viernes, 30 de mayo de 2008

Como la vida misma


Faltan diez minutos para la una del mediodía y un grupo de padres aguarda en las puertas del Colegio Ramón Casas para recoger a sus hijos. Entre ellos conversan en castellano, y no es de extrañar, teniendo en cuenta que el centro se encuentra en la Zona Franca, uno de los barrios de Barcelona donde hay más castellano-hablantes.
José María, que viene a recoger a su pequeño de siete años, es un claro ejemplo. «En mi casa hablamos siempre en castellano porque nuestras raíces no son catalanas», reconoce en declaraciones a ABC. A este padre le preocupa que su hijo pierda esa identidad cultural. Por eso, según explica, «en casa siempre nos dirigimos a él en castellano». Su hijo, que cursa segundo de Primaria, al igual que todos sus compañeros de aula, recibe sólo dos horas de esta lengua a la semana. Ésta es la consigna que la Generalitat ha hecho llegar a todos los centros de Primaria. «Todas las asignaturas las imparten en catalán. Por eso, entre la familia siempre nos expresamos en castellano. El problema lo tengo yo porque muchas veces soy incapaz de entender a mi hijo cuando habla catalán con sus amigos», afirma.
Cristina Camps, otra de las madres con las que contacta este diario, vive una situación similar. Sus dos hijos (Iam y Elsa), que cursan tercero y quinto de Primaria en este colegio, están plenamente escolarizados en catalán, aunque en casa se les habla castellano. Camps asegura que, pese a que las horas de aprendizaje de esta lengua en el centro son pocas, no hay ningún problema de entendimiento entre los niños ni tampoco afecta a la convivencia dentro de las aulas: «Mis hijos son plenamente bilingües. No tienen ningún problema con el catalán», dice la madre.
«Hay una clara descompensación» Reconoce, no obstante, que hay una descompensación evidente entre las horas que se dedican al catalán y las que se reservan para la enseñanza de otras lenguas en el horario lectivo. «Me parece bien que se den las clases en catalán, aunque las horas de refuerzo de las estructuras lingüísticas comunes, que también se hacen en catalán, podrían dedicarse a reforzar otras asignaturas como el inglés, que los niños tanto necesitan». Otros padres como Javier o Rosa consideran también «abusiva» la dedicación que se brinda al catalán.
«Es la lengua vehicular, aunque no deben olvidarse tampoco el resto de lenguas, porque tanto el inglés como el castellano son importantes para nuestros hijos, ya que les van a abrir muchas puertas en un futuro», apunta Rosa. Esther, que ha seguido la conversación, interrumpe para introduce un matiz. «Sinceramente, antes de que refuercen el inglés prefiero que refuercen el castellano», apostilla.
La mayoría de padres consultados coinciden en señalar que la presencia del catalán es necesaria en los centros, aunque no están de acuerdo en que este proceso de inmersión se haga a costa de las horas que le pertenezcan, por ley, a otras asignaturas. «Soy el primero que quiero que mi hijo aprenda el catalán para que tenga más oportunidades, aunque no a costa del castellano», indica Miguel Ángel.
Sara Sebastián, otra de las madres del Colegio Ramón Casas, quiere también que su hija Lydia acabe Educación Primaria con conocimientos básicos de inglés, catalán y castellano. «Las niñas tienen que adquirir conocimientos sobre las tres lenguas», afirma. «No se puede admitir que se estén dando menos horas de castellano de las que corresponden. No me opongo a que mi hija se escolarice en catalán, pero sí a que no se cumplan las horas de castellano», concluye Sebastián. Programas especiales para alumnos mayores de 16 años sin ESO

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