción estatal.
Los indicios de corrupción en el PP son tan claros que fueron sus dirigentes quienes, en noviembre de 2007, pusieron en manos de la Policía y de la Fiscalía Anticorrupción las sospechas que tenían de la trama. Para encontrarse hoy acusados de ella. Así se las gasta el PSOE. Mientras, para la prevaricación en éste no hace falta apelar a la vieja máxima «la mujer del Cesar no sólo tiene que ser honesta, sino también parecerlo», pues se deduce de esa cacería, o cacerías, con cena posterior, del ministro de Justicia, magistrado que lleva la causa de corrupción y jefe de la Policía Judicial. Las excusas que dan para ese encuentro no se sostienen. Ni que fue casual, ni que buscaban la relajación en el campo, ni que no hablaron del asunto que llevaba el juez contra el principal partido de la oposición justifican un largo encuentro que, por lo menos, es inmoral y, por lo más, delictivo. Lo que tendrían que haber hecho Bermejo o Garzón al encontrarse en esas cacerías, de ser para ellos una sorpresa, era salir corriendo y no parar hasta Madrid. Bermejo ya no es un compañero de Garzón. Es un político, el Ministro de Justicia del gobierno que tiene como rival al partido que está encausando el magistrado. Nadie mejor que ellos sabe que cualquier contacto los contamina, y las excusas que otros dan por ellos, «si hubieran tramado algo ilícito hubiesen elegido un lugar más apartado», tampoco sirven. ¿Mas apartado que la serranía jienense? Aparte de que ambos personajes son tan soberbios, tan vanidosos, tan poco precavidos, que un montón de veces han caído en su propia trampa. En cuanto al jefe de la Policía Judicial, la misma que está efectuando detenciones en los aledaños del PP, ¿cayó también por allí en busca de descanso y soledad? ¡Pues vaya soledad y descanso se buscó! Nada más y nada menos que las de sus dos superiores inmediatos.
En cualquier democracia medianamente digna de su nombre, este encuentro que apesta a connivencia traería la inmediata dimisión del ministro y la separación del juez del caso que lleva, con la consiguiente apertura de un expediente para averiguar hasta donde se han violado las normas judiciales. En cuanto al policía, tiene que explicarnos a qué fue a Jaén si no iba a la celebre cacería. A no ser que la cacería fuera otra. Pero hasta ahora, lo único que hemos obtenido de ellos son risotadas. Aunque quien se ríe de verdad es Zapatero. Nadie habla de la crisis. Pero hay una crisis aún mayor que la económica: la del Estado de Derecho.

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